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Discriminatoria prohibición de celulares

Por: León Trahtemberg
Correo, 21 de julio del 2023

El Congreso propuso un proyecto de ley torpe y discriminatorio que prohíbe el uso de celulares durante las clases escolares. Esta medida discrimina a estudiantes sin acceso a computadoras con Internet en sus escuelas -pero que mayoritariamente sí cuentan con celulares- y convierte a los profesores en celular-vigilantes.

El proyecto busca reducir la exposición al Internet, combatir el ciberacoso, mejorar el rendimiento escolar y disminuir enfermedades mentales en los alumnos. Son objetivos no relacionados con los celulares, que se usan mucho más fuera del horario escolar para acceder a Internet o para ciberacosar. La idea de que los celulares afectan el rendimiento oculta el problema más amplio del rendimiento académico estancando o decreciente de los últimos 40 años.

En países como Finlandia, Noruega, Dinamarca, Suecia, Estonia, altamente desarrollados en el uso de tecnología para su vida cotidiana, no existe prohibición nacional alguna y dejan a criterio autónomo de cada centro educativo decidir a qué edad, cuándo y cómo usar el celular.

Es lamentable que los congresistas se enfoquen en los peligros e ignoren los beneficios, como acceso a recursos educativos en línea, desarrollo de habilidades digitales, comunicación digital, actividades interactivas y colaborativas, ética y seguridad.

La prohibición no es la solución, sobre todo para estudiantes sin laptops e internet. El problema radica en la falta de confianza en los docentes por lo que resulta incomprensible que aunque en el Congreso hay más maestros que nunca, aprueben esta propuesta sin considerar sus consecuencias.




Habilidades para un mundo impredecible

Por: León Trahtemberg
Diario Correo, 26 de Mayo del 2023

En un mundo cada vez más incierto y lleno de sorpresas, es importante desarrollar habilidades humanas que nos permitan adaptarnos a los cambios y enfrentar desafíos impredecibles.

La eficiencia no funciona en un mundo en constante evolución y los expertos temen hacer predicciones a largo plazo debido a la cantidad de sucesos inesperados que han ocurrido en los últimos años.

Siendo así, ¿qué tipo de talentos debemos procurar? Pasar del “just in time” al “just in case”. Por ejemplo, para enfrentar las próximas pandemias. No sabemos cuándo, dónde y de qué tipo será, por lo que no se puede planificar eficientemente para una de ellas, pero sí se puede estar preparados para cualquiera de esos escenarios desarrollando múltiples vacunas para múltiples escenarios sabiendo que no se podrá predecir cuáles se usarán. Es aconsejable la diversificación, la preparación previa, la imaginación, la valentía para experimentar y la capacidad para aprender. Todas ellas son habilidades clave que nos ayudarán a ser más resilientes y preparados ante los desafíos inesperados y no predecibles.

Si embargo, nuestra creciente dependencia hacia la tecnología debilita esa opción. La tecnología nos empuja a lo predecible y estandarizado pero vivir en base a patrones y rutinas socava nuestra capacidad de adaptación y respuesta en un mundo infinitamente sorprendente. Nuestra creciente dependencia hacia la tecnología e inteligencia artificial puede estar debilitando estas habilidades de aquello que queda fuera, que no se puede medir ni programar por lo que éstas deben ser acentuadas a través de la educación.




El “voucher educativo” en debate

Por: José Dextre Chacón
El Comercio, 23 de Mayo del 2023

“Diversas investigaciones validan que la experiencia del voucher educativo contribuyó a generar una cultura de la calidad”.

Es usual que en políticas de Estado nuestros referentes den sus opiniones a las innovaciones propuestas según la ubicación ideológica del proponente; es decir, si “está a la izquierda o a la derecha”, sin siquiera ofrecer la posibilidad de un diálogo. Esto está sucediendo con la propuesta del “voucher educativo”, ante la que voceros de uno u otro sector han salido a enfrentarse en función a la posición política del proponente y no después de analizar la propuesta, como debiera ser.

El proyecto del “voucher educativo” es aquel que propone que el Estado cumpla con la obligación de dar educación gratuita a los ciudadanos no ofertando por sí mismo el servicio, como es usual ahora, sino trasladando esa tarea a un privado. Es decir, el Estado asume el pago de la pensión del estudiante en un colegio privado, un colegio que el ciudadano elige para la educación de su hijo, y deja de ser gestor del servicio completo: el que pone la infraestructura, gestiona docentes y ofrece la programación de clases.

