Una educación de calidad para millones de peruanos debe asumirse como un esfuerzo público-privado.
La educación en el Perú se encuentra en una situación crítica. Uno de los factores que explican los pobres resultados de nuestro sistema educativo es la pésima calidad de la infraestructura y equipamiento de los colegios públicos. Se estima que la brecha de inversión en infraestructura educativa en el Perú asciende a S/. 63,000 millones, lo que implica que el 30% de nuestros colegios públicos no tiene electricidad, 40% carece de agua y 75% no cuenta con Internet.
Cerrar dicha brecha es un asunto de la más alta prioridad nacional y, por ello, resulta destacable que el ministro de Educación, Jaime Saavedra, considere la infraestructura dentro de los cuatro pilares estratégicos de su gestión, junto a la revalorización de la carrera docente, las mejoras en el aprendizaje y la modernización de la gestión educativa. Aun más encomiable es su audaz decisión de convocar al sector privado para emprender, a través de asociaciones público-privadas y de Obras por Impuestos (OxI), la tarea de construir nuevas instalaciones y de rescatar los cientos de colegios a nivel nacional que se hallan prácticamente en ruinas.
Este esfuerzo monumental solo se cumplirá con perseverancia y mirada de largo plazo. Sin embargo, existen mejoras que ya se pueden apreciar. Una de ellas me resulta particularmente emocionante. Desde este año, los 800 alumnos de la Institución Educativa N° 5142 Virgen de Guadalupe de Ciudad Pachacútec, Ventanilla, ya no estudiarán en un colegio precario, de paredes de triplay, techos de calamina y ventanas de plástico. Mañana lunes le entregaremos a esta comunidad un moderno plantel, construido con una inversión superior a S/.10 millones gracias al mecanismo de OxI. El nuevo colegio tiene 22 aulas completamente equipadas, laboratorios de cómputo, audiovisuales y de ciencias, talleres de cocina y confecciones, además de instalaciones mejoradas en todos los aspectos. Este es el primer proyecto en el marco de una apuesta del banco por emplear intensamente este mecanismo en la mejora de la infraestructura educativa –con 29 colegios más comprometidos y conversaciones para asumir 20 más–, así como en la construcción de colegios de alto rendimiento (COAR).
Las instituciones privadas apostamos por OxI porque estamos convencidas de los beneficios de trasladar las capacidades de gestión, eficiencia y transparencia del mundo privado al desarrollo de obras públicas. Vemos con entusiasmo que esta convicción ha crecido en el último año entre las autoridades y varias de las empresas líderes de nuestro país. Solo el año pasado se firmaron compromisos de OxI por más de S/.600 millones. Compañías como Southern Perú, Volcan, Telefónica y Antamina han invertido también a través de este mecanismo. Además, no se ha limitado únicamente a las grandes corporaciones, sino también a empresas de menor tamaño pero igualmente interesadas en generar un impacto positivo en la comunidad.
En ese marco, un tema no menor que también se podría atender utilizando el mecanismo de OxI es la dotación de Internet y Wi Fi en los colegios y, por qué no, en las universidades estatales. La ubicuidad de Internet está creando una revolución mundial en las estrategias y prácticas educativas. Ya empresarios peruanos como Carlos Rodríguez-Pastor con sus colegios Innova Schools están utilizando el potencial de Internet para que sus maestros y estudiantes puedan acceder a los últimos conocimientos. El Estado ha hecho un importantísimo esfuerzo a través de Fitel en llevar la señal de Internet hasta los pueblos más alejados de nuestro país. Los empresarios, a través de OxI y también de APP, podemos colaborar en llevar estas conexiones a las escuelas y universidades.
Los mecanismos de APP y OxI serán fundamentales en los próximos años en el desarrollo de infraestructura educativa, pero el compromiso privado con la educación puede ser incluso más grande. Ya lo ha señalado El Comercio en un editorial: las capacidades y recursos de las empresas pueden emplearse también en los otros tres pilares planteados por el ministro Saavedra. Por ejemplo, esperamos poder colaborar con el Minedu en su estrategia para incorporar la educación financiera entre los aprendizajes de los estudiantes, contribuyendo en el desarrollo de contenidos, guías didácticas y capacitación para docentes.
Finalmente, resulta de enorme importancia continuar contando con políticas públicas que alienten la iniciativa de emprendedores comprometidos en realizar aportes sustanciales a la educación básica, técnica o universitaria. Un ejemplo muy reciente es la inauguración hace unas semanas del impresionante campus de la Universidad de Tecnología e Ingeniería (UTEC), en Barranco. La meta del empresario Eduardo Hochschild es convertir esta nueva institución en una de las mejores casas de estudio de América Latina y, por qué no, del mundo.
Una educación de calidad para millones de peruanos debe asumirse como el esfuerzo público-privado más importante en este punto de la historia de nuestro país. Podemos lograr infraestructuras de primer nivel gracias a las APP y a OxI. Podemos mejorar sustancialmente los aprendizajes y la gestión educativa compartiendo los modelos educativos desarrollados por proyectos privados e, incluso, incorporando aquí también iniciativas de APP y OxI. Y podemos alentar la iniciativa empresarial para contar con escuelas, institutos técnicos y universidades de excelencia, con acceso al mundo a través de Internet y Wi Fi, abiertas a la creatividad, la flexibilidad y la diversidad que la educación del futuro demanda.