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El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

A principio de año dijimos que el 2014 no era un año cualquiera: era crucial para el desarrollo integral, el último en el que el gobierno de Ollanta Humala podía emprender las reformas que mantengan el crecimiento económico adecuado y nos permitan dar el salto cualitativo al desarrollo integral. Dijimos que esto no era responsabilidad exclusiva del gobierno, sino de toda la clase política y las fuerzas vivas de la sociedad como el empresariado, la intelectualidad y los gremios.

Después de haber vivido activamente los primeros 5 meses del 2014, y de seguir varios eventos de debate sobre temas nacionales y participado la semana pasada en el Simposium del Oro y la Plata, tenemos que concluir que “el país no se está encaminando a que al cierre de este período de gobierno hayamos fortalecido nuestro camino al bienestar general”.

Cada día se hace más clara nuestra incapacidad para leer la realidad, apreciarla como un proceso y no con la noticia de la mañana (película y no foto), entender nuestro potencial, recoger las experiencias exitosas de otros países, y tal vez lo más importante, entender que todos los peruanos estamos al mismo lado de la mesa, de cara al futuro.

Veamos algunos elementos que nos han llevado a una conclusión tan dramática:

La película de nuestros avances

Durante los últimos 20 años, hemos crecido bien: a una alta tasa promedio, más en provincias, más en la sierra y la selva y más en las zonas rurales (ver: Sierra y selva rurales lideran crecimiento por primera vez en nuestra historia). Hemos disminuido la pobreza con mayor impacto entre los pobres y las regiones más atrasadas. Hemos creado una pujante clase media. Ha disminuido la mortalidad y la desnutrición infantil. Se han cumplido las Metas del Milenio (sociales) dos años antes. Disminuido la desigualdad en cualquiera de sus mediciones. Se ha aumentado la productividad a niveles record. Invertido alto, principalmente en las regiones. Se ha creado empleo de calidad. Hemos formado el sector industrial más fuerte de nuestra historia. Diversificado la economía el galope. Le hemos dado un impulso extraordinario a la sierra rural. Nuestra deuda externa es mínima. Hemos creado un potencial de desarrollo integral, que solo podíamos soñar. El prestigio del Perú en el exterior, es magnífico, entre inversionistas y agentes multilaterales.

Lo qué dice el Perú oficial y la izquierda tradicional

El primer gabinete de este gobierno oficializó el lenguaje anti-minero. La educación y la salud no son negocio, dijo el Presidente de la República después del último Cade. Ahora nos dicen que nuestro último ciclo de crecimiento se parece al que tuvimos con el guano y el caucho (¿Qué se puede hacer con el Perú? Ghezzi-Gallardo). La informalidad es el gran elefante en el clóset que no hemos tocado como país (P. Ghezzi –Perú Summit). Crecimos porque tuvimos suerte. Se acabó el viento a favor. La productividad, el empleo y la distribución no han sido satisfactorios (Ghezzi-Gallardo, página 97). Nuestra producción no tiene valor agregado. Estamos entrando en la trampa de los ingresos medios. Nuestra producción está concentrada en minería, tenemos que diversificarla (Ver: entrevista a Piero Ghezzi, Perú21, 18/5/14).

A dos años del cambio de gobierno, sin liderazgo y con la anomía de la clase dirigente

Hemos parado el crecimiento de la inversión privada (Volvamos a prender el motor de la economía).

Establecido las regulaciones ambientales más exigentes del planeta (Radicalismo ambiental en el Ministerio).

Hemos parado el desarrollo de los proyectos mineros, petroleros y energéticos, como lo ha  hecho ver el ex ministro Luis Carranza: “La cartera de proyectos está estancada”.

Según Ricardo Briceño (en el Simposium indicado): “En minería, hemos pasado del ´Texto Único Ordenado´ de los años 90 y dos instancias oficiales, que permitieron la gran inversión en la minería moderna y responsable, a 180 regulaciones en muchas instancias distintas y en diferentes niveles de gobierno (nacional, regional, local y “social”). ´Hemos pasado de un Gantt a un plato de espaguetis´.

No queremos abrazar la viabilidad de nuestro crecimiento minero: Carranza: “El Perú tiene una ventana de oportunidad e 15 años para beneficiarse de su minería”.

Roberto Abusada: “La minería ha sido el centro de la cultura peruana por miles de años”.

María Alejandra Zegarra: “las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024 (…) agregarían alrededor de 2% al PBI (…) incrementarían el aporte al fisco en 143% hasta el 2024”.