Para ir más allá del prejuicio ideológico, analicemos la propuesta misma. ¿Por qué hacer esta innovación en nuestro país, tal y como se ha hecho en otros? Acaso porque el Estado ofrece colegios cuya infraestructura es deplorable desde hace décadas, o porque sus docentes, según investigaciones elaboradas incluso por exmiembros del Consejo Nacional de Educación, presentan gravísimas deficiencias en formación, compromiso y exigencia.

Los opositores al voucher afirman que ha fracasado en Suecia y que allí, como en otros países ricos, los colegios públicos constituyen el 90% de la oferta. Sin embargo, diversas investigaciones validan que la experiencia contribuyó a generar una cultura de la calidad que gozó del apoyo del docente sueco, pese a que sufrió la férrea oposición de la izquierda (Bote, 2007). Por otro lado, las investigaciones afirman que la implementación del voucher educativo ha contribuido a mejorar hasta en un 60% el aprendizaje de escolares en países como Liberia (Romero et al, 2020). Del mismo modo, en Chile demuestran efectos positivos con relación al logro de competencias en el proceso educativo (Contreras et al, 2005), y en otras recientes se señalan los éxitos del voucher en Chile, EE.UU., Holanda y Suecia (Zablotsky, 2019).

A los críticos no les interesa el perjuicio social que la mala calidad de los colegios públicos ocasiona en casi siete millones de niños y adolescentes que estudian en ellos, el 75% de la población estudiantil. Privilegian el paradigma que rechaza la inversión privada, pese a que la educación universitaria ha demostrado que el 70% de las universidades en el ránking de excelencia de la Sunedu son privadas y, dentro de ellas, casi la mitad son societarias (con fines de lucro). Dicen que se quitarán recursos a la educación pública sin pensar en los ahorros y mejoras en la gestión docente y administrativa que la implementación del voucher traería, al trasladar la ineficiente supervisión actual de la calidad de las UGEL (Unidad de Gestión Educativa Local) a un promotor-director de colegio privado que pondrá su mayor esmero en demostrar calidad a los padres de familia.

El voucher implica que cada familia es dueña del dinero que financiará su educación. El Estado puede (debe, desde mi opinión) definir un tope a la pensión a pagar que debería ser similar al costo real que el Estado asume para ofrecer la misma educación. El Estado puede definir dónde aplicarlo, como en zonas de pobreza con deficiente educación pública, y seleccionar a los ofertantes (colegios privados locales que cumplan con las condiciones básicas de calidad, por ejemplo). Se promueve así la competencia por la calidad y, en esa línea, se debería premiar al colegio público que incrementará su matrícula demostrando que es mejor que el privado.

No hay verdades únicas. Dialoguemos para lograr mejoras que transformen la educación y, por ende, la cultura de nuestra sociedad, con análisis profesionales y documentados. Sabemos que la educación pública es deficiente, y que su infraestructura y calidad docente maltrata a sus alumnos, generando resentimientos sociales. Atrevámonos a dialogar para innovar y mejorar nuestra sociedad.




La educación en el Perú es desintegradora

En economía social de mercado y democracia liberal

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La presidenta Dina Boluarte advirtió en un discurso dado hace unos días en un evento por el día de las Mype, que “aquel maestro que use sus horas de enseñanza en generarles ideología o política a nuestros niños estará entrando en un proceso administrativo para que se le pueda retirar de las aulas de clase”. Y agregó que los profesores deben tener “la capacidad pedagógica y no política o ideologizada, donde tengan que confundir la mente de nuestros niños. A los profesores se les paga por enseñar pedagógicamente sus materias y no políticamente sus materias”.

Es posible que este anuncio haya sido motivado por el desfile de niños de primaria en Azángaro, Puno, en el que se entonaban cánticos contra la presidenta. Pero el asunto en realidad es más profundo que esa manipulación coyuntural condenable producida en el contexto de una lucha política.

Como es sabido, el magisterio público en el Perú ha estado dominado desde hace décadas por el SUTEP de Patria Roja. Y Patria Roja tiene una ideología claramente marxista-maoísta. Recordemos que el propio Sendero Luminoso empezó su infiltración a través del magisterio en Ayacucho. Ahora mismo el organismo generado más importante del neosenderista Movadef es el Fenate, sindicato de maestros que fue reconocido por el gobierno de Castillo y que le disputa al SUTEP el liderazgo magisterial.

