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La refinería de Talara es un escándalo

La refinería de Talara es un escándalo

Hace un par de meses (10 de marzo), publicamos en Lampadia nuestro artículo: ¿Cuánto más costará Talara?, en el que decíamos que ‘Nunca hay que poner plata buena detrás de plata mala’, o como dicen los sajones ‘realize your loss’ (reconoce tu pérdida).

Asimismo, recordamos un par de ejemplos de cómo los seres humanos tenemos la tendencia a insistir en el error, a meter la segunda pierna en el pantano.

Repetimos: En el Perú, en el gobierno de Ollanta Humala, con la inspiración del chavismo, de la mano de Humberto Campodónico como presidente de Petroperú, y con la música del diario La República, nos embarcamos en la ‘modernización’ y ‘ampliación’ de la refinería de Talara. Se llegó a manipular conceptos para afirmar que el costo social de consumir combustibles contaminantes era mayor que el de la inversión en la refinería; pero no se reconoció que importar combustibles limpios era, largamente, más económico.

Decíamos: Hoy, sin haber terminado de ajustar los estimados de inversión, el presupuesto está en US$ 5,400 millones. (¿Con IGV o sin IGV? – Quién sabe).

Pues hace una semana nos hemos encontrado con una entrevista a Luis García Rosell, Presidente de Petro-Perú, donde reconoce que la refinería de Talara costará más de US$ 5,400 millones, sin especificar cuánto más. Y agrega que cuando entró a Petro-Perú, con el actual gobierno, ya se había invertido US$1,600 millones y habían compromisos contraídos por unos US$500 millones, o sea el Estado peruano había hundido ya US$2,100 (asumiendo que nada se podría recuperar). En otras palabras, se tomó la decisión de pasar de US$ 2,100 a los US$ 5,400 ‘estimados’ ahora. US$ 3,300 millones adicionales más los mayores costos aún no especificados por García Rosell. ¿Unos US$ 3,500 millones sobre lo comprometido por Humala-Campodónico?

En marzo preguntamos: ¿Cuánto más costará Talara? ¿No hubiera sido mejor hacer un gran parque industrial para los talareños, con una fracción de la inversión? ¿Estamos dispuestos a meter otros US$ 500 millones? ¿US$ 1,000 millones?

Líneas abajo glosamos partes de la entrevista, pues nos parece escandaloso que el Perú se haya embarcado en esta absurda inversión, que desde el principio adoleció de un mínimo de seriedad, y que hoy día sigue siendo fuente de errores que se acumulan unos encima de otros. Veamos:

“La inversión en Talara se justifica”
Entrevista a Luis García Rosell, Presidente de Petro-Perú
Por Gonzalo Carranza
El Comercio, 3 de mayo de 2017

Glosada por Lampadia

— ¿Cómo se llega a los US$5,400 millones de los que se habla hoy?
Esto empieza en US$1,334 millones en un primer nivel de ingeniería. Unos años después pasa a US$1,700 millones, una cifra que se anunció en los medios, pero de la que no tenemos detalles de qué incluían. Cuando se acaba el análisis de ingeniería, la inversión era alrededor de US$4,100 millones, pero se separa en tres partes: US$2,700 millones para unidades de proceso, que fue lo que se le adjudicó a Técnicas Reunidas; US$500 millones aproximadamente para obras complementarias, y US$815 millones para unidades auxiliares.

— ¿Las unidades de proceso son el ‘core’ de la refinería?
En realidad, todo es la refinería.

— Una ventaja de que lo manejen terceros es que puedan ser más eficientes que Petro-Perú.
Esa es una forma de verlo. Otra es que ya se había anunciado un monto de inversión y cuando resultó que era mayor, se sacaron conceptos, pues tampoco se incluían las obras complementarias. Se forzó una cifra, pero en realidad la inversión era de US$4,100 millones y, sumando los gastos financieros, llegamos a un estimado de US$5,400 millones.

— ¿Por qué un estimado?
Porque haber diferido la adjudicación de estas unidades auxiliares va a generar mayores  costos fijos. También por los gastos financieros.

