Jaime Spak
Para Lampadia
“La Juventud es una enfermedad que se cura con los años”
(George Bernard Shaw)
Si le preguntamos a algún joven, donde se ve de acá a cinco años, la gran mayoría contestaría “viviendo en el extranjero”.
Muchos de mis compañeros tanto del colegio como de la universidad residen en el extranjero.
Y esto no solo sucede en las personas de clases altas y medias, sobre todo en gente humilde y en estado de pobreza, su sueño es salir del país.
Una señora que es empleada del hogar tiene a la mayoría de sus familiares viviendo en diferentes países del mundo.
Recuerdo que hace unos años estaba disfrutando un fin de semana en el maravilloso distrito de Viñac, en las alturas de Yauyos, donde existe un albergue A1 y en uno de los atractivos turísticos, era una caminata hacia un lugar donde iban a preparar una deliciosa pachamanca.
Tuve la suerte de conversar durante más de media hora con el joven guía, que me decía que la mayoría de sus compañeros de colegio de ese distrito, vivían en el extranjero, pues sentían que no tenían oportunidades de crecimiento en el Perú.
Y sus deseos más fervientes eran, tener suerte económica y regresar para invertir en el país ya siendo mayores.
Creo que es un tema recurrente y me pregunto ¿Por qué los jóvenes no pueden sentir que tienen un futuro interesante si se quedan a vivir en el Perú, luego de culminar estudios secundarios o superiores de cualquier tipo, sea en universidades o en institutos?
Y es que los jóvenes ven el Perú como un país muy lindo, con grandes recursos, pero que no progresa de la manera que lo hacen otros países del planeta.
Al no percibir un panorama claro de políticas de apoyo a los jóvenes y por otro lado ver tanta burda corrupción, no les atrae fajarse por su país.
Si hacemos una encuesta entre ellos, sobre lo primero que detestan de este país, pues sin duda la corrupción estatal.
Tantos malos gobiernos que hemos tenido que soportar.
Durante mi existencia he tenido que convivir con varios golpes de estado.
Si uno da una mirada hacia atrás, se da con la triste realidad que los grandes culpables son los políticos.
En la actualidad cómo podemos convencer a los jóvenes que las cosas mejoraran, si en los últimos años hemos tenido gobiernos en los que la corrupción ha sido la constante.
Y allí vienen las preguntas de rigor:
¿Que se logró con el gobierno revolucionario de Velasco, sino la creación de una nueva oligarquía militar y los advenedizos que se auparon con la idea de querer cambiar las estructuras del estado?
O nos olvidamos de Sinamos, de la frustrada reforma agraria, que lo único que trajo fue destrucción de la actividad privada y entregar las grandes extensiones de tierra, a gente inexperta e incapaz de manejar lo que les habían prácticamente regalado, o de la comunidad industrial donde los empresarios se convertían en rehenes de sus trabajadores.
La tragedia de las grandes haciendas azucareras, las importantes ganaderías en las que se sacrificaban a los mejores sementales para comérselos.
Luego de ese gobierno militar tuvimos una pequeña transición con los gobiernos de Belaunde y García.
Un Belaunde que era un lujo de estadista, rodeado de gente corrupta, no olvidemos los casos del Mantaro y Pachitea.
Y de allí para que la cosa vaya de mal en peor, tener que soportar a un joven y desbocado García, que a los 36 años asume la presidencia y se dedica tanto él, como su entorno, a un saqueo del estado, como dijo un analista político “se robaron hasta las joyas de la abuela“.
¿Cuánto tiempo y dinero se perdió con la frustrada estatización de la banca?
Cuánta gente se fue del país con Velasco y los que no lo hicieron, esa vez sí lo hicieron por las tropelías de García.
La comunidad de peruanos en Venezuela fue consecuencia de las políticas estatistas de Velasco.
¿Cuál fue la consecuencia de estos gobiernos nefastos?
La aparición de movimientos subversivos, que generaron tanta muerte y destrucción, que era una invitación ya no solo a los jóvenes, sino al que podía irse del país a buscar un mejor destino.
Puedo seguir recordando a Fujimori, Paniagua, Toledo, Humala, PPK, Vizcarra, Sagasti.
Pero vuelvo a preguntar ¿cómo podemos convencer a los jóvenes que el Perú tiene futuro?
Sube Castillo y desde el primer día se dedica a robar, es decir ven cada semana escándalos tras escándalos, gabinetes de pésima calidad, ministros de cuarta categoría, congresistas que se venden por un plato de lentejas.
Con Castillo nos vendieron un combo: “corrupción más incapacidad por un solo pago”.
Para el colmo dan libertad anticipada a Antauro Humala líder del levantamiento del 2005 en Andahuaylas que termino con el asesinato de 4 policías, y este hombre sale del penal, indicando esta terrible frase: “estoy muy orgulloso de lo sucedido en Andahuaylas y no me arrepiento de nada”.
Es decir, lo que ven los jóvenes es deprimente, es imposible decirles, tengan paciencia que las cosas cambiarán.
¿Pero ustedes creen en realidad que cambiaran?
Nunca como ahora vemos una corrupción que viene de palacio de la manera más burda, donde el presidente, su esposa, su hija, su sobrino, su secretario, sus ministros, sus alcaldes se han convertido en lobos feroces, con un hambre de codicia para el robo y sobre todo que lo hacen de la manera más burda.
¿Cuándo se perdió la decencia en este país?
En este país de una geografía espectacular, de recursos mineros invalorables, de gente pujante y trabajadora, de una historia milenaria maravillosa, de una gastronomía que es orgullo mundial.
Que rabia nos da que, teniendo tantas cosas positivas, no podamos contar con gente honesta para que nos gobierne, es decir para que administre el país, no para que lo esquilme.
Queridos amigos, luego de esto lo único que le podemos decir a los jóvenes, juventud divino tesoro, este maravilloso país no tiene futuro para ti.
Espero equivocarme, por el bien del Perú. Lampadia