Lo cierto es que en los últimos 40 años una proporción sin duda no desdeñable de maestros ha transmitido en las aulas una interpretación de la realidad nacional basada en esa ideología, y lo sigue haciendo. Para nadie es un secreto la importancia de la educación en la formación del Perú como nación y en la viabilidad misma del país. La educación pública es la gran formadora de la cultura nacional, es decir, del sistema de creencias y valores que integran (o desintegran) a la nación.

Y es particularmente importante en un país que era predominantemente rural y andino hasta la década del sesenta del siglo pasado. Recién en el censo de 1972 la población urbana pasa adelante, gracias a las masivas migraciones. Pero esa misma población migrante en las ciudades mantiene valores comunales y familiares, aunque lamentablemente instrumentalizados para formar argollas o grupos de captura de espacios en una sociedad que, precisamente, nunca logró integrarse. La altísima informalidad es la mejor prueba.

La educación nacional fracasó en crear una cultura integradora. En una sociedad tradicional y premoderna como era y sigue siendo en alguna medida la peruana, creencias locales y valores religiosos y de reciprocidad parental mantenían unida a las comunidades o a grupos sociales relativamente pequeños y autocontenidos. Pero cuando se establece un mercado y una sociedad nacionales, es la educación pública la que cumple la labor de infundir una cultura nacional integradora, que haga que los futiros ciudadanos se sientan parte ya no solo de sus comunidades locales, sino de la comunidad nacional.

El problema es que esa nueva cultura, esa creación cultural nacional, se ha dado dentro de los cánones de la cosmovisión marxista. No necesariamente en los textos, pero sí en las aulas. Lo que se transmite allí es que hay clases y empresas opresoras, que la democracia puede ser la dictadura de la burguesía o de los poderosos, y que el mercado es una forma de expoliación.

El problema es que la visión de la economía como un juego de suma cero, donde lo que ganan unos lo pierden otros, corresponde a lo que era la economía tradicional auto consumista en las comunidades rurales del Perú. En una economía precapitalista que no crece, solo se puede crecer a costa de otros. Calza perfectamente con la ideología de la lucha de clases, donde los ricos se enriquecen a costa de los pobres. Eso es lo que se infunde. Y coincide con la experiencia tradicional.

Pero el mercado es todo lo contrario. En el mercado solo se puede crecer si los demás crecen. Entonces, la creación de una cultura integradora nacional debe partir no solo de los valores patrióticos y de los héroes y símbolos nacionales, sino de entender qué implica una economía social de mercado, que supone una experiencia radicalmente distinta a la tradicional. El mercado es el integrador por excelencia, y sus valores son los del esfuerzo, el conocimiento y la meritocracia. Eso debería calzar con la experiencia del emprendedor heroico que sale adelante sobre la base de su sacrificio personal y familiar.

Se requiere de un programa de capacitación a los maestros en economía social de mercado y en los valores implícitos en una democracia liberal. Empresarios por la Educación y otras organizaciones deberían procurarlo.

Lampadia




Discutible enfoque por competencias

Por: León Trahtemberg
Correo, 19 de Mayo del 2023

En la educación, hay ideas que se aceptan sin cuestionar aunque estén basadas en evidencia insuficiente y terminen siendo contraproducentes, como por ejemplo la pontificación de las pruebas PISA como la súper evidencia internacional sobre la calidad de la educación de los países evaluados y rankeados. Otro ejemplo es el del aprendizaje por competencias, que se basa en desempeños observables a partir de estándares que señalan las expectativas de aprendizajes. Eso supone que existe un consenso respecto a cuáles son las competencias necesarias para tener éxito y la presunción de que son las mismas para todos. Sin embargo, enfatizar las habilidades prácticas y técnicas puede ser relevante para el mundo laboral, pero no tiene por qué serlo para los aprendizajes escolares. Reducir la educación a lo que es observable, examinable y medible en el corto plazo dentro de ciertas áreas curriculares descuida objetivos más amplios como el crecimiento personal y la ciudadanía responsable.

