Los dirigentes más representativos de la izquierda han ocasionado graves daños alpaís por sus enfoques ideologizados y su improvisación. En el caso de Lima se ha llegado a niveles de ineficiencia pocas veces visto. En Cajamarca un caudillo autoritario y nada democrático se aferra a intereses políticos y personales para volver a postular a la región, a pesar del evidente desastre de su gestión.
La alcaldesa de Lima Metropolitana, Susana Villarán, empezó tratando de parar los hospitales de la Solidaridad y el desarrollo de las escaleras en los cerros, símbolos del éxito de Castañeda, para luego tener que dar marcha atrás. El fracaso de su gestión la llevó a la revocatoria, tras lo cual pretendiógirar el timón y acercarse a las políticas de su antecesor. Lamentablemente, insistió en dirigir el municipio con los accesitarios de Fuerza Social (FS) y ha terminado recontratando al revocado Eduardo Zegarra.
El discurso de Fuerza Social en las elecciones municipales del 2010, fue netamente idealista y retórico, siendo su principal argumento criticar la gestión Luis Castañeda. Se criticaba el enfoque orientado a realizar obras, concesiones viales y el uso excesivo de publicidad. Propusieron realizar otro tipo de reformas, sin abusar de la publicidad. Hasta ahora no sabemos a qué tipo de reformas se referían. Lo concreto es que solo ha podido mostrar (en 3 años de gestión) dos intentos de reformas concretas, ambas inconclusas: 1) la reforma del transporte público, 2) el reordenamiento del mercado mayorista de Santa Anita.
Mientras que en otras capitales de Sudamérica recuperan su centro histórico, se reordena el transporte público y la seguridad ciudadana; en Lima Metropolitana, nos quedamos en las buenas intenciones y el discurso. La conclusión de los proyectos se aplaza una y otra vez. Por ejemplo, tenemos el caso de la Costa Verde “se terminarán cuando se terminen”.
Lo que caracteriza la gestión de Susana Villarán es la ineficiencia. Por ejemplo, se tuvo que cambiar el trazo del la línea 2 del Metropolitano que competía con la del Metro del Lima. Además, la municipalidad viene pagando una compensación económica al consorcio administrador del Metropolitano al no poder extender en su totalidad las líneas asignadas por contrato, y a su vez no se ha podido cortar las licencias de uso de las rutas que compiten con el Metropolitano.
La actual alcaldesa subestimó la complejidad de la administración de una ciudad de 9 millones de habitantes. Su error más grave fue no rodearse de técnicos con experiencia. Es iluso pensar que con el concurso de académicos, sin experiencia en la gestión pública, y muchas veces de un sesgo ideológico del pasado, se puedaadministrar una institución tan compleja. Esta serie de errores, le costó a la población una revocatoria, con la que FS perdió a todos sus regidores.
En provincias, los colectivos de izquierda, más radicales aún, y apoyados por ciertas ONGs ambientalistas, perpetran un peor daño al país. Gregorio Santos, presidente regional de Cajamarca, comprometiendo el futuro de los cajamarquinos, paralizó proyectos mineros como Conga (una inversión de US$ 4,800 millones), que cumple con todas la certificaciones ambientales, además de los proyectos de Galeno, Michiquillay y La Granja. Con esta decisión ideológica, se dejaron de crear empleos directos en el corto plazo, y se perdieron recursos del canon minero y regalías, que podrían haber financiado escuelas, hospitales, comisarías, carreteras, canales de riego, entre otros; que son las necesidades más apremiantes de la población. Santos se ha dedicado a ser política nacional, mientras los índices de competitividad, pobreza y desigualdad en Cajamarca, siguen cayendo. (ver Stalinismo en Cajamarca y Del limón de Tambogrande al chocolate de Celendín).
Tanto Susana Villarán como Gregorio Santos, son parte de una izquierda que no se quiere modernizar. La primera, comete el error de pensar que todo se soluciona con buena voluntad, y Santos se aprovecha de la buena voluntad de otros para una agenda política contraria a los intereses de la población.En Lima, la gran mayoría está desilusionada con la gestión municipal, en Cajamarca la falta de inversión y el desempleo le están cobrando factura al gobierno regional. Lamentablemente, la oposición en Cajamarca, en un acto de irresponsabilidad mayúsculo, se apresta a postular a la región, dividiendo sus fuerzas.
Lampadia