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La batalla del Reino Unido contra la pandemia

La batalla del Reino Unido contra la pandemia

Tras haber sido uno de los países más golpeados por la pandemia – contaba con una de las cifras más altas en exceso de muertes por millón al cierre del año pasado – el Reino Unido ahora se asoma como uno de los líderes de la vacunación global, junto a Israel y EEUU, habiendo inoculado a casi la cuarta parte de su población. Ello le ha valido una notable reducción de sus contagios y muertes por covid 19 como se observa en el siguiente gráfico.

Fuente: Macroconsult

¿Qué lecciones se pueden extraer del país británico desde el Perú que aún se encuentra en un nivel bastante lento de vacunación, sin contar además de las carencias de oxígeno y cama UCI que limitan los niveles de atención en la primera línea y exacerban las muertes día a día?

Un reciente artículo publicado por The Economist presenta las líneas de acción emprendidas por el país británico que cualquier país debería implementar no solo en la pandemia sino para potenciar la innovación en muchos otros campos del desarrollo, a destacar: flexibilizar los procesos gubernamentales, explotar la data existente de contagiados para acometer aislamientos rápidos y lo más importante, trabajar de la mano con el sector privado.

En este último punto, The Economist es enfático en decir que esta relación fue clave para cerrar los contratos con las vacunas por el know how del sector farmacéutico que tuvo el equipo técnico que asesoró al gobierno, algo que en nuestro país por el contrario fue siempre rechazado.

Si bien en los últimos días el ministro Ugarte ha declarado que los privados pueden negociar con los productores de la vacuna rusa Sputnik V, la premier Bermúdez ha vuelto a torcer sus declaraciones mencionando que ninguna empresa privada podrá cerrar contratos con privados “por el momento”. Todo ello sin considerar que hay por lo menos 10 plantas de oxígeno donadas por el sector minero que no están operando por absurdas trabas burocráticas (ver Lampadia: Hay diez plantas [de oxígeno] paradas por burócratas).

Esperemos pues que nuestras autoridades tomen en cuenta del éxito que está siendo la experiencia británica y den cuenta sin el apoyo y la innovación del sector privado, difícilmente podremos darle buena batalla al covid 19. Lampadia

Chispas vuelan
Lecciones de la pandemia británica sobre la promoción de la innovación

Actuar con rapidez y eliminar las barreras es lo mejor que puede hacer el gobierno

The Economist
27 de febrero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

 “Lo que es importante rara vez es urgente”, declaró Dwight Eisenhower. “Y lo urgente rara vez es importante”. Eisenhower no tuvo que liderar a EEUU a través del covid-19. La urgencia y la importancia de la tarea durante el año pasado han desterrado casi todo lo demás de la mente de la mayoría de los líderes. Pero ahora que la vacuna está entrando en acción, el gobierno británico está comenzando una vez más a pensar en las cosas que importarán más adelante. La próxima semana, junto con un presupuesto diseñado para hacer frente a las tensiones fiscales en el país, se espera que publique un “plan de crecimiento” para impulsar la productividad, con la innovación en el centro.

El gobierno tiene razón al intentar tirar la palanca de la innovación. El mundo puede estar en el umbral de un boom tecnológico con las ciencias de la vida, en las que Gran Bretaña sobresale, en su corazón. La innovación es crucial para la productividad y, en este frente, el desempeño de Gran Bretaña se ha quedado a la zaga de sus competidores en los últimos años. Su bajo gasto en I + D -menos de las tres cuartas partes del promedio de la OCDE, como porcentaje del PBI- aboga por un impulso.

Aquellos que recuerdan la década de 1970 pueden considerar esto como un camino peligroso. La promoción de la innovación puede convertirse rápidamente en un ejercicio para elegir ganadores o, como suele ser el caso, perdedores. La compra por parte del gobierno de 500 millones de dólares el año pasado de una participación en OneWeb, una empresa de satélites en quiebra, sugiere que ha olvidado las lecciones humillantes de esa triste década. Un segundo peligro es que las agendas políticas se confundan. El gobierno ha prometido “nivelar” las áreas más pobres del país, por lo que las ciudades desfavorecidas están presionando para obtener más dinero para sus universidades. Pero tratar de impulsar la innovación enviando dinero a instituciones débiles probablemente lleve a que las universidades promedio produzcan ideas sin importancia. El sistema británico de financiación de la investigación es despiadadamente elitista. Debe permanecer de esa manera.

El primer paso del gobierno para impulsar la innovación fue el anuncio el 19 de febrero de un plan para una Agencia de Investigación e Invención Avanzadas (ARIA), que se basa en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de EEUU. Ese es un comienzo prometedor. El propósito de ARIA es financiar investigaciones de alto riesgo y alta recompensa, probablemente financiando directamente a científicos excepcionales. Pero el dinero no es todo lo que importa. La exitosa traducción de la investigación de las ciencias de la vida en tratamientos durante la pandemia sugiere algunas medidas económicas que también pueden marcar la diferencia.

Uno es acelerar los procesos gubernamentales. La rapidez con la que se movió el regulador médico británico durante la pandemia es una de las razones por las que el despliegue de la vacuna está atravesando la población y los medicamentos identificados en Gran Bretaña están salvando vidas en todo el mundo. La urgencia no es exclusiva de las pandemias. Hacer las cosas rápidamente puede hacer que una inversión valga la pena y determinar dónde elige un emprendedor como base.

Otra medida útil que el gobierno debería utilizar es su capacidad única para superar las barreras. Al comienzo de la pandemia, los investigadores de covid-19, por ejemplo, no pudieron acceder a diferentes líneas de datos de servicios de salud. El gobierno alivió las restricciones sobre los datos existentes y permitió que los investigadores pidieran a las personas que habían dado positivo por covid-19 que se unieran a los ensayos. Ambos fueron cruciales para el esfuerzo.

Un último principio es el valor de las conexiones entre el gobierno y el sector privado. Kate Bingham, una capitalista de riesgo que dirigió el esfuerzo de adquisición de vacunas, sabía cómo tratar con las compañías farmacéuticas. Muchos de los funcionarios que trabajaban con ella tenían experiencia comercial. La cercanía del gobierno con las empresas durante la pandemia ha sido criticada, y quizás se otorgaron algunos contratos inútiles a compinches. Pero sin él, el esfuerzo de la vacuna no habría tenido éxito.

La innovación llevó a los seres humanos de las cuevas a las computadoras. Es algo difícil de alcanzar. Una buena educación, un régimen de inmigración acogedor y un entorno empresarial amistoso harán más para atenderlo. Pero algunos principios sensibles pueden ayudar a mantener encendida la llama. Lampadia




La innovación tecnológica se dispara

La innovación tecnológica se dispara

La pandemia ha dejado terribles estragos a nivel global en el 2020 en los frentes económico y sanitario y amenaza con hacerlo también el presente año con el reciente afloramiento de diversas cepas más contagiosas, lo cual ha volcado de nuevo a varios países a cerrar parcialmente sus economías.  Por otra parte, aún con el descubrimiento de las vacunas, la distribución para su inoculación en la población se ha tornado lenta inclusive en los países desarrollados, y por ello no es de sorprender que pulule en las redes mucho pesimismo respecto a si el 2021 efectivamente marcará el fin de la pandemia.

Para esos pesimistas, compartimos un reciente artículo de The Economist en el que se muestra la otra cara de la moneda que está dejando la pandemia, que pocos están viendo pero que resulta fundamental pues guarda fuertes implicancias para el crecimiento y la mejora de la calidad de vida de las personas.

“La nueva era de la innovación” la ha denominado The Economist, una época en la que se están gestando las condiciones para un apuntalamiento de la productividad gracias a la aparición de tecnologías innovadoras en varios sectores, como el ARN mensajero en el plano de las vacunas – que de hecho Moderna ya está evaluando para una posible vacuna contra el sida. Un salto cualitativo para el desarrollo de nuevas medicinas, más allá de las vacunas. Además, están los avances en la digitalización de la economía, que ha potenciado la inversión en tecnologías como el teletrabajo, la automatización manufacturera, entre otros avances.

Sin duda un artículo de recomendable lectura para dar cuenta que no solo hay razones para esperar un rebote de la producción mundial apenas haya sido superada la crisis del covid 19, sino que lo más probable es que también se observe un importante incremento en el crecimiento potencial o de largo plazo, por las mejoras en la productividad experimentadas en esta era de la innovación. Esto sin duda puede contribuir también a mejorar los prospectos del crecimiento del Perú también, un país que está íntimamente ligado a la mejora de la demanda externa de países de ingreso alto como EEUU y Europa. El rol de los gobiernos también será importante en este contexto por lo que The Economist también da ciertas recomendaciones al respecto como puede notarse a continuación. Lampadia

La nueva era de la innovación
Por qué está rompiendo un amanecer de optimismo tecnológico

La década de 2010 estuvo marcada por el pesimismo sobre la innovación. Esto está dando paso a la esperanza

The Economist
16 de enero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Durante gran parte de la última década, el ritmo de la innovación decepcionó a mucha gente, especialmente a esos miserables economistas. El crecimiento de la productividad fue mediocre y los nuevos inventos más populares, el teléfono inteligente y las redes sociales, no parecieron ayudar mucho. Sus efectos secundarios malignos, como la creación de poderosos monopolios y la contaminación de la plaza pública, se hicieron dolorosamente evidentes. Las tecnologías prometedoras se estancaron, incluidos los automóviles autónomos, lo que hizo que los evangelistas de Silicon Valley parecieran ingenuos. Los halcones de la seguridad advirtieron que la autoritaria China pasaba rápidamente por Occidente y algunas personas sombrías advirtieron que el mundo finalmente se estaba quedando sin ideas útiles.

Hoy comienza un amanecer de optimismo tecnológico. La velocidad a la que se han producido las vacunas covid-19 ha convertido a los científicos en nombres conocidos. Los avances destacados, un auge de la inversión en tecnología y la adopción de tecnologías digitales durante la pandemia se combinan para generar esperanzas de una nueva era de progreso: los optimistas predicen vertiginosamente unos “años locos”. Así como se exageró el pesimismo de la década de 2010 (la década vio muchos avances, como en el tratamiento del cáncer), las predicciones de la utopía tecnológica son exageradas. Pero existe una posibilidad realista de una nueva era de innovación que podría elevar el nivel de vida, especialmente si los gobiernos ayudan a que florezcan las nuevas tecnologías.

En la historia del capitalismo, el rápido avance tecnológico ha sido la norma. El siglo XVIII trajo la Revolución Industrial y las fábricas mecanizadas; los ferrocarriles y la electricidad del siglo XIX; los coches del siglo XX, los aviones, la medicina moderna y la liberación doméstica gracias a las lavadoras. En la década de 1970, sin embargo, el progreso, medido por el crecimiento general de la productividad, se desaceleró. El impacto económico estuvo enmascarado durante un tiempo por la acumulación de mujeres en la fuerza laboral, y una explosión de ganancias en eficiencia siguió a la adopción de computadoras personales en la década de 1990. Sin embargo, después de 2000, el crecimiento volvió a decaer.

Hay tres razones para pensar que este “gran estancamiento” podría estar terminando. Primero está la avalancha de descubrimientos recientes con potencial transformador.