La medición de los resultados de aprendizaje no es una medida precisa del valor de la educación. Si se utiliza para premiar o castigar a los alumnos o docentes, se reduce la educación a objetivos estrechos y medibles que perpetúan las desigualdades. Esto descuida aspectos importantes aunque menos visibles como la personalidad, seguridad, socialización, creatividad, empatía y el pensamiento crítico y ético.

La educación debe tener objetivos amplios y variados que promuevan el desarrollo holístico de los estudiantes, en lugar de reducirse a objetivos estrechos y medibles que pueden ser contraproducentes.




El mundo cambia rápidamente, ¿y la educación?

Por: Jorge Yzusqui
Perú21, 19 de Mayo del 2023

“Debemos darle la estabilidad y autonomía a la gestión, convocar a los mejores talentos con una gran capacidad de ejecución para llevar adelante un plan de largo plazo”.

Los últimos años nos mostraron un mundo lleno de incertidumbre y constante cambio. Una pandemia que paralizó el mundo, crisis políticas, climáticas y sociales son parte del día a día a nivel mundial y están modificando nuestra forma de vivir. En un contexto en el que, además, debemos sumar procesos de transformación digital que se integran a nuestra vida, surge de manera inevitable preguntarnos: ¿Qué retos y desafíos se presentan en el sector educación?

Lo primero que debemos repensar es: ¿Qué le enseñamos a los estudiantes para que enfrenten con éxito esta nueva realidad?, ¿cómo los evaluamos?c ¿cómo integramos tecnologías como la inteligencia artificial en los procesos de aprendizaje?, ¿cómo preparamos a nuestros maestros para este nuevo mundo?

No son preguntas fáciles de resolver, más aún, cuando nuestros sistemas educativos están en crisis, no son ágiles y tienen problemas de gestión. Sin embargo, es una tarea que debemos abordar. Debemos darle la estabilidad y autonomía a la gestión, convocar a los mejores talentos con una gran capacidad de ejecución para llevar adelante un plan de largo plazo, que nos permitan enfrentar los retos de hoy.

Teniendo en el sector educación grandes problemas por resolver como la deficiente infraestructura, la capacitación docente, la educación rural y otras más; se hace más importante la gestión para organizar el Minedu y que tenga la capacidad de responder a las necesidades urgentes que tenemos. Tener una mirada de largo plazo para diseñar un sistema educativo que enfrente los desafíos de las nuevas realidades tecnológicas y de cambios en nuestra forma de vida.

Esta no es una tarea solo del Minedu, también es importante que el Congreso de la República se involucre en la búsqueda de una solución y proporcione los marcos jurídicos que permitan que la gestión en este sector goce de estabilidad y autonomía.




La miseria humana en el Perú

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

En días recientes, han estado circulando en las redes sociales, videos grabados a escolares en Puno. Uno de ellos corresponde a una niña, que hace una presentación absolutamente distorsionada de la realidad, pero que claramente ha sido aleccionada por sus maestros, respecto a los hechos ocurridos desde el golpe de Estado de Pedro Castillo del 7 de diciembre. Habla de la sucesión constitucional ante la vacancia de este por incapacidad moral y sedición, entre otros delitos. Sobre las protestas violentas y actos terroristas y la manera como la Policía Nacional (PNP) y las Fuerzas Armadas (FFAA) contrarrestaron tales acciones.

Como todos sabemos, ante los actos de violencia, las fuerzas del orden tienen la potestad de hacer uso del monopolio de la fuerza que la Constitución confiere al Estado, por tratarse específicamente de actos de violencia sediciosa dentro del territorio nacional.

En ese video, la niña presenta y describe este hecho como “violencia política”, que se iría incrementando desde “que vacaron al presidente Castillo” y “Dina Boluarte tomó el poder”.

Continúa diciendo que, desde entonces la gente se desbordó saliendo a las calles a reclamar y exigir su renuncia. Indica además que “la señora que dice llamarse presidente del Perú”, ordenó a policías y militares reprimir y disparar a la población, torturándolos y maltratándolos durante tres meses consecutivos, “produciendo 80 fallecidos y un centenar de heridos”. Agrega, que Boluarte se siente respaldada por el Congreso y el poder judicial, y que sabe, que no será investigada por la Fiscal de la Nación, “una fiscal sin título” que, “además es su mejor amiga”, razón por la que hasta el momento no hay justicia. Completa su perorata, indicando que “el Cardenal de Lima la respalda” y que “por eso han tenido que intervenir el Papa Francisco y los Derechos Humanos”. Esta niña dice que se ha incumplido el quinto mandamiento que ordena, “no matarás” e incluye la lectura de Mateo en el evangelio.