Hemos apurado una regionalización (Toledo) que no definió correctamente las instancias de decisión, distribuyó funciones sin capacidades, regionalizó los departamentos sin fomentar sinergias económicas y sociales, se crearon señoríos feudales con capacidades discrecionales absolutas, sin pesos y contrapesos y sin segundas instancias. Se desarticuló la estructura del Estado y se eliminaron las capacidades de gobierno de un país unitario.

Al mismo tiempo hemos debilitado nuestras instituciones (Desaprobación general del sistema político). Dejado de reformar la educación pública (Ver: Una impostergable revolución educativa). No hemos avanzado lo suficiente en infraestructuras (Ver: “Infraestructuras: menos pobreza y más desarrollo”). Finalmente, hemos profundizado la distancia entre la política y la economía y la sociedad. Hemos debilitado la confianza (Ver: “Sin instituciones no hay desarrollo”) en nuestras instituciones, nuestros líderes políticos, el futuro del país y entre los propios peruanos.

Lo que se dice y se hace en el mundo emergente

Bill Gates: “En el mundo también hay buenas noticias que explican cómo, cada día, la humanidad está construyendo una sociedad más justa, más sana y con mejores oportunidades de realización personal”.

Sala i Martín: “¡No! El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”.

China: “en lugar de obtener aprobaciones, las empresas pueden hacer lo que no está prohibido”.

Neranda Modi, nuevo Primer Ministro de India, ha prometido regresar a un crecimiento económico alto, comprometiéndose a seguir la máxima de: “no red tape, only red carpet for investors” (nada de papeleo, solo alfombra roja para los inversionistas).

¿Queremos ser parte del mundo moderno y eliminar la pobreza extrema?

Cuando en CADE 96 se planteó la “Visión del Perú al año 2020”, teníamos que hacer un gran esfuerzo de imaginación, esperanza y optimismo. Hoy hemos construido la posibilidad de superar nuestros sueños más audaces.

Según el banco global HSBC en su publicación “The World in 2050” (“El mundo en el 2050”), el Perú puede ser uno de los países que más crezca durante los próximos cuarenta años, alcanzando el lugar 26 entre las economías más grandes del planeta.

“Tener la capacidad de sacar al Perú de la pobreza y de aliviar el sufrimiento de millones de peruanos, sin dar la batalla con todas nuestras armas; a pesar de las evidencias, las oportunidades y las advertencias es: INMORAL”. Lampadia




De Szyszlo: Análisis de la coyuntura actual

De Szyszlo: Análisis de la coyuntura actual

El destacado artista nacional Fernando de Szyszlo ofreció una entrevista a El Comercio en la que ensaya sus percepciones sobre la actual coyuntura política, los retos del Presidente Ollanta Humala para el año que acaba de comenzar y el escenario que se viene de cara a las elecciones del 2016.

Fernando de Szyszlo no solo es el más importante de los artistas peruanos; es también uno de los más lúcidos intelectuales, y una de las pocas reservas morales del país. En la entrevista publicada el día domingo 5 de enero en El Comercio, De Szyszlo reflexiona sobre la difícil coyuntura política que le está tocando vivir al Perú y resalta la incoherencia que viene mostrando el mandatario Ollanta Humala en el manejo político de diversos temas. De Szyszlo señala que Mario Vargas Llosa estaría apoyando a Humala porque, de retirarle su apoyo, se correría el riesgo de que el Presidente emigre a su plan inicial de “la Gran Transformación”, se muestra escéptico sobre la posibilidad de conocer la verdad en torno al caso López Meneses -que ha ensombrecido y le ha restado credibilidad al actual Gobierno-, y nos habla sobre el reciente nombramiento de Nadine Heredia como presidenta del Partido Nacionalista y sus percepciones sobre las posibilidades y las consecuencias de una reelección conyugal. Finalmente, De Szyszlo comenta sus percepciones de cara al panorama que se vendría para las elecciones del 2016 y las posibilidades de los potenciales candidatos.

Leer la entrevista completa publicada El Comercio del domingo 5 de enero del 2014 




¿Qué pasó con la nobleza que obliga?

¿Qué pasó con la nobleza que obliga?

En el preciso momento en que iban a empezar las conversaciones de los técnicos para tratar que el diálogo que sostuvieron los partidos con el Primer Ministro, Juan Jiménez Mayor, aterrizara en promover inversiones y destrabar proyectos, desde el oficialismo y la oposición, se dedicaron a derribar los débiles puentes que se habían construido. Primero, Fuerza Popular y Perú Posible anunciaron que no enviarían a los técnicos, porque el Presidente Humala no había participado en las conversaciones ni había mostrado compromiso con el proceso. Luego el propio Jefe de Estado hizo explotar las cargas explosivas y el diálogo se rompió. Humala enfatizó que el hecho de que tres ex presidentes del Perú afronten problemas judiciales (uno sentenciado y dos investigados) afectaba la imagen internacional del país, y en seguida, el Mandatario le cargó las tintas al amparo que Alan García presentó contra la Megacomisión. Sobre la marcha, el partido aprista informó que los técnicos de la estrella se abstendrían. El diálogo había sido roto, y un nuevo fracaso se sumaba a la política nacional.

