Jaime de Althaus
Para Lampadia
Hemos señalado en colaboraciones anteriores que la mejor manera de prevenir los conflictos en las zonas mineras es que los campesinos se conecten beneficiosamente al mercado aumentando la productividad de sus actividades productivas. Es decir, que se conviertan en empresarios, emancipados de la pobreza.
Para ello, el Estado cuenta con un instrumento que no usa: el programa JUNTOS que, tal como está ahora, no sirve; se limita a distribuir 100 soles al mes a las familias pobres a cambio de que los hijos vayan a la posta y al colegio, pero, como veremos, sin ningún impacto en la reducción de la pobreza ni de la desnutrición. Para que sea eficaz, JUNTOS debe convertirse en “JUNTOS PRODUCTIVO”. Preguntándole, por ejemplo, a la familia beneficiaria si en lugar de recibir los 100 soles le interesaría recibir 50 soles y destinar los otros 50 a amortizar el adelanto necesario para instalar un micro reservorio familiar, riego por aspersión, pastos cultivados y un huerto de hortalizas en su chacra. Estoy seguro que la gran mayor parte de familias, que quieren progresar y no depender de regalos, aceptarán la propuesta.
De esa manera, en lugar de esperar a la siguiente generación, tendríamos a una proporción importante de familias campesinas andinas saliendo de la pobreza en muy poco tiempo, en uno o dos años, pues esas tecnologías, ya conocidas y probadas, son de resultado inmediato.
Evaluación de impacto
Hay que tomar en cuenta que el programa JUNTOS no produce desarrollo ni saca a los pobres de la pobreza. La última evaluación de impacto[1] de dicho programa, realizada el 2017, arrojó las siguientes conclusiones:
- la asignación del subsidio genera un aumento en el consumo per cápita de los hogares,
- no obstante, la tasa de pobreza y pobreza extrema permanecieron inalterables[2]
- el programa ha logrado incrementar la asistencia a la escuela y disminuir la deserción escolar y
- no se muestran impactos en términos del parto institucional, incremento de la talla al nacer y el peso al nacer o reducción del bajo peso al nacer.
JUNTOS no solo no reduce la pobreza, sino que la condicionalidad de asistir a los controles de la posta no tiene, como vemos, el efecto de producir un incremento de talla y peso al nacer. Tampoco Juntos sirve para reducir la desnutrición:
“…Juntos habría logrado incrementar el cumplimiento adecuado de los controles CRED en alrededor de 17-19pp adicionales al valor de línea de base del grupo de control (20%). No obstante, no hay evidencia… de que los impactos se hayan materializado en términos de la reducción de la desnutrición” (loc.cit. p. 7).
Gastan menos de la mitad
El Estado invierte cerca de 1,000 millones de soles al año en un programa que no está ayudando a reducir la pobreza ni la desnutrición. Es hora de reconvertirlo de modo tal que logre esos resultados de manera casi inmediata. Hablábamos de destinar la mitad de lo que recibe la familia a amortizar un adelanto que permita instalar tecnologías productivas, comenzando con el riego por aspersión. Pues bien, eso es lo que de alguna manera ya está ocurriendo, pues la evaluación encuentra que los beneficiarios gastan menos de la mitad de lo que reciben. En efecto, la evaluación señala lo siguiente:
“Resulta interesante observar que el impacto de Juntos en el gasto (5.7% – 9.0%) es inferior a la magnitud de la transferencia (alrededor de 16% del gasto). La literatura parece sugerir que ello se debería a que los hogares realizan inversiones productivas o ahorran”. (p. 6)
Si las familias usan para su gasto de consumo menos de la mitad del dinero mensual que reciben, y el resto lo ahorran o realizan inversiones productivas, pues queda claro que es muy probable que la mayor parte acepte la propuesta que se les haría, de destinar la mitad al pago de las tecnologías que se instalarían. Por lo demás, quien les haría la propuesta y les explicaría qué tecnologías y cómo se adoptarían, serían los yachachik, campesinos como ellos que conocen las mencionadas técnicas productivas y que no generan resistencia.
Hay que tomar en cuenta, de otro lado, que el universo JUNTOS, si está bien focalizado, coincide aproximadamente con el de la pobreza rural. Hay alrededor de 700,000 hogares afiliados a JUNTOS, y el número de hogares rurales en situación de pobreza es de 723,743. Si todos los hogares JUNTOS aceptaran la propuesta de pasar a un JUNTOS PRODUCTIVO, la mayor parte de la pobreza rural desaparecería en un año o dos. Sería un avance histórico.
Piloto en Cotabambas y Apurímac
En la provincia de Cotabambas, asolada por el conflicto con Las Bambas, pasaría lo mismo. En el siguiente cuadro podemos ver el porcentaje de hogares que recibe dinero de JUNTOS en cada distrito:
Exceptuando el caso especial de Chalhuahuacho, en todos los demás dicho porcentaje oscila entre el 52% y el 60%. Pasar a un JUNTOS PRODUCTIVO supondría un programa masivo de desarrollo productivo en esos distritos. Cambiaría por completo el ethos campesino. Se podría comenzar con esa y algunas otras provincias de Apurímac como piloto.
Las tecnologías (micro reservorios familiares, riego por aspersión, pastos cultivados, huerto de hortalizas, cuyes, etc.) son conocidas y están probadas: las difunde Sierra Productiva y el propio Haku Wiñay, que es un programa de Foncodes que está en el propio MIDIS. De modo que los instrumentos están a la mano para dar este salto cualitativo. No hay complicaciones. Es cuestión de decidirse. Lampadia
JUNTOS PRODUCTIVO
6’593,200 pobres, 313,000 menos
900,500 pobres extremos, 308,800 menos
[1] “Servicio de Consultoría para el Análisis de Resultados para Estimar los Efectos Directamente Atribuibles del Programa Nacional de Apoyo Directo a los Más Pobres JUNTOS” Equipo Consultor: Alvaro Monge Zegarra Janice Seinfeld Yohnny Campana. Entrar a: http://evidencia.midis.gob.pe/evaluacion-de-impacto-del-programa-juntos-resultados-finales/
[2] La evaluación constata que “el consumo per cápita de los hogares se ha incrementado y se observa una recomposición hacia el gasto en alimentos. Así, con respecto a los valores pre-tratamiento, Juntos habría impactado en 5.7% – 9.0% en el gasto per cápita, 9% – 12% en el gasto en alimentos, 7-10% en el gasto básico (que incluye alimentos, salud y educación) y habría incrementado la proporción del gasto realizado en alimentos en alrededor 2pp. Todo esto habría permitido 6 que la severidad de la pobreza se reduzca en alrededor de 2.7% – 3.7% con respecto a la línea de base. No obstante ello, la tasa de pobreza y pobreza extrema permanecieron inalterables” (Op. cit. pp 5-6).