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Se generan importantes daños y desigualdad

Se generan importantes daños y desigualdad

Los daños sociales de la cuarentena se multiplican en distintos frentes. La paralización de las actividades productivas genera pérdidas de ingresos, empleos y quiebras de empresas. Sobre esto se han publicado muchos comentarios y se han dado distintas normas para, supuestamente, contrarrestar sus impactos. Pero hay otro frente muy delicado, sobre el cual debemos tomar mayor cuidado, el cierre de las escuelas.

Según The Economist, ver artículo líneas abajo, las interrupciones de la asistencia a las escuelas, así sean de corta duración, causan mucho daño y aumentan la desigualdad.

En el caso del Perú, por el cierre decretado a raíz del coronavirus, el daño es mucho mayor al reportado para los países más ricos. Especialmente por la falta de facilidades de comunicación de millones de niños, especialmente los más pobres. Pero no solo ellos, ¿cuántas familias de mayores ingresos pueden dar una computadora o una tablet a cada uno de sus hijos, si tienen familias grandes? O ¿una ambiente adecuado para el estudio para cada hijo?

Aparte de las limitaciones técnicas de equipos y comunicación, está el tema de los espacios pequeños de gran cantidad de familias y los problemas psicológicos que causa el encierro.

Debemos pues considerar el riesgo de muchos daños, y especialmente un incremento sustancial de la desigualdad entre nuestros niños.

El Ministerio de Educación habla con mucha ligereza sobre la posibilidad de mantener el cierre de las escuelas todo el resto del año. En Lampadia pensamos que hay que hacer los mayores esfuerzos posibles para reabrir los colegios cuanto antes y no hay que desmayar en el mismo.

¡Hay que abrir las escuelas apenas sea posible!

No más lápices, no más libros
El cierre de escuelas para covid-19 hace daño de por vida y amplía la desigualdad

Las escuelas primarias en particular son vitales para la movilidad social.

The Economist
27 abr 2020

Traducido y glosado por
 Lampadia

EN LAS CALLES de Amsterdam, los niños pasan las “vacaciones de la corona” zumbando en scooters; sus pares en París están mayormente atrapados en casa con videojuegos; los de Dakar cuidan de hermanos menores. El único lugar donde no están es en la escuela. Según la UNESCO, una agencia de la ONU, más de las tres cuartas partes de los aproximadamente 1.500 millones de escolares del mundo están actualmente sin escolarizar. En la mayoría de China y en Corea del Sur no han oscurecido las puertas de las escuelas desde enero. En Malta y California han aprendido que no regresarán antes de septiembre. Este cierre global de las puertas de la escuela no tiene precedentes en cuanto a alcance, duración y posibles consecuencias.

Las escuelas siempre se han esforzado por permanecer abiertas durante guerras, hambrunas e incluso tormentas. Su cierre prolongado es costoso. Más inmediatamente se interpone en el camino de la productividad de los padres. Más preocupante es el daño a largo plazo causado a los niños y sus perspectivas. Los cierres obstaculizan el aprendizaje y el desarrollo de todos los niños. Ninguna cantidad de crianza en helicóptero puede compensar la influencia de los compañeros y los planes de lecciones reflexivos.

Los cierres afectan especialmente a los más pobres y a los más pequeños. A los menos propensos a tener acceso a tres comidas al día, una computadora con acceso a Internet, padres altamente educados, un maestro disponible y un espacio tranquilo y seguro para estudiar les irá peor. Y si el aprendizaje de los niños de ocho años se detiene hasta el otoño, como lo hará para algunos, podrían perder el logro en matemáticas de casi un año, según las primeras estimaciones. Sin intervenciones, los efectos podrían durar toda la vida.

Por estas razones, Singapur en 2003 redujo sus vacaciones de junio de un mes en dos semanas para compensar una quincena de cierres escolares durante la epidemia de SARS. Incluso las interrupciones cortas perjudican el rendimiento. En Estados Unidos, los alumnos de tercer grado afectados por cierres relacionados con el clima tienen un rendimiento inferior en los exámenes de evaluación estatales. Los estudiantes belgas de habla francesa afectados por una huelga de docentes de dos meses en 1990 tenían más probabilidades de repetir una calificación, y menos probabilidades de completar la educación superior, que estudiantes similares de habla flamenca no afectados por la huelga.

Los africanos occidentales recuerdan fácilmente la devastación causada por paradas más largas. Los escolares mayores de hoy todavía recordarán cómo el cierre prolongado de las escuelas durante el brote de Ébola en 2014 condujo a un aumento en los embarazos adolescentes no planificados y en el abandono escolar relacionado. Las dificultades que enfrentan los escolares de hoy en el mundo rico (el enfoque de este artículo) pueden parecer triviales en comparación. De hecho, ellos también son serios y les cambian la vida.

El mundo rico no tiene precedentes modernos, pero un artículo de 2017 de Keith Meyers, de la Universidad del Sur de Dinamarca, y Melissa Thomasson, de la Universidad de Miami, sobre una epidemia de polio en 1916 en Estados Unidos, dejó en claro la lección: cerrar las escuelas perjudica las perspectivas de los niños. Los más jóvenes abandonan la escuela con logros más bajos que las cohortes anteriores y los mayores tienen más probabilidades de abandonar por completo.

Por supuesto, en 1916 no hubo videoconferencia. Hoy en día, casi nueve de cada diez países ricos afectados ofrecen algún tipo de aprendizaje a distancia (en comparación con solo uno de cada cuatro países pobres. Pero esto también puede servir para resaltar las desigualdades. En Gran Bretaña, más de la mitad de los alumnos de las escuelas privadas participan diariamente en línea En las primeras semanas del cierre, algunas escuelas estadounidenses informaron que más de un tercio de sus alumnos ni siquiera habían ingresado a la escuela, de acuerdo con Sutton Trust, una organización benéfica. sistema, y ​​mucho menos asistieron a clases. Mientras tanto, las escuelas de élite informan de una asistencia casi completa y los ricos han contratado maestros como tutores privados a tiempo completo.

Ashley Farris, maestra de inglés en la escuela secundaria KIPP en Denver, Colorado, dice que varios de “sus” hijos son estudiantes virtuales. Su escuela trabajó duro para que los estudiantes tengan computadoras y acceso wifi, pero la brecha digital es solo una parte de la historia. Algunos han tenido que conseguir trabajo para compensar los salarios que sus padres han perdido. Otros deben cuidar a los hermanos menores.

Durante el siglo pasado, a medida que la asistencia global a las escuelas primarias aumentó del 40% al 90%, las escuelas han sido motores de movilidad social. Los cierres en Gran Bretaña podrían aumentar la brecha en el rendimiento escolar entre los niños en las comidas escolares (un proxy para la desventaja económica) y los que no están en las comidas escolares, teme Becky Francis, de la Fundación Education Endowment, otra organización benéfica. Durante la última década, la brecha, medida por las calificaciones en las pruebas, se ha reducido en aproximadamente un 10%, pero cree que el cierre de las escuelas podría, al menos, revertir este progreso. Crecen los temores de que la “diapositiva de aprendizaje de verano”, que ve el conocimiento perdido durante las vacaciones de verano, se convertirá en una avalancha para algunos. Al menos durante el verano, los maestros no están disponibles para nadie. En el bloqueo actual, algunos estudiantes aún pueden calmar su sed de educación no solo con padres altamente educados sino también con maestros; otros no tendrán acceso a ninguno.

Algunos países están mejor posicionados que otros para soportar tales presiones. La escala de las desigualdades preexistentes será especialmente importante. En lugares como Dinamarca, Eslovenia y Suecia, la gran mayoría (95%) de los jóvenes de 15 años tienen acceso a una computadora en el hogar, independientemente de sus antecedentes familiares. En Estados Unidos eso es cierto para prácticamente todos los estudiantes en el cuartil más rico, pero solo tres de cada cuatro de los más pobres. En México es 94% y 29% respectivamente. Para empeorar las cosas, los niños más pobres tienden a tener más hermanos con los que discutir sobre el uso de los dispositivos que hay.