— Aun si no hubiera nada irregular en el monto total de inversión, se critica que esta sea sumamente cara. 
Una refinería tiene dos componentes principales: el tamaño y la complejidad. El tamaño de Talara es de mediano a chico, pero la complejidad es alta. Existen ocho refinerías similares en todo el mundo.

— ¿Por qué no buscaron otras soluciones?
Hay que evaluar tres momentos.

  • El primero es antes de iniciar la refinería. ¿El Perú debió haber invertido en una refinería? Hay aspectos a favor y en contra, pero no soy el indicado para señalar esto.
  • El segundo momento es cuando entramos nosotros. La decisión era si seguíamos con el proyecto. Ya se habían invertido US$1,600 millones y había compromisos contraídos por unos US$500 millones más [US$2,100]. Si parábamos la refinería, no se podía vender la infraestructura civil, pues básicamente eran pilotes. Habríamos tenido que registrar la pérdida de esos activos y nuestro patrimonio se hubiese vuelto negativo. Además hubiéramos tenido que voltear al Estado y decirle “dame la plata para pagar la deuda”.
  • El tercer momento era evaluar el gasto incremental y ver si su rendimiento justificaba seguir.

— ¿Justificaba? 
Sí. No solo el incremental, sino la inversión total. El proyecto nos da crecimiento en capacidad de procesamiento. También nos da competitividad al poder procesar crudo pesado, que es más barato, y al aumentar la proporción de gasolinas y diésel en nuestro portafolio, con lo que mejora nuestro precio promedio de venta. Y nos da continuidad en el mercado. Hoy existe una norma que impide comercializar en gran parte del territorio nacional diésel con más de 50 partes por millón de azufre. Eso se va a extender a las gasolinas y a todo el Perú en algún momento, como ya sucede en otros países.

Repetimos: Hay que parar esta locura y buscar un plan ‘C’. Evaluar todas las decisiones y mostrarle a los peruanos el daño que nos regaló el gobierno de Humala y el economista ‘capo di tutti capi’ del Frente Amplio (que no es ni frente, ni amplio), la mano izquierda (en lo económico) de Verónika Mendoza, Humberto Campodónico, hijo predilecto del diario La República. Lampadia




“Pensando en lo nuevo”¿Con ideas viejas?

“Pensando en lo nuevo”¿Con ideas viejas?

Humberto Campodónico, colega de la UNI y amigo del Director de Lampadia, ha publicado en La República (20 de abril, 2015): Pensando en lo nuevo. En él vuelve a tratar de descalificar la economía peruana por su “alto” contenido de exportaciones de los llamados productos primarios. Esta vez recurre a declaraciones genéricas de extranjeros y a debates desarrollados en otros países para extrapolar sus implicancias al Perú. Esta práctica no toma en cuenta nuestra realidad y lleva a conclusiones y recomendaciones equivocadas.

Veamos algunos de los comentarios de Campodónico y nuestras acotaciones:

“La pregunta que se hacen muchos países que dependen económicamente de la explotación de recursos naturales es: ¿qué hacemos ahora que han bajado los precios y nos encontramos con una enorme caída en los ingresos del sector exportador y, también, en la retracción de la recaudación tributaria?”.

“Según el FMI, un país es dependiente de los recursos naturales cuando más del 25% de sus exportaciones dependen de ella… 60 países en el mundo, de un total de 192 ‘cumplen’ con esa definición. En América del Sur, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela lo superan ampliamente (entre 50 % y 50 % [sic.]) con las actividades extractivas. Si añadimos las exportaciones agrícolas y pecuarias, entonces entran Argentina, Paraguay y Uruguay. Y también Brasil”.

“Hace dos semanas asistimos a una ‘Conferencia sobre el Comercio Exterior’, convocada por el gobierno de Argelia. (…) su dependencia es cerca del 97% [por sus exportaciones de petróleo y gas]”.

Campodónico cita al gobierno de Argelia: “Queremos (…) mejorar la oferta y el volumen  de las exportaciones no hidrocarburíferas”.

