Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
En mayo pasado escribí un artículo destacando la fuerza creativa y transformadora de Elon Musk: Un volcán con propósito – La inmensa fuerza de Elon Musk, indicando que Musk desarrolla sus negocios inspirado en ‘Propósitos Transformadores Masivos’.
Y afirmé que su fuerza transformadora se puede comparar con la que en su momento, tuvieron personajes del tamaño de Julio César, Alejandro Magno y Napoleón Bonaparte.
Entonces mi análisis se limitaba a las acciones de Musk en el mundo empresarial, pero luego se ha hecho evidente que él está desarrollando una nueva praxis empresarial, presente en, y explícitamente involucrada con los acontecimientos de su entorno.
Como explica el Financial Times, Musk se ha involucrado en la guerra de Ucrania, en el conflicto de Gaza, se ha enfrentado con la corte suprema de Brasil (Musk tiene razón – Ian Vásquez), en el arresto de Pavel Durov en Francia, en el conflicto de EEUU con China sobre tecnología, y en las elecciones presidenciales de EEUU.
El Financial Times no menciona su intervención en las elecciones de Venezuela, donde dio un apoyo crucial de comunicaciones para mostrar al mundo la victoria de González-Machado sobre Maduro y sus compinches.
Ahora ha aceptado involucrarse con el sector público para presidir una eventual comisión presidencial de Donald Trump (si accede al gobierno), para revisar la eficiencia del sector público estadounidense.
Musk es claramente un personaje inédito, con una tremenda fuerza creadora y un sentido de responsabilidad social y político sorprendente.
Ya me imagino los comentarios de los asesores de imagen del modelo Llorente & Cuenca: ‘no hagas nada, no digas nada, no contestes’. O las reacciones de los empresarios progre, expertos en acomodarse al entorno político, hasta traicionando sus propios intereses.
Personalmente siempre me he identificado con la acción, ‘acción ahora’, Instituto Peruano de Acción Empresarial – IPAE’. Aprendamos de Musk a moldear nuestros espacios de vida.
En cuanto a Musk, igual que con Milei, la prensa tradicional tiende hacer crítica con ellos.
Elon Musk es un misil geopolítico no guiado
Si bien su influencia se está manifestando desde Ucrania hasta China, aún le falta la capacidad de hacer leyes.
Financial Times
GEDEÓN RACHMAN
2 de setiembre, 2024
Traducido y glosado por Lampadia
Las grandes empresas y los multimillonarios suelen mantenerse alejados de la controversia política. Si ejercen el poder, prefieren hacerlo en la sombra.
Elon Musk es diferente.
En las últimas semanas, ha respaldado a Donald Trump y le ha hecho una entrevista en X, la plataforma de redes sociales de la que es propietario.
Musk también está enfrascado en una amarga disputa pública con la Corte Suprema de Brasil, que prohibió X la semana pasada.
Recientemente ha afirmado que la guerra civil es inevitable en Gran Bretaña y respondió al arresto en Francia de Pavel Durov, el fundador de Telegram, publicando: “POV: Estamos en 2030 en Europa y te están ejecutando por darle me gusta a un meme”.
La propiedad de X le ha proporcionado a Musk un megáfono enorme para difundir sus opiniones, pero centrarse en su plataforma de redes sociales oscurece el verdadero alcance y la fuente de su poder geopolítico.
Es el control de SpaceX, Starlink y Tesla lo que le ha dado a Musk un papel central en la guerra en Ucrania y en la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, así como un papel secundario en la guerra en Gaza.
En estos conflictos, el papel de Musk es más ambiguo que en las guerras culturales de Occidente. Sus intervenciones impredecibles, combinadas con un inmenso poder tecnológico y financiero, lo convierten en un misil geopolítico sin dirección, cuyos caprichos pueden reconfigurar los asuntos mundiales.
Cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en 2022, uno de sus primeros objetivos fue eliminar el acceso a Internet. Al proporcionar a Ucrania acceso a Starlink, su servicio de Internet por satélite, Musk mantuvo a las fuerzas armadas del país en la lucha en un momento crítico.