El fracaso del diálogo se produce cuando se hace evidente que los temas de la Agenda Pendiente en educación, salud, infraestructuras, instituciones y clima de inversión amenazan en convertirseen una bomba de tiempo para la sostenibilidad del crecimiento. El Foro Económico Mundial acaba de publicar el Índice de Capital Humano del 2013 en el que el Perú sale desaprobado en educación, salud y bienestar y otros. Es decir, desde afuera, ahora, nos  tiran de las orejas por no enfrentar la Agenda Pendiente. Sin embargo, cuando todos deberíamos ponernos de acuerdo en superar estos problemas, el jefe de Estado se dedica a hablar de los problemas judiciales de los políticos. El papel del Primer Magistrado de la Nación es ponerse por encima de las diferencias y representar el sentimiento de todos los peruanos. ¿Cómo entender esta especie de inclinación por lo tanático antes que la afirmación del eros, de la vida y del acuerdo político?

Desde el lado de laoposición las cosas están igual de mal. El Presidente García se ha dedicado a lanzar pedradas al viraje saludable del Presidente Humala. En vez de celebrar el campanazo del jefe de Estado en la Bolsa de Valores de Nueva York se dedicó a ironizar sobre el tema. El fujimorismo se niega a que su lideresa,  Keiko Fujimori, aparezca en la foto del diálogo y no envía a sus técnicos a la segunda ronda de conversaciones. Y, para colmo, el fujimorismo aparece dividido en Cajarmarca, donde tiene gran influencia popular, facilitando el sabotaje de los enemigos del proyecto Conga en las próximas elecciones regionales.

Semejante situación parece indicar que todos los actores de la política habrían decidido darle las espaldas al Perú, y optaran por acumular fracaso tras fracaso en el espacio público. La política convertida en un ring de box. ¡Cuánta diferencia con los éxitos del modelo económico y la economía de mercado que le ha cambiado el rostro social al Perú reduciendo la pobreza y la desigualdad! Necesitamos, pues, que la política empiece a representar los éxitos y las potencialidades del crecimiento y transformación social del Perú de la última década.

¡También queremos el matrimonio entre la política y la economía!




¿Por qué nos disparamos a los pies? – (II)

¿Por qué nos disparamos a los pies? – (II)

Durante la última reunión de las Naciones Unidas a la que asistió el Presidente Ollanta Humala como uno de los oradores principales para tratar los Objetivos del Milenio (ODM), Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, sostuvo que el Perú “es una de las dos naciones que más ha avanzado en el cumplimiento de las metas del Milenio”. Es decir, en todo el planeta hay dos países que han batido récords en reducción de pobreza, desnutrición y mortalidad infantil y uno de ellos es el Perú. Una noticia que debería convocar a los peruanos a un reconocimiento de la buena gestión económica y social de los últimos 13 años. Sin embargo, de alguna manera, la noticia fue omitida por la mayoría de medios de comunicación y líderes de opinión, a excepción del diario El Comercio, que lo incluyó en un pequeño párrafo. ¿Por qué nos negamos a reconocer nuestros logros? ¿Cuándo dejaremos de dispararnos a los pies?

Semejante silencio contrasta con el rebote mediático y la participación de algunos políticos luego de que Rebeca Arias, representante del PNUD en el Perú (una organización dependiente de Naciones Unidas, presentará los logros del país en cumplimiento de las Metas del Milenio, tal como se dice popularmente, bajándole la llanta a los logros del Perú. Los medios le cargaron las tintas al retraso del área rural con respecto a la urbana en el cumplimiento de las metas de las Naciones Unidas no obstante que  el Perú ha logrado en el 2012 cumplir la mayoría de los Objetivos del Milenio establecidos con la ONU para el 2015, es decir, tres años antes, en cuanto a pobreza, mortalidad infantil y desnutrición, entre otros. No se trata de negar que nos falta mucho por hacer, pero muy diferente es querer aguar una merecida fiesta social del país.

Para algunos, pues, más importante es el pesimismo de una funcionaria local de la ONU que las propias declaraciones del Secretario General del máximo organismos mundial. Sin pretender juzgar a los demás, no le encontramos una explicación apropiada a semejante conducta. Algunos sostienen que el periodismo tiende a buscar la noticia impactante, lo cual es verdad. Y lo que más impacta pareciera ser lo negativo. Quizá haya algo de verdad en semejante afirmación, pero eso no justifica que se desinforme.