Luego afirma: “Un tema recurrente de la discusión fue la ‘ventana de oportunidad’. ¿Acaso no es positivo que –debido a la situación actual– todo el gobierno y el sector empresarial estén convencidos de que hay que avanzar hacia la diversificación de exportaciones?”En Lampadia no negamos la necesidad de diversificar las exportaciones, pero no, como producto de paralizar y desquiciar el sector primario, sino sumándose a el.

Sigue: (…) “El problema es que no le hemos dado la importancia necesaria a las actividades productivas e industriales. Fue un error creer que seguiríamos creciendo por 20 años más con impulsos externos que nos han hecho dependientes y vulnerables”

Pensamiento Campodónico. Nuestra política nunca se basó en sentarse a esperar que los impulsos externos nos hicieran crecer, un argumento que pretende manipular conciencias. Contrariamente a lo que dice Campodónico, de lo que se trata es de aprovechar nuestro potencial productivo. Solo en el caso de la minería, de haber continuado fomentando su desarrollo en vez de pararla, hubiéramos podido seguir creciendo a buen ritmo, compensandolos menores precios con mayores volúmenes de producción. Esto no lo puede hacer cualquier país. Solo lo puede hacer el Perú, pues  debido al apagón productivo de los años 60, 70 y 80, tenemos un stock de proyectos que nadie más tiene, y menos con la calidad de los nuestros. Ver en L: La minería tiene un alto valor agregado.

Sigue Campodónico: “(…) No podemos seguir confiando en que las actividades extractivas solucionarán los problemas, para lo cual, de un lado, es indispensable dejar de lado la permisología y la tramitología. La solución no va a venir por el lado de Energía y Minas”. (…) “El discurso preponderante es ‘destrabar’ las inversiones –léase Tía María–, para lo cual es indispensable ‘poner orden y tener mano dura’, como lo insinúa el Premier Cateriano”.

Sigue: “Todos los discursos actuales de los organismos multilaterales apuntan hacia reformas que permitan la diversificación de la actividad productiva”.En este caso, las declaraciones de las multilaterales no son aplicables al Perú, como podemos ver líneas arriba.

Continúa Campodónico: “Y que se incida en el avance hacia la sociedad de la información y del conocimiento”. Caray, ya se quedó desactualizado, ahora estamos en la sociedad de la digitalización, la robótica, la inteligencia artificial, las impresoras 3D y la biología sintética. En la Tercera Revolución Industrial’.

Remata su artículo: “Nos estamos quedando rezagados”.Ahí sí estamos de acuerdo, nos estamos quedando rezagados. Si no nos ponemos al día en educación, instituciones e infraestructuras, cuando la tercera revolución industrial agarre velocidad de crucero, los rezagados peruanos seremos una suerte de sub-humanos. Ver en L: Organizaciones Exponenciales (I).

Justamente por eso, nuestro principal objetivo debe ser ponernos al día con los países más desarrollados. Para lograrlo tenemos que crear la mayor cantidad de riqueza, en el menor tiempo posible. Y eso solo podemos hacerlo aprovechando nuestras capacidades para crear riqueza: explotar nuestras reservas productivas en minería, energía, madera, acuicultura y agroexportaciones entre otras. Además, con ese enfoque podremos seguir fortaleciendo y haciendo crecer nuestro sector industrial y modernizando muchos otros.

Amigo Campodónico, hay que pensar en lo nuevo, con ideas nuevas. Lampadia

 




La Economía de Mercado y el Sector Empresarial

La Economía de Mercado y el Sector Empresarial

Durante el año pasado el sector empresarial ha sufrido una serie de problemas, coronados con la falsa imputación de haber urdido la llamada “Ley Pulpín”, que han debilitado su performance y su imagen.

Ya antes de la aludida ley, las empresas peruanas han debido enfrentar el frenazo de la economía producido por la combinación de: la disminución de las exportaciones tradicionales; las trabas a los proyectos de inversión minera y energética que debieron concretarse hace rato; las dificultades de la tramitología y burocracia estatal que ha ido asfixiando paulatinamente todo tipo de inversión; la corrupción; la inseguridad ciudadana; el contagio de la destructiva politiquería de gobierno y oposición y; la pérdida de confianza, labrada a pulso por la debilidad del liderazgo nacional que incluye a la desprestigiada clase política y al mundo académico, gremial y mediático.