Como se puede apreciar en el video, este predicamento, absolutamente torcido, es producto de información falsa sobre los hechos, información brindada por sus profesores y producto de un trabajo de adoctrinamiento permanente.

Del mismo modo, en otro evento por el 169° aniversario de la creación del distrito de Asillo en Puno, el director de la IE primaria N°72015 de Accopata, presenta a la banda de su colegio y a sus niños, marchando e interpretando la canción “Dina asesina”, con su letra: “Esta democracia ya no es democracia”, ante toda la población que participaba de la celebración y aplaudía.

Ya no se entiende hasta qué nivel puede llegar la miseria humana de estos profesores, ni hasta donde se va a permitir ese nivel de manipulación a los niños y este adoctrinamiento político. No es posible que, aún en estas circunstancias, la autoridad del gobierno central, en representación del Estado, no se haya hecho presente, ni haya sancionado como es debido a esos profesores.

Esto es simplemente un silencio cómplice de autoridades de gobierno pusilánimes, permisivas, no preparadas para la conducción de los destinos del país. Esto es lo que nos ha llevado a la situación actual del Perú, con una educación escolar carente de contenidos positivos, no sustentada en valores y llena de información y contenido político falso y sesgado.

Ya no se trata sólo de la forma como el SUTEP-CONARE y el FENATEP, organismos de fachada del MOVADEF y SL, han capturado el sistema educativo, sino que estamos permitiendo que esta gente realice un lavado de cerebro a nuestros niños. El abandono que ha hecho el gobierno central de sus responsabilidades y su falta de presencia en los pueblos más remotos de nuestro país, está permitiendo que se pierda, desde el sentido de pertenencia al Perú, hasta el respeto a nuestros símbolos patrios, el amor a la patria y el respeto a nuestras leyes e instituciones.

Me pregunto, ¿vamos a tolerar que los directores de esos colegios continúen permitiendo o fomentando, que los profesores intervengan de esta manera en la formación de los niños? Después de lo visto, no nos debe sorprender que tengamos masas enardecidas destruyendo e incendiando aeropuertos, comisarías, fiscalías y juzgados, o bloqueando carreteras, incendiando ambulancias y forzando la muerte de heridos o enfermos. No nos sorprenda que apedreen a soldados provocando su ahogamiento o incendien un patrullero, asesinando a un policía en su interior.

Al final, menos nos debe sorprender que, con ese pensamiento en contra de sus instituciones tutelares, se hayan opuesto o cuando menos permitido que alguien se oponga, en Desaguadero (Puno), a una ceremonia cívico-militar de izamiento del Pabellón Nacional.

Esta es una señal que nos debe llevar a reaccionar prontamente, pues de lo contrario estaremos perdiendo la consciencia cívica y permitiendo que, gradualmente, esta actitud vaya avanzando, inicialmente en las zonas de frontera, territorios donde más debe vibrar el fervor patriótico y de pertenencia al Perú, tal como ocurre en Tacna, y no permitir que lo que sucedió en Puno, pueda extenderse más.

Debemos usar todos los recursos del Estado para revertir esta tendencia y controlar estas acciones, caso contrario, los “gobernantes” deben aceptar su ineptitud y dejar sus cargos. Lampadia




El Congreso, el terrorismo y la educación

Por: León Trahtemberg
Diario Correo, 12 de Mayo del 2023

El Congreso peruano aprobó una ley que busca incluir contenidos sobre la historia del terrorismo en el país en el currículo escolar. Pretende fortalecer los valores patrios y enseñar la verdad histórica. Sin embargo, surge el debate sobre cómo enseñar adecuadamente la historia del terrorismo de manera objetiva y sin sesgos políticos

La propuesta requiere un enfoque multidisciplinario que promueva la construcción de memoria colectiva y su implementación plantea interrogantes sobre cómo capacitar a los docentes para abordar el tema y fomentar el pensamiento crítico en los estudiantes.

A menudo, los congresistas no comprenden la dimensión pedagógica y la complejidad del tratamiento de estos temas y suponen que la versión oficial es objetiva. Sin duda el terrorismo es inaceptable, pero existe el temor de que analizar las falencias del estado como causante de malestar social sea interpretado como justificación del terrorismo, así como preocupación por transparentar los crímenes cometidos por agentes estatales.

