Fernando Rospigliosi
Expreso, 16 de junio del 2025
El Congreso ha aprobado una ley de amnistía para los militares, policías y miembros de los Comités de Autodefensa que derrotaron al terrorismo entre los años 1980 y 2000, e impidieron que el Perú cayera en manos de las hordas comunistas asesinas.
La ley tiene dos partes. La primera establece que la amnistía implica dejar sin efecto las denuncias y procesos judiciales a los que “se encuentren denunciados, investigados o procesados por hechos delictivos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000.”
Se excluye explícitamente de la remisión “a los denunciados o imputados por terrorismo o por delitos de corrupción de funcionarios”.
La segunda parte concede amnistía de carácter humanitario a los adultos mayores de setenta años “que cuenten con sentencia firme con calidad de cosa juzgada o se encuentren en trámite de ejecución de sentencia, con pena privativa de libertad efectiva o suspendida”, por la misma razón.
De esta manera se pone fin a la implacable persecución de la mafia caviar y de los herederos del terrorismo a los miembros de las fuerzas del orden que los derrotaron.
Esa pandilla, que controla el sistema judicial, persigue incesantemente a militares y policías, sometiéndolos a la tortura de procesos que nunca terminan, destruyendo la estabilidad emocional y familiar, y encarcelándolos injustamente sin pruebas, recurriendo al fácil expediente de la “autoría mediata”.
Por ejemplo, acaban de reabrir por enésima vez un proceso a los marinos que debelaron el motín senderista en El Frontón en 1986 ¡hace 39 años!
Durante cuatro décadas, más de treinta efectivos de la Marina de Guerra (varios ya han fallecido), tienen que defenderse ante tribunales hostiles, por haber enfrentado terroristas armados que asesinaron a varios de sus compañeros y policías. Ellos cumplieron las órdenes del gobierno de Alan García que ordenó aplastar con energía el motín.
Y así, hay más de mil miembros de las fuerzas del orden –la mayoría adultos mayores- acosados perversamente por la mafia caviar y los herederos del terrorismo.
Uno de los hipócritas argumentos de esos miserables, es que ellos solo persiguen a los “malos” militares y policías, y no a los “buenos”.
Falso, por supuesto. Para ellos todos son malos. Por eso la fiscalía abre nuevos procesos todos los días por sucesos ocurridos hace treinta o cuarenta años. Ningún militar y policía está a salvo.
Por último, hay que señalar que en esta guerra, los terroristas no usaban uniforme y se escondían entre la población civil, lo cual, obviamente, dio lugar a errores. (En una guerra, si se captura a un enemigo sin uniforme, se le considera espía y se le fusila. Eso no ocurrió aquí, como lo demuestra la existencia de miles de detenidos terroristas.). Es decir, hay que tener en cuenta las circunstancias en que se combatió.
Falta la segunda votación para aprobar definitivamente la ley de amnistía. Es de esperar que sea pronto.