Por: César Campos Rodríguez
Expreso, 11 de febrero del 2024
Cuando emerge al conocimiento público los primeros detalles de la llamada “Operación Valquiria V” emprendida por el Equipo Especial de Fiscales Contra la Corrupción del Poder (EFICCOP) en desmedro de la titular del ministerio público Patricia Benavides, a fines de noviembre del año pasado, cobró valor histórico el enunciado original referido al plan mediante el cual se intentó dar muerte al dictador Adolfo Hitler el 20 de julio de 1944.
Como se sabe, dicho plan fracasó debido a la impericia de los conspiradores quienes no barajaron la posibilidad de un cambio de escenario donde estaría Hitler (en la llamada “guarida del lobo”) ni que esa nueva locación tendría todas las ventanas abiertas al momento que el coronel alemán Claus von Stauffenberg colocara la bomba, reduciendo su efecto mortal.
La sucesión de errores a partir de la supervivencia del jerarca nazi se encuentra muy bien graficada en la película que precisamente lleva por título “Operación Valquiria” donde Tom Cruise encarna a Von Stauffenberg.
Muchos nos preguntamos a fines de noviembre de 2023 porqué la fiscal Marita Barreto y su grupo de EFICCOP bautizaron su ahora probado complot judicial-mediático con el nombre de una acción fallida y torpe como la de 1944. Sin embargo, adquiere sentido el carácter premonitorio de tal decisión pues, efectivamente, los fundamentos de la “Operación Valquiria V” se han convertido en un fraude escandaloso con pronóstico reservado.
Un primer round en esta guerra de tronos al interior del titular de la acción penal pública tomó a Benavides con desventaja, al saberse que su principal asesor Jaime Villanueva, le había imputado ante el EFICCOP diversas inconductas y delitos. Como ocurrió en anteriores oportunidades, el consorcio judicial-mediático se sintió empoderado en el afecto ciudadano, diseñó infografías de la supuesta organización criminal de Benavides y creyó reforzada su imagen justiciera y transparente.
Pero, como en la operación Valquiria original, las torpezas del EFICCOP pasaron facturas. La primera de ellas, allanar las propiedades de Hernán Garrido-Lecca y el abogado José Luis Hauyón atribuyéndoles (según testimonio de Villanueva) haber influido en la Junta Nacional de Justicia para nombrar a Benavides fiscal Suprema. Es decir, accionaba contra los presuntos cooptadores pero no contra los cooptados.
La segunda es la enorme caja de Pandora abierta por Villanueva en el conjunto de sus declaraciones donde afirma muchas cosas que propiciará un largo desfile de personajes ante las oficinas de la fiscalía.
Sin embargo, algunas de ellas –como el llamado “cerco” al ex presidente Alan García para empapelarlo hasta los huesos y lograr humillarlo mediante una detención preventiva– solo confirma la perversidad de estos operadores judiciales-mediáticos, capaces de vender su alma al diablo para concentrar el poder.
“Valquiria V” hace humo por todas partes y los actuales jerarcas del ministerio público lo han convertido en una verdadera guarida de lobos.