Sin embargo, más adelante en el conflicto, Musk decidió restringir el acceso de Ucrania a Starlink, con el fin de obstaculizar cualquier intento de atacar a las fuerzas rusas en Crimea. Musk citó el riesgo de una tercera guerra mundial como justificación. Esa acción, sumada a su promoción de un plan de paz que incorporaba algunas demandas rusas, hizo que Musk fuera mucho menos popular en Kiev. Pero su visión de los riesgos de una tercera guerra mundial no era tan diferente de la de la administración Biden.
En lo que Musk y el gobierno estadounidense realmente se han distanciado es en lo que respecta a China. La apertura de una enorme fábrica de Tesla en Shanghái en 2019 se considera en Washington un importante revés para el objetivo estadounidense de mantenerse por delante de China en las tecnologías clave del futuro. China es ahora el principal productor mundial de vehículos eléctricos y los funcionarios estadounidenses creen que los fabricantes chinos han aprendido de Tesla (y en ocasiones incluso le han robado).
La administración Biden está tratando de persuadir a las principales empresas tecnológicas de Estados Unidos para que se diversifiquen más allá de China y se sintió alentada cuando Musk programó una visita a la India a principios de este año, con vistas a abrir una planta de Tesla allí. Pero, en el último minuto, Musk canceló y se presentó en Pekín. En China, anunció una intensificación de la relación de Tesla con el país. La fábrica de Shanghái produce ahora más de la mitad de los Tesla que se fabrican en todo el mundo.
Los funcionarios estadounidenses señalan que el apoyo de Musk a la libertad de expresión (y su disposición a insultar a los líderes mundiales) no se extiende a China. X ha estado prohibido durante mucho tiempo en China, pero Musk es escrupulosamente respetuoso con Xi Jinping, el líder dictatorial de China.
Otro líder extranjero que parece haberle entendido a Musk es Benjamin Netanyahu, de Israel. Musk ha sido acusado de promover teorías conspirativas antisemitas en X. Pero fue su propuesta de proporcionar Starlink a organizaciones de ayuda en Gaza lo que realmente alarmó al gobierno israelí, que afirmó que esto ayudaría a Hamás. Después de una visita a Israel el año pasado, Musk aceptó que sólo operaría Starlink en Gaza con la aprobación israelí.
La administración Biden se siente incómoda con muchas de las actividades de Musk, pero sus empresas tienen capacidades tecnológicas de las que carece incluso el gobierno estadounidense. Para mantener conectada a Ucrania, cuando Musk titubeó, el Pentágono tuvo que contratar a Starlink. Cuando la NASA quiere transportar astronautas hacia y desde la Estación Espacial Internacional, es SpaceX la que lo hace posible.
Si Musk a menudo habla y actúa como si fuera más poderoso que cualquier gobierno, puede ser porque, en ciertos aspectos, eso es cierto.
Pero los gobiernos conservan un poder clave que todavía se le escapa a Musk: la capacidad de crear y hacer cumplir la ley. El enfrentamiento entre Brasil y X —y el arresto de Durov en Francia— son señales de que la era de la impunidad en las redes sociales está llegando a su fin en el mundo democrático (nunca existió en el mundo autoritario).
Cada vez es más probable que las empresas de redes sociales sean reguladas de forma más parecida a las empresas de medios tradicionales, y eso tiene implicancias costosas. El año pasado, Fox News tuvo que pagarle a Dominion Voting Systems 787.5 millones de dólares para resolver demandas por difamación, derivadas de la cobertura que hizo Fox de teorías conspirativas sobre las elecciones presidenciales de 2020.
X está lleno de teorías conspirativas, algunas de ellas promovidas por el propio Musk. A pesar de toda su riqueza y su indudable brillantez como ingeniero y empresario, Musk seguirá sujeto a las leyes de los países en los que opera. Esa comprensión que está empezando a tomar puede explicar sus cada vez más furiosas diatribas contra Brasil, Gran Bretaña, la UE y el estado de California, y contra cualquier otra persona que se atreva a interponerse en su camino.
X no es la fuente de energía de Musk, pero podría marcar el punto en el que su poder es limitado. Lampadia