  • El éxito de la técnica del “ARN mensajero” detrás de las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna, y de los tratamientos con anticuerpos a medida, muestra cómo la ciencia continúa potenciando la medicina. Los seres humanos son cada vez más capaces de adaptar la biología a su voluntad, ya sea para tratar enfermedades, editar genes o cultivar carne en un laboratorio. La inteligencia artificial por fin está mostrando un progreso impresionante en una variedad de contextos. Un programa creado por DeepMind, parte de Alphabet, ha demostrado una notable capacidad para predecir las formas de las proteínas; el verano pasado Openai presentó GPT-3, el mejor algoritmo de lenguaje natural hasta la fecha; y desde octubre, los taxis sin conductor han transportado al público por Phoenix, Arizona. Las espectaculares caídas en el precio de la energía renovable están dando a los gobiernos la confianza de que sus inversiones verdes darán sus frutos. Incluso China ahora promete neutralidad de carbono para 2060.
  • La segunda razón para el optimismo es el auge de la inversión en tecnología. En el segundo y tercer trimestre de 2020, el sector privado no residencial de EEUU gastó más en computadoras, software e investigación y desarrollo (I+D) que en edificios y equipos industriales por primera vez en más de una década. Los gobiernos están dispuestos a dar más dinero en efectivo a los científicos. Tras reducirse durante años, el gasto público en I+D en 24 países de la OCDE comenzó a crecer nuevamente en términos reales en 2017. El entusiasmo de los inversores por la tecnología se extiende ahora a los diagnósticos médicos, la logística, la biotecnología y los semiconductores. El optimismo del mercado sobre los vehículos eléctricos es tal que el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, que también dirige una empresa de cohetes, es el hombre más rico del mundo.
  • La tercera fuente de alegría es la rápida adopción de nuevas tecnologías. No se trata solo de que los trabajadores se hayan aficionado a las videoconferencias y los consumidores al comercio electrónico, por importantes que sean esos avances, por ejemplo, para aliviar las limitaciones a la búsqueda de empleo que plantea la escasez de viviendas. La pandemia también ha acelerado la adopción de pagos digitales, telemedicina y automatización industrial. Ha sido un recordatorio de que la adversidad a menudo obliga a las sociedades a avanzar. La lucha contra el cambio climático y la competencia de grandes potencias entre EEUU y China podrían impulsar más pasos audaces.

Por desgracia, la innovación no permitirá que las economías ignoren los obstáculos estructurales al crecimiento. A medida que las sociedades se enriquecen, gastan una mayor parte de sus ingresos en servicios intensivos en mano de obra, como comidas en restaurantes, en los que el crecimiento de la productividad es escaso porque la automatización es difícil. El envejecimiento de la población continuará arrastrando a los trabajadores hacia la atención domiciliaria de baja productividad. Las economías descarbonizantes no impulsarán el crecimiento a largo plazo a menos que la energía verde se dé cuenta de su potencial para volverse más barata que los combustibles fósiles.

Sin embargo, es razonable esperar que una nueva ola de innovación pueda revertir pronto la caída del dinamismo económico que es responsable de quizás una quinta parte de la desaceleración del crecimiento del siglo XXI. Con el tiempo, eso se convertiría en un gran aumento del nivel de vida. Quizás aún se pueda lograr más porque muchas industrias de servicios, incluidas la atención médica y la educación, se beneficiarían enormemente de una mayor innovación. Eventualmente, la biología sintética, la inteligencia artificial y la robótica podrían mejorar cómo se hace casi todo.

No es una ciencia exacta

Aunque el sector privado determinará en última instancia qué innovaciones tienen éxito o fracasan, los gobiernos también tienen un papel importante que desempeñar. Deben asumir los riesgos en proyectos más “moonshot”. El estado puede ofrecer más y mejores subvenciones a I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), como premios por resolver problemas claramente definidos. El estado también tiene una gran influencia sobre la rapidez con la que se difunden las innovaciones en la economía. Los gobiernos deben asegurarse de que la regulación y el cabildeo no frenen la interrupción, en parte proporcionando una red de seguridad adecuada para aquellos cuyos medios de vida se ven afectados por ella. La innovación se concentra en muy pocas empresas. Asegurar que toda la economía aproveche las nuevas tecnologías requerirá una aplicación de la legislación antimonopolio sólida y regímenes de propiedad intelectual más flexibles. Si los gobiernos están a la altura del desafío, entonces estarán a su alcance un crecimiento más rápido y mejores niveles de vida, lo que les permitirá desafiar a los pesimistas. La década de 2020 comenzó con un grito de dolor pero, con las políticas adecuadas, la década aún podría rugir. Lampadia




Las protestas de los artistas cubanos

Las protestas de los artistas cubanos

Recientemente se ha hecho visible un movimiento reaccionario a la dictadura cubana, cuyo epicentro se desarrolla en San Isidro, un barrio pobre de La Habana, y que comprende básicamente a artistas. Músicos, entre otras personas, que realizan actividades de alguna índole cultural.

Como muestra The Economist en un artículo que compartimos líneas abajo, resulta interesante que a pesar de no contar con una multitudinaria comitiva, sus reclamos han hecho mella en el régimen castrista, al punto de reversar parcialmente las censuras contra este grupo y generar diálogos activos con ellos. Por supuesto también se destaca el hecho que personas asociadas a las artes reclamen directamente hacia una dictadura de izquierda, cuando usualmente lo que se ha observado en nuestra región es normalmente son funcionales tanto a las ideológicas progresistas como a movimientos radicales.

Y es que ya no se puede permitir que la dictadura castrista siga controlando hasta el contenido en la difusión de las artes, algo que se suma a otras libertades coartadas desde el inicio de la tiranía castrista, como la libertad de expresión y las libertades económicas, las cuales han sumido a los cubanos en la miseria y la mendicidad. Prácticamente toda la población sufre de la escasez de bienes básicos y se debate en la pobreza extrema. Todo ello debe llamar a los cubanos a extender este tipo de protestas para finalmente derrocar un régimen que ya está enquistado por más de 70 años con desastrosas consecuencias en todos los ámbitos de su sociedad.

Así como sucedió en Bolivia con Evo, cuyo sorpresivo derrocamiento se dio por un levantamiento popular contra el fraude electoral, ya es hora de que pase algo parecido también en Cuba y por qué no, en Venezuela. Esperamos que no tengan que transcurrir más años para que ello suceda y que el “Movimiento San Isidro” sirva de punto de apoyo de todas las manifestaciones políticas que estén cansadas de la represión sistemática de las libertades por parte del régimen cubano.

Veamos el artículo de The Economist sobre el MSI. Lampadia

El arte de la disensión
El Movimiento San Isidro desafía al régimen cubano

El gobierno ha respondido con represión. Pero el movimiento de los disidentes ve señales de progreso

The Economist
5 de diciembre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

La puerta de entrada de Damas 855, un edificio destartalado en San Isidro, un barrio pobre de La Habana, se partió como una espoleta cuando agentes de seguridad la atravesaron la noche del 26 de noviembre. El candado y la cadena cayeron al suelo. Los agentes, vestidos con batas médicas, detuvieron a 14 personas (su pretexto era que uno de los vecinos había violado un protocolo de prueba del covid-19). Se habían encerrado durante ocho días para protestar por la detención de Denis Solís, un joven rapero que había sido acusado de irrespeto a la autoridad y condenado a ocho meses de prisión. Algunos de los habitantes de Damas 855 estaban en huelga de hambre y sed. Los coches de la policía se llevaron a los detenidos. Facebook, YouTube e Instagram cayeron en la mayor parte de la isla durante aproximadamente una hora. Las conexiones han sido irregulares desde entonces.

Para los defensores de la revolución cubana de 62 años, los partidarios del Movimiento San Isidro (MSI) son réprobos. En Twitter, el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, lo calificó como un “espectáculo imperial para destruir nuestra identidad y volver a subyugarnos”. Una foto del presidente Donald Trump acompañó al tuit. Los medios estatales se hicieron eco del mensaje.

Algunos cubanos tienen una visión más amable del movimiento, que incluye artistas, académicos, periodistas, raperos, poetas y científicos que abogan por una expresión más libre y más democracia de la que permite el régimen comunista. Sus líderes son Luis Manuel Otero, artista de performance, y Maykel “El Osorbo” Castillo, un músico que se cosió los labios en la cárcel en agosto. Se reúnen en una parte de La Habana Vieja donde los residentes principalmente negros viven en viviendas destartaladas a la sombra de hoteles de lujo. Cuando un balcón se derrumbó en enero y mató a tres niñas, Otero usó un casco durante nueve días para honrarlas. Ha sido arrestado más de 20 veces en los últimos dos años. Su huelga de hambre lo llevó al hospital.

El movimiento se inició en septiembre de 2018 en respuesta al Decreto 349, que proponía restringir la actividad cultural no autorizada por el Ministerio de Cultura. Después de una protesta ese mes fuera de la legislatura cubana, el gobierno suspendió la aplicación del decreto. Eso no le ha impedido silenciar las voces que no le gustan.

El MSI no es comparable al movimiento de masas de Bielorrusia para derrocar una dictadura. Cuba no tiene ese movimiento, aunque los activistas a favor de la democracia se encuentran entre las 1,800 personas que han sido arrestadas arbitrariamente en los primeros ocho meses de 2020, según Human Rights Watch. El MSI tiene más en común con otras protestas locales recientes que le han arrancado pequeñas concesiones al régimen.

En agosto de 2017, los cuentapropistas (empresarios) propusieron reformas, como el derecho a incorporarse, al Ministerio de Trabajo. Inicialmente fueron rechazados. El gobierno forzó la cancelación de eventos destinados a ayudar a los empresarios en ciernes. Cuando en 2018 amenazó con restringir a cada empresario a una sola línea de negocio, los cuentapropistas, que dirigen gran parte de la industria turística económicamente vital, dijeron que harían huelga. Se suavizaron las reglas.

Un choque entre los jugadores que improvisaron SNET, una intranet privada y el ministerio de Comunicaciones, se desarrolló de manera similar, aunque el gobierno rindió menos. En una isla con conectividad deficiente y costosa, la red era una forma para que los jugadores jugaran entre sí, a menudo juegos que habían creado. Cuando el gobierno restringió el uso de tales redes y amenazó con confiscar el equipo en mayo de 2019, los usuarios de SNET quedaron devastados. Varias decenas se reunieron en el ministerio para protestar. Los coches de policía los rodearon rápidamente. El gobierno finalmente decidió que se permitiría SNET y su hardware, pero bajo la supervisión de los clubes de informática juvenil estatales.

Al igual que los cuentapropistas y los jugadores de SNET, el MSI comenzó en respuesta a una amenaza a las actividades privadas de sus miembros. Pero tiene más potencial para crecer. Al día siguiente de la redada de Damas 855, cerca de 300 personas, muchas de ellas simpatizantes de otros movimientos, se reunieron fuera del Ministerio de Cultura y se negaron a irse hasta que el viceministro, Fernando Rojas, accediera a reunirse con ellos. Las fuerzas de seguridad y los “grupos de respuesta rápida”, entrenados para gritar consignas comunistas a los escépticos, inundaron la zona. Agentes vestidos de civiles tomaron fotos y grabaron videos.

Rojas se reunió con unos 30 activistas durante casi cinco horas del 27 al 28 de noviembre y prometió más diálogo. Pero el gobierno luego lanzó una campaña mediática contra el MSI. La policía persiguió a Otero después de su alta del hospital.

Aun así, el movimiento cree que ha avanzado. El encuentro fuera del Ministerio de Cultura es un signo de una “discordancia colectiva” emergente, dice Carlos Manuel Álvarez, uno de los detenidos de Damas 855 y cofundador de “El Estornudo”, una revista en línea independiente. Él ve eso como una amenaza directa a la cultura de sumisión exigida por el régimen. Su acuerdo para reunirse con los participantes en una protesta tan grande “no tuvo precedentes”, dice Camila Ramírez Lobón, una artista visual que se unió al encuentro con Rojas. Artistas que son populares y aceptables para el régimen, como Fernando Pérez, director de cine, y Leoni Torres, músico, han respaldado públicamente al MSI.