Finlandia comenzó el aprendizaje a distancia solo cuando estaba convencido de que casi todos los niños podrían participar. Corea del Sur extendió sus vacaciones escolares para preparar maestros y distribuir dispositivos donde sea necesario. “Para mi escuela de 1,000 estudiantes, solo 13 tomaron prestadas tabletas porque tenían varios hermanos en su casa”, dice Hyunsu Hwang, maestra de inglés en Inmyung Girls High School, en Incheon. Los maestros ahora usan una combinación de clases interactivas en tiempo real, material pregrabado y clases digitales basadas en tareas. Cuando las escuelas comenzaron a reabrir el 9 de abril, la asistencia oficial fue del 98%.

También es importante qué tan acostumbrados están los estudiantes a tener sus propios proyectos, dice Andreas Schleicher, de la OCDE, un club de países ricos. “El problema real es que si un maestro te ha alimentado con una cuchara todos los días y ahora te dicen que vayas solo, ¿qué te motivará?” En Estonia y Japón, la mayoría de los estudiantes están acostumbrados a “actividades autorreguladas”, y en todos los países de la OCDE, la proporción es de casi el 40%. Pero en países como Francia, Italia y España, tal autonomía es rara.

Quizás el factor más importante para exacerbar la desigualdad en las circunstancias de hoy es la brecha de los padres. En una encuesta reciente realizada por Sutton Trust, casi la mitad de los padres británicos en profesiones de clase media dijeron que confiaban en la educación en el hogar, en comparación con poco más de un tercio de los padres de la clase trabajadora.

Desde la década de 1970, los padres con educación universitaria en el mundo rico han aumentado drásticamente el tiempo que pasan con sus hijos, incluso en la tarea. A medida que los padres más educados pueden dedicar más tiempo a sus hijos que las familias menos educadas, la “brecha de logros” se amplía, especialmente durante la primera infancia. Ha crecido especialmente rápido en países muy desiguales como Estados Unidos. Sin embargo, irónicamente, las escuelas primarias en países escandinavos más igualitarios están reabriendo, mientras que en lugares como Estados Unidos y Gran Bretaña, sus alumnos se quedan con sus propios dispositivos en casa. “Algunos niños de cinco años irán a la escuela en casa con los padres, mientras que otros se quedarán jugando videojuegos”, dice Natalie Perera, del Instituto de Política Educativa, un grupo de investigación con sede en Londres.

Sin embargo, incluso en países más igualitarios, el dolor no se extiende por igual. En la escuela primaria Alan Turing en Amsterdam, rápidamente se hizo evidente que 28 de sus 190 alumnos no podían participar en clases en línea. La escuela ahora abre sus puertas para 15 de este grupo tres mañanas a la semana y ha encontrado otras formas de ayudar a los 13 restantes, como obtener asistencia de sus vecinos. “Al principio parecía que estábamos haciendo algo ilegal”, dice Eva Naaijkens, la directora, “pero ¿cómo puede aceptar una situación en la que varios niños simplemente abandonan?” Ella pide realismo, estimando que sus maestros pueden impartir quizás el 40% de la educación que normalmente harían.

Eso coincide aproximadamente con los supuestos que los investigadores en Noruega han hecho para estimar los costos de los cierres de la economía. Un cálculo “conservador” realizado por Statistics Norway estima que las paradas educativas del país, desde guarderías hasta escuelas secundarias, le cuestan a su economía 1.700 millones de coronas (161,6 millones de dólares) por día. La mayor parte de eso es la estimación de los ingresos futuros perdidos de los escolares de hoy, quienes, suponen, están aprendiendo aproximadamente la mitad de lo que normalmente harían, y por lo tanto están sufriendo una reducción en su “capital humano”. El resto se pierde la productividad parental hoy.

Otra forma de estimar la magnitud de las pérdidas de aprendizaje, y las brechas, ahora emergentes, es profundizar en los datos de pérdida de aprendizaje de verano. Durante las vacaciones, los niños pequeños en Estados Unidos normalmente pierden entre el 20% y el 50% de las habilidades que adquirieron durante el año escolar. Este es un problema global pero más estudiado en Estados Unidos debido a sus largas vacaciones de verano. Matthias Doepke, de la Northwestern University, estima que para fines de este verano el considerable grupo de niños estadounidenses cuya pérdida de aprendizaje comenzó cuando cerraron las escuelas podría haber perdido hasta el logro de un año. Dado que cada año de educación se asocia con un aumento en las ganancias anuales de aproximadamente el 10%, las consecuencias para esos niños se vuelven claras. “Me temo que veremos más desigualdad y menos movilidad social si no se hace nada”, agrega.

Los cierres también perjudicarán desproporcionadamente a los escolares más pequeños. “Puedes compensar las matemáticas perdidas con la escuela de verano. Pero no se puede hacer eso fácilmente con las cosas que los niños aprenden desde muy pequeños “, dice Doepke. Las habilidades sociales y emocionales como el pensamiento crítico, la perseverancia y el autocontrol son predictores de todo tipo de cosas, desde el rendimiento académico y el empleo hasta los resultados de salud y la probabilidad de terminar en la cárcel. Y mientras que los niños mayores pueden ser colocados frente a una computadora, los más pequeños aprenden mucho más cuando el aprendizaje digital, ya sea leyendo un libro electrónico o viendo un video, es supervisado por un adulto.

La escuela primaria normalmente ofrece una oportunidad crucial para que las brechas que surgieron en el desarrollo de los primeros años comiencen a reducirse o, al menos, a detenerse. Esa oportunidad ahora está perdida. Para tener una idea del costo para los niños pequeños más desafortunados, considere el proyecto preescolar Perry de la década de 1960, un estudio realizado en Ypsilanti, Michigan, que encontró que un grupo de control de niños pequeños de entornos desfavorecidos que no asistieron al preescolar sufrió consecuencias de por vida.

Otra preocupación es que las brechas de lectura se ampliarán. La espiral descendente que viene con las dificultades iniciales de lectura está bien establecida: cuando los niños, por cualquier razón, se retrasan, pueden desmotivarse y leer aún menos, quedando aún más atrás. Los lectores pobres tienen menos probabilidades de graduarse de la escuela secundaria y tienen un mayor riesgo de terminar en una prisión juvenil. A Ola Ozernov-Palchik, de Harvard, le preocupa que tales brechas crezcan a medida que los niños se sientan en casa en circunstancias muy diversas. “Sin una intervención adecuada, tales diferencias se vuelven más pronunciadas y cada vez más insalvables en todo el desarrollo”.

El otro grupo en el que centrarse son aquellos que se enfrentan a exámenes críticos, lo que podría tener un gran impacto en los resultados de por vida. Alemania está reabriendo escuelas para estudiantes de secundaria de último año que se someten a exámenes en mayo y junio. China ha pospuesto su examen Leaving Certificate (gaokao) hasta julio; Corea del Sur ha trasladado sus exámenes de ingreso a la universidad a diciembre. Varios otros países, incluidos Gran Bretaña y Francia, han cancelado por completo los exámenes de este año. Las calificaciones son en parte decididas por las predicciones de los maestros sobre cómo podría haberse desempeñado un estudiante. Esto alimenta aún más los temores sobre la desigualdad, ya que algunos expertos temen que los maestros discriminen inconscientemente a los niños menos privilegiados y les otorguen calificaciones injustamente bajas.

Además de permitir que los estudiantes de la escuela secundaria de último año que se enfrentan a los exámenes reanuden las clases, Dinamarca también reabrió guarderías y escuelas primarias. La decisión de dar prioridad a los muy pequeños se debió tanto a la comprensión de cuán crucial es esta etapa temprana de aprendizaje, como a la carga de cuidado infantil y la percepción de que el riesgo de que los niños pequeños contraigan o propaguen el virus es bajo. En todo el mundo, muchos padres esperarán que las escuelas de sus hijos también puedan volver a abrir de manera segura pronto. En cuanto a los niños, pueden tener sentimientos encontrados. Pero para el futuro bienestar de aquellos que recorren las calles de Ámsterdam, es una noticia inequívocamente buena que las escuelas primarias holandesas reabrirán parcialmente el 11 de mayo. Lampadia




¿Sabes cuál es el propósito de tu empresa?

