Por: Luis Aurelio Vargas Barbieri
Para Lampadia
Derrotado el Perú por Dinamarca, horas antes de escribirse estas líneas, las posibilidades de que nuestro país clasifique a los octavos de final del campeonato mundial de futbol en Rusia comienzan a convertirse en remotas.
De darse la lógica, lo que no siempre ocurre en el futbol, junio del 2018 será uno de los meses más decepcionantes de los últimos años, para la gran mayoría de los peruanos, que siendo por tradición pesimistas se convirtieron recientemente en excepcionalmente optimistas y fanáticos, como jamás anteriormente, de su selección de futbol.
Sin embargo, es altamente probable que los siguientes otros cuatro acontecimientos conviertan a junio del 2018 en el mejor mes para el Perú en varios años:
- La suscripción por Southern Peru Copper Corporation, Sucursal del Perú, con el Gobierno peruano, del Contrato de Transferencia para el desarrollo del Proyecto de Michiquillay. Lo trascendental, en la suscripción de este contrato, es que cuenta con la complacencia de las dos comunidades de su área directa de influencia.
- El anuncio de que Mitsubishi adquirirá el 40% del proyecto Quellaveco, lo cual es un paso decisivo para que se inicie la explotación de ese megaproyecto de cobre.
- El compromiso, en Trujillo, del gobernador de Apurímac, Wilber Venegas, durante la realización de AGROMIN I, Convención Agrominera, de convertir a Apurímac en la capital del cobre del Perú, y utilizar los ingresos que genere la minería en su región, para financiar proyectos de cosecha de agua.
- El anuncio de los trabajadores de La Refinería de La Oroya que un consorcio chino, de anchas espaldas financieras. se ha comprometido a aportar US$112,3 millones para comprar la mencionada refinería y la mina Cobriza. El precio final de compra será de US$139 millones, lo que significa que los trabajadores tendrán que aportar US$29 millones, respaldados con los beneficios que se le adeudan.
Afortunadamente la felicidad de un pueblo solo responde ocasionalmente y por periodos muy breves a los resultados de los encuentros de su selección de futbol. Mucho más determinantes son los resultados en la evaluación de su pobreza, índice de desarrollo humano (IDH), desnutrición y anemia de su infancia y los porcentajes de los escolares con índices satisfactorios de comprensión lectora y matemáticas.
A su vez, Minas y Petróleo ha demostrado en múltiples oportunidades que los resultados en esos índices del desarrollo social tienen una relación directa con la inversión minera. Como dice la expresión popular: “para muestra un botón”; según la última evaluación del PNUD, que corresponde al año 2012, las 10 provincias con mayor IDH en el Perú son: 1º Ilo, 2º Mariscal Nieto, 3º Lima, 4º Jorge Basadre, 5º Cusco, 6º Tahuamanu, 7º Arequipa, 8º Yauli, 9º Callao y 10º Tambopata.
Ilo, Mariscal Nieto y Jorge Basadre están en el área de influencia de Southern Perú; Tahuamanu y Tambopata son importantes centros de producción de oro ilegal; en la provincia de Arequipa se ubica Cerro Verde y en Yauli se ubican la Refinería de La Oroya e importantes minas, la más importante de las cuales es Toromocho. De las 10 provincias, sólo tres no están en área de influencia minera: la capital del país, su puerto y el Cusco, que como excepción, su mayor IDH no se lo debe a la minería sino al turismo, por su riqueza arqueológica.
Cabe advertir que la mayoría de los especialistas en la minería aluvial, concuerdan que la minería en Madre de Dios, una de las dos regiones con menor pobreza en el país, no se debe desaparecer utilizando métodos violentos sino que se debe tecnificar para que no dañe el medio ambiente, lo que está plenamente demostrado que es factible con adecuados métodos de recuperación metalúrgica.
De concretarse en inversión los 4 compromisos dados a conocer en este mes, lo cual es altamente probable por el apoyo de los líderes más influyentes en el área donde se ubican los respectivos proyectos, el 2019 puede ser un año con una importante punto de inflexión positivo en la curva de inversión minera y en los años siguientes se podrá observar, como consecuencia de la misma, una mejora en los índices de los indicadores de desarrollo social.