Internet, por poco fiable que sea, hace que estos movimientos sean más difíciles de controlar. Más del 60% de los cubanos tienen acceso a una conexión. Eso ha llevado a “una explosión de activismo cívico” entre grupos que abogan por causas como el feminismo, los derechos de los homosexuales y los derechos de los animales, dice José Jasán Nieves, editor de El Toque (“The Touch”), una publicación en línea independiente. Algunos estaban en la protesta del ministerio de cultura. Si unen fuerzas con más frecuencia, podrían desafiar al gobierno de manera más efectiva.

El gobernante Partido Comunista de Cuba, dividido entre la línea dura que recuerda la revolución y los funcionarios más jóvenes que son un poco más liberales, no está a punto de ceder. El 1 de diciembre, el gobierno liberó a Silverio Portal Contreras, un prominente preso político (y partidario de Trump, que ha impuesto sanciones al régimen cubano). Eso probablemente no sea una señal de que el régimen se esté volviendo tolerante con la disidencia. Lo más probable es que fuera una forma de calmar la ira por la redada de San Isidro.

La mayoría de los cubanos, que hacen cola durante horas para conseguir huevos o gallinas, a menudo para volver a casa con las manos vacías, tienen poco interés en las acciones de agitadores como los de MSI. Su sufrimiento ha empeorado desde que la pandemia cerró el turismo. Pero una vacuna, y quizás una suavización de las sanciones estadounidenses por parte de la administración entrante de Biden, podría eventualmente aliviar la escasez. Más cubanos podrían preguntarse entonces por qué tienen tan poca libertad. Lampadia




Lecciones para impulsar la inversión pública

Lecciones para impulsar la inversión pública

La inversión pública se ha tornado un componente importante en los planes de reactivación de los gobiernos para paliar los efectos de la pandemia.  Sin embargo, a diferencia de otros componentes del gasto como el consumo o la inversión privada, la inversión pública cuenta con varias particularidades que hacen que su impulso a veces no logre los cometidos deseados, redundando por ejemplo en infraestructuras de uso público no necesaria dadas las brechas y potencialidades del país, ineficiencia reflejada en excesivos sobrecostos o corrupción. Todo ello, sin considerar la lenta ejecución en todos los niveles de gobierno que en nuestro país supone un problema histórico y estructural que atrasa su cierre de brechas sociales y de infraestructura.

En un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo, el popular medio británico recomienda, a la luz de las buenas prácticas internacionales, un par de políticas que permitirían reducir estos errores en la implementación de la inversión pública.

SI bien recientemente, el Perú ha cumplido nominalmente con una de ellas, que es la selección de una cartera de inversiones de alto impacto en la productividad y competitividad en el corto plazo, que además toma en cuenta las externalidades positivas y potencialidades en las regiones que interviene – el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad – la ejecución de esta cartera ha sido mínima – sería del 3.3%, desde que se estipuló en el 2019, según el Consejo Privado de Competitividad. Si bien la pandemia ralentizó sobremanera los procesos de adjudicación de por lo menos 21 obras (de un total de 52), sí hay razones para pensar que el gobierno no está poniendo el suficiente impulso al respecto pues varios megaproyectos en ejecución de esta cartera se encuentran paralizados.  Tal es el caso de Chavimochic III y Majes Siguas II, por ejemplo, ambas APP que se encuentran trabadas desde hace más de 4 años y cuya contribución sobrepasa los S/. 3,000 millones, para no mencionar los múltiples casos de retrasos mayúsculos y sobrecostos de la mayoría de obras previas al anuncio del último plan.

Y ello está atado a la segunda recomendación de The Economist, que creemos que el Estado peruano no logra entender todavía, que es la de aprovechar la participación del sector empresarial e impulsar las APP y otro modelos de cofinanciamiento privado, que al ser mejor administrados y de mayor envergadura, tienen mejores prospectos en el logro de los objetivos de cierre de brechas y generación de empleo.

Saludamos que en esta coyuntura económica tan difícil en nuestro país la inversión pública pareciera que por fin ha cambiado su tendencia y ha empezado a reportar tasas de crecimiento positivas interanuales en los meses de octubre (6.6%), noviembre (28.4%) y diciembre (36.8%), después de estar en rojo casi todo el año. Sin embargo, si el gobierno de transición quiere realmente generar el mayor crecimiento en el menor tiempo posible, debe concentrar sus esfuerzos en destrabar los grandes megaproyectos de infraestructuras como los anteriormente mencionados y también los mineros como Tía María y Conga, pues su mismo alcance y articulación con otros sectores productivos podrían generar un quiebre positivo en la economía peruana que es lo que necesitamos a gritos este año, tras todo lo perdido en el 2020. Lampadia

Inversión pública
Cómo conseguir la infraestructura adecuada

Todos los países quieren construir más puentes, carreteras y redes de energía renovable. No será fácil

The Economist
2 de enero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

En 1916, Cincinnati decidió construir un nuevo y magnífico sistema de metro. Después de décadas de errores, fue abandonado en 1948, y hoy hay dos millas de túneles debajo de la ciudad que nunca se han utilizado. Ese cuento con moraleja sigue siendo relevante. Los políticos de todo el mundo están pidiendo más gasto en infraestructura. Sin embargo, pocas industrias tienen un historial peor de llegar a tiempo y dentro del presupuesto. Para que el auge incipiente produzca mejores resultados, los gobiernos y las empresas deben aprender a adoptar las mejores prácticas de todo el mundo.

La mayoría de los países han promulgado planes de estímulo a corto plazo para hacer frente a la pandemia. El 27 de diciembre, el presidente Donald Trump firmó un proyecto de ley de gastos de 900,000 millones de dólares. Pero también hay ganas de darse un atracón de infraestructura. Joe Biden quiere gastar US$ 2 trillones en carreteras, redes eléctricas y ferrocarriles, y espera obtener el apoyo de ambos partidos para sus planes. La Unión Europea acaba de aprobar un presupuesto de 1.8 trillones de euros (2.2 trillones de dólares), una parte del cual es para inversiones digitales y energéticas.

El enamoramiento de la nueva infraestructura es comprensible. La inversión pública y privada se han estancado en un 3-4% del PBI en todo el mundo. Eso es muy poco para mantener activos viejos en los países desarrollados (un tercio de los puentes estadounidenses están chirriantes) o para proporcionar suficiente agua limpia y electricidad en el mundo emergente. Las bajas tasas de interés significan que el financiamiento es barato y muchos economistas piensan que la recuperación de la inversión en infraestructura es atractiva. Mientras tanto, el cambio climático y la digitalización de la economía están creando una gran demanda de conectividad y sistemas de energía renovable, incluidas las redes 5G.

En la práctica, sin embargo, el historial de la infraestructura está tan lleno de baches como una autopista de Mumbai. Los sobrecostos a menudo superan el 25%. Dos tercios de los casos de soborno extranjero involucran acuerdos de infraestructura. China gasta más que nadie, pero quizás la mitad de sus inversiones han destruido el valor económico. India tuvo un auge en la década de 2000 que terminó en un fango de deudas. Incluso Alemania lucha por hacerlo bien. Todo esto refleja algunos problemas subyacentes profundos. La mayoría de los proyectos tienen un horizonte temporal más allá del de los políticos y los votantes. A menudo son únicos en su clase: China solo tiene Tres Gargantas para represar, no seis. Y los beneficios económicos completos creados por una carretera, por ejemplo, no son capturados por la organización que la paga.

Sin embargo, la amarga experiencia sugiere al menos dos lecciones universales. En primer lugar, los gobiernos deben seleccionar proyectos de manera sistemática creando una lista única y eligiendo aquellos con mayor rentabilidad. Esta evaluación debe tener en cuenta las externalidades, incluido el impacto en las emisiones de carbono, y los retrasos, que son una gran fuente de sobrecostos. Y debe ser realizado por organismos que sean independientes de aquellos que construyen y administran activos. A menudo, los proyectos seleccionados no serán los nuevos y relucientes templos en los que a los políticos les gustan sus nombres, sino humildes reparaciones y mantenimiento.

La segunda lección es aprovechar el sector privado. No solo es una fuente de capital —los fondos de infraestructura global tienen más de US$ 200,000 millones esperando ser desplegados— sino que los proyectos con inversionistas privados también tienden a administrarse mejor. Eso significa desarrollar contratos estandarizados y reguladores independientes que protejan a los contribuyentes, pero también brinden a los inversionistas una certeza razonable de un rendimiento adecuado.

Ambas lecciones pueden parecer obvias. Algunos lugares, como Chile y Noruega, tienen la infraestructura adecuada. Pero más de la mitad de los países encuestados por el FMI no mantienen una cartera nacional de proyectos. Y en la mayoría de los casos, el registro es asombrosamente errático. EEUU está derrochando 5G pero tiene aeropuertos miserables y muy poca energía renovable. Europa tiene aeropuertos y parques eólicos brillantes, pero está en la edad de piedra con el 5G. La infraestructura es una de las últimas industrias locales que quedan donde todavía se pueden obtener ganancias fáciles copiando a otras en todo el mundo. Si compara la inversión pública en más de 100 países, la adopción de las mejores prácticas podría hacer que el gasto sea un 33% más eficiente. El premio es enorme. No espere un metro en Cincinnati. Lampadia




Perú encabeza exceso de muertes por millón

Perú encabeza exceso de muertes por millón

Sorprendentemente Michael Reid, editor para América Latina y España de The Economist, arremetió en Twitter contra la gestión del ex presidente Vizcarra señalándolo como uno de los principales causantes de la terrible crisis sanitaria del Perú y muestra gráficos en los que se observa que al cierre del año, nuestro país encabeza el exceso de muertes por millón desde que explotó la pandemia, posicionándolo como el más afectado del mundo.

Una vez más los llamados de los medios internacionales nos dan la razón (ver Lampadia: Un peligroso populismo se cierne en el Perú, Perú entre los peores países frente al covid 19, La última línea no miente).  Repetidas veces durante el año advertimos del nefasto manejo del gobierno de la pandemia en diversos frentes, que iban más allá de nuestras deficiencias de infraestructura en nuestro sistema de salud:

  • Cero coordinaciones con el sector privado y la sociedad civil en la distribución de alimentos de primera necesidad para aislar familias contagiadas, e inclusive rechazo de recibimiento de plantas de oxígeno por parte de empresas.
  • Insistencia en diagnosticar con pruebas rápidas cuando ya se sabía que inducían al error (¿corrupción?), y poco interés en adquisición de pruebas moleculares.
  • Llevar a cabo medidas absurdas como cuarentenas generalizadas y cierres los domingos, así como la restricción de vehículos particulares que conllevan, entre otros factores, a mayores aglomeraciones y riesgo de contagio.
  • Nulo desarrollo o si quiera ensayo de un sistema de rastreo de contactos (se rechazaron ofertas de apoyo), que permitiese aplastar al covid mediante el aislamiento de personas con interacciones con contagiados.

A esto se suma lo que ya todos conocemos, que el Perú se encuentre último en la cola de la región respecto a firma de acuerdos de compra de vacunas (ver en Lampadia: ¿Qué paso con la vacuna?). Mientras ahora, nosotros seguimos esperando que el nuevo gobierno de Sagasti reaccione, Colombia, México, Chile y Costa Rica iniciaron sus vacunaciones esta semana, mientras que Argentina estarían por empezar la próxima. Y a pesar de esta gravísima responsabilidad se mantuvo a la ministra de salud Pilar Mazzetti, lo cual deja un terrible precedente para el manejo futuro de la pandemia en los próximos meses.

Urge pues hacer un cambio en la cartera de salud y cambiar completamente de enfoque. No se puede seguir con el mismo accionar sabiendo la desgracia en la que nos dejó el gobierno pasado, que como reiteramos, nos ha dejado con la mayor cantidad de muertes y con un minúsculo stock de vacunas.

