Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 11 de setiembre de 2023
Para Lampadia
Una nota previa. Le palabra “Huevear” existe. Comprobé su existencia en el mismísimo diccionario de la Real Academia Española (RAE). Tiene 3 significados:
- molestar… causar fastidio,
- hurtar… tomar bienes ajenos, y
- haraganear.
Para efectos del presente artículo, aplicaré los significados (1) y (3): molestar… causar fastidio y haraganear.
Y sí, en nuestro país “huevear” significa algo así como “rascarse los huevos” … “no hacer nada útil”. (Disculpen la expresión, pero “huevear” viene de “huevos” … ¡qué quieren que les diga!).
Por otro lado, coloquialmente también decimos “te estoy hueveando… o me estás hueveando”, cuando simplemente nos estamos molestando o fastidiando, un poco en broma. O sea, nosotros usamos la palabra “huevear” en dos sentidos: (1) haraganear, y (2) molestar o bromear.
Ahora bien, el tema del presente artículo no es lingüístico. Ni siquiera humorístico. Aunque, hasta cierto punto, quizá. Pero, hasta cierto punto nomás. En el fondo, el tema es recontra serio. Me refiero al descontrol que estamos viviendo en materia de violencia e inseguridad ciudadana: robos, asaltos, estafas, crímenes, extorsión, narcotráfico, violencia sexual… ¡Un desastre!
Bueno pues, en medio de este caos, el Primer Ministro Alberto Otárola dijo hace poco ante a un grupo de periodistas: “aquí no habrá plan Bukele, sino plan Boluarte”.
¿Qué quiso decir? ¡Sabe Dios! Sin embargo, la respuesta del Premier no satisfizo a muchos. Es que la gran mayoría de peruanos sentimos que la situación está fuera de control. Y el Gobierno… bien gracias. Cero a la izquierda.
Los efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) están recontra desmoralizados. Sobre todo, después de que se conociera públicamente que algunos de los Generales PNP, pagaron coimas de US$ 20,000 – y hasta US$ 40,000 – para ser ascendidos. O sea ¿qué respeto pueden tenerle los suboficiales de Policía a sus más altas autoridades?
Peor aún. La corrupción en las cabezas de la PNP ha percolado hacia abajo. Y así, hoy tenemos a muchos efectivos policiales en las calles y carreteras, coimeando y chantajeando a cuanto ciudadano se les cruce por el camino.
Consecuentemente, la ciudadanía le ha perdido el respecto a la Policía. ¡Miren a lo que nos ha llevado la maldita corrupción!
Por otro lado, el Ministerio del Interior – post Pedro Castillo – quedó hecho añicos. Y los escombros, todavía no han sido removidos del todo. ¡Cómo es posible que la Policía esté tan desarmada y desprotegida – materialmente – frente a la delincuencia y el vandalismo! ¡Quién defiende – legalmente – a la Policía, frente a las denuncias de los periodistas, intelectuales y políticos antisistema! Francamente, no se entiende.
Pero eso no es todo. Muchos fiscales y jueces – no todos, por cierto – defienden más a los integrantes del Tren de Aragua y demás organizaciones criminales, que a la propia ciudadanía. Y las cárceles se han convertido en hoteles 5 estrellas con jacuzzis, pantallas planas, celulares, tragos, drogas, armas de fuego, prostitutas… ¡los capos de las mafias están en su garbanzal! Me refiero a los pocos que están en prisión, porque – para colmo de males y desdichas – la mayoría están sueltos en plaza.
¡Claro que el tema es serio! Recontra serio. Sin embargo, ni la Presidenta Boluarte, ni el Premier Otárola, ni nadie en el Gobierno parece estar consciente de la situación, ni dispuesto a corregir el clima de extrema violencia en nuestro país.
Por eso cayó tan mal la referencia al plan Boluarte, como alternativa al plan Bukele, de parte del Premier Otárola. Aparte de no estar para bromas, los peruanos pedimos – ¡a gritos! – eficacia en la lucha contra la delincuencia callejera. Exigimos paz, seguridad y justicia. Y justicia implica autoridad, rigor, y sobre todo, sanción ejemplar a los delincuentes.
No quiero ser ave de mal agüero. Pero si a la crisis económica y falta de empleo, le sumamos la delincuencia desbocada; y a la delincuencia desbocada, le sumamos el descrédito de la Policía, más la inacción y pusilanimidad gubernamental… ahí sí, chau Dina.
¿Habremos llegado a ese punto de quiebre? Mmm… me temo que estamos cerca, muy cerca. Conste que soy de los que ha opinado que se quede hasta el 2026.
Repito. Lo que dijo Otárola – aquí no habrá plan “Bukele”, sino plan “Boluarte” – no le hizo gracia a muchos. Sin embargo, parafraseando al Premier, escuché por ahí el siguiente comentario de un joven peruano brillante – aquí no habrá plan “Boluarte”, sino plan “Huevearte”.
La verdad… me pareció genial. ¿Cómo pueden ser tan ocurrentes los jóvenes peruanos? ¡Juventud, divino tesoro! Nuestros jóvenes son fuera de serie. Realmente, me maté de la risa.
Sin embargo – de nuevo… en serio – los peruanos no estamos para que nos hueveen. Efectivamente, no estamos para que el Gobierno no haga nada frente a la clamorosa inseguridad ciudadana. Y tampoco estamos para que el Premier bromee frente al dramático incremento de la delincuencia en nuestro país.
Bromas y rimas aparte, los peruanos no queremos un plan “Boluarte”, en tanto se trate de un plan “Huevearte”. Lampadia
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