Por: León Trahtemberg
Correo, 31 de agosto de 2018
Correo, 31 de agosto de 2018
¿Alguien necesita un diagnóstico de la educación peruana? Veamos algunos datos.
1) Hace poco en una misma semana tuvimos huelga de maestros, congresistas que amenazaban interpelar al ministro de educación si no se hacían textos escolares a su gusto, el poder judicial que decidiría cómo debería ser el currículo escolar, y diversos voceros políticos exigiendo que la sexualidad y la violencia del 1980-2000 sean tratados al gusto de ellas en las escuelas.
2) Al otro lado, un Ministro de Educación haciendo malabares para quedar bien con todos, por lo que se ve imposibilitado de ser el rector transparente y firme de su sector, ni de ampararse en los saberes científicos de pedagogos y psicólogos especializados en vida escolar para definir sus políticas y estrategias.
3) En todo este escenario, la voz de los alumnos está ausente. Sus necesidades, intereses, expectativas, no importan. El cultivo del pensamiento crítico y la formación democrática que debieran ser los dos grandes pilares de la educación no aparecen por ningún lado.
4) El ejemplo de los adultos es de polarización, fractura, incomunicación, totalitarismos, ausencia de la preocupación por lograr consensos y procurar el bien común. En vez de los densos y detallados diagnósticos de la educación peruana sobre los que se escriben libros y organismos cooperantes, ¿no es este escenario suficientemente contundente?
Si la puesta al día de la educación requiere de desarrollos sostenidos y coherentes para el largo plazo, sostenibles solo mediante pactos políticos entre los líderes políticos, ¿no es su ausencia el mejor diagnóstico?