Esperemos que el gobierno de Sagasti reaccione y tome en cuenta estas advertencias y no persevere en el error de muchas de las políticas de Vizcarra, de lo contrario crearemos una crisis humanitaria y encabezaremos estos penosos rankings.

A continuación, compartimos la nota de Gestión sobre el twit de Michael Reid.

Editor de The Economist plantea que Vizcarra sea investigado por mal manejo de la pandemia

En un tuit, Michael Reid dijo que la “pésima gestión” del exmandatario Vizcarra sería, sin lugar a dudas, uno de los “muchos factores” detrás del mal desempeño del Perú durante la crisis del coronavirus.

Michael Reid, editor para Latinoamérica y España de The Economist.

Diario Gestión
28 de diciembre, 2020
Glosado por Lampadia

El editor para Latinoamérica y España de The Economist, Michael Reid, criticó el manejo de la pandemia del COVID-19 en Perú por parte del expresidente Martín Vizcarra, contra quien pidió una “investigación imparcial”.

En un tuit publicado ayer, Reid dijo que la “pésima gestión” de Vizcarra sería, sin lugar a dudas, uno de los “muchos factores” detrás del mal desempeño del Perú frente al coronavirus.

Podría haber muchos factores detrás del mal desempeño del Peru frente a la pandemia sugerido por estos cuadros. Pero sin duda uno sería la pésima gestión de Martín Vizcarra. Motivo para autocrítica de los muchos que todavía lo apoyan. Y para una investigación imparcial”, anotó el columnista.

Según los gráficos que compartió, al 16 de diciembre, el Perú lidera el ranking mundial con más de 2,000 fallecidos en exceso por cada millón de habitantes.

También se puede comprobar este papelón del gobierno peruano, en el siguiente gráfico, donde aprecia el tema sanitario y el económico. En ambos nos destacamos por torpes.

Lampadia




La destructiva política de identidad

La destructiva política de identidad

Tras haberse registrado una tasa de participación de votantes récord en EEUU –la más alta de los últimos 120 años – reflejada además en un resultado apretado entre facciones republicanas y demócratas en varios estado clave que redundó en varias impugnaciones por parte del presidente Trump contra la legalidad del mismo proceso electoral, cabe realizar algunas reflexiones sobre los niveles de conflictividad a los que fue llevado la sociedad estadounidense los últimos días y cómo esto no ha sido exclusivo en este país en los últimos años.

Ello está atado a lo que comentamos hace algún tiempo respecto a la deformación que han sufrido las derechas en los últimos años en el mundo occidental y parte del oriental (ver Lampadia: El cinismo del populismo, El nuevo conservadurismo, Crisis democrática en la India) hacia el nacionalismo populista, con EEUU, Gran Bretaña y la India por ejemplo, lo cual ha llevado a una suerte de constante conflicto entre las clases políticas, así como el desprecio hacia las instituciones que constituyen las bases de una democracia (Poder Legislativo, Judicial, entre otros)  por parte de los líderes que actualmente se encuentran haciendo gobierno.

Un reciente artículo publicado por The Economist agrega que este fenómeno ya no es exclusivo de la derecha porque también se ha venido replicando con las izquierdas como el caso de AMLO en México y hasta hace poco con Morales en Bolivia, cuyo sucesor, Luis Arce, seguiría la misma línea. Así The Economist la ha denominado como la “política de  identidad”, una suerte de ideología, cuyo único fin es exacerbar prejuicios culturales entre los votantes para generar conflicto en sus representantes, obstruyendo los compromisos necesarios para que la sociedad avance en las reformas que necesita.

De ahí que referirse a problemas que inclusive son de sentido común como lucha contra el calentamiento global o la prevención de la misma pandemia, a través del distanciamiento social o el uso de mascarillas, sea acusado directamente como algo afín a cierta posición política.

Sin duda consideramos que este problema es gravísimo y se está tornando estructural en las democracias más desarrolladas, pero coincidimos con The Economist que hay esperanzas para pensar que podría hacérsele frente. En todo caso uno debe estar atento a futuros embates por parte de partidos políticos que tomen esta bandera en nuestro país porque ya sabemos hacia dónde van sus objetivos. Veamos el análisis de The Economist al respecto. Lampadia

La resiliencia de la democracia
La democracia contiene las semillas de su propia recuperación

Una recesión democrática global no tiene por qué durar para siempre

The Economist
26 de noviembre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

A pesar de todos los esfuerzos de Donald Trump por revertir las elecciones de este mes, la democracia estadounidense nunca pareció ceder después del día de las elecciones. Efectivamente, el 23 de noviembre, incluso cuando el presidente una vez más condenó “la elección más corrupta en la historia de EEUU”, acordó que el gobierno federal debería darle a Joe Biden los recursos que necesita para prepararse para el cargo.

Trump todavía ha hecho daño, al igual que los líderes republicanos que lo complacieron. Dado que cuatro de cada cinco votantes republicanos dicen que el voto fue “robado”, la confianza en la imparcialidad de las elecciones se ha visto sacudida y Biden ha sido injustamente socavado desde el principio. De ahora en adelante, en las votaciones reñidas, trabajos rutinarios como contar y certificar votos correrán el riesgo de ser parte del campo de batalla. Eso no es una amenaza para la existencia de la república, pero marca un mayor deterioro partidista en la democracia estadounidense.

También es parte de una recesión democrática global. El colapso de la Unión Soviética llevó a un florecimiento en el número y la calidad de las democracias liberales, pero ahora la tendencia se ha invertido. Hungría y Polonia están bloqueando el presupuesto de la Unión Europea porque sus gobiernos se niegan a someterse al estado de derecho. Nuestro informe describe cómo en la democracia más grande del mundo el Partido Bharatiya Janata (BJP) bajo Narendra Modi está capturando instituciones, incluidos los tribunales, la policía y ahora, se teme, la comisión electoral. The Economist Intelligence Unit (EIU), nuestra organización hermana, ha estado compilando un índice de democracia desde 2006. El puntaje del año pasado fue el peor de todos. El covid-19 ha acelerado el declive.

La amenaza no proviene de golpes militares sino de gobiernos en el poder. Con el tiempo, los líderes sin escrúpulos pueden vaciar la democracia por completo. Hace dos décadas, Venezuela celebró elecciones significativas; hoy está a punto de eliminar el último núcleo de oposición. Pero incluso en países donde tal calamidad es impensable, la erosión de normas e instituciones conduce a un peor gobierno. Para revertir esto, debe comprender qué salió mal.

Ya sea que los apoye o no, Trump y sus compañeros populistas llegaron al poder como respuesta a las fallas de los gobiernos democráticos. En los países ricos, los votantes de la clase trabajadora llegaron a creer que los políticos no se preocupaban por ellos, después de que sus niveles de vida se estancaron y se preocuparon por la inmigración. En Europa central y oriental, los gobiernos que buscaban unirse a la UE prestaron más atención a Bruselas que a sus propios votantes. En los países en desarrollo, la corrupción envió el mensaje de que las clases dominantes estaban interesadas principalmente en sus propias cuentas bancarias.

Los políticos emprendedores respondieron a estos sentimientos elevando la identidad muy por encima de la política para mostrar a los votantes que sus quejas son importantes. Tal fue la agitación que algunos viejos partidos fueron barridos: en Francia en 2017 ganaron solo una cuarta parte de los votos entre ellos. Polonia había prosperado bajo un gobierno centrista, pero Law and Justice les dijo a los votantes que sus valores católicos estaban siendo atacados desde Bruselas. En Brasil, Jair Bolsonaro respaldó el desprecio de los votantes por la clase política. Tan implacable es el enfoque de Trump en la identidad de su base que ni siquiera propuso un programa para su segundo mandato.

La política de identidad, impulsada por las redes sociales y la televisión y la radio partidistas, ha vuelto a involucrar a los votantes. La participación es el único componente del índice de democracia de la EIU que ha mejorado desde 2006. Biden y Trump obtuvieron más votos que cualquier candidato presidencial en la historia. Pero al resolver uno de los problemas de la democracia, la política de identidad ha creado otros.

Esto se debe a que una política que refuerza identidades inmutables aleja la tolerancia y la paciencia que necesita una democracia para resolver los conflictos sociales. En las discusiones sobre quién obtiene qué, la gente puede dividir la diferencia y sentirse satisfecha. En las discusiones sobre quiénes son, por ejemplo, sobre religión, raza y anti-elitismo, el compromiso puede parecer una traición. Cuando están en juego formas de vida, los demás no solo están equivocados, sino que son peligrosos. Al no haber importado lo suficiente, las elecciones ahora importan demasiado.

En algunos países, los líderes mayoritarios han explotado esta lealtad tribal para hacer noble a las instituciones que se suponía que debían controlarlos. En Turquía, Recep Tayyip Erdogan gobierna como si el poder democrático fuera absoluto y condena a quienes lo bloquean como enemigos de la república. En México, Andrés Manuel López Obrador elude poderes enteros del gobierno, que supuestamente han sido capturados por las élites, y apela directamente a sus partidarios en referendos. En India, cuando la comisión electoral persiguió a los candidatos del BJP con menos escrúpulos que a sus oponentes, uno de los tres principales comisionados se opuso, solo para encontrar a su familia investigada por evasión fiscal.

Las instituciones estadounidenses están protegidas por el profesionalismo de sus jueces y funcionarios. Muchos de ellos se sienten atados por las normas establecidas por quienes les precedieron. Cuando Trump trató de subvertir las elecciones, fracasó abyectamente porque innumerables personas cumplieron con su deber.

Como resultado, el principal daño que la política de identidad le hace a EEUU proviene de la animosidad y el estancamiento. Se supone que la política resuelve los conflictos de la sociedad, pero la democracia los está generando. En parte porque las tribus viven en universos de información diferentes, cuestiones de hecho como el uso de máscaras y el cambio climático se transforman en disputas sobre el modo de vida de las personas. El resultado es que la política estadounidense ha vuelto a dejar de responder. Enciende tanto a la gente que obstruye los compromisos necesarios para que la sociedad avance.

Vote por el cambio

Algunos advierten que el descontento que esto crea provocará la muerte de las democracias, un resultado que sus enemigos, defendido por Vladimir Putin, han planeado lograr. Y, sin embargo, hay muchas razones para tener esperanza. Una de las fortalezas de la democracia es que promete muchas oportunidades para comenzar de nuevo. Mientras se celebren elecciones, siempre existe la posibilidad de echar a patadas a los sinvergüenzas incluso en lugares donde los gobiernos apilan el voto. En las ciudades de Hungría y Polonia, los votantes han comenzado a rechazar la represión y el amiguismo. En las elecciones de la UE el año pasado, los populistas obtuvieron peores resultados de lo esperado. Quizás el péndulo ya ha comenzado a oscilar. India es demasiado vasta y diversa para que un solo partido gobierne por sí solo.

La democracia también es adaptable. En la elección de EEUU, los republicanos obtuvieron votos hispanos y negros; y en Gran Bretaña el año pasado, el gobernante Partido Conservador ganó escaños laboristas en Midlands. Esa mezcla es justo lo que necesita la política en ambos países, porque anima a los partidos de izquierda y derecha a salir de sus reductos tribales y a inclinar la balanza del esfuerzo político lejos de la identidad y hacia los resultados.

La democracia está, para bien o para mal, también vinculada a la suerte de la superpotencia que está más estrechamente vinculada a ella. EEUU apoya la democracia en parte a través del ejemplo y la promoción. En casa, Biden intentará restaurar normas como la independencia del Departamento de Justicia. En el extranjero, no complacerá a los autócratas y a los tiranos tanto como Trump. Y EEUU podría impulsar la democracia a través de políticas de poder. Si Biden quiere crear una alianza para ayudar a EEUU a mantenerse a la cabeza en la carrera contra China por el dominio tecnológico, la democracia ayudará a definirla.