¿Sabes cuál es el propósito de tu empresa?

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas y Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

Escribo esto en la séptima semana de cuarentena y aunque aún no se asoma ningún resultado positivo, tal vez porque esta estrategia no es tan aplicable a un país con características tan especiales como el nuestro, prefiero enfocarme en que habrá un mañana diferente y espero que este ¨intermezzo¨ nos sirva al menos para recapacitar varias cosas con respecto al pasado y meditar y planear otras, con respecto a un futuro diferente.

De hecho, muchos nos hemos sorprendido, decepcionado y hasta asustado, de lo frágil que es nuestra forma de vida y lo rápido y fácil que todo se puede derrumbar, sin poder hacer mucho para detenerlo. Se creía que la humanidad había construido muy buenas barreras de seguridad, casi contra cualquier cosa. Además, sabíamos que la economía global estaba sólida y que la tecnología avanzaba exponencialmente, lo cual nos garantizaba muy rápidas y espectaculares soluciones para cualquier problema. Todo parecía andar sobre rieles. ¿Entonces que paso?

Lo que pasó es que, en un abrir y cerrar de ojos, un microscópico virus ha puesto de rodillas a todo el mundo, inclusive a las más arrogantes potencias. Esto no ha devuelto rápidamente a nuestra frágil realidad. Esta crisis ha desnudado muchos problemas, que sabíamos venían afectando a la humanidad y al planeta, pero por conveniencia, no queríamos admitir. Es decir, hemos estado viviendo en una ceguera voluntaria colectiva.

Luego de este golpe repentino y potente, lo que correspondería es tomar conciencia colectivamente y comenzar a cambiar lo que veníamos haciendo mal y sobretodo, lo que no veníamos haciendo. A partir de ahora, deberíamos ser mucho más consecuentes, más solidarios y buscar la sostenibilidad, tanto de la humanidad, como del planeta que habitamos. ¡Es decir, debemos abrir los ojos y comenzar a vivir con un firme propósito de sostenibilidad!

Para esto es necesario que las Organizaciones Mundiales, los Gobiernos, las Instituciones y las Empresas, tengan definido un claro propósito, que apunte a esto y que verdaderamente lo practiquen. Desde hace un tiempo, hay muchos movimientos que promueven este objetivo, sobretodo en los países nórdicos de Europa, así como algunos de Oceanía, como Australia y Nueva Zelanda. Pero a nivel mundial, el esfuerzo ha sido muy tímido y totalmente superado por la inercia y la ceguera colectiva. Sin duda, este virus, nos ha abierto los ojos y debería servirnos para promover el cambio.

Para ser justo, es importante reconocer que la generación ¨Millenial¨, comenzó hace algunos años a presionar por este cambio. Esta generación es muchísimo más consciente de la ecología y el bienestar de la humanidad y deben ser los protagonistas de este cambio.

Este cambio global, debería ser liderado por las Organizaciones Globales, las cuales lamentablemente tienen hoy una actuación intrascendente y hasta vergonzosa, así como una bajísima credibilidad. Si estas cumplieran cabalmente con su rol, se tendría uniformidad global en el tema y estaría muy avanzado, pero como esto no sucede, son los gobiernos los que individualmente han tomado la iniciativa. Sin embargo, esto viene sucediendo solo en muy contados casos. Aquí tiene que haber un cambio radical, que será muy difícil conseguir, pero dado lo que se busca y dado el susto que nos ha causado el virus, es el momento propicio para que se ponga la presión, la fuerza, la mente y los recursos necesarios para que esta burocracia internacional, comience a hacer lo que ha debido hacer siempre: trabajar para la sostenibilidad de la humanidad y del planeta que habitamos.

En el frente interno de los países, las instituciones y especialmente las empresas, deben enfrentar el tema con convicción y firmeza. Deben empezar por revisar y/o definir sus respectivos propósitos, haciendo que estos apunten a la sostenibilidad y no solo a los resultados económicos, ya que estos serán consecuencia directa del propósito.

¿Y cuál es el propósito de una empresa? Pues en pocas palabras es, su razón de ser. Es algo permanente. Es el alma de la organización y debe reflejar las motivaciones ideales, de las personas que trabajan en ella.

No se debe confundir el propósito de la empresa, con su misión o visión, ni mucho menos con los objetivos, que son solo los vínculos, para lograr el propósito.

La Misión es lo que la empresa quiere lograr en un periodo específico de tiempo. Por lo tanto, es temporal, mientras que el Propósito es permanente. El Propósito es el ¨WHY¨ (¿Porqué o para que hago lo que hago?) y la Misión es el ¨WHAT¨ (¿Qué es lo que hago?).

Por otro lado, la Visión de una empresa es una proyección futura de dónde le gustaría verse, entorno al mundo, a sus clientes y ella misma y los objetivos son las metas de corto plazo, que se propone la empresa como parte de su Plan Estratégico.

En nuestro país, las empresas generalmente no tienen o no han definido su Propósito. En algunos casos este es la tradición impuesta por sus fundadores, pero es más una costumbre, que una declaración escrita. Las empresas, en sus Planes Estratégicos, definen su misión, visión y objetivos, pero como vimos antes, estos son temporales. También definen sus valores, los cuales generalmente, son solo enunciados muy bonitos, pero no mucho más que eso.

Creo que esta crisis global, nos debe servir para que tomemos consciencia a todo nivel, que ya es hora de realmente tomar en cuenta la sostenibilidad en todo lo que hagamos.

Y tu, ¿sabes cual es el Propósito de tu empresa?

Si no lo sabes, pregúntalo y si no se sabe o no se tiene, conviértete en el promotor de que se defina y se practique de verdad. Como mencioné antes, los ¨millenials¨ van a ayudar mucho en este proceso, porque la mayoría no quieren trabajar para empresas que no piensen en la sostenibilidad del medio ambiente y en el respeto de todos sus stakeholders.

En cuanto a los inversionistas, existe una nueva corriente para utilizar factores adicionales a los ya conocidos análisis financieros y económicos, antes de decidir sobre una inversión o adquisición. Estos elementos (llamados ESG), tienen ahora igual o mayor peso que los tradicionales. ESG, son las siglas de los tres factores que definen la sostenibilidad: Medio Ambiente (Environment), Factor Humano (Social) y Buen Gobierno Corporativo (Governance).

Finalmente les doy algunos ejemplos de los enunciados de algunas de las corporaciones globales, que ya cuentan con un Propósito de Sostenibilidad y que lo vienen practicando conscientemente:

  • Cargill:      ¨Mejorar el estándar de vida alrededor del mundo¨.
  • Mary Kay: ¨Dar oportunidades ilimitadas a las mujeres¨.
  • Merck:      ¨Proteger y mejorar la vida humana¨.
  • Sony:        ¨Experimentar la alegría de aplicar la tecnología para beneficio del público¨.
  • Disney:     ¨Hacer feliz a la gente¨.
  • Kellogg´s: ¨Alimentar a las familias para que puedan prosperar y florecer¨.
  • IKEA:        ¨Crear una mejor vida cotidiana para toda la gente¨
  • Unilever    ¨Añadir vitalidad a la vida¨
  • Nestle:      ¨Mejorar la calidad de vida y contribuir a un futuro más saludable.

¨El propósito de sostenibilidad le da vida y sentido a la empresa, los resultados económicos, son una consecuencia directa de practicar este propósito¨. Lampadia




Estado o ciudadanía… ¿quién debe controlar la epidemia?

Estado o ciudadanía… ¿quién debe controlar la epidemia?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 24 de abril de 2020
Para Lampadia

En esto de la pandemia, el Estado está jugando a Superman. El afán de protagonismo del presidente Vizcarra y sus ministros ha percolado hacia abajo, y gobernadores regionales, alcaldes, policías y militares, incluso directores regionales de salud han entrado en el juego. Ellos mismos son. Frente a la crisis sanitaria, el único rol de la ciudadanía es “quédate en casa”. Y las empresas… que cierren. Las instituciones religiosas y sociales no tienen vela en este entierro. Pues bien… ese complejo de superioridad estatal nos está llevando al fracaso. 