No ser riguroso con la información del país y no hacer un buen balance de nuestros logros es muy pernicioso, pues abre las puertas a dudas infundadas y a propuestas de políticas públicas que podrían interrumpir los procesos positivos que vienen alentando las mejoras indicadas.

Otro ejemplo de cómo ocultamos las victorias se refleja en una reciente entrevista del diario Gestión a Alejandro Werner, director del FMI para América Latina. En la pregunta del diario se dice lo siguiente: “Considerando que gran parte del crecimiento registrado por la economía peruana se produjo por los mayores precios de las materias primas y no por el aumento de la productividad, ahora que las condiciones son más adversas, ¿qué debería ocurrir en el Perú para evitar un mayor deterioro de la economía?” Ante semejante interrogante el funcionario del FMI responde: “…también es cierto que ha habido un incremento importante en la productividad asociado con el alto nivel de inversión extranjera y la transferencia de tecnología que ello conlleva. Un estudio que publicamos recientemente en el FMI muestra que el Perú experimentó un aumento significativo de la productividad en la última década”.

Negar el incremento de la productividad en el país es negarle una de las principales potencialidades de nuestro modelo económico. El crecimiento de nuestra economía ha estado liderado por el incremento de la productividad más que por los precios de las materias primas, tal como se puede apreciar de la información del INEI y de  los estudios del IPE.  No podemos, pues, seguir ocultando  nuestras victorias y sembrando el desconcierto en medio una ofensiva general contra la pobreza.  Persistir en el error es engordar a quienes les interesa que la pobreza se mantenga para tener “una base social”  de sus proyectos políticos estatistas.




¿Por qué nos disparamos a los pies?

¿Por qué nos disparamos a los pies?

Cuando deberíamos celebrar que, a pesar de la desaceleración, seguimos liderando el crecimiento económico en América Latina y en el planeta, aquí en el Perú,  nuestras autoridades  y medios de comunicación se confunden y, en muchas ocasiones, siembran el pesimismo y la incertidumbre. Ya lo vimos con lo de las vacas flacas que tuvieron que convertirse en robustas. Y si bien hubo correcciones, se persiste en el error. El Presidente Humala acaba de sostener que “el crecimiento económico es una herramienta que nos ayuda, pero no es lo fundamental, sino tener clara las cosas, entender que esta política del chorreo, que se llenen primero las arcas del Estado para después distribuir, es absurda e inmoral”. Es claro que hay que distribuir, pero relativizar el crecimiento económico en el Perú es un mensaje contraproducente. ¿Acaso el jefe de Estado no sabe que el 75% de la reducción de pobreza y la desigualdad de los últimos años se explica por el crecimiento? ¿Qué les estamos diciendo a los funcionarios del Estado, que no alienten el crecimiento? Lo de las vacas flacas fue como un disparo a los pies, pero que “el crecimiento no es fundamental”,  parece un cañonazo a la línea de flotación del barco. El gobierno está embarcado en superar la desconfianza ciudadana, ¿cómo lo va hacer relativizando el crecimiento?

Otro misil disparado a los pies, es otra declaración del propio Presidente Humala: “El principal interés de las universidades negocio es hacer negocio, no es sacar profesionales de calidad, y eso hay que combatirlo”. ¿El gobierno combate la inversión privada en educación? Esa vieja oposición entre inversión privada y educación pertenece a la Guerra Fría y ahora está hundiendo la educación en Venezuela, Ecuador y Bolivia. La inversión privada en educación solo puede ser rentable y sostenible si se orienta a la calidad. Y si hay competencia entre inversionistas en educación no solo se mejora la calidad del profesional sino que las pensiones bajan considerablemente. ¿De dónde se sacan, pues, los argumentos del gobierno? Todas nuestras desgracias en educación vienen de la incapacidad e intromisión estatal y la falta de inversión privada en el sector.

Pero la siembra del escepticismo y la desesperanza no solo vienen del gobierno, sino también de los medios de comunicación. Cuando debería haber una celebración porque el Perú ha logrado en el 2012 cumplir la mayoría de los Objetivos del Milenio establecidos con la ONU para el 2015, es decir, tres años antes, en cuanto a pobreza, mortalidad infantil y desnutrición, entre otros, el diario El Comercio publica una portada que resalta lo negativo: “Bajó la pobreza, pero desnutrición es alta en el campo”. Haber reducido la pobreza el año pasado a 25.8% de la población cuando nuestro compromiso para el 2015 era de 27.3, debería significar un buen logro. Claro que sigue habiendo pobreza, claro que los logros en las áreas rurales todavía son insuficientes, pero son las fotos del momento. No muestran la película económica y social del país donde hemos tenido un crecimiento pro pobre y pro regiones. Se ha reducido la pobreza y la desigualdad de manera tan acelerada que todo el mundo se queda con la boca abierta.