Sobre todo, la democracia es algo por lo que la gente lucha. Cada fin de semana, los bielorrusos arriesgan su libertad y su vida saliendo a las calles a desafiar al dictador que les niega el derecho a elegir quién debe gobernarlos, tal como lo han hecho los hongkoneses, sudaneses y tailandeses. Es una inspiración que los votantes de todas partes deben llevar consigo a las urnas. Lampadia




Maradona

Maradona

The Economist hace poco dedicó un breve artículo al recientemente fallecido Diego Maradona, aquel argentino que probablemente fuera el mejor jugador de fútbol de su generación y que, al día de hoy, aún se disputa el título al mejor de la historia con otros grandes como Pelé, Cristiano Ronaldo y Messi en dicho deporte.

Como bien destaca el popular medio británico, sin duda fue una figura que desde muy pequeño presentaba dotes futbolísticos sin igual comparados a sus pares argentinos, lo que le permitió ascender rápidamente hacia las filas de los clubes europeos.

Lamentablemente, así como se dio su rápido lanzamiento al estrellato, le vino encima una vida llena de excesos en las drogas en su paso por Italia, que tras varios años lo inhabilitó progresivamente de seguir jugando y de si quiera poder desarrollar una posterior carrera decente como técnico de selección y/o clubes extranjeros.

En todo lo no futbolístico, Maradona fue una gran decepción, por decirlo amablemente. Dio los peores ejemplos posibles con las drogas, maltrato a mujeres, no reconocimiento de sus hijos, condescendencia con dictadores y genocidas como Castro y Chávez; inclusive hizo trampa con un gol con la mano en un campeonato mundial. Pero los argentinos, que hace 50 años endiosaron a Juan Domingo y Evita Perón, y quebraron su progreso social, son muy dados a cerrar los ojos ante figuras como las de Maradona.

Muchos disculpan su mal comportamiento por su origen humilde y pobre educación, pero Pelé, tuvo las mismas desventajas de origen que Maradona, y sin embargo, fue siempre un modelo de deportivismo y civismo.

Desde Lampadia no podíamos dejar de comentar su historia y lamentar que su arte no sirviera para que lograra ser un mejor modelo de vida. Lampadia

Divino y condenado
La vida bendita y maldita de Diego Maradona

Muere uno de las mejores futbolistas de Argentina y del mundo

The Economist
28 de noviembre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Vivirá para siempre en esa soleada tarde de junio de 1986 en el estadio Azteca de la Ciudad de México. Fueron los cuartos de final del Mundial entre Argentina e Inglaterra. En el minuto 55, Diego Armando Maradona recogió el balón en la mitad argentina y se abrió paso a través de la defensa inglesa como si no estuviera allí antes de lanzar un tiro raso y fuerte. Fue uno de los mayores goles de todos los tiempos. Llegó apenas cuatro minutos después de que Maradona, con el partido sin goles, se hubiera levantado para recibir un despeje fallido en el área de Inglaterra y metiera el balón en la red. Había marcado, dijo después, “un poco con la cabeza y un poco con la mano de Dios”. Sin video arbitraje en ese entonces, el gol se mantuvo. Fue, dijo, una especie de venganza por la derrota de Argentina a manos de los ingleses en la guerra de las Malvinas cuatro años antes.

Entre ellos, esos goles resumieron a Maradona, quien murió de un infarto a los 60 años el 25 de noviembre. Bendecido con talento divino, tenía poco respeto por las reglas en una vida que ofrecía riquezas pero que siempre era una lucha. Encarnaba la idiosincrasia de su país, como señaló Clarín, un diario argentino: “Maradona son los dos espejos, eso en lo que es un placer mirarnos y eso que nos avergüenza”.

Hijo de una empleada doméstica y un trabajador de una fábrica, creció en una choza de hojalata y cartón en Villa Fiorito, en los suburbios de Buenos Aires. De adulto medía metro y medio, pero su cuerpo rechoncho y piernas musculosas le daban un poder explosivo. Sus marcas registradas serían carreras en aumento, la pelota pegada a sus pies y una visión instintiva.

Su carrera profesional comenzó cuando tenía 15 años en Argentinos Juniors, un club histórico pero modesto. El éxito allí lo llevó a Boca Juniors y luego a Barcelona y Napoli. Pero encontró la fama y la fortuna difíciles de manejar. Ansiaba afecto. El club nocturno en compañía de gorrones y gánsteres lo llevó a la adicción a la cocaína. Había muchas mujeres, a algunas de las cuales golpeaba, y suficientes niños para formar un equipo de fútbol.

La segunda mitad de la vida de Maradona fue trágicamente grotesca. Obeso y con dolor a menudo (los árbitros eran menos protectores en su época), hizo patéticos intentos de reaparición. Fracasó como entrenador, especialmente en la selección de Argentina. Enriquecido por el capitalismo, no vio contradicciones en las amistades con los anticapitalistas Fidel Castro y Hugo Chávez.

Si Maradona fue el mejor jugador de todos los tiempos, por delante de su compatriota Leo Messi o el brasileño Pelé, es un debate que no es necesario resolver. Con sus orígenes humildes, sangre guaraní y mata de rizos oscuros, para los argentinos siempre fue el pibe de oro, el niño de oro. “Nos hiciste inmensamente felices”, dijo Alberto Fernández, presidente de Argentina, al declarar tres días de duelo nacional. Lampadia




Se vislumbra la vacuna contra el covid 19

Se vislumbra la vacuna contra el covid 19

La noticia del anuncio que hizo Pfizer la semana pasada sobre la efectividad del 90% de lo casos de su vacuna del covid ha pasado prácticamente desapercibida en nuestro país, ante la crisis política y social en la que nos hemos visto sumergidos los últimos días con la vacancia presidencial y el afloramiento de diversas marchas en diversos puntos de Lima y otras regiones del territorio nacional.

Vale la pena, sin embargo, dilucidar realmente qué significa este hallazgo, pues pulula mucha desinformación en las redes sobre que la efectividad es supuestamente muy baja – sin dar evidencia de la efectividad de otras vacunas – menospreciando además la innovadora tecnología que subyace a ella y que supone un avance notorio sobre todo para futuras mutaciones que podría experimentar el covid.

Un reciente y esperanzador artículo de The Economist que compartimos líneas abajo destaca los atributos de la vacuna Pfizer, a la vez que hace un llamado a los gobiernos a enfocarse en articular esfuerzos a invertir en  las denominadas “cadenas logísticas de ultra-frío”, pues la vacuna además que supone la inyección dos dosis, debe mantenerse a -70 ° C hasta su uso.

Cabe resaltar que Carlos Neuhaus del Comando Vacuna ya anunció que el primer lote de 50,000 vacunas de Pfizer estaría por arribar en diciembre en nuestro país con la capacidad de frío necesaria, con lo cual se empezaría a vacunar al personal de la primera línea del combate a la pandemia. Sin embargo, también mencionó que no se tiene certeza si se contara con la capacidad de frío restante en los siguientes lotes, que en su totalidad ascenderían a 9.9 millones según el contrato pactado, por lo que urge desde ya asegurar recursos en este tema, así como empezar a hacer llamados a la comunidad internacional para asegurar que esta cadena de frío no sea un problema para la distribución final en los países más afectados por la crisis.

Por lo demás queremos destacar, al igual que hace The Economist, que este notorio avance no hubiera podido ser posible sin la globalización, pues el trabajo de Pfizer, empresa estadounidense, junto a Bionetch, de origen alemana, refleja un claro ejemplo de cómo diversos países pueden expandir sus posibilidades de su aporte a las ciencias de la salud si trabajan juntas por el bien común. Ello sin contar que muchas otras vacunas que siguen la fórmula de Pfizer también se encuentran en camino a ser desarrolladas. Esperaremos ávidos los siguientes meses de mejores noticias en el combate a la pandemia. Lampadia

De repente, esperanza
La promesa de la nueva vacuna covid-19 es inmensa

Pero no subestime el desafío de vacunar a las personas

The Economist
14 de noviembre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Transcurrieron nueve largos años entre el aislamiento del virus del sarampión en 1954 y la autorización de una vacuna. El mundo esperó 20 años entre los primeros ensayos de una vacuna contra la polio y la primera licencia estadounidense en 1955. Maravíllese, entonces, de cómo los científicos del mundo están en camino de producir una vacuna que funcione contra el SARS-COV-2, el virus que causa la covid-19, en un solo año.

Y no cualquier vacuna. Los primeros datos de un ensayo en etapa final revelados esta semana por Pfizer y BioNTech, dos compañías farmacéuticas, sugieren que la vacunación reduce las posibilidades de sufrir síntomas en más del 90%. Eso es casi tan bueno como para el sarampión y mejor que la vacuna contra la gripe, con una eficacia de solo 40-60%. De repente, en un invierno oscuro, hay esperanza.

Como era de esperar, las noticias de Pfizer del 9 de noviembre despertaron los alcistas de los mercados. Los inversores abandonaron acciones en Clorox, Peloton y empresas tecnológicas, que se han beneficiado del coronavirus, y en su lugar cambiaron a empresas como Disney, Carnival e International Consolidated Airlines Group, a las que les irá bien cuando el sol vuelva a brillar. La OCDE, un club de países principalmente ricos, calcula que el crecimiento global en 2021 con una vacuna temprana será del 7%, dos puntos porcentuales más que sin ella.

De hecho, hay mucho que celebrar. El resultado de Pfizer sugiere que otras vacunas también funcionarán. Más de 320 están en desarrollo, varios en ensayos avanzados. La mayoría, como la de Pfizer, se centran en la proteína de pico con la que SARS-COV-2 gana la entrada a las células. Si una vacuna ha utilizado esta estrategia para estimular la inmunidad, es probable que otras también puedan hacerlo.

La vacuna de Pfizer también es la primera que utiliza una nueva tecnología prometedora. Muchas vacunas preparan el sistema inmunológico mediante la introducción de fragmentos inertes de proteína viral. Éste consigue que el cuerpo produzca la propia proteína viral insertando instrucciones genéticas contenidas en una forma de ARN. Debido a que puede editar el ARN, la vacuna se puede modificar en caso de que la proteína de mute, como puede haber ocurrido recientemente en los visones. Esta plataforma se puede utilizar con otros virus y otras enfermedades, posiblemente incluido el cáncer, el enfoque original de BioNTech.

Así que celebre lo lejos que ha llegado la biología y lo productivo en cómo puede manipular la maquinaria bioquímica para el bien de la humanidad (más adelante habrá tiempo para preocuparse por cómo se podría abusar de ese poder). Y celebre la potencia de la ciencia como un esfuerzo global. Basándose en contribuciones de todo el mundo, una pequeña empresa alemana fundada por inmigrantes turcos de primera generación ha trabajado con éxito con una empresa multinacional estadounidense dirigida por un director ejecutivo griego.

Sin embargo, a pesar de las buenas noticias, destacan dos grandes preguntas, sobre las características de la vacuna y la rapidez con la que se puede distribuir. Estos son los primeros resultados, basados en 94 casos sintomáticos de covid-19 de entre los 44,000 voluntarios. Las respuestas adicionales deben esperar hasta que el ensayo haya recopilado más datos. Por lo tanto, no está claro si la vacuna detiene los casos graves o leves, o si protege a los ancianos, cuyo sistema inmunológico es más débil. Tampoco se sabe si las personas inoculadas aún pueden causar infecciones potencialmente fatales en quienes aún no han recibido inyecciones. Y es demasiado pronto para estar seguro de cuánto durarán los efectos beneficiosos.