En Ica – en el 2018 – la epidemia del Dengue fue controlada por la ciudadanía… no por el Estado. Concretamente, por los escolares. El Estado y todas sus instituciones – Ministerio de Salud, Gobierno Regional, y Gobiernos Locales – fuimos incapaces de controlar la proliferación del zancudo trasmisor del Dengue durante los años 2015, 2016, y 2017.

3 – 323 – 4,384… así crecieron los casos de Dengue en aquellos 3 años. El factor de propagación era exponencial. La situación estaba fuera de control. Muchos epidemiólogos – incluida la Ministra de Salud de entonces – vaticinaron un mínimo de 20,000 casos positivos para el 2018, y unos 200 – o más – fallecimientos.

Yo era el Gobernador Regional en aquel entonces… así que puedo dar fe de ello. Se adquirieron muchas pulverizadoras para los trabajos de fumigación de viviendas y áreas urbanas. Los focos de propagación aparecían por todos lados. Desde Chincha hasta Nasca, el trabajo de campo fue titánico. Había que disminuir la población de zancudos, a como diera lugar. Sin embargo, el esfuerzo no dio los resultados esperados.

Las viviendas deshabitadas y los renuentes – o sea, los pobladores que se oponían a las fumigaciones de sus viviendas – malograron el trabajo. Los hospitales se llenaron de pacientes. Jamás olvidaré las camas cubiertas por mallas mosquiteras. Y – lamentablemente – muchos murieron. Sobre todo, adultos mayores. Siempre los viejos son los paganos. Muy parecido al Coronavirus.

Pues bien, ante tamaña amenaza recurrimos a nuestra arma secreta. Más de 200 mil soldaditos – toda nuestra población escolar – fueron instruidos sobre cómo combatir el Dengue en sus domicilios y en sus barrios. “Ica, Ica, Ica… sin zancudo, Dengue y Sika” fue un estribillo que coreaban los niños y jóvenes durante la campaña que denominamos “Juntos Goleamos al Zancudo”.

“Lava, lava… tapa, tapa” fue otra muletilla que caló hondo en la población. Casa por casa – a lo largo y ancho de toda la región – todos los recipientes de agua fueron lavados y tapados por los chibolos. Llantas viejas, bateas en desuso, tapas de plástico… todos los trastos que pudieran servir de hospederos del zancudo fueron eliminados por los escolares. Hicimos campañas ciudadanas en los cementerios para cambiar el agua de los floreros por arena mojada. Además, los niños – tiernos, encantadores, brillantes, maravillosos – crearon canciones, poemas, y hasta actuaciones teatrales alusivas a la lucha contra el Dengue.  

Lo cierto es que nuestros soldaditos hicieron un trabajo estupendo. Y en vez de 20,000 – o más – casos, en el 2018 sólo hubieron 167 infectados. Y en el 2019 – como producto de la campaña escolar del año previo – sólo hubo 51 casos… la mayoría de los cuales provinieron de otras regiones. ¡Extraordinario! ¡Los pulpines controlaron la epidemia del Dengue en Ica!

MORALEJA: la ciudanía empoderada es mucho mejor arma – que el Estado – para combatir las epidemias. El Estado Superman no funciona. El presidente y sus ministros podrán salir en la foto, pero la epidemia del Coronavirus seguirá desbocada.

OTROSÍ DIGO: el clientelismo político y la corrupción han vuelto al Gobierno Regional de Ica… y a los hospitales también. El programa “Juntos Goleamos al Zancudo” fue desactivado por la actual gestión regional. Y el temible Dengue está de vuelta. Al 22 de abril pasado se registraron 1,036 casos positivos en Ica. Y esto recién empieza.

¡Oh politiquería de porquería… cuánto te odio y aborrezco! ¡Cuánto te abomino y detesto! Lampadia




Cuba en jaque frente al covid 19

Cuba en jaque frente al covid 19

A pesar de contar con los mejores índices mundiales en cuanto a personal médico y gasto en salud como porcentaje del PBI, Cuba probablemente sea de los países de la región que serán más golpeados por la crisis del covid 19. No solo porque muestra una alta exposición externa por el peso preponderante que tiene el sector turismo – y arraigados – en su economía, sino por el poco dinamismo que esta muestra por las asfixiantes restricciones a  la libertad económica que ya tienen larga data en este país.

Este es el principal mensaje que deja un reciente artículo publicado por The Economist, que compartimos líneas abajo, del cual se pueden extraer una valiosa moraleja a partir de su lectura: De nada sirve que pueda abordarse acertadamente la presente pandemia únicamente desde el plano de la salud pública, sin paliar los estragos económicos de mediano y largo plazo que generará en los hogares más vulnerables producto de  las largas cuarentenas y los choques negativos de demanda externa.

Así, aun cuando Cuba pudiese contener los casos de contagio y lograse atender a la gran mayoría de los infectados – un escenario aún por comprobarse – su insuficiente capacidad económica para generar empleo y divisas tras la pandemia hará que prevalezca, sino aumente, la pobreza y la indigencia entre sus ciudadanos. Y como todos sabemos, la hambruna producto de la pobreza, es tanto o más letal en mortalidad que cualquier otra enfermedad existente.

Este es el costo que pagarán tarde o temprano todas las economías cuyas libertades económicas son reprimidas como Venezuela, Corea del Norte o Zimbabue, por mencionar algunas. En ese sentido, debiera ser imperativo que Cuba evalúe su repertura al mercado si es que quiere hacer más llevadera su situación en los próximos meses. Las posibilidades para que se concrete este escenario, sin embargo, son muy remotas, dado el recrudecimiento de las relaciones políticas entre Cuba y EEUU, desde que Trump tomó el poder en la Casa Blanca. Como concluye finalmente The Economist “Es probable que el coronavirus [elimine este proceso] por completo de la agenda”. Lampadia

Cuba al límite

Está mejor ubicado para abordar el covid-19 que para hacer frente a su impacto económico

The Economist
25 de abril, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Es el sueño de todo exiliado morir en el país de origen, pero no en las circunstancias de Víctor Batista Falla. Miembro de una familia bancaria adinerada, abandonó su Cuba natal en 1960 cuando la revolución de Fidel Castro se movió hacia el comunismo. Dedicó su vida a publicar el trabajo de escritores y pensadores exiliados, especialmente de persuasiones socialdemócratas y liberales. El mes pasado visitó Cuba por primera vez en 60 años. El 12 de abril murió, a los 87 años, en un hospital de La Habana, de covid-19. Probablemente lo había traído con él desde Madrid, donde había vivido durante décadas.

Desde la década de 1990, Cuba ha estado abierta al turismo de masas y visitas familiares. No es sorprendente que sea vulnerable al covid-19, como el resto de América Latina y el Caribe. Hasta el 23 de abril había reportado 1,189 casos y 40 muertes. En proporción a su población, eso es similar a la carga de trabajo de Argentina.

Aun cuando no ha ofrecido a los cubanos prosperidad o libertad, el comunismo les ha proporcionado buena salud. Durante décadas, el régimen ha sobreproducido a los médicos y ha gastado más que el promedio regional en atención médica como parte del PBI. Eso también ha valido la pena de otra manera. Enviar profesionales de la salud al extranjero genera el 46% de los ingresos de exportación de la isla, sin mencionar el prestigio diplomático. (El estado, para el que todos trabajan, mantiene la mayor parte de sus salarios extranjeros).

Una fortaleza cubana particular es la capacidad del sistema de salud, característica de una dictadura, para movilizar a la población para la acción de salud pública. El gobierno se preparó para el virus ya en enero. Cuando se informaron casos del 11 de marzo, fue rápido aislar a los pacientes y rastrear y probar sus contactos. El 20 de marzo, con solo 21 casos confirmados, prohibió todas las llegadas de turistas, confinó a grupos vulnerables, cerró instalaciones educativas y suspendió el transporte público interprovincial.