Una educación basada en verdades oficiales distorsionadas socava la credibilidad y la confianza entre educador y estudiante, limitando la formación democrática, porque el reconocimiento crudo de crímenes y errores históricos es fundamental para una educación democrática.

El Congreso debe considerar las implicaciones de introducir un tema polémico en el currículo sin abordar aspectos como la capacitación docente y la enseñanza imparcial.

La educación no debe complacer a los políticos, sino buscar la formación de ciudadanos informados, críticos y democráticos.




Dos proyectos que destruyen la meritocracia

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La semana pasada la Comisión de Educación del Congreso aprobó dos proyectos de ley que atentan gravemente contra la meritocracia en el magisterio. Es decir, contra la educación de los niños y jóvenes y contra el futuro del país.

En uno de ellos se dispone el nombramiento extraordinario de los docentes contratados en los Institutos y Escuelas de Educación Superior Tecnológicas y Pedagógicas públicas, es decir, un nombramiento automático, sin concurso público de méritos, contraviniendo no solo solo la Ley de Institutos y Escuelas de Educación Superior, sino la norma para el ingreso a cualquier institución en la administración pública, que requiere concurso público. Una de las consecuencias es que se excluye a miles de profesionales capacitados que podrían postular por una plaza vacante.

Esta fue la votación para ese dictamen:

Roberto Chiabra nos explica que votó a favor del dictamen porque hace muchos años que no se han abierto vacantes en los institutos. Pero si se abren plazas el acceso a ellas debe ser por concurso, no por nombramiento automático. Eso rompe el principio meritocrático que debería ser inviolable si queremos mejorar la educación y el país.

El otro proyecto de ley aprobado en la Comisión es el que establece que los profesores que se desempeñaron como directores o subdirectores en Instituciones Educativas y que fueron retirados por la Resolución de Secretaría General N° 2074-2014-MINEDU, pueden acogerse a un concurso excepcional para poder retornar a sus cargos.

Esto desvirtúa claramente la Carrera Pública Magisterial según la cual los profesores, para acceder a un cargo de director o subdirector, deben pasar por un concurso a nivel nacional en el que solo pueden participar profesores nombrados ubicados como mínimo en la tercera escala magisterial y con trayectoria y experiencia suficientes de modo que terminen ocupando los cargos quienes obtienen mejor puntaje en el concurso. No es posible que se establezca un concurso excepcional para profesores que ya fueron retirados y en el que, por añadidura, tampoco compitan con otros acaso mejor preparados.

Esta fue la votación para este dictamen:

La meritocracia es un principio que debería ser prácticamente sagrado. Violarlo es favorecer a personas eventualmente no calificadas en perjuicio de la calidad de los servicios públicos y del aprendizaje de los estudiantes en este caso. La meritocracia es la única garantía que los recursos del Estado, que son de todos los peruanos, se gastarán con un resultado positivo para la sociedad en su conjunto. No se puede hacer concesiones en este terreno. Esos proyectos no pueden ser aprobados. Lampadia




