Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 28 de agosto de 2023
Para Lampadia
Todos los años, la misma historia. Corrupción, corrupción y más corrupción. El número es siempre parecido: veintitantos mil millones de Soles. Un platal que termina en los bolsillos de nuestras autoridades corruptas. El problema es que la plata es del Estado. Es decir, de todos nosotros.
Los Gobernadores Regionales siempre lideran la lista de los más corruptos. Por supuesto, hay excepciones. Pero pocas. Ministros y Alcaldes tampoco se libran. Jueces y Fiscales, y Policías y Militares también entran en la colada. Y ¡qué decir de los Congresistas! Los Niños coimeros, los Mocha Sueldos rateros, los Faltosos que brillan por su ausencia, los Académicos que legislan descaradamente en beneficio de sus universidades de pésima calidad, los Profesionales que obtuvieron sus títulos universitarios en Jirón Azángaro… Sí pues, el Congreso está plagado de parlamentarios impresentables.
A lo que quiero llegar, es que está bien identificar y cuantificar el problema de la corrupción en nuestro país. Siempre es bueno contar con un buen diagnóstico del problema. La corrupción en el Estado es como el cáncer en el cuerpo humano. Es decir, es como el crecimiento descontrolado de células malignas en el Estado. ¡Por eso, la corrupción es un problemón! ¿Entonces? Repito. ¿Entonces, qué?
Falta la curación. Una curación que – en mi opinión – pasa irremediablemente por una reforma radical del Estado. A ese respecto, estoy en desacuerdo con aquellos que piden el adelanto de elecciones… como si adelantando las elecciones vayamos a curar el cáncer de la corrupción en el Estado. ¡Nada que ver!
El Estado peruano – nuestro Estado – está diseñado para que los corruptos accedan a él, y roben como lo vienen haciendo desde hace siglos. Consecuentemente, un adelanto de elecciones – sin reforma total del Estado – no va a cambiar nada. Tenemos que reformar el Estado.
Despolitizar los servicios públicos. Esa es la propuesta. La mayoría de los políticos peruanos – está demostrado – no están capacitados para brindar buenos servicios públicos. Son muy corruptos e incompetentes.
Por ello, la propuesta consiste en quitarle las competencias de salud y educación a los Gobiernos Regionales. ¿Por qué? Porque maltratan cruelmente a los pacientes y porque han fallado estrepitosamente en la educación de nuestros niños y adolescentes.
Quitarle las competencias de agua potable y alcantarillado a los Gobiernos Locales. ¿Por qué? Porque millones de peruanos no tienen agua ni desagüe.
Quitarle las competencias de seguridad ciudadana al Ministerio del Interior. ¿Por qué? Porque cada vez hay más delincuencia e inseguridad en las calles.
Quitarle las competencias de infraestructura a toda la maraña de instituciones involucradas en ello: PROVIAS Nacional, PROVIAS Descentralizado, PRONIS que ve infraestructura de Salud, PRONIED que ve infraestructura de Educación, Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), Direcciones de Infraestructura de los Gobiernos Regionales y Locales, etc. ¿Por qué? Porque no construyen – ni reconstruyen – nada bien.
Autoridades Nacionales Autónomas (ANA´s) brindarían dichos servicios y harían las obras de infraestructura en todo el país. Efectivamente – previa disolución de los organismos mencionados anteriormente – habría que crear una ANA para cada uno de los servicios públicos fallidos, con el concurso de los más calificados profesionales del país.
Las ANA´s serían totalmente descentralizadas y apolíticas…. tipo Banco Central de Reserva (BCR). Los funcionarios de las ANA´s – todos – accederían a dichas instituciones, exclusivamente a través de concursos de méritos. Transparencia total. Sólo se aceptarían postulantes del quinto superior del cuadro de méritos de las mejores universidades del país.
Integridad y capacidad por encima de todo. Cero designaciones a dedo. Un portazo en la cara para aquellos congresistas y ministros clientelistas. Pura meritocracia. Respeto total a la carrera pública. Las mejores remuneraciones del mercado para los funcionarios de las ANA´s. Gestión basada en objetivos claros y medibles. Evaluación por resultados. Eficiencia total. ¡Revolución moral!
Claro que se requiere del Estado, pero de un Estado servicial y eficiente. Un Estado que sirva a la ciudadanía. No un Estado que se sirva de ella… como el que tenemos. Un Estado justo, pero – a la vez – firme. Un Estado con autoridad para imponer orden, pero sin caer en abusos de poder.
En esta reforma radical del Estado se juegan muchos valores materiales y humanos: agua potable universal y continua o agua contaminada en camiones cisterna, alimentación saludable o anemia y desnutrición, viviendas dignas o chozas de esteras, salud o enfermedad, educación o ignorancia, justicia o marginación, caos u orden, empleo o desempleo, riqueza o pobreza, libertad u opresión… En síntesis; se trata de bien estar o mal estar.
Pasemos del diagnóstico a la curación. Tomemos al toro por las astas. Extirpemos el tumor maligno de la corrupción. Reformemos radicalmente al Estado. No nos contentemos con escuchar todos los años, el disco rayado de la Contraloría General de la República, dando cuenta del robo de veintitantos mil millones de soles por parte de nuestras autoridades corruptas.
El diagnóstico del Estado corrupto ya lo conocemos. Pasemos a la curación del Estado enfermo. Lampadia
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