Sin embargo, ni la atención médica ni la economía eran lo que eran cuando Cuba disfrutaba de lujosos subsidios de la Unión Soviética. El sistema de salud ha sufrido recortes de gastos, la pérdida de médicos que ya no practican debido a los bajos salarios oficiales y la escasez de suministros. La sequía y la infraestructura deficiente han llevado a la escasez de agua. Hay otro factor de riesgo: casi el 20% de los cubanos tiene más de 60 años, más que en cualquier otro lugar de América Latina.

Entonces el covid-19 plantea una prueba severa, tal como lo hace en otras partes de América Latina. Viene cuando la economía de Cuba ya estaba bajo una gran tensión. Cuba no se reformó incluso cuando EEUU, bajo Donald Trump, ha intensificado las sanciones y Venezuela, el aliado de Cuba, ha reducido el petróleo subsidiado.

Estas presiones han exacerbado la incapacidad crónica de la economía dominada por el estado para generar divisas. El cierre de la industria turística lo empeora aún más. The Economist Intelligence Unit, nuestra compañía hermana, estima que las importaciones caerán a US$ 9,100 millones este año, desde US$ 11,700 millones en 2015.

Cerrar las fronteras ha puesto fin a las importaciones de alimentos en el mercado negro, mientras que las restricciones en el transporte han reducido las entregas nacionales a La Habana, la capital. El gobierno carece de suministros suficientes para agregar artículos al libro de raciones del estado que reciben todos los cubanos. Hay largas colas fuera de los supermercados estatales escasamente abastecidos. Miguel Díaz-Canel, quien reemplazó al hermano de Fidel, Raúl, como presidente de Cuba hace dos años, admitió este mes que el distanciamiento social ha sido difícil de imponer y se quejó de la “indisciplina e irresponsabilidad” de algunos cubanos.

Peor puede estar en la tienda. En la mente de los cubanos está el miedo a otro “período especial”, como lo llamó Fidel Castro, cuando la economía se redujo en un 35% a principios de la década de 1990 con el fin de la ayuda soviética. Eso vino con cortes de energía generalizados y otra escasez. Pavel Vidal, economista cubano de la Universidad Javeriana en Cali, Colombia, estima que el PBI podría caer alrededor de un 10% este año. Aunque la caída de los precios mundiales del petróleo ayudará, Cuba aún necesitará envíos desde Venezuela. “De eso depende si hay cortes de energía o no y otro período especial”, dice.

La administración Trump, en la que los cubanoamericanos juegan un papel importante, cuenta con una presión cada vez mayor para provocar el colapso del comunismo. Eso es improbable. En su solidez isleña, con su mezcla de coerción y paternalismo, el régimen creado por Fidel ha sobrevivido no solo a él sino a la resistencia de por vida de personas como Batista. El resultado inmediato de la revocación de Trump de la apertura de Barack Obama hacia Cuba fue detener un proceso cauteloso de reforma del mercado. Es probable que el coronavirus lo elimine por completo de la agenda. Lampadia




La hoz y el martillazo

La hoz y el martillazo

Mario Ghibellini
El Comercio, 25 de abril de 2020

Al amparo de la emergencia, los socialistas quieren imponer lo que nunca lograron ganar en las urnas o el debate académico.

“El capitalismo, desde luego, no ha acabado con los problemas en el mundo. Y probablemente nunca lo hará. Pero ha producido más bienestar y
mejora de la calidad de vida de los habitantes del planeta que el socialismo y todas sus versiones embozadas”. (Ilustración: Rolando Pinillos Romero)

“El mundo nunca volverá a ser lo que era”, repiten los partidarios del intervencionismo económico y la ingeniería social, y se frotan las manos. Creen o sienten que, con la epidemia del COVID-19, una especie de castigo divino se ha abatido sobre una humanidad en la que el impulso por procurarse bienestar sobre la base del esfuerzo individual y la competencia había ganado misteriosamente la batalla ideológica, y que ahora, en medio de la necesidad y el miedo, les ha llegado la hora de imponer sobre el resto un modelo de sociedad que han acariciado durante décadas, ocultos bajo los ladrillos que les cayeron encima cuando se derrumbó el Muro de Berlín.

Porque con el desmoronamiento de la Cortina de Hierro no solo se vino abajo un sistema político –el de las tiranías estalinistas y el Estado policíaco–, sino, sobre todo, una concepción de la economía. Aquella en la que los burócratas iluminados podían supuestamente asignar recursos mejor que el mercado, dictar precios y programar qué es lo que hacía falta producir y en qué cantidad para que todos fueran felices. La dictadura, en realidad, era el régimen indispensable para que esa concepción de la economía, empobrecedora y más favorecedora de la corrupción que cualquier otra, continuara dominando esos países. Y de hecho lo sigue siendo en los lugares donde ese delirio sigue impidiéndole a la gente buscar un camino para salir de la miseria: Cuba, Venezuela, Corea del Norte.

Los representantes de esa forma de pensamiento en el Perú tratan de marcar distancias frente a esos deplorables fenómenos políticos, pero son los mismos que –si tienen edad suficiente– actuaron en su momento como si la Primavera de Praga hubiese sido el nombre de unos juegos florales en la antigua Checoslovaquia o la Revolución Cultural, el de una campaña de alfabetización en la China de Mao. Y si son muy jóvenes para ello, se ponen a tartamudear cuando les preguntan si el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura.

“Nosotros creemos en el mercado pero…”, dicen. Y si uno analiza todo lo que colocan después de ese ‘pero’, descubre que es exactamente aquello que socava sus bases. Existen también, por supuesto, los que, víctimas de un aturdimiento cognitivo, creen que creen en el mercado. Pero en última instancia, acaban acompañando el esfuerzo de los primeros por deslizar una hoz sobre la libertad económica después de cada martillazo al que la lucha contra el coronavirus obliga al gobierno.

–Afán de locro–

¡Impuesto a la riqueza! ¡Control de precios contra la especulación! ¡Regulación de las pensiones en la educación privada! ¡Topes a las tasas de interés bancarias y a los alquileres que cobran los rentistas! ¡Abajo la suspensión perfecta de labores! Esos y otros semejantes son sus gritos de guerra. Gritos de guerra que, como todos, están provocados por alguna furia ancestral, y no por un razonamiento lógico.

Si hicieran el cálculo de lo que se ganaría y se perdería para la economía en general –y en esa medida, para la sociedad en su conjunto– con esas iniciativas, llegarían a conclusiones que les arruinarían el fuego revolucionario en el que hoy sienten que se doran. Y entonces no se los puede perturbar sugiriéndoles que lo hagan.

No les interesa saber qué es lo que realmente se podría hacer con un impuesto adicional a los ingresos (el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, ha aclarado que esa sería la forma que adoptaría el presunto “impuesto a la riqueza”). Lo que en el fondo persiguen es ‘castigar’ la riqueza misma, que consideran pecaminosa porque siguen creyendo que se consigue a costa de la pobreza de otros.

Les parece que está bien juntar lo suficiente como para comer cada día, pero no acumular ganancias como para labrarse una situación de abundancia o lujo. Consienten, digamos, el afán de locro, pero no el de lucro. No han entendido todavía que en la búsqueda del propio bienestar se ocasiona –deliberadamente o no– el ajeno. “La riqueza de las naciones” 101.

Miran para otro lado cuando alguien les hace notar que el problema no está en el ‘modelo económico’ –un chiste que merecería una columna aparte– que le permitió al Estado Peruano desarrollar las espaldas fiscales que hoy le sirven para paliar los estragos de la emergencia en tantas familias pobres, sino en la incompetencia de los responsables de que se echaran por la borda más de 4.000 millones de dólares en el supuesto reacondicionamiento de la refinería de Talara en lugar de destinarlos al sector Salud. O cuando se les señala que ese mismísimo sector dejó de ejecutar el año pasado el 42% de su presupuesto (1.500 millones de soles) para “adquisición de activos no financieros”.