Otro medio de tanta trascendencia como RPP también se dedicó a entrevistar a profesionales e intelectuales que pusieron el énfasis en las cosas negativas. La señora Rebeca Arias del PNUD parece no perdonarle al Perú el éxito de sus metas sociales basadas más en el crecimiento que en el asistencialismo, al que pretende construirle un altar. Se olvidó de la sorprendente película social del país y enfatizó nuestras carencias, lo que está a medio hacer, pero se está haciendo.

Nada más lejano de nuestra intención que pontificar sobre lo que deben hacer lo demás. Pero nos anima un sentido de justicia para con la realidad y el futuro del país. No puede ser que nuestras autoridades y medios de comunicación siembren escepticismo sobre nuestros logros, sobre las victorias de nuestro modelo de crecimiento y desarrollo, mientras afuera se nos sigue elogiando. ¡No está bien! ¡Un poco más de consecuencia y generosidad!




Desaprobación general del sistema político

Desaprobación general del sistema político

En una reciente encuesta de Ipsos-Perú, el sistema político peruano sufre un rechazo devastador: solo el 5% de los encuestados aprueba a los partidos políticos, el Congreso apenas llega al 8% y el Poder Judicial a 11%. Es decir, lo que representa a la política y dos poderes del Estado, columnas centrales de un sistema democrático, no gozan de la confianza ciudadana. A diferencia de esta desaprobación, algunas instituciones de enorme impacto social son aprobadas con nota sobresaliente: la radio con 67% y la Iglesia Católica con 65%. Sin embargo no todo el Estado está sumido en el descrédito: la Reniec tiene 59% de aprobación y el Banco Central de Reserva 49%, igual que la aprobación de las empresas privadas.

Semejantes cifras nos confirman una constante de nuestro modelo económico y social: la ciudadanía percibe que el crecimiento y reducción de la pobreza y la desigualdad se han desplegado al margen de la política, los partidos y el Estado en general. Tan grave situación no puede continuar, a menos que se pretenda arriesgar todos los logros alcanzado por el Perú. Extremando el análisis, la cohesión social de un país no puede reposar en la legitimidad de la radio o de la Iglesia Católica, porque las sociedades y las economías no florecen indefinidamente sin un Estado y autoridades legítimas.

La aprobación de la Reniec y el BCR nos confirman que cuando hay reformas, modernidad y eficiencia, las instituciones estatales pueden conseguir el favor de los ciudadanos. Con el crecimiento económico, el Estado se ha llenado de recursos fiscales impensados, pero los servicios en leyes, justicia, educación, salud y seguridad no han sido provistos con eficiencia y se extiende la sensación de que el gobierno cobra impuestos por gusto. Allí están los resultados de las encuestas. En todo caso, los políticos, los congresistas, los jueces y las autoridades tienen la palabra.




La izquierda sin caretas

La izquierda sin caretas

No a la Alianza del Pacífico, no a la Constitución del 93, no al modelo económico, no a Castilla. Sin caretas, la izquierda ataca nuestro proceso de desarrollo por aire, mar y tierra. El menor crecimiento económico por la caída de la confianza ciudadana y el descenso de la popularidad presidencial han reavivado las ambiciones políticas de la izquierda agrupada FRENAIZ, que insisten en un cambio de modelo económico, en el relevo de Miguel Castilla y la alucinación de que dirigentes izquierdistas retornen al régimen que critican desde el día en que fueron licenciados. Sin temor a equivocarnos, se puede afirmar, que buscan un cambio de timón gubernamental, porque creen que el gobierno de Humala es “un espacio en disputa”.

Para alcanzar sus objetivos se le imputa a Castilla la responsabilidad del menor crecimiento no obstante que todas las encuestas nos indican que la desaceleración se explica fundamentalmente por una dramática caída de la confianza.Lo acusan de la disminución del canon, pero sabemos que la causa está en la reducción de los precios de los metales.

La izquierda se ha propuesto magnificar todos los problemas y escalarlos a niveles de crisis. Aquí en el Perú al menor crecimiento quieren llamarle crisis. Y, a pesar de que Estados Unidos se recupera, Europa se estabiliza y China se ajusta convenientemente, siguen hablando de crisis y nos pintan un apocalipsis, porque explotamos nuestros recursos naturales. Confunden la estructura de las exportaciones con la participación de los sectores primarios en el PBI. Nos dicen que exportamos piedras pese a que nuestra industria ha crecido siete veces, las exportaciones no tradicionales se han multiplicado en más de 200% en la última década y como dice Richard Webb, la economía peruana se está diversificando a todo galope. Los argumentos económicos no importan, juegan con las fotos y esconden las películas, los procesos de avance del país. Solo vale la ideología y la búsqueda del poder.

