En defensa de la educación de nuestros niños
Jaime de Althaus
Para Lampadia
Es inconcebible que el gobierno le haya pedido su renuncia a la ex ministra de Educación, Magnet Márquez, por haberse pronunciado como debía pronunciarse, en contra de la ley aprobada por el Congreso que constituye un atentado escandaloso contra la meritocracia en el magisterio porque nombra a profesores que fueron cesados por no tener título y no pasar evaluaciones.
Al Perú le ha costado mucho que se aprobara una ley que consagra el mérito para acceder y ascender en la carrera magisterial. Hubo resistencia del sindicato y han existido arremetidas sucesivas contra este principio, que siempre fueron resistidas. El Perú no puede renunciar a alcanzar un nivel magisterial que asegure la mejor docencia posible para los niños y jóvenes escolares, es decir, que asegure el futuro y el progreso de los alumnos y, por lo tanto, del país. No es aceptable que el Congreso legisle pensando en otorgar facilidades y privilegios a quienes no lo merecen, dejando el lado el interés fundamental de los educandos y del país.
Necesitaríamos una movilización nacional contra esa ley. No puede prosperar. Esperamos que la nueva ministra de la cartera Miriam Ponce, que viene del sector y posee una trayectoria reconocida, haga valer su posición a favor de la meritocracia en el sector y logre que el Ejecutivo observe la ley en cuestión -o, de lo contrario, presente su renuncia al cargo-, y que luego haga campaña en las bancadas del Congreso para persuadirlas de no insistir.
Hay puntos fuertes que tienen que ver con el destino nacional con los que no se puede transar. El presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, ha declarado que la salida de la ex ministra Márquez no tiene relación con su protesta frente a la ley de marras, y que el gobierno defiende la meritocracia en la educación y pone a los estudiantes en primer lugar. Esperemos entonces que el gobierno actúe en consecuencia.
Lo que llama la atención, sin embargo, es que al mismo tiempo se ha retirado del gabinete al ex ministro de Trabajo Fernando Varela, según algunas versiones por haber cancelado la inscripción del Fenate, órgano sindical que posee vinculaciones con el Movadef. Estaríamos ante dos cambios ministeriales obsecuentes con el Bloque Magisterial de Pedro Castillo, algo preocupante y absurdo, salvo que la presidenta perciba su permanencia en el cargo tan precaria que esté buscando el respaldo de esa bancada. Pero si esto entraña un cambio en la línea del gobierno, las noticias para el país son muy malas.
Da la impresión de que se ha hecho seis cambios en el gabinete para disfrazar la salida de la ministra de Educación. Porque no se entiende tampoco por qué habría salido Paola Lazarte, ministra de Transportes, que gozaba de cierta aprobación, salvo que sea para rectificar la errada decisión de aprobar un trazo para la nueva carretera central que es mucho más caro y más lento. En todo caso, no se ha explicado por qué han salido los ministros que han salido. Quizá haya razones en algunos casos, pero no se han difundido. Tampoco es una práctica sana desde el punto de vista de la gobernabilidad y la continuidad de los programas y las políticas públicas el cambio constante de ministros.
El país debe exigir la observación y derogación de la ley del nombramiento de maestros sin mérito. Lampadia