Son, como dijo recientemente un filósofo contemporáneo, “inmunes a la data”. Los desvela únicamente la posibilidad de imponer, al amparo de la emergencia, lo que nunca pudieron ganar en las urnas o en el debate académico.

¿Quiénes son específicamente? No importa. Todos los podemos reconocer cuando chapan micro en los medios o en el Congreso. Además, ¿para qué individualizarlos si lo que los atolondra es el colectivismo?

–Pregunta para chapulines–

El capitalismo, desde luego, no ha acabado con los problemas en el mundo. Y probablemente nunca lo hará. Pero ha producido más bienestar y mejora de la calidad de vida de los habitantes del planeta que el socialismo y todas sus versiones embozadas. No conviene olvidarlo.

Cuando toda esta pesadilla haya pasado –y lo hará–, la pregunta esencial seguirá siendo: si levantamos la alambrada entre Corea del Norte y Corea del Sur, ¿para qué lado creen que correrá la gente?




¿Resucita Perú?

¿Resucita Perú?

José Armando Hopkins
Vicepresidente de la Cámara de Comercio de Lima
Para Lampadia

Hoy se cumplen exactamente 40 días de Cuarentena Covid-19. Cuarenta días que la mayoría de empresas peruanas no generan ingresos, pero sí deben cumplir con sus trabajadores, deben pagar a sus proveedores y atender múltiples obligaciones.

Todos sabemos que la liquidez para las empresas es como la sangre para el cerebro o como el aire para el ser humano. Sin sangre o sin aire, de inmediato se muere.

¿Debemos esperar que las empresas mueran, para luego resucitarlas? ¡Indudablemente, no!

Desde los primeros días de la Cuarentena, hemos venido señalando la urgencia de hacer llegar los recursos a las empresas para preservar los empleos y mantener la cadena de pagos.

Hace exactamente 20 días, la Cámara de Comercio de Lima, en una Nota de Prensa, ¡pidió que los créditos fuesen desembolsados en 10 días!

¡Como sabemos, hasta la fecha no se desembolsa ningún crédito!

Sabemos que el proceso es muy complejo. El gobierno se ha propuesto llegar a 350,000 empresas con el financiamiento de Reactiva Perú. De estas empresas, sólo cerca de 100,000 tienen operaciones de crédito registradas en el Sistema Financiero. Lo cual significa que más de 250,000 empresas no tienen antecedentes crediticios ni un record de pagos para evaluar.

Por cierto, esto a la vez representa una gran oportunidad para los bancos, ya que se podrá casi cuadruplicar la cantidad de empresas bancarizadas.

Dada la complejidad del reto, proponemos transformar un proceso de aprobación de créditos en un simple proceso de tramitación de desembolsos, que lleguen en los próximos días a las empresas peruanas.

Por ello, propongo que se introduzcan los siguientes cambios al Programa Reactiva Perú:

  1. Que la Sunat prepare un documento virtual en que se incluya la información necesaria para tramitar el crédito de Reactiva Perú: Ventas 2019, Pagos a EsSalud 2019, Deudas Coactivas con Sunat y Calificación SBS. Este documento lo debe poder consultar el titular del RUC y las Instituciones Financieras.
  2. Simplificar el proceso de revisión previa de Cofide, prácticamente limitándolo a asegurarse que una empresa no pueda tramitar su crédito más de una vez. Posteriormente, durante el periodo de gracia de un año, Cofide puede revisar en detalle los expedientes de cada operación.
  3. Poner en funcionamiento en Cofide una mesa de autorizaciones, telefónica o digital, que asigne códigos únicos por cada RUC y Banco, que impida que un crédito pueda tramitarse más de una vez.
  4. Establecer que para tramitar los créditos de Reactiva Perú sólo baste con que firmen los representantes legales acreditados para girar sobre las cuentas o los Apoderados acreditados ante la Sunat.
  5. Incluir a las Cooperativas y al Banco de la Nación como otorgante de Reactiva Perú, por su llegada a los lugares más recónditos de nuestro país y para generar más competencia y velocidad al proceso.
  6. Añadir como nuevos beneficiarios de Reactiva Perú a los Profesionales Independientes que tributan por 4ta Categoría y que emiten formalmente Recibos de Honorarios Profesionales.

Además, insistimos que el MEF retome el espíritu original de la línea aprobada por El Banco Central que fue que la Garantía del Gobierno sea del 100% de la operación.

¡Es vital que los recursos lleguen a todas las empresas de inmediato!

Por último, habiéndose decretado la tercera prórroga de la Cuarentena y contando con que la apertura va a ser gradual, debe aumentarse el monto del crédito de Reactiva Perú a 3 meses de ventas promedio del año 2019. Lampadia




El ciudadano debe protagonizar la batalla contra la pandemia

El ciudadano debe protagonizar la batalla contra la pandemia

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Las cifras de la Pandemia que se acercan a los 3 millones de contagios y 200,000 muertos a nivel mundial y que en el Perú bordean los 21,000 contagios y 600 fallecidos dejan una primera y fatal evidencia: algo está mal en la batalla contra el virus. Las cifras del desempleo global  que según cifras conservadoras y preliminares de la OIT al 08 de abril originarán la pérdida de 195 millones de empleos (26 millones de solicitudes de subsidio por desempleo en USA a la fecha), la calificación de la crisis económica como una  “crisis nunca vista que requiere respuestas nunca vistas” por parte de la Directora Gerente del FMI Kristalina Georgieva y la gravísima advertencia del Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos David Beasley, en el sentido de que vamos hacia una “catástrofe humanitaria mundial” donde habrán otras 130 millones de personas más expuestas a condiciones de hambre extrema, dejan una evidencia aún peor: la cura esta siendo peor que la enfermedad.

¿Donde está el error?

No hay ciertamente un solo error y el propósito de esta columna no es hacer un recuento de ellos que saturan las redes, las columnas de opinión y los medios, ya que ello es lo último que necesita la moral y el esfuerzo de médicos, enfermeras, personal sanitario, policías, militares, autoridades, vendedores de productos esenciales, repartidores de alimentos y tantas otras personas que enfrentar esta pandemia en la primera línea, mientras otros estamos refugiados en la tranquilidad de nuestros hogares. Sin embargo, es precisamente desde esta posición que se puede advertir con más de claridad un aspecto en el que pocos se detienen: el cambio de protagonista de esta batalla.

El protagonista de esta batalla debió ser siempre el ciudadano y su familia. No el Estado. Fatal error.

Por esa fatal arrogancia que tienen todos aquellos que quieren dirigir el destino de las sociedades, los países y el mundo, se fue dejando de lado al ciudadano en esta tarea. Se pensó por él. Se actuó al margen de él. Se le fue pidiendo que obedezca, no que actúe. Aunque se le habló de que él era responsable de lo que iba a suceder (porque es políticamente correcto hacerlo e inclusive porque lo piensan en su fuero interno), con los hechos se borró este mensaje ya que organismos internacionales, gobiernos nacionales, autoridades sub nacionales y medios entregaron el protagonismo de la batalla al Estado y sus agentes. Convirtieron al Estado en responsable de que el virus no llegue al país, en responsable de que no se propague, en encargado de curarnos cuando nos infecte y en él responsable de salvar nuestro empleo, nuestros ahorros y nuestra economía. Obviamente, los agentes del Estado, entusiasmados de este protagonismo asumieron el papel de inmediato. Se convirtieron en los salvadores y empezaron a decidir cómo, cuando, donde, porque y para qué.