Exigen la renuncia del Ministro Castilla. Alucinan a Félix Jiménez, con el mamotreto de la Gran Transformación, sentado en el despacho, pero el Perú ya no es la ficción con la que construyen sus ilusiones. Exigen el cambio de la Constitución, porque saben que el modelo constitucional ha desterrado al estado empresario y representa el marco jurídico sobre la cual ha prosperado la economía de mercado, permitiéndonos reducir la pobreza y la desigualdad sin precedentes en la historia.

Asimismo enfilan contra la Alianza del Pacífico contraponiéndola con la CAN, el Mercosur, Unasur y CELA, porque  en esta alianza se reúnen México, Colombia, Chile y Perú, las cuatro naciones con más apertura comercial, crecimiento y desarrollo, pero también con mayor estabilidad democrática a diferencia de los países bolivarianos, donde unos dictadorzuelos se han apoderado de sus respectivas sociedades en medio de colas, desabastecimiento y carencias de hasta  papel higiénico.

A la izquierda no le interesa el Perú. Solo vale la ideología y el interés partidario. Pero el problema histórico para ella es que el modelo que propone ya fracasó en el país en toda su magnitud entre los 60 y 80s, cuando el 60% de los peruanos se empobreció y Sendero Luminoso llegó a controlar un tercera parte del territorio.Tampoco aprenden de las experiencias de otros, ni de las buenas, ni de las malas. Como dice Fernando de Szyszlo, falta amor por el Perú.




Pinceladas y luces de Szyszlo sobre el Perú

Pinceladas y luces de Szyszlo sobre el Perú

En la siguiente entrevista de El Comercio, Fernando de Szyszlo, uno de nuestros pocos patriarcas y uno de los mejores artistas del país, reflexiona sobre la situación actual del Perú con la independencia y la autoridad moral que han caracterizado su trayectoria vital. Nos habla sobre las luces y sombras del gobierno, el futuro de Ollanta Humala y de Nadine Heredia, el papel de la mayoría de sectores de oposición, reclama el que estemos perdiendo una gran oportunidad de desarrollo y, de una u otra manera, nos deja un fresco sobre el país, donde cualquier visión optimista tiene que condimentarse con las luces que debieran guiarnos y las tareas pendientes que debemos resolver para llegar a buen puerto. Luego de leer la entrevista uno percibe cómo la figura de Szyszlo continúa creciendo sobre la mediocridad política e intelectual del país.

Leer entrevista completa de El Comercio del 15 de setiembre de 2013




Carranza: “Hay crisis de confianza”

Carranza: “Hay crisis de confianza”

El ex ministro de Economía, Luis Carranza, explica que la falta de confianza de los inversionistas con respecto a las autoridades es una de las principales causas del menor crecimiento económico.

Voz autorizada. El ex ministro de Economía Luis Carranza consideró que actualmente el Perú carece de “confianza” en sus autoridades que permitan a los inversionistas venir sin temores, por lo que pidió al presidente Ollanta Humala dar un mensaje más “consistente y coherente”.

“El análisis pasa por determinar qué ha ocurrido con la confianza y por qué se ha desplomado. Si alguna crisis hay ahora en el país, es una crisis de confianza”, dijo durante el conversatorio “¿Llegó la crisis?”, que se realizó en el Instituto de Gobierno y Gestión Pública, de la Universidad San Martín.

En otro momento el destacado economista refirió que “no hay crisis en el Perú”, aunque nuestro país vive un “proceso de desaceleración económica” causada por factores externos e internos.

El titular del MEF durante el segundo gobierno aprista indicó que el Ejecutivo debe promover mecanismos que permitan destrabar las inversiones, mejorar la gestión pública y fomentar la competitividad para apuntar el crecimiento económico.

Publicado en Expreso, jueves 29 de agosto del 2013




Aterricemos el diálogo gobierno-oposición

Aterricemos el diálogo gobierno-oposición

El gobierno ha comenzado las rondas de conversaciones con los partidos de oposición en momentos que se desacelera la economía, cae la popularidad del Presidente, del Congreso, y de las demás instituciones, y se anuncian protestas sociales en las regiones por la reducción del canon. Los peruanos de buena voluntad saludamos el diálogo que se inicia, pero  la actual crisis del sistema político peruano está hecha de “acuerdos nacionales” y “conversaciones estériles”. Es hora de convertir este momento de convergencia del país en terreno fértil para formular ideas fuerza que movilicen a todos los ciudadanos.

