Patricia Tubella
El País de España, 10 de agosto de 2016
La estimación del NIESR indica un crecimiento del PIB británico del 0,3% en mayo, junio y julio, una cifra que había alcanzado el 0,6% en el trimestre que terminó en junio. Los datos correspondientes a cada mes muestran una contracción más incisiva en las semanas siguientes del plebiscito, que llevan a terminar julio en el -0,2%. El instituto ha advertido que ese dato mensual y aislado es “volátil” y que los mercados —cuyas previsiones eran más benignas— no deberían magnificar su significado. Pero, al tiempo, el investigador del NIESR James Warren se ha atrevido a aventurar en el 50% las posibilidades de que el Reino Unido acabe en recesión técnica al cierre del 2017.
Una recesión implica encadenar dos trimestres sucesivos de bajada del PIB. Las previsiones más recientes de Banco de Inglaterra sugieren que el país soslayará la recesión el próximo año, con un crecimiento del 0,8% (frente al 2% del 2016). Otros estudios de entidades financieras indican también una contracción importante de la actividad desde que los británicos votaron a favor de la salida de la Unión Europea, aunque los datos que corroborarían una caída en el gasto del consumo son dispersos y desequilibrados.
Si bien los potenciales efectos del Brexit son todavía difíciles de calibrar, los datos difundidos por el NIESR suponen la primera referencia de crecimiento del Reino Unido después de la votación sobre Europa y de las medidas anunciadas la semana pasada por el Banco de Inglaterra para contrarrestar su efecto negativo sobre la economía. Entre éstas destaca principalmente el recorte de los tipos de interés al 0,25%, esperado por los mercados, junto a la puesta en marcha de un plan de estímulo económico. Se trata de la primera vez que la institución modifica los tipos desde que en marzo de 2009 los rebajó hasta el entonces mínimo histórico del 0,5% para hacer frente a la crisis financiera global.
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