  • ¿Cuándo fue que olvidamos todos que el Estado (por lo menos en América Latina) estaba imposibilitado de enfrentar una “crisis nunca vista”?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado y sus agentes, que no pudieron reconstruir una ciudad (Pisco) luego de un terremoto de segundos podrían enfrentar una pandemia de meses?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que no pudo abastecer a sus tropas en el Cenepa y las obligaba a comer animales salvajes mientras caían proyectiles ecuatorianos podía abastecer bien a policías y militares en estas circunstancias?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que dejó morir a policías y militares en manos de un enajenado insurrecto en Andahuaylas, podía defender la vida de militares y policías frente a un enemigo más audaz como el corona virus?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que claudica, transige, capitula y recula como en la curva del diablo, en el puente de Moquegua, en Tía María, en la Parada o en Bagua, podría ordenar y controlar una inamovilidad absoluta?
  • ¿Cuándo fue que aceptamos que un Estado minado por la corrupción podía gerenciar bien una crisis de esta magnitud y no dejar espacio para la cutra, la coima y el sobre precio en la compra de pruebas, mascarillas, raciones de alimentos y fumigaciones de comisarías?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado, (curiosamente bajo la misma conducción), no pudo restablecer los daños causados por las inundaciones en el norte peruano el 2017?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado que le hace perro muerto a maestros, jubilados, enfermeras, docentes universitarios y acreedores de bonos agrarios podía resolver nuestra falta de ingresos?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado no construyó los hospitales que ofreció a inicios de esta administración?
  • ¿Cuándo fue que no advertimos que el Estado no podía asumir lo que nos tocaba asumir a todos?
  • ¿Cuándo fue que creímos que el Estado podía impedir que millones de compatriotas sin empleo, sueldo, prestaciones sociales ni subsidios saliera a buscar el pan de cada día en las calles aún a riesgo de contagiarse porque calculaba que era mejor correr ese riesgo que morir de hambre?
  • ¿Cuándo fue que dejamos de ser los protagonistas de esta batalla para convertirnos en simples demandantes de vacunas, camas hospitalarias, remedios, subsidios, exoneraciones, subvenciones, prórrogas y demás?

En el momento en que pensamos que el Estado podía hacer lo que nunca hizo cometimos el primer y más serio error. En ese momento renunciamos a protagonizar la batalla, a defender nuestra familia, a defender nuestros ingresos y empleos, a protegernos frente al contagio, a hacer el análisis de costo beneficio antes de salir a la calle, a creer que la solución está en manos de otros y no en la nuestra. En ese momento comenzamos a aplaudir en lugar de actuar. En ese momento dejamos que el Estado tome el rol que no le corresponde, que deje de hacer lo que realmente debe en esta batalla y que haga lo que nos toca hacer a cada uno de nosotros.

Siempre estaremos a tiempo de asumir el rol que nos toca y no dejar que la fatal arrogancia de otros nos destruya. Lampadia




La educación en tiempos del coronavirus

La educación en tiempos del coronavirus

Elaborado por Proesmin SAC
Leopoldo Monzón Ugarriza

Investigación
Massiel Chacaltana Carrillo
Flavia Monzón Tamayo
Para Lampadia

El cierre nacional de las instituciones educativas debido al COVID-19 está causando una interrupción importante -y desigual- en el aprendizaje de los estudiantes. El gobierno central ha implementado medidas para minimizar las interrupciones generadas por el virus, sin embargo, aún no considera esta situación como una oportunidad para reinventar el actual sistema de educación.  Por primera vez en años, se deben poner las necesidades de los estudiantes y los espacios en los que conviven para brindarles una educación acorde a las características territoriales.

PROESMIN elaboró una línea base de la situación educativa actual en el Perú, con la cual se obtuvieron los siguientes resultados[1]:

  • Población proyectada en edad escolar es de 8.5 millones de habitantes en edad escolar al 2020, de los cuales 3 millones se encuentran en situación de pobreza. De acuerdo a estudios realizados, el Perú es uno de los países con niveles más bajos de desarrollo en Latinoamérica, considerando a la zona selvática entre los más bajos a nivel mundial
  • El 25% de la población no termina la educación secundaria lo cual genera una disminución de oportunidades de desarrollo en cara al futuro
  • El atraso escolar es del 30% en el sector rural y 20% en el urbano marginal 
  • En las evaluaciones efectuadas a nivel nacional, el 50% de los profesores estuvo por debajo del promedio requerido.
  • La educación es impartida sin considerar el espacio geográfico y la vocación territorial de donde habita el beneficiario
  • En la mayoría de casos no hay una educación políglota, lo que genera dificultad de entendimiento de las enseñanzas impartidas
  • El 60% de la infraestructura escolar a nivel nacional es precaria
  • La anemia y la desnutrición atacan al 30% de los niños en edad escolar
  • El 40% de los hogares de niños en edad escolar en las regiones sierra y selva, no cuentan con agua y/o desagüe
  • El 30% de la población escolar sufre de enfermedades respiratorias agudas, por lo que se encuentran vulnerables y en amenaza constante de contagio del COVID-19
  • Los estudiantes de zonas rurales, tardan en promedio 2.5 horas para trasladarse a sus centros educativos
  • El 70% de los estudiantes en situación de pobreza no reciben atención médica adecuada
  • El 50% de las zonas más pobres del país no cuenta con energía eléctrica, por lo tanto, la conectividad y tecnología adecuada es muchas veces inalcanzable

La situación con la que convivimos actualmente nos obliga a llevar adelante mecanismos de educación virtual y con ello, planear todo de manera diferente. En este contexto, presentamos un conjunto de ideas y medidas que son aplicables de manera inmediata y que ayudará a cambiar la situación actual y a optimizar los mecanismos de enseñanzas actualmente impartidos:

1. PROESMIN cuenta con la siguiente información actualizada por distritos: población escolar matriculada por grados, cantidad de docentes trabajando, número de centros educativos, cantidad de pobladores que no recibe educación, déficit o superávit de docentes por grados. Todo lo mencionado ha sido sectorizado por niveles socio económicos; con lo expresado se puede conocer con bastante aproximación la oferta y demanda por grados de instrucción en todo el País.

Mapa1: Ejemplo distrito de Maynas

2. Conocida la oferta y demanda escogeremos, dentro de la inmensa gama existente, contenidos de educación a distancia, educación virtual y educación en línea por cada grado y prepararemos un resumen de conocimientos básicos. Asimismo, para el ámbito rural se deberá definir la vocación del territorio y poner énfasis en las actividades sociales y productivas que se desarrollan las cuales deberán estar alineadas con los contenidos educativos y con las facilidades actuales de tecnología. A continuación, se explica las propuestas de capacitación por los tipos de educación mencionados[2]:

Fuente: Instituto Peruano de Economía, 2017 – MINEDU

Educación a distancia la cual se afianzará principalmente en materiales físicos que la institución educativa central en cada distrito entregará al alumno por cada grado, pueden ser separatas, libros, o material multimedia a través de CD, USB y otros. Estos materiales se entregan directamente en cada vivienda. En este tipo de formación la comunicación con el profesor o tutor será por correo electrónico, carta o incluso por la vía telefónica si fuese posible; con esto el alumno podrá estudiar en cualquier momento sin la necesidad de contar con herramientas tecnológicas complejas o conexión de internet.

Educación virtual, supondrá el uso e intercambio de información entre docente y alumnos de manera virtual, ya sea por correo electrónico o plataformas especialmente creadas para tal fin. A través de dichas plataformas, los alumnos pueden revisar y descargar los materiales de clase, subir trabajos o asignaciones e incluso trabajar de manera colaborativa con sus compañeros de clase, es decir, el alumno no necesariamente puede coincidir en tiempo ni espacio virtual con el docente o compañeros para el desarrollo de sus actividades.

La Educación en línea, la cual toma como base la educación virtual, pero le añade un ingrediente: el tiempo real. A través de este elemento, el alumno es capaz de asistir a clases en vivo o reuniones de estudio donde coincide con sus compañeros de clase.

Para lograr esto, la institución educativa central de cada distrito del Perú contará con la plataforma tecnológica adecuada que le permita a sus docentes y alumnos realizar todas estas tareas. La idea es instalar 2 mil centros en donde especialistas y profesores se capaciten y preparen el material adecuado, con las medidas de seguridad sanitaria requeridas, en la manera de impartir conocimiento tanto para las zonas urbanas marginales y rurales, a través de las modalidades descritas con capacitadores experimentados.