También ha ido calando en la imagen del sector empresarial, la constante prédica anti inversión. Algunos ejemplos: varios comentaristas radiales, (como en Radio Capital, para no hablar de las radios de provincias), repiten permanentemente que la multiplicación de los centros comerciales y las tarjetas de crédito son una maldición; la entrevistadora de El Comercio, Mariella Balbi, considera que los trabajos de los jóvenes en el sector de retail no son suficientemente dignos; un ex ministro de comercio, como Fernando Villarán que afirma: “La juventud no necesita más leyes inspiradas en la ideología del ´libre mercado´ que fomentan el capitalismo salvaje; ideología que está en retirada en muchos países por sus desastrosas consecuencias” (La República, 24 de diciembre 2014); en el mismo diario, Humberto Campodónico, escribe sobre las “grietas del modelo”, insinuando que la suspensión del crecimiento sería producto de haber mantenido las políticas económicas de los gobiernos anteriores, cuando desde el 2011, ha sido precisamente, este gobierno, el que ha debilitado el proceso de inversión y ha deteriorado nuestro clima institucional. Ciudadanos por el Cambio, fundadores del FRENAIZ (Frente Amplio de Izquierdas) acusa al Presidente de la República de haber traicionado su programa de la “Gran Transformación”, al que renunció expresamente para poder acceder al gobierno con la alternativa “Hoja de Ruta”.

A esto hay que sumar los efectos políticos y de imagen generados alrededor de la Ley Pulpín. Una tímida ley que va en la dirección correcta de flexibilizar nuestro sistema laboral, uno de los más rígidos del planeta, que tiene en la crisis europea un nítido ejemplo de su inconveniencia, especialmente para los jóvenes que en España alcanzan un 55% de desempleo, 25% en Francia, etc.

Lo curioso es que la oposición a esta ley, empezó con las movilizaciones de los jóvenes políticos que serían parte de Ciudadanos por el Cambio, como Jorge Rodríguez Ríos de la Coordinadora Juvenil por un Trabajo Digno (CJTD), quién confiesa que: “se están uniendo diversas luchas en una causa mayor”. Lo que está detrás de su protesta, señala, es “un cuestionamiento mayor al modelo. (…) Lo más importante en términos ideológicos y políticos, hay un avance en el cuestionamiento hacia el modelo” (La República, 4 de enero 2015). Esta pequeña llama, ha logrado arrastrar a la propia oposición que aprobó la ley en el Congreso, aprovechando las reacciones populistas acrecentadas en los medios, que, sin lugar a dudas, lograron ya contagiar las varias frustraciones de los jóvenes hacia una protesta oportunista y más amplia.

Es cierto que el gobierno tubo graves fallas de difusión y comunicación alrededor de esta medida. También es cierto que el sector empresarial, que calificó la ley como conveniente, permitió que le clavaran la autoría de la norma, sin haber sabido desmarcarse oportunamente. Esto ha afectado la imagen del sector, especialmente de las empresas más grandes, en un contexto de debilitamiento de CONFIEP con la salida de Adex y falta de desarrollo de las Fedecam, las agrupaciones empresariales de las regiones, que debieron asumir un importante liderazgo en el debate nacional.

Toda este desorden y vacíos, ad portas de una año electoral, exige una mayor presencia del sector empresarial y una vocación programática que asuma un mayor liderazgo y comunique una visión positiva de futuro. El sector empresarial no tiene por qué asumir los pasivos de un lustro sin lustre.

Las posibilidades de desarrollo integral, duradero y sostenible del Perú, son casi infinitas. Los peruanos, especialmente los jóvenes que ya renunciaron a emigrar del país, tienen muy claro que quieren una nación que logre transformar su potencial de desarrollo en oportunidades efectivas de vidas plenas que no tengan nada que envidiar a la de nuestros vecinos, o las de los mejores países emergentes.

Solo necesitamos mejor liderazgo. Empecemos recomponiendo la confianza en el sector empresarial, abocándonos a las propuestas de mejora que el país espera, poniendo encima de la mesa el gran menú de bienestar general que está al alcance de la mano de los peruanos. Lampadia