La claridad tomará tiempo. En las próximas semanas, el ensayo debería declararse seguro, aunque se necesitará un mayor control de la vacuna. Las empresas predicen que la inmunidad durará al menos un año. La eficacia superior al 90% es tan alta que esta vacuna puede ofrecer al menos algo de protección a todos los grupos de edad.

Mientras el mundo espera los datos, tendrá que lidiar con la distribución. La vacuna será escasa durante la mayor parte del próximo año. Aunque las vacunas de ARN pueden resultar más fáciles de hacer a escala que las basadas en proteínas, las de Pfizer requieren dos dosis. La compañía ha dicho que podrá producir hasta 50 millones de dosis en 2020 y 1,300 millones el próximo año. Eso suena mucho, pero solo EEUU tiene más de 20 millones de socorristas, personal médico, trabajadores a domicilio y tropas en servicio activo. Quizás una quinta parte de los 7,800 millones de personas del mundo, incluidos dos tercios de los mayores de 70 años, corren riesgo de covid-19 grave. Nadie ha intentado nunca vacunar un planeta entero a la vez. A medida que aumenta el esfuerzo, las jeringas, los vasos médicos y el personal podrían agotarse.

Peor aún, las inyecciones de Pfizer deben almacenarse a temperaturas de -70 ° C o incluso más frías, mucho más allá del alcance de su químico local. La empresa está construyendo una cadena de ultra-frío, pero la logística seguirá siendo difícil. La vacuna viene en lotes de al menos 975 dosis, por lo que es necesario reunir a esa cantidad de personas para su primera inyección y la misma multitud nuevamente 21 días después para una dosis de refuerzo. Nadie sabe cuántas dosis se desperdiciarán.

Mientras haya muy poca vacuna para todos, los gobiernos deben establecer prioridades. Mucho depende de que lo hagan bien, dentro de los países y entre ellos. El modelo sugiere que, si 50 países ricos administraran 2,000 millones de dosis de una vacuna con una efectividad del 80%, evitarían un tercio de las muertes a nivel mundial; si la vacuna se suministrara según la población de los países ricos y pobres, esa proporción casi se duplicaría. Los detalles dependerán de la vacuna. Los países pobres pueden encontrar demasiado costosas las cadenas de ultra-frío.

La respuesta nacional a estos problemas son los comités nacionales para asignar la vacuna de manera óptima. La respuesta global es COVAX, una iniciativa para fomentar la igualdad de acceso de los países a los suministros. Sin embargo, en última instancia, la solución será continuar trabajando en más vacunas. Algunas pueden sobrevivir en refrigeradores comerciales, otras funcionarán mejor en los ancianos, y otras pueden conferir una protección más prolongada, requerir una sola inyección o detener infecciones y síntomas. Todas aquellas que funcionen ayudarán a incrementar la oferta.

Solo cuando haya suficiente para todos, los anti-vacunas se convertirán en un obstáculo. Los primeros informes sugieren que la vacuna causa fiebre y dolores, que también pueden desanimar a algunas personas. La buena noticia es que una eficacia del 90% hace que la vacunación sea más atractiva.

El túnel adelante

Los próximos meses serán duros. Las tasas mundiales de mortalidad registradas han superado su pico de abril. Los gobiernos lucharán con la logística de la vacunación. EEUU es rico y tiene una medicina de clase mundial. Pero corre el riesgo de quedarse corto porque el virus se está propagando allí y porque la transición entre administraciones podría conducir a un caos y retrasos innecesarios. Derrochar vidas cuando hay una vacuna a la mano sería especialmente cruel. La ciencia ha hecho todo lo posible para eliminar el virus. Ahora viene la prueba para la sociedad. Lampadia




¿Biden o Trump?

¿Biden o Trump?

En los próximos días se decidirá quién tomará las riendas del gobierno de EEUU en los próximos 4 años, si prevalecerá el candidato republicano Donald Trump o si ascenderá el demócrata Joe Biden, dos personajes políticos totalmente antagónicos tanto en sus propuestas como en su forma de ver el mundo.

The Economist – como es costumbre días antes de las elecciones en EEUU – finalmente ha dado su veredicto, asegurando que su voto iría por Biden. Con un reciente artículo titulado “Por qué tiene que ser Biden”, el popular medio británico ataca por todos los flancos a la administración Trump, desde su constante desprecio y falta de enraizamiento con los votantes demócratas – que exacerbó un conflicto histórico en la sociedad estadounidense hacia niveles insostenibles que tuvieron como punto de ebullición la revuelta del movimiento Black Live Matters el presente año – hasta por su pésima gestión en la pandemia del covid 19, siendo EEUU un país que lo tenía todo para enfrentarla exitosamente (tecnología médica, connotados científicos, etc) pero que resaltó por estar entre los peores en el mundo.

También The Economist dedica algunos versos a su performance económico, que si bien coincidimos con que fue exitoso en un inicio por la enorme reduccion de impuestos a las ganancias e ingresos que acometió Trump – lo cual impulsó el crecimiento económico llevando al pleno empleo al país americano (ver Lampadia: Economista predice crecimiento de EEUU) – se perturba con la guerra comercial iniciada con China, la cual ha llevado al mundo a un escenario de desglobalización y contracción del comercio nunca antes visto en la historia que además difícilmente podrá ser reversado en los próximos años (ver Lampadia: El búmeran de Trump). Este último hecho al Peru, como economía pequeña y abierta, le afecta en el mediano y largo plazo a través de sus exportaciones tanto tradicionales como no tradicionales, al resentirse la demanda de ambos países y desarticularse varias de las cadenas de valor en las que nuestro país se encuentra inmerso.

Ello aunado a que Biden se muestra más receptivo con nuestra región con por ejemplo el reubicación de empresas estadounidense desde China (ver Lampadia: El ascenso de Joe Biden en EEUU), un imperativo que podría servirnos de punto de apoyo en la reactivación económica por el lado de la inversión, hace que también demos nuestro visto bueno a Biden frente a Trump.

En suma, en vísperas de la definición del ganador de las elecciones estadounidenses, consideramos que el mundo occidental necesita una renovación en su política exterior, comercial y económica. Si bien Biden coquetea con políticas económicas que pueden ser consideradas represivas desde el liberalismo clásico, al lado de Trump en el ámbito comercial y exterior, se asemeja más al ideal que creemos debería tener EEUU hacia el mundo tanto desarrollado como en vías de desarrollo, del cual nuestro país es parte. Esperaremos atentos a los resultados de estos comicios. Lampadia


Elección de EEUU
Por qué tiene que ser Biden

Donald Trump ha profanado los valores que hacen de EEUU un faro para el mundo

The Economist
29 de octubre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

El país que eligió a Donald Trump en 2016 estaba descontento y dividido. El país al que pide reelegirlo está más descontento y más dividido. Después de casi cuatro años de su liderazgo, la política está aún más enojada de lo que estaba y el partidismo aún menos limitado. La vida cotidiana es consumida por una pandemia que ha registrado casi 230,000 muertes en medio de disputas, burlas y mentiras. Mucho de eso es obra de Trump, y su victoria del 3 de noviembre lo respaldaría todo.

Joe Biden no es una cura milagrosa para lo que aflige a EEUU. Pero es un buen hombre que devolvería la estabilidad y la cortesía a la Casa Blanca. Está equipado para comenzar la larga y difícil tarea de reconstruir un país fracturado. Por eso, si tuviéramos una votación, sería para Joe.

Rey Donald

Trump se ha quedado corto menos en su papel como jefe del gobierno de EEUU que como jefe de estado. Él y su administración pueden reclamar su parte de victorias y pérdidas políticas, al igual que las administraciones antes que ellos. Pero como guardián de los valores de EEUU, la conciencia de la nación y la voz de EEUU en el mundo, lamentablemente no ha podido estar a la altura de la tarea.

Sin el covid-19, las políticas de Trump bien podrían haberle ganado un segundo mandato. Su historial en casa incluye recortes de impuestos, desregulación y el nombramiento de jueces conservadores. Antes de la pandemia, los salarios de la cuarta parte más pobre de los trabajadores crecían un 4.7% anual. La confianza de las pequeñas empresas estuvo cerca de un pico en 30 años. Al restringir la inmigración, les dio a sus votantes lo que querían. En el extranjero, su enfoque disruptivo ha traído un cambio bienvenido. EEUU ha golpeado al Estado Islámico y ha negociado acuerdos de paz entre Israel y un trío de países musulmanes. Algunos aliados de la OTAN por fin están gastando más en defensa. El gobierno de China sabe que la Casa Blanca ahora lo reconoce como un adversario formidable.

Este recuento contiene muchas objeciones. Los recortes de impuestos fueron regresivos. Parte de la desregulación fue perjudicial, especialmente para el medio ambiente. El intento de reforma del sistema de salud ha sido un desastre. Los funcionarios de inmigración separaron cruelmente a los niños migrantes de sus padres y los límites a los nuevos participantes agotarán la vitalidad de EEUU. En los problemas difíciles, en Corea del Norte e Irán, y en traer la paz al Medio Oriente, a Trump no le ha ido mejor que a la clase dirigente de Washington a quien le encanta ridiculizar.

Sin embargo, nuestra disputa más importante con Trump es por algo más fundamental. En los últimos cuatro años, ha profanado repetidamente los valores, principios y prácticas que hicieron de EEUU un refugio para su propia gente y un faro para el mundo. Aquellos que acusan a Biden de lo mismo o peor deberían detenerse y pensar. Aquellos que desprecian despreocupadamente el acoso y las mentiras de Trump como si fueran tantos tuits ignoran el daño que ha causado.

Comienza con la cultura democrática de EEUU. La política tribal es anterior a Trump. El presentador de “The Apprentice” lo aprovechó para llevarse de la sala verde a la Casa Blanca. Sin embargo, mientras que los presidentes más recientes han considerado que el partidismo tóxico es malo para EEUU, Trump lo hizo central en su oficina. Nunca ha buscado representar a la mayoría de los estadounidenses que no votaron por él. Frente a un torrente de protestas pacíficas tras el asesinato de George Floyd, su instinto no era curar, sino representarlo como una orgía de saqueos y violencia de izquierda, parte de un patrón de avivar la tensión racial. Hoy, el 40% del electorado cree que el otro lado no solo está equivocado, sino que es malvado.

La característica más sorprendente de la presidencia de Trump es su desprecio por la verdad. Todos los políticos prevaricaron, pero su administración le ha dado a EEUU “hechos alternativos”. Nada de lo que dice Trump puede creerse, incluidas sus afirmaciones de que Biden es corrupto. Sus porristas en el Partido Republicano se sienten obligados a defenderlo a pesar de todo, como lo hicieron en un juicio político que, salvo un voto, siguió las líneas del partido.

El partidismo y la mentira socavan las normas y las instituciones. Eso puede sonar quisquilloso- a los votantes de Trump, después de todo, como su disposición a ofender. Pero el sistema estadounidense de controles y equilibrios sufre. Este presidente pide que sus oponentes sean encerrados; usa el Departamento de Justicia para llevar a cabo venganzas; conmuta las penas de simpatizantes condenados por delitos graves; le da a su familia puestos de trabajo en la Casa Blanca; y ofrece protección a gobiernos extranjeros a cambio de ensuciar a un rival. Cuando un presidente pone en duda la integridad de una elección solo porque podría ayudarlo a ganar, socava la democracia que ha jurado defender.

El partidismo y la mentira también socavan la política. Mire al covid-19. Trump tuvo la oportunidad de unir a su país en torno a una respuesta bien organizada y ganar la reelección gracias a ella, como lo han hecho otros líderes. En cambio, vio a los gobernadores demócratas como rivales o chivos expiatorios. Él amordazó y menospreció a las instituciones de clase mundial de EEUU, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Como tantas veces, se burló de la ciencia, incluso de las máscaras. Y, incapaz de ver más allá de su propia reelección, ha seguido tergiversando la verdad evidente sobre la epidemia y sus consecuencias. EEUU tiene muchos de los mejores científicos del mundo. También tiene una de las tasas de mortalidad por covid-19 más altas del mundo.