De igual manera, será necesario contratar profesores relacionados con actividades económicas como la agricultura, minería, construcción, acuicultura, entre otros. Las clases impartidas serán de dominio público y accesibles en cualquier momento. Los padres de familia podrán conocer cómo están siendo educados y evaluados sus hijos en base a los resultados obtenidos por las evaluaciones que se aplicaran.

Fuente: Casa de la literatura

3. Se deberá dotar a la población vulnerable y en situación de pobreza la siguiente infraestructura mínima para las clases descritas:

  • Energía eléctrica renovable con muy bajo costo de operación y mantenimiento
  • Conexión a internet
  • Computador personal o tabletas electrónicas por familia con los contenidos previamente cargados y los programas de acceso a clases virtuales
  • El contenido de las clases por impartir en los respectivos idiomas nativos de acuerdo al ámbito

4. Se propone realizar un programa didáctico llamado “Hazlo tú mismo”, en el cual se capacitará vía online a cada familia de los estudiantes ubicada en el ámbito rural en actividades como:

  • Sistemas de agua y desagüe (instalación y preparación de biodigestores)
  • Sistemas de riego de micro parcelas
  • Siembra para seguridad alimentaria
  • Asistencia para el acceso a programas de telemedicina rural

Esta propuesta será complementada con asistencia directa de técnicos expertos, quienes realizaran visitas periódicas cumpliendo con las medidas de seguridad necesarias impuestas por el Gobierno. Finalmente proponemos la integración de todas las propuestas señaladas en una plataforma llamada “Programa de Educación para Todos”. Para acceder a la misma solo será necesario inscribirse y de esta manera se podrá obtener la ubicación exacta del beneficiario, la cual será georreferenciada y de esta manera se podrá brindar contenido oportuno y productivo para su formación.

La inversión será del orden S/ 3,200 MM, que comprende la compra equipos de cómputo, tabletas electrónicas, instalación de equipos para el acceso gratuito a internet a nivel nacional, provisión de energía fotovoltaica para zonas que no poseen el recurso eléctrico o tienen dificultades con el mismo, material educativo y capacitación. La inversión para la creación de la plataforma de integración “Programa de Educación para Todos” y el programa “Hazlo tú mismo” es de S/ 1,000 MM.

Lampadia

[1] Las fuentes de las cuales se obtuvieron información estadística son MINEDU, INEI,2017 y UNICEF, 2018

[2] Se tomo como fuente base el artículo publicado por Milagro Quispe (UNMSM)




Yuval Noah Harari: el mundo después de coronavirus

Yuval Noah Harari: el mundo después de coronavirus

Financial Times
20 de marzo de 2020
Yuval Noah Harari

La humanidad ahora se enfrenta a una crisis global.  Quizás la mayor crisis de nuestra generación.  Las decisiones que las personas y los gobiernos tomen en las próximas semanas probablemente darán forma al mundo en los próximos años.  Darán forma no solo a nuestros sistemas de salud, sino también a nuestra economía, política y cultura.  Debemos actuar rápida y decisivamente.  También debemos tener en cuenta las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones.  Al elegir entre alternativas, debemos preguntarnos no solo cómo superar la amenaza inmediata, sino también qué tipo de mundo habitaremos una vez que pase la tormenta.  Sí, la tormenta pasará, la humanidad sobrevivirá, la mayoría de nosotros aún viviremos, pero habitaremos en un mundo diferente.

Muchas medidas de emergencia a corto plazo se convertirán en un elemento vital.  Esa es la naturaleza de las emergencias.  Avanzan rápidamente los procesos históricos.  Las decisiones que en tiempos normales podrían llevar años de deliberación se aprueban en cuestión de horas.  Las tecnologías inmaduras e incluso peligrosas se ponen en servicio porque los riesgos de no hacer nada son mayores.  Países enteros sirven como conejillos de indias en experimentos sociales a gran escala.  ¿Qué sucede cuando todos trabajan desde casa y se comunican solo a distancia?  ¿Qué sucede cuando escuelas y universidades enteras se conectan?  En tiempos normales, los gobiernos, las empresas y las juntas educativas nunca aceptarían realizar tales experimentos.  Pero estos no son tiempos normales.

En este momento de crisis, enfrentamos dos opciones particularmente importantes.  El primero es entre la vigilancia totalitaria y el empoderamiento ciudadano.  El segundo es entre el aislamiento nacionalista y la solidaridad global.

Vigilancia bajo la piel

Para detener la epidemia, poblaciones enteras deben cumplir con ciertas pautas.  Hay dos formas principales de lograr esto.  Un método es que el gobierno monitoree a las personas y castigue a quienes infringen las reglas.  Hoy, por primera vez en la historia humana, la tecnología hace posible monitorear a todos todo el tiempo.  Hace cincuenta años, la KGB no podía seguir a 240 millones de ciudadanos soviéticos las 24 horas del día, ni podía esperar procesar efectivamente toda la información reunida.  La KGB dependía de agentes y analistas humanos, y simplemente no podía ubicar a un agente humano para seguir a todos los ciudadanos.  Pero ahora los gobiernos pueden confiar en sensores ubicuos y algoritmos poderosos en lugar de fantasmas de carne y hueso.

En su batalla contra la epidemia de coronavirus, varios gobiernos ya han implementado las nuevas herramientas de vigilancia.  El caso más notable es China.  Al monitorear de cerca los teléfonos inteligentes de las personas, hacer uso de cientos de millones de cámaras que reconocen la cara y obligar a las personas a verificar e informar sobre su temperatura corporal y condición médica, las autoridades chinas no solo pueden identificar rápidamente portadores sospechosos de coronavirus, sino también rastrear sus movimientos y Identificar a cualquiera con quien hayan entrado en contacto.  Una variedad de aplicaciones móviles advierte a los ciudadanos sobre su proximidad a los pacientes infectados.

Este tipo de tecnología no se limita al este de Asia.  El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recientemente autorizó a la Agencia de Seguridad de Israel a desplegar tecnología de vigilancia normalmente reservada para combatir terroristas para rastrear a pacientes con coronavirus.  Cuando el subcomité parlamentario pertinente se negó a autorizar la medida, Netanyahu la aplicó con un “decreto de emergencia”.

Podría argumentar que no hay nada nuevo en todo esto.  En los últimos años, tanto los gobiernos como las corporaciones han estado utilizando tecnologías cada vez más sofisticadas para rastrear, monitorear y manipular a las personas.  Sin embargo, si no tenemos cuidado, la epidemia podría marcar un hito importante en la historia de la vigilancia.  No solo porque podría normalizar el despliegue de herramientas de vigilancia masiva en países que hasta ahora las han rechazado, sino aún más porque significa una transición dramática de la vigilancia “sobre la piel” a “bajo la piel”.

Hasta ahora, cuando su dedo tocaba la pantalla de su teléfono inteligente y hacía clic en un enlace, el gobierno quería saber exactamente en qué estaba haciendo clic.  Pero con el coronavirus, el foco de interés cambia.  Ahora el gobierno quiere saber la temperatura de su dedo y la presión arterial debajo de su piel.

El pudin de emergencia

Uno de los problemas que enfrentamos al determinar dónde estamos parados en la vigilancia es que ninguno de nosotros sabe exactamente cómo estamos siendo vigilados y lo que pueden traer los próximos años.  La tecnología de vigilancia se está desarrollando a una velocidad vertiginosa, y lo que parecía ciencia ficción hace 10 años son hoy viejas noticias.  Como experimento mental, considere un gobierno hipotético que exige que cada ciudadano use un brazalete biométrico que monitorea la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca las 24 horas del día.  Los datos resultantes son atesorados y analizados por algoritmos gubernamentales.  Los algoritmos sabrán que estás enfermo incluso antes de que lo sepas, y también sabrán dónde has estado y a quién has conocido.  Las cadenas de infección podrían acortarse drásticamente e incluso cortarse por completo.  Tal sistema podría detener la epidemia en cuestión de días.  Suena maravilloso, ¿verdad?

La desventaja es, por supuesto, que esto le daría legitimidad a un nuevo y aterrