Por: Enriqueta Cabrera, Diario “El Universal” de México, GDA
El Comercio, 17 de febrero de 2019
El viernes, en un discurso transmitido por cadena nacional, el presidente estadounidense Donald Trump declaró una emergencia nacional por la supuesta amenaza a la seguridad desde la frontera sur, después de argumentar durante meses la existencia de una falsa crisis nacional que solo la construcción de muros detendría. Esto último había llevado al cierre parcial del gobierno federal por 35 días, el período más largo de la historia, por no obtener del Congreso el fi nanciamiento para el muro. Enfurecido por el acuerdo bipartidista del presupuesto, que asignó US$1,35 mil millones de los US$6 mil millones que había pedido, Trump chocó con el Legislativo, a pesar de que dicho acuerdo fue consensuado entre demócratas y republicanos.
Para Trump, que hizo de la construcción del muro un compromiso electoral, que movilizó militares a la frontera, que creó un drama humanitario para miles con la separación de padres e hijos, la decisión del Congreso fue una derrota que lo acorraló. En EE.UU., la Constitución señala que el Congreso defi ne el presupuesto y asigna los gastos. A pesar de ello, el presidente fi rmó el viernes un decreto de emergencia nacional a fin de obtener los recursos para la construcción del muro en la frontera con México que, dijo, salvará a los Estados Unidos de las amenazas de la inmigración.
El discurso de Trump fue demasiado lejos. Dijo que existe una invasión desde el sur de drogas y criminales que ponen en peligro la seguridad nacional. Falso. En realidad, la inmensa mayoría de migrantes que llegaron a EE.UU. en los últimos meses son solicitantes de asilo provenientes de Centroamérica.
Además, según información del mismo gobierno, la mayor parte de la droga ingresa al país a través de puertos. Los inmigrantes no son una amenaza ni tampoco el grupo humano que más delitos comete en EE.UU. Por otro lado, ciudades como El Paso (EE. UU.) y Juárez (México) son urbes con grandes intercambios culturales, lingüísticos, comerciales, familiares, entre otros, que trabajan en armonía. Por cierto, el muro construido hace años no hizo a El Paso, en Texas, una de las ciudades más seguras del país.
Al abordar la supuesta crisis, además, Trump explicó que la emergencia le permitirá reasignar recursos (dijo, por ejemplo, que redistribuirá partidas destinadas al Tesoro por US$600 millones y otros US$2,5 mil millones para prevención de drogas). Algo que, constitucionalmente, le corresponde al Congreso.
Antes, la fi gura de la emergencia nacional fue utilizada tras el atentado terrorista del 11 de setiembre o en la crisis con Irán por los rehenes en 1979. De ese tamaño es la diferencia. Por lo pronto, se espera el rechazo de esta declaratoria de emergencia de distintas cortes del país. El gobernador de California, Gavin Newson, ya adelantó que impondrá una demanda.
EE.UU. vive una crisis. Con su declaratoria de emergencia nacional, Trump choca con el Congreso y tendrá que enfrentar a las cortes. Todo para cumplir una promesa de campaña.
–Glosado y editado–