Trump ha tratado a los aliados de EEUU con la misma mezquindad. Las alianzas magnifican la influencia de EEUU en el mundo. Los más cercanos se forjaron durante las guerras y, una vez deshechos, no se pueden volver a armar fácilmente en tiempos de paz. Cuando los países que han luchado junto a EEUU miran su liderazgo, luchan por reconocer el lugar que admiran.

Eso importa. Los estadounidenses son propensos tanto a sobrestimar como a subestimar la influencia que tienen en el mundo. El poder militar estadounidense por sí solo no puede transformar países extranjeros, como lo demostraron las largas guerras en Afganistán e Irak. Sin embargo, los ideales estadounidenses realmente sirven de ejemplo para otras democracias y para las personas que viven en estados que persiguen a sus ciudadanos. Trump cree que los ideales son para tontos. Los gobiernos de China y Rusia siempre han visto la retórica estadounidense sobre la libertad como una cobertura cínica para la creencia de que el poder es correcto. Trágicamente, bajo Trump se han confirmado sus sospechas.

Cuatro años más de un presidente históricamente malo como Trump profundizarían todos estos daños, y más. En 2016, los votantes estadounidenses no sabían a quién estaban recibiendo. Ahora lo hacen. Estarían votando por la división y mintiendo. Apoyarían el pisoteo de las normas y el encogimiento de las instituciones nacionales a feudos personales. Estarían marcando el comienzo de un cambio climático que amenaza no solo a tierras lejanas, sino también a Florida, California y el corazón de EEUU. Estarían señalando que el campeón de la libertad y la democracia para todos debería ser solo otro gran país lanzando su peso. La reelección pondría un sello democrático a todo el daño que ha hecho Trump.

Presidente Joe

Por lo tanto, el listón para que Biden sea una mejora no es alto. Lo borra fácilmente. Mucho de lo que al ala izquierda del Partido Demócrata no le gustó de él en las primarias (que es un centrista, un institucionalista, un constructor de consenso) lo convierte en un anti-Trump muy adecuado para reparar algunos de los daños de los últimos cuatro. años. Biden no podrá poner fin a la amarga animosidad que se ha estado acumulando durante décadas en Estados Unidos. Pero podría comenzar a trazar un camino hacia la reconciliación.

Aunque sus políticas están a la izquierda de las administraciones anteriores, no es un revolucionario. Su promesa de “reconstruir mejor” valdría entre 2 trillones y 3 trillones de dólares, como parte de un impulso al gasto anual de aproximadamente el 3% del PBI. Su incremento de impuestos a las empresas y los ricos sería significativo, pero no punitivo. Buscaría reconstruir la infraestructura decrépita de EEUU, dar más a la salud y la educación y permitir más inmigración. Su política de cambio climático invertiría en investigación y tecnología para impulsar el empleo. Es un administrador competente y un creyente en el proceso. Escucha los consejos de los expertos, incluso cuando son inconvenientes. Es un multilateralista: menos conflictivo que Trump, pero más propositivo.

A los republicanos vacilantes les preocupa que Biden, viejo y débil, sea un caballo de Troya para la extrema izquierda. Es cierto que el ala radical de su partido se está moviendo, pero él y Kamala Harris, su elección a la vicepresidencia, han demostrado en la campaña que pueden mantenerlo bajo control. Por lo general, se podría recomendar a los votantes que restringieran a la izquierda asegurándose de que el Senado permaneciera en manos republicanas. No esta vez. Una gran victoria para los demócratas se sumaría a la preponderancia de los centristas moderados sobre los radicales en el Congreso al incorporar a senadores como Steve Bullock en Montana o Barbara Bollier en Kansas. No vería una sacudida a la izquierda de ninguno de ellos.

Una contundente victoria demócrata también beneficiaría a los republicanos. Eso se debe a que una contienda cerrada los tentaría a adoptar tácticas divisivas y de polarización racial, un callejón sin salida en un país que se está volviendo más diverso. Como argumentan los republicanos anti-Trump, el trumpismo está moralmente en bancarrota. Su partido necesita un renacimiento. Trump debe ser rechazado rotundamente.

En esta elección, EEUU se enfrenta a una elección fatídica. Está en juego la naturaleza de su democracia. Un camino conduce a un gobierno personalizado y rebelde, dominado por un jefe de estado que desprecia la decencia y la verdad. El otro conduce a algo mejor, algo más fiel a lo que este periódico ve como los valores que originalmente hicieron de EEUU una inspiración en todo el mundo.

En su primer mandato, Trump ha sido un presidente destructivo. Comenzaría su segundo afirmado en todos sus peores instintos. Biden es su antítesis. Si fuera elegido, el éxito no estaría garantizado, ¿cómo podría ser? Pero entraría en la Casa Blanca con la promesa del regalo más preciado que las democracias pueden otorgar: la renovación. Lampadia




Cuidado con volver a las cuarentenas generales

Cuidado con volver a las cuarentenas generales

Conforme la pandemia se desborda en casi todo Europa, varios gobiernos han empezado a retroceder en la liberalización de actividades, consintiendo el retorno de aforos máximos, restringiendo de plano algunos servicios y fortaleciendo las medidas de distanciamiento social.

Inclusive en algunos países ha vuelto a la discusión pública la idea del retorno a las cuarentenas generales por un corto período de tiempo para, según algunos expertos, “aplastar” de raíz este segundo brote que amenaza con ser peor que el primero.

Un breve artículo de The Economist que compartimos líneas abajo explora las implicancias sanitarias y económicas que tendría retomar una cuarentena general en Gran Bretaña, uno de los países más golpeados por esta segunda ola.

El análisis de The Economist pues va en línea de lo que venimos comentando en anteriores oportunidades sobre la imposibilidad al día de hoy de retomar estos bloqueos planos, algo que aplica tanto para países desarrollados como los europeos como para los que aún están en vías de desarrollo.

Retomar ello implica darle pie de nuevo a la falsa dicotomía de economía y salud la cual ha sido nefasta en donde se ha implementado y que en nuestro caso se extendió por casi 6 meses con terribles consecuencias económicas y sociales (ver Lampadia: La pandemia vulnera la clase media en América Latina). Además si bien una cuarentena general pudo haber estado justificada a inicios de la pandemia para ganar tiempo en lo que respectaba al desarrollo de pruebas y el fortalecimiento de la infraestructura hospitalaria, al día de hoy esto resulta hasta ingenuo en países más desarrollados porque además de que ya se avanzó en estos ámbitos, se conoce con mucha mayor profundidad al coronavirus, su forma de propagación y algunos tratamientos que ayudan a controlarlo en pacientes con mayor desarrollo de síntomas graves. Ello sin contar los sistemas de rastreo que se encuentran implementando estos países.

Nuestra idea más bien va en la línea de la estrategia sueca, que es la de desarrollar en la comunidad europea “la convivencia con el virus”, la cual incorpora todos los ámbitos de la vida, salud, economía y el plano mental, muy importante para personas de mayor edad que son una mayoría en los países europeos (ver Lampadia: La respuesta de Suecia al covid 19). No persistamos en medidas que son insostenibles para las sociedades. Esperemos que la advertencia de The Economist hacia Gran Bretaña también le sirva al Perú. Lampadia

Yendo al circuito completo
Gran Bretaña no debería recurrir a una nueva cuarentena nacional

Los costos superarían los beneficios

The Economist
17 de octubre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

En cierto sentido, marca el regreso de la política como de costumbre; en otro, es un signo de una crisis que se avecina. El 13 de octubre, el opositor Partido Laborista británico se separó del gobierno y pidió un “cortacircuitos”, una parálisis nacional de dos o tres semanas para reducir la propagación del covid-19. Mientras Europa y EEUU luchan con un aumento en los casos, otros gobiernos también pueden verse presionados para hacer lo mismo. Sería un error. Los beneficios de una cuarentena nacional ya no justifican los costos. En esta etapa de la pandemia, los gobiernos deberían centrarse en las medidas locales.

El impulso de hacer algo es comprensible. Los nuevos casos diarios reportados en Gran Bretaña se encuentran en un promedio récord de siete días de más de 15,000 y se duplican cada dos semanas. Los líderes locales están enojados por las órdenes confusas de Whitehall. No es de extrañar que el Laborismo se haya aprovechado del desempeño vacilante de Boris Johnson.

Los partidarios de un bloqueo breve y agudo dicen que salvaría vidas, tal vez unas 7,000, según el modelo de los científicos que asesoran al gobierno. Al reducir la propagación del virus, el Servicio Nacional de Salud se salvaría del tipo de sobrecarga que causó tantas muertes en Italia a principios de año. Una vez que la epidemia se haya restablecido a un nivel más bajo, el sistema de rastreo podría hacer frente más rápidamente a la carga diaria de nuevos casos, ayudando a reducir la tasa de infecciones.

Un cierre nacional tiene sentido solo si un país está completamente abrumado y mal preparado, como al comienzo de la pandemia. Tampoco es cierto para Gran Bretaña hoy. Aunque el número registrado de casos en Gran Bretaña es más de tres veces su pico en abril, la comparación es engañosa. Para todas las fallas del sistema, el volumen diario de pruebas es más de 20 veces mayor que en ese entonces. Los casos leves que no se hubieran denunciado hace seis meses ahora se detectan. Esto ayuda a explicar por qué las muertes, alrededor de 450 la semana pasada, siguen siendo solo el 8% de lo que eran en abril. La tasa de letalidad aumentará porque va a la zaga de los casos entre tres y cuatro semanas. Pero mejores tratamientos también están salvando vidas. Al elegir actuar, las muertes son más importantes que los casos.

No está claro que un cortacircuitos nacional tenga beneficios duraderos. La enfermedad comenzaría a acelerarse nuevamente tan pronto como desapareciera. A medida que avanza el año, la gente pasará más tiempo en interiores, donde el virus se propaga fácilmente. La carga de la prueba recae en los defensores de un cortacircuitos para demostrar que las deficiencias bien documentadas del sistema de rastreo de Gran Bretaña podrían solucionarse mediante una reorganización de tres semanas o una carga de casos temporalmente menor. El cumplimiento también está en duda. Aunque las encuestas apoyan una acción dura, los británicos parecen hacer una excepción. Un artículo reciente encuentra que solo el 18% de los que deberían haberse aislado en el verano se apegaron estrictamente a las reglas. Si la gente las ignora, el cortacircuitos puede conservarse durante más de tres semanas, reduciendo aún más el cumplimiento.

También sería económicamente ruinoso. En abril, en el punto álgido del primer bloqueo, la producción británica fue una cuarta parte más baja que en febrero. El FMI sostiene que los bloqueos pueden valer la pena si crean una economía que pueda reabrirse por completo para los negocios. Pero nadie está sugiriendo que un cortocircuito podría suprimir el virus hasta ese punto. Y la compensación sería incluso menos valiosa si se tiene en cuenta el costo de la salud mental, el retraso en el tratamiento de otras enfermedades y los efectos en el empleo y la educación a largo plazo.

Para tener el covid-19 bajo control, Gran Bretaña debería enfocarse en medidas locales sostenibles: identificar grupos vulnerables, encontrar formas de protegerlos, identificar compensaciones, instigar pruebas locales y reclutar líderes para generar apoyo local. Un cortocircuito parece una solución científica a un problema fuera de control. La realidad sería un desastre costoso. Lampadia




¿Cómo paliar la pesca ilegal?

¿Cómo paliar la pesca ilegal?