Las propuestas van y vienen. Desde instaurar la bicameralidad en el Parlamento hasta establecer el financiamiento público de los partidos.  Dichas iniciativas nos parecen atinadas, sin embargo la urgencia del país requiere que el diálogo aterrice, que se establezca una agenda urgente y otra de mediano y largo plazo. El menor crecimiento del país por la crisis internacional y la demora de los nuevos proyectos es una urgencia capital y nos obliga a pisar el acelerador de la inversión privada. Necesitamos inversiones emblemáticas que comuniquen a todos los peruanos y a la comunidad internacional que el modelo económico y social que ha reducido la pobreza y la desigualdad de manera impresionante prosigue a todo vapor. Por ejemplo, nos parece que el relanzamiento de los proyectos mineros de Conga y Tía María cumplirían largamente ese papel y notificarían que ningún radicalismo minoritario puede bloquear los intereses nacionales.

Los recientes conflictos de los cafetaleros y de los mineros ilegales nos demuestran que el principio de autoridad y el respeto a la Constitución y las leyes no se aplican por parte de nuestras autoridades. El diálogo del gobierno y la oposición debería establecer como uno de sus objetivos centrales restaurar el principio de autoridad en el país, una condición clave para promover las inversiones e, incluso, avanzar en resolver el tema de seguridad ciudadana que afecta a todos los peruanos.

Por las urgencias planteadas sería gravísimo debilitar el proceso de conversaciones con exclusiones sin sentido. No convocar al fujimorismo y al aprismo al diálogo, heriría de muerte el proceso, porque se dejaría en claro que presenciamos un nuevo saludo a la bandera.

Una convocatoria sin exclusiones nos permitiría conectar la política, la conducta del gobierno y la oposición, con el potencial de desarrollo de nuestro modelo económico y social.  (Ver artículo Hablemos del futuro que podemos construir). Y, de otro lado, nos posibilitaría establecer los problemas que el Perú debe resolver en el mediano y largo plazo.

En Lampadia hemos sostenido reiteradamente que existe una Agenda Pendiente en Educación, Infraestructuras, Instituciones y Clima de Inversión que si son resueltas a favor del crecimiento y el desarrollo, el 80% de los peruanos en el 2030, tal como lo sostiene el HSBC, pertenecerá a las clases medias y altas. Es decir, el Perú estaría en el privilegiado club de los países desarrollados.

Sería un crimen, pues, que los peruanos desperdiciemos nuestras excelentes oportunidades de desarrollo y que desaprovechemos  la oportunidad que nos presenta el actual diálogo para enfocarnos en los grandes objetivos nacionales.




Hablemos del futuro que podemos construir

Hablemos del futuro que podemos construir

Desde siempre, nuestro debate político ha estado atrapado por los temas de coyuntura. En medio de las contiendas cotidianas de nuestra vida nacional, muy pocas veces hemos sido capaces de trascender el corto plazo y de explorar, juntos, nuestro potencial de desarrollo, definido como el de una sociedad que alcance el bienestar general y la generación de oportunidades para todos nuestros ciudadanos.

En CADE 96 se propuso la Visión del Perú al 2020: “El Perú será el país latinoamericano más integrado al mundo, en el comercio, la inversión y la tecnología”. IPAE no logró que el país asuma el reto. Luego promovió el Consejo Nacional de la Visión junto con Prom-Perú, Perú 2021 y Agenda Perú, sin lograr impregnar al país de la necesidad de apuntar al largo plazo. Posteriormente Roberto Dañino, como Primer Ministro de la administración del Presidente Toledo, plantea en su primer discurso al Congreso el compromiso de convocar al país para formular una visión compartida de futuro. Lamentablemente, esto terminó en la formulación de 30 políticas y muchos objetivos en el Acuerdo Nacional, que no pasó nunca de ser, la expresión de una serie de cúpulas políticas y gremiales, incapaz de vincularse a la ciudadanía.

Así llegamos al presente, después de 20 años en los que hemos transformado al país promoviendo el regreso de la inversión privada a todos nuestros sectores productivos. Los resultados económicos y sociales son extraordinarios en términos de crecimiento, reducción de la pobreza e inclusive de reducción de la desigualdad. Por primera vez en nuestra historia, la inversión total, pública y privada, supera el 27% del PBI y, hasta hace unos pocos meses, los peruanos, al igual que los extranjeros, veíamos nuestro futuro con un gran optimismo.

Sin embargo, como comenta Felipe Ortiz de Zevallos, “la política, lamentablemente, se ha venido desenvolviendo por carriles poco vinculados a la economía y a la sociedad. Y es más pasadista que futurista”. En este contexto, nuestra vida política, ha venido transitando a una situación de conflicto de todos contra todos, que ya empieza a debilitar nuestras perspectivas de desarrollo.

Esta coyuntura conflictiva nos ha llevado, sin mucha convicción y compromiso, a que el Gobierno convoque a un diálogo con las demás fuerzas políticas, que permita identificar ciertas líneas de acción futuras.

El diálogo debería tener el basamento de nuestras potencialidades. Con este propósito volvemos a publicar un gráfico del HSBC, que muestra la posible evolución de la participación de la población de ingresos medios y altos hasta el 2050. El gráfico prevé que el 2030 tendremos 80% de la población con ingresos medios y altos, (medios – considera US$ 3,000 a 15,000 p.c. por año y altos – US$ 15,000 + p.c. por año). Para el 2050 nos plantea ya 90%, (50% medios y 40% altos).

Este potencial implica que el 2050, habremos dejado de ser un país pobre.

¿Qué nos dice el HSBC, en cuanto a los requisitos para lograr este potencial? Que el crecimiento debiera promediar un 5.5% por año y que necesitamos lograr un buen nivel educativo, instituciones sólidas y cerrar nuestras brechas en infraestructuras.

Agenda del diálogo Pro-Bienestar: crecimiento alto y sostenido, buena educación, instituciones sólidas y mejores infraestructuras.




El país demanda unidad y liderazgo

El país demanda unidad y liderazgo

Ante la desazón del país por el debate sobre los efectos de la crisis económica internacional, el presidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez Mayor, convocó a un diálogo luego de dos años de gobierno en que el oficialismo se negó a conversar con las demás fuerzas políticas y, por el contrario, se mostró más proclive a la confrontación.  Frente a la iniciativa, el fujimorismo y el aprismo respondieron que se dialogaba, pero con la renuncia de Jiménez de por medio. 

La conducta del oficialismo y la oposición nos demuestra que en nuestro sistema político nadie está dispuesto a arriar banderas en función del Perú. Las excomuniones y las heridas previas parecen pesar mucho más que el interés del país y se confirma el terrible abismo que existe entre el modelo económico y social que reduce la pobreza y la desigualdad y el accionar de los políticos. En una reciente entrevista de Lampadia, Felipe Ortiz de Zevallos, una de las reservas morales e intelectuales del país, señala que “la política, lamentablemente, se ha venido desenvolviendo por carriles poco vinculados a la economía y a la sociedad. Y es más pasadista que futurista”. (Ver entrevista a FOZ: El Perú está recuperando el tiempo perdido). En otras palabras, desnuda un pernicioso desenganche entre la política y la economía.

Pero las cosas no deben seguir así. El jefe de Estado reduce su popularidad de manera alarmante, el Congreso empeora su imagen y las demás instituciones tutelares tienen una alta desaprobación y, en medio de la crisis del sistema político, se presenta la desaceleración del crecimiento. La reducción del canon minero puede convertirse en el combustible para la demagogia de los extremistas –que se oponían frontalmente a las inversiones mineras- que agitarán a las “masas” para radicalizar a las regiones y provincias contra el gobierno central. Es necesario, pues, evitar un escenario de convulsión social que, ante la debilidad del Ejecutivo y el Congreso, podría crear serios problemas de gobernabilidad.

¿Cómo enfrentar esta situación? Es evidente que con la unidad, el consenso o concertación de la mayoría de peruanos. Por ejemplo, en un reciente comunicado de la CONFIEP se afirma que “hoy, el desempeño de la economía global se convierte en un factor de incertidumbre que requiere de mayor trabajo y unidad de todos los peruanos. Es tiempo de redoblar el esfuerzo conjunto, público y privado, para impulsar el desarrollo”. Es decir, es hora de que los peruanos pongamos a un lado nuestras diferencias y coloquemos sobre la mesa los intereses del país, la defensa de la democracia y la economía de mercado. Pero para avanzar en ese proceso se requiere el liderazgo y la convocatoria del Presidente Ollanta Humala en su calidad de primer magistrado del país. Ante una clara invitación al diálogo y la concertación, estamos seguros que todos responderían positivamente.

La desaceleración del crecimiento no implica la parálisis de nuestra economía, y mucho menos, que los peruanos estemos impedidos de realizar el potencial de desarrollo y bienestar general que hemos viabilizado durante los últimos 20 años. Sin embargo, puede ser el caldo de cultivo de los pesimistas y de los enemigos de las libertades políticas y económicas. No obstante, si todos los peruanos asumimos nuestra responsabilidad ningún radicalismo podrá amenazar nuestro modelo económico y social que sorprende al mundo por sus excelentes resultados en su desarrollo productivo, reducción de la pobreza y la desigualdad.