Progres, caviares y más

Por: María Isabel León
Diario Correo, 7 de Mayo del 2023

Los “progres” y los “caviares” se caricaturizan en el argot popular como aquellos que se proclaman de izquierda, pero a quienes les gusta disfrutar de la buena vida, alejados de su prédica política. Los conservadores, suelen ser ridiculizados como aquellos “antidiluvianos” divorciados de toda sensibilidad, que pretenden promover valores morales caducos en una sociedad “moderna”. Increíble que en pleno siglo XXI sigamos jugando a los adjetivos en lugar de esforzarnos por oírnos y por convivir en civilizada armonía, tolerancia y paz. Así las cosas, Cierto sector de la izquierda que ha perdido espacios de dominio, sobre todo en el sector educación, señala que estamos viviendo una “oleada conservadora muy fuerte” y los acusa de no reconocer “avances” en el sector. La evidencia señala una brecha de infraestructura educativa publica de más de 100 mil millones de soles y apunta a resultados precarios en la educación estatal, peores que los obtenidos por los estudiantes de las escuelas privadas de “bajo costo” según la Evaluación Muestral 2022. ¿Cómo hacemos como ciudadanos y como país para realmente garantizar una educación universal de calidad? ¿A caso el servicio educativo público es el único llamado a tener esta virtud? ¿Todo el servicio privado es mercantilista, abusivo y perverso? ¿Es acaso la educación un botín para alguien? ¿para los grupos corporativos o para los colectivos “oenegeros” que pretenden poseer la verdad única? ¿Las ideas “conservadoras” tienen solo una lógica económica y anacrónica? ¿Están divorciadas de la capacidad de formar buenas personas, ciudadanos dignos y plenos? Lo cierto es que esa izquierda con aroma caviar, fosilizada en sus propios oprobios, es la que se esfuerza en subordinar la verdad, esquivando toda capacidad crítica para resaltar que la educación pública en nuestro país tiene años rezagada, con harto presupuesto y escaza gestión. ¿Es acaso malo invertir dinero privado en educación? ¿No tenemos suficientes ejemplos que dan cuenta que estas inversiones han logrado elevar notablemente la cobertura educativa y mucha de ella de buena calidad? ¿Porque todo tiene que verse mal? Son tan miopes que en su revancha de argumentos hasta cuestionan los colegios de alto rendimiento, allí donde se educan jóvenes de todas las regiones con mejor nivel y menores recursos y hasta cuando las sentencias del Tribunal Constitucional les son desfavorables claman “dictadura”. Curiosa forma de respetar la democracia y la institucionalidad del país.




Grandes aumentos al magisterio

Hugo Díaz Díaz
Para Lampadia

Desde que se inició la aplicación de la carrera pública magisterial las distintas administraciones de gobierno han hecho notables esfuerzos para mejorar las remuneraciones de estos profesionales. Un indicador de ese esfuerzo es que, en el período 2008-2022, en valores constantes el piso salarial de un docente del primer nivel magisterial, con jornada de 30 horas, se incrementó en 44%. Además, las diferencias remunerativas entre los docentes con mayor y menor remuneración que eran del cinco por ciento ahora son más del doble. Asimismo, las remuneraciones del docente estatal peruano son igual de competitivas como las de Argentina, Ecuador, México, aunque todavía por debajo de Colombia, Chile y varios de los estados de Brasil.

Este año, las remuneraciones en la carrera pública magisterial fluctúan entre 2,850 soles, para los docentes de la primera escala con jornada laboral de 30 horas, y 7,980 soles para los que pertenecen a la octava escala con jornada de 40 horas.

Aunque casi no hay docentes en las últimas escalas, se destaca que un docente de la quinta escala tiene una remuneración base de 4,275 y 5,200 soles, dependiendo si su jornada es de 30 o 40 horas. Adicionalmente, quienes asumen cargos de dirección, subdirección, jerárquicos o de especialistas reciben una asignación adicional que fluctúa entre 28% y 37%. Siguiendo con el ejemplo de un docente de la quinta escala, si trabaja en una escuela que opera mañana y tarde, su remuneración mensual llega a casi 7 mil soles.

El atractivo de las remuneraciones que paga el Estado a sus docentes está motivando a una cantidad importante de los que trabajan en el sector privado a postular en los concursos de ingreso a una plaza en escuela pública. Hace dos años, la Encuesta Nacional de Hogares advertía que el salario promedio de los docentes de Estado era cerca de 20% superior al del sector privado y que las brechas con relación a lo que ganan trabajadores de otras profesiones se han reducido.

Los beneficios para el magisterio estatal no se limitan a una mejor remuneración. Tienen derecho a dos meses de vacaciones frente a un mes en la escuela privada; se jubilan a los 65 años y no a los 70 años como en el sector privado; y los que trabajan en aula, que son la gran mayoría, tienen una jornada laboral de 30 horas pedagógicas a la semana equivalentes a 25 cronológicas, en tanto que en el sector educativo privado la jornada es de 35 a 40 horas cronológicas. Es importante destacar que en otros países de la región latinoamericana las jornadas laborales que regularmente tienen el profesorado están en un promedio de 40 horas semanales.

Siendo meritorio el esfuerzo realizado por el Estado, surgen algunas inquietudes sobre la política remunerativa docente. Una primera es que, cuando se diseñó la carrera pública magisterial, se asumió como uno de sus principios básicos que las mejoras remunerativas deberían basarse en el mérito y que su aplicación debía ser el filtro para que en la docencia pública estén los mejores. Ese criterio quedó limitado únicamente a los concursos para promociones de cargo y ascensos de escala, no así para los aumentos generales, lo que termina siendo un incentivo perverso pues el aumento general llega por igual a los maestros responsables como a los que no cumplen a cabalidad sus obligaciones.