La pesca ilegal en el Perú, además de que depreda su diverso recurso hidrobiológico – lastrando el potencial de la pesca formal – significa una pérdida anual de más de S/. 1,200 millones según la FAO, un monto nada despreciable en un contexto de recesión económica y contracción del comercio mundial, producto de la pandemia. En términos de divisas, solo en la cadena productiva de la pota, la pesca ilegal acarrea pérdidas del orden de US$ 85 millones anuales, socavando nuestra balanza comercial por lo que también afecta negativamente nuestra competitividad externa.

Si bien existen a la fecha iniciativas desde el estado para introducir sistemas de rastreo satelitales para monitorear que las embarcaciones que pescan dentro de las 200 millas estén autorizadas para hacerlo – a propósito del reciente y controversial avistamiento de barcos chinos en mar peruano – (ver Lampadia: Tolerancia cero) los esfuerzos todavía son limitados pues no se ha observado una caída sostenida en las estimaciones de la producción de la pesca ilegal en los últimos años.

Un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo incide en algunas medidas de política que podrían contribuir a aplacar significativamente o en el mejor de los casos desaparecer al sector, el cual tendría implicancias terribles no solo sobre la diversidad de especies marinas, sino también sobre la mano de obra empleada y sobre los negocios del narcotráfico y tráfico de armas, que muchas veces usan estas embarcaciones para expandir sus operaciones a mansalva.

Destacamos pues la propuesta de The Economist de incorporar mecanismos de machine learning a los sistemas de rastreo satelitales obligatorios y su énfasis en desarrollar coordinación entre países para monitorear todo tipo de embarcación inclusive aquellas que navegan en alta mar, algo que podría reducir los riesgos de pesca ilegal considerablemente. Esperemos que estas propuestas puedan ser sopesadas por los funcionarios del Estado e incorporadas a sus agendas políticas. Lampadia

Monstruos de las profundidades
La pesca ilícita devasta los mares y abusa de las tripulaciones

Acá se dice como pescar a las culpables

The Economist
22 de octubre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

“Considere la sutileza del mar”, advirtió Herman Melville en “Moby Dick”; “cómo sus criaturas más temidas se deslizan bajo el agua … escondidas traicioneramente bajo los más hermosos tintes de azul”. Casi 170 años después, otro horror marino se está volviendo visible. Imágenes de satélite y otras han revelado “flotas oscuras” de barcos de pesca que apagan sus transpondedores y saquean la abundancia del océano. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada representa un asombroso 20-50% de la captura mundial. Es una de las razones por las que las poblaciones de peces están cayendo en picada: solo una quinta parte de las especies comerciales se pescan de forma sostenible. Los operadores ilegales roban a los estados costeros en su mayoría pobres más de US$ 20,000 millones al año y amenazan los medios de vida de millones de pequeños pescadores. Las aguas costeras de Corea del Norte han sido tan saqueadas que sus pescadores tienen que conducir sus desvencijadas embarcaciones hacia mares tormentosos para llenar sus redes. Miles se han ahogado.

También se realiza una gran cantidad de pesca ilícita en barcos con licencia. Pueden capturar más de su cuota, o declarar falsamente que su captura es abundante atún blanco en lugar del patudo más valioso. En el puerto, los inspectores de pesca están siempre sobrecargados. Si se captura a un operador, por ejemplo, pescando con una red demasiado fina, la multa y la confiscación se consideran un costo de hacer negocios. Muchos pagan y regresan directamente al mar.

El daño de la pesca ilícita va mucho más allá de las poblaciones de peces. Es probable que los operadores que cometan un tipo de delito también estén cometiendo otros: cortar las aletas de los tiburones o incluso administrar armas o drogas. Muchos también están abusando de sus tripulaciones. Decenas de miles de trabajadores migrantes, principalmente del sudeste asiático, tripulan las flotas del mundo. Muchos se afanan en el mar en condiciones viles con amos violentos, a veces durante años. Muchos de ellos están en servidumbre por deudas; y es mucho más difícil escapar de un barco de pesca que de una fábrica.

Con demasiada frecuencia, los beneficiarios finales de este comercio son difíciles de pescar porque se esconden detrás de empresas de placa de latón y turbios emprendimientos conjuntos. Perseguirlos requiere el mismo tipo de investigación involucrada en la represión de los sindicatos criminales. Una iniciativa liderada por Noruega para perseguir los delitos de pesca transnacional está ganando apoyo. Se necesita mucha más cooperación transfronteriza.

En el mar, la tecnología puede ayudar. El monitoreo electrónico promete una revolución tecnológica a bordo: las flotas australianas y estadounidenses están liderando el camino. Las cámaras combinadas con el machine learning pueden detectar comportamientos sospechosos e incluso identificar especies ilícitas que se incorporan. Deben ser obligatorias como condición para el acceso a las zonas económicas exclusivas que definen el control de un país sobre recursos como el pescado. También deberían ser obligatorias incluso cuando los barcos navegan en alta mar. Del mismo modo, los reguladores nacionales deberían establecer normas laborales básicas en el mar. Si los países no siguen las reglas, los estados costeros deberían prohibir el acceso a sus flotas pesqueras a sus aguas. Las naciones que se alimentan de pescado deberían permitir las importaciones únicamente de flotas responsables.

Sobre todo, los gobiernos deberían acordar en la OMC eliminar los subsidios que promueven la sobrepesca. De los US$ 35,000 millones anuales que se prodigan en la industria, unos 22,000 millones ayudan a destruir las poblaciones de peces, principalmente al hacer que el combustible sea demasiado barato. Eliminen los subsidios y el trabajo forzoso, y la mitad de la pesca en alta mar dejaría de ser rentable. Tampoco lo haría el arrastre de fondo devastador para el medio ambiente de China frente a la costa de África occidental. Tales abusos desaparecerían de la noche a la mañana. Parte del dinero que se ahorró podría ayudar a restaurar las pesquerías costeras para millones de pescadores en pequeña escala, suscribiendo moratorias temporales sobre la pesca y creando zonas de no captura. Y podría ayudar a establecer la piscicultura, alimentada por larvas de insectos. La pesca no tiene por qué ser un negocio sospechoso. Lampadia




El legado de Mafalda

El legado de Mafalda

Hace pocos días se reveló la lamentable muerte de quien fuera el creador de Mafalda, el argentino Joaquín Lavado, conocido como “Quino” en la entrañable tira de historietas protagonizada por aquella niña de particular personalidad y férreo temperamento hacia los males de su sociedad.

Múltiples medios internacionales y personajes políticos han destacado el trabajo de Quino por lo que vale la pena reseñar porqué, a pesar de la discontinuidad de Mafalda – estuvo en producción menos de una década entre los años 60 y 70 – sus historias mantienen mucha vigencia hoy en día, en particular, para los latinoamericanos.

Un breve artículo de The Economist que compartimos líneas abajo describe cómo la sátira reflejada en las conversaciones entabladas por Mafalda hacia personajes de su entorno expresa lo que vendría a ser su principal atributo: una crítica constante a los autoritarismos de los Estados, así como su ineficacia para la resolución de problemas sociales, un flagelo que todavía seguimos lamentablemente arrastrando en buena parte de la región, incluido nuestro país. Mafalda también es muy crítica del establishment y asume todas las causas de defensa del individuo.

Sentó pues las bases de lo que sería una suerte de arte de reclamo entretenido hacia los políticos de turno, la cual al día de hoy se sigue utilizando ya no solo a través de los cómics, sino también de la imitación y de otras formas de expresión, que como comenta The Economist, en muchos casos han conducido a censuras y hasta apresamientos.

Veamos el halago de The Economist hacia Mafalda. Lampadia

El significado de Mafalda
Aunque su creador ha muerto, su espíritu satírico vive en América Latina

The Economist
15 de octubre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

La tira cómica apareció apenas nueve años, entre 1964 y 1973, en Argentina. Sin embargo, Mafalda ocupa un lugar único y duradero en la cultura popular latinoamericana. Eso se reflejó en la aclamación y el cariño que le brindó a su creador, Joaquín Lavado, fallecido el 30 de septiembre. La heroína de la tira era una niña regordeta, rebelde y de cabello castaño de seis años. Con la lógica implacable de los niños (pero bastante más sofisticada que la mayoría), interrogaba la vida doméstica, su país y el mundo, y generalmente los encontraba deficientes.

Mafalda era más política que Peanuts y más moderna que Asterix, pero gozaba de una popularidad similar. Lavado, quien dibujó bajo el apodo de Quino de su infancia, distribuyó las tiras en América Latina y el sur de Europa. Fueron traducidos a 26 idiomas y todavía se vuelven a publicar hoy. Mafalda ha vendido más de 20 millones de libros, así como camisetas, tazas y otros objetos de interés. Las historietas originales reflejan un medio y una época particulares: la Argentina de clase media en las turbulentas décadas de 1960 y 1970. Pero gran parte del ingenio de Mafalda es universal y se siente fresco incluso hoy. Ella juega un papel destacado en una larga y continuada tradición de sátira política en América Latina.

Umberto Eco, un escritor italiano, fue uno de los primeros fanáticos. Mafalda, escribió, es “una heroína iracunda que rechaza el mundo tal como es … defendiendo su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un mundo arruinado por los adultos”. Era una rebelde nativa y odiaba la sopa. En una tira lee la receta de un caldo de verduras en un periódico. Quiere someter a juicio los ingredientes por “asociación ilícita”.

Ella fue una de las primeras feministas. “Lo malo de la familia humana es que todo el mundo quiere ser padre”, dice. Si su madre no hubiera abandonado la universidad para casarse, “tendrías un título en tus manos y no un montón de camisas”, le dice. Lleva a su padre, un oficinista afable cuyo pasatiempo son las plantas en macetas, a la distracción con sus preguntas. La carrera espacial, la guerra de Vietnam, los Beatles, los trajes de baño y la inflación, que ya es un problema creciente en Argentina, hacen acto de presencia.

Mafalda se desespera por el estado del mundo. Luego de un golpe militar en Argentina en 1966, contempla un grafito que dice: “Basta de censu… [ra]”, Quino rápidamente presentó a un nuevo miembro a su grupo de amigos en la tira, una niña llamada Libertad que es una enana. Pero Mafalda no es una izquierdista furiosa. Quizás en su mayor desdén político afirma que “la sopa es para la infancia lo que el comunismo es para la democracia”. Pero también es despiadada con las fallas del establishment y del Estado argentino. Ella llama a su tortuga mascota “Burocracia”. Cuando ella y sus amigos deciden jugar a ser el gobierno, le dice a su madre: “No te preocupes, no vamos a hacer absolutamente nada”. En el fondo, es una potencia progresista liberal que desconfía de todo tipo.

Quizás sea este desprecio sospechoso del Estado lo que convirtió a Mafalda en un éxito en una región que con demasiada frecuencia ha sido mal gobernada. En América Latina, como en otras partes, la sátira ha sido durante mucho tiempo un arma contra el abuso de poder. Mafalda fue parte de su época dorada. Los años sesenta y setenta fueron “un buen momento” para ser dibujante, reflexionó mucho más tarde Quino, porque “había tanto conflicto”.

Eso todavía se aplica. El humor puede estar más globalizado: han aparecido cómics en la región y los memes en las redes sociales transmiten la sátira de los EEUU. Pero las formas más tradicionales todavía provocan la ira oficial, recientemente la de los autócratas de izquierda. En 2011, el régimen de Hugo Chávez en Venezuela cerró una revista satírica y arrestó a su personal. El gobierno ha multado repetidamente a TalCual, un periódico, por sus pasquines. Rafael Correa, cuando era presidente de Ecuador, organizó una multa contra un periódico por una caricatura. En Nicaragua, las amenazas del régimen de Daniel Ortega obligaron a huir en 2018 al caricaturista Pedro X. Molina. Mafalda habría condenado a esos déspotas a toda una vida de sopa. Lampadia