CADE 2019. Óscar Espinosa, presidente ejecutivo de Ferreycorp y líder de Empresarios por la Integridad, reitera que los empresarios deberían asumir un mayor compromiso en materia anticorrupción, que va más allá del cumplimiento de la ley.
Entrevista a Oscar Espinosa
Por: Juan Rosales
25 de noviembre, Semana Económica
Lectura de 7 min
Empresarios por la Integridad, iniciativa liderada por Óscar Espinosa, presidente ejecutivo de Ferreycorp, anunciará las empresas que han obtenido el Certificado Antisoborno. El empresario insiste en que se requiere un mayor compromiso de los líderes empresariales, aunque remarca que nada garantiza que lo visto en el caso Lava Jato no se vuelva a repetir.
¿Cuántas empresas han obtenido la Certificación Antisoborno hasta el momento?
La certificación no es ir donde el presidente del directorio que es amigo, buena gente, y poner el sello. Hemos ido a un nivel de detalle muy grande y tenemos hoy un buen número de empresas que ya están certificadas y otras que van a estarlo antes de CADE. Así que me reservo el número para esos días, pero sí le digo que un número importante de empresas ha logrado la certificación en un proceso muy completo y profesional. Ya tenemos tres anunciadas del Grupo Sandoval [Aeropuertos del Perú, Talma Servicios Aeroportuarios y Dinet].
¿Qué complicó el diseño de procedimientos?
Verificar los antecedentes de todos los directivos, revisar antecedentes judiciales, penales y policiales para asegurarnos de que no tengan problemas con la justicia. Luego hay que ver sus actitudes y dedicación al tema. A diferencia de lo que la ley de compliance establece, hemos ido un poco más allá. Más que esperar que las empresas cumplan por cumplir, por comprar un seguro de vida y evitar que mañana un empleado cometa un error y sean ellos sacrificados, queremos que sean compañías militantes, empresas que actúen por convencimiento de que esto es lo que hay que hacer. Y que desde sus directivos hasta los [empleados] más modestos sean activos propulsores de la integridad. Luego está el compliance formal. Las normas establecen que se tiene que tener un sistema de entrenamiento de todo el personal de la empresa. Después, [se verifica] que el oficial de cumplimiento esté designado con su respectivo canal de denuncia operativo. El proceso puede tomar entre 15 y 16 semanas. No es un proceso pasado por agua tibia. Hay varios casos que no pudieron avanzar con la certificación: [les decimos] arregla esto y después regresas.
En CADE 2018 dio un enérgico discurso anticorrupción, pero hubo declaraciones de Roque Benavides que generaron controversia. ¿Todos están alineados?
Yo creo que el año pasado todas las voces coincidían. Hubo una pequeña discrepancia en la forma y eso dio lugar a que se difundiera de manera diferente. Pero Roque [Benavides] no quiso decir que estábamos macanudos y que éramos impecables. Lo que quiso decir, y también lo dije yo, pero afortunadamente no se leyó tan mal en mi caso, fue que había una cierta actitud del Poder Judicial en contra de los empresarios privados. Pero yo creo que en general hay consenso y diría que es una tarea en la que hemos pecado todos por acción u omisión. Cuando uno comete el error debe decirlo, aunque no haya sido directamente la empresa.
¿Qué exigencias cumple como líder de Ferreycorp?
Yo me he cuidado desde que llegué a esta compañía, porque venía de haber trabajado en el sector público. Fui gerente y luego presidente de Cofide. Y desde el día uno no solo la política anticorrupción significaba un compromiso personal, sino la integridad como tal. La definición más grande de integridad es hacer lo correcto sin que te estén observando.
¿Cómo cambiaron sus responsabilidades en estos 40 años?
Lo que ha cambiado es que antes éramos llaneros solitarios, predicábamos en el desierto. Recuerdo que hablé con una parte de mi competencia, la invité a firmar un pacto de integridad y no recibí una buena acogida. Hoy sí hay una gran respuesta, el mundo ha cambiado para bien. Tal vez ha ayudado mucho el altísimo precio que hemos pagado en materia de corrupción en el país. Hubiera sido mejor no tener que haberlo pagado.
Como dice, algunos solamente cumplen la ley cuando los observan. ¿Ese modo de actuar aún persiste en el empresariado?
Me gustaría decir que no, pero todavía existe. Por eso queremos diferenciarnos, dar un paso adelante y decir que aquí estamos los que creemos en la integridad, aunque no nos miren, aunque no haya una norma que nos obligue.
Un estudio de la Universidad del Pacífico revela que los empresarios todavía prefieren pagar un soborno para no perder un negocio.
Somos rígidos en ese tema. Una prédica que hacemos es que preferimos perder un negocio antes que ser corrupto. Ferreyros vende maquinaria y entre los clientes está el Estado, pero la mayoría son del sector privado. Pero el Estado hace licitaciones. Hace 40 años, cuando decía ‘cero soborno’, me respondían en ventas que íbamos a perder las licitaciones, porque la competencia se arreglaba para estar ahí. Les dije mala suerte. Perdimos y perdimos hasta que llegó un punto en que ganamos las licitaciones por peso propio. Hoy somos la empresa que tiene mayor participación en el mercado y es visible cuando Ferreyros no entra en una licitación de maquinaria. La oposición política de la entidad licitante, sea un gobierno regional o municipal, se pregunta por qué no entra Ferreyros. Eso gatilla un mecanismo por el cual la oposición hace una investigación.
¿Alguna vez ha dejado algún negocio, más allá del tema legal, por una duda ética o moral?
Muchas veces y al final el resultado es el mismo. Se deja pasar el negocio de pequeño tamaño, pero se gana en reputación y prestigio. Es un valor muy grande y eso después va a revertir positivamente.
¿Puede contarme alguna de esas situaciones?
Recuerdo una en la que la presión fue muy grande para ingresar a un negocio muy grande. Y dije que no entrábamos de ninguna manera. Dijeron que nos iba a ganar la competencia y que nos iba a pasar por arriba, pero mala suerte, ya recuperamos después. Al final anularon la licitación, tuvieron que volver a convocar y la ganamos limpiamente, porque tuvieron que hacer las bases con más objetividad y menos trampa. La integridad paga. Soy un convencido de que actuar correctamente es una buena inversión, eso paga de todas maneras.
¿Es suficiente lo que se hace hoy para evitar una nueva crisis como la de Lava Jato?
Me gustaría decir que sí, pero entiendo que es muy complejo el tema como para poder asegurar que hay garantía de que no se van a repetir los problemas. Yo espero que el escarmiento tan grande que hemos tenido en el país, incluido el alto nivel de escándalo político, sea suficiente para que nunca más haya estas cosas.
¿Qué viene ahora para las certificaciones?
El siguiente paso es que las empresas certificadas convenzan a sus proveedores de certificarse. Creemos que esto va a ser un gran avance, puede correr como una bola de nieve, que las empresas certificadas fuercen a sus proveedores a certificarse y ellos, a su vez, a otros. Ojalá algún día podamos llegar a las empresas medianas y pequeñas, no hemos tocado ese tema todavía. Sin eso no vamos a poder ser exitosos.