Entrevista a Lucho Gonzales, Guitarrista
Por Alberto Rincón Effio
El Comercio, 15 de diciembre de 2017
Un reconocido abogado, profesor de Derecho de la Universidad Católica, le hizo al entonces aplicado alumno González la pregunta más importante de su vida: ¿abogado o mú- sico? El entonces joven guitarrista de Chabuca Granda le extendió la mano y se despidió para siempre de los claustros universitarios. Cincuenta años después, Lucho González, uno de los mejores guitarristas peruanos, con una trayectoria encumbrada por todo el mundo, se ilusiona con un gran proyecto: Siembra Musical Peruana, que busca descubrir y apoyar a diez guitarristas peruanos con pocos recursos a encaminar sus carreras.
— ¿Cómo nació el proyecto Siembra Musical Peruana? Es un proyecto desarrollado en la Argentina, que trata de buscar los grandes valores que hay en todo el país y ayudar a quienes no cuentan con recursos para aprender a tocar guitarra profesionalmente ni pueden tener un futuro como músicos. También es una necesidad personal de volcar en estos jóvenes los conocimientos y la experiencia que, gracias a Dios, tengo; algo que les va a servir para el resto de su vida. Esta inquietud fue entendida rápidamente por el ministro de Cultura, Salvador del Solar, y hemos empezado por Lima.
— ¿Qué expectativas tiene de la primera promoción? Estos diez muchachos no solo van a tener una salida laboral, sino que van a tener un amor por su instrumento y por la música nacional. Además del orgullo de haber sido atendidos por su país. Ya se hizo en Argentina y, sin importar en qué gobierno haya sido, siempre me han dado pie para continuar con este proyecto. Creo que a los 70 años es tiempo de devolverle un poco a mi país y poner lo que aprendí a su disposición.
— ¿Cómo fue que Chabuca lo escuchó por primera vez? Ella sabía que yo era hijo de Javier González [cantante de música criolla]. Un día llegué a su casa y me dijo: A ver, hijito, me han dicho que tocas mis cosas, a ver toca algo para mí. Le gustó cómo toqué y me conminó a que sea su guitarrista y dejara el Derecho para que me dedicara a la música. Ella estaba segura de que lo mío era la música.
—¿Cómo fue dejar su carrera? Justo había una gira para Buenos Aires, yo tenía todas mis notas aprobadas, solo me faltaban los exámenes finales. Le pedí a mi profesor que me permitiera aplazarlos y darlos cuando regrese, pero no quiso, me dijo que repitiera de año. Me preguntó: ¿abogado o músico? Me levanté, le di la mano y le dije: músico.
—¿Qué es lo que ha quedado de Chabuca Granda? Mientras más se sepa de ella, más se va a dar cuenta uno de lo que va quedando. Porque no solamente son melodías, lindas palabras o canciones, sino aptitudes. Ella fue una visionaria, una mujer vanguardista. Era campeona de natación, se metía a las radios a cantar cuando estaba mal visto y tenía que usar seudó- nimos. La señora Chabuca era una mujer excepcional, de avanzada, producto de la gente inteligente de su época.
—¿Cómo encuentra la escena musical peruana? Mucho mejor. Todavía confusa en algunos aspectos porque las identidades están un poco separadas cuando deberían ser una sola. Manuelcha Prado debe tener la misma importancia que Óscar Avilés y Raúl García Zárate.
—¿Qué hacemos con el material inédito de la música criolla? Es como tener minerales. Tiene que haber alguien que los trabaje y los convierta en materia prima para que vengan otros y los adapten. Muchos artistas nunca pensaron en esto, compusieron porque tenían que hacerlo y depende de muchas cosas para que sus temas reaparezcan. Están como en un freezer. Yo responsabilizaría a mucha gente de los medios para que hagan una labor de reconocimiento porque la han abandonado adrede.
—¿Por quién podríamos empezar? Con Manuel Acosta Ojeda, Pancho Quirós, Serafina Quinteras o Amparo Baluarte. Lo que pasa es que se ha restringido la música criolla y parece música que hay que tocar los 28 de julio y los 31 de octubre. Hay mucho desconocimiento y la culpa la tienen quienes no la dan a conocer. Es un desprecio absoluto de los medios de comunicación.
—¿Cuál cree que será su legado como músico? El único anhelo que tengo es legar lo que Dios me permitió aprender y explicárselo a estos muchachos. Si ellos no tienen miedo de mi trayectoria ni de mi imagen, voy a poder ser su amigo y me van a considerar un par.