Una segunda preocupación en la política remunerativa docente se relaciona con el bajo porcentaje de los que aprueban las evaluaciones de selección para lograr un nombramiento, que en buena medida asegura estabilidad laboral. El principio de ser riguroso en la selección no está en discusión, así logren aprobar alrededor del 5% de los postulantes. El problema está en que al no cubrirse la necesidad de nuevas plazas, muchos de los docentes desaprobados en el nombramiento ingresan al sistema vía los contratos. Las normas ahora establecen que no hay diferencia en las remuneraciones de un docente nombrado y uno contratado.

Hemos destacado el esfuerzo financiero que ha significado la mejora salarial de los docentes de la carrera pública magisterial. La pregunta es si ese esfuerzo pudo ser menor si la creación de nuevas las plazas docentes hubiese sido administrada con mejor criterio. Tomando datos de la estadística oficial se observa que durante el período 2008-2022 la matrícula estatal de educación básica regular se incrementó en 375,912 estudiantes, mientras que los docentes aumentaron en 96,201. Significa que por cada cuatro nuevos estudiantes se creaba una plaza docente. Si bien había necesidad de reducir la relación estudiante por profesor en la educación inicial (33.2 en 2008), poca consideración tuvieron las orientaciones que el Ministerio da a sus instituciones educativas sobre la relación alumnos por profesor que en la educación inicial debe ser 25 y en primaria y secundaria 30.

La posibilidad que una sociedad tenga una buena educación reposa, en gran medida, en la calidad de sus maestros. Es la lección que nos dan los países que lideran las evaluaciones internacionales de estudiantes. En el Perú, con acierto, la carrera pública magisterial ha sido el mecanismo adoptado para contar con buenos maestros, pero lo deseable sería que su aplicación retome los cauces que sirvieron de inspiración para diseñarla. Es posible que los criterios utilizados para evaluar el desempeño hayan pecado de excesiva sofisticación sin tener en cuenta que puede hacerse con procedimientos más sencillos y que tengan como finalidad principal que los estudiantes aprendan lo que deben aprender. Avanzar en tener jornadas laborales similares a las que tienen otros trabajadores o los docentes de otros países de América Latina es un diálogo que debe empezar con los maestros.

Finalmente, no se olvida que a una gran mayoría de promotores de la educación privada les corresponde encarar el desafío de nivelar gradualmente las remuneraciones de sus docentes con las que tienen los del sector público y que comienzan a ser estadísticamente distantes. Lampadia




Empresarios se quejan de la educación

Por: León Trahtemberg
Diario Correo, 5 de Mayo del 2023

Una de las paradojas más dolorosas para los profesionales y empresarios es la del divorcio entre las empresas que buscan profesionales y técnicos calificados, que no están satisfechas de los profesionales y técnicos que se ofrecen para ser empleados por dichas empresas. Ambos se quejan. Unos, de no encontrar en el mercado lo que buscan. Los otros, de no ser considerados aptos para los empleos a los que postulan. ¿Qué falencias señalan los empleadores?

1). Carencia de habilidades básicas de lectura y escritura, leer y entender instrucciones, ejecutar lo solicitado por escrito

2). Limitadas habilidades técnicas para manejar y reparar maquinaria y otros equipos importantes en sus trabajos con los que no están familiarizados.

3). Deficiencias en habilidades socioemocionales para trabajar colaborativamente en equipos, comunicarse efectivamente, tomar iniciativa y ejercer el liderazgo en el momento apropiado, y sobre todo resolver problemas que no están resueltos en los manuales

4). Dificultades para la adaptación inicial al entorno de trabajo y para aprender rápidamente y por iniciativa propia las habilidades requeridas para el trabajo.

La pregunta que cae por su peso es qué experiencias en la educación escolar y en educación superior favorecen el desarrollo de esas habilidades, y hasta qué punto el modelo educativo vigente más bien se constituye en un freno para esos aprendizajes.

Una educación que tiene a la vista la dimensión laboral de los egresados, está obligada a reformular el enfoque educativo vigente activando aquello que expanda las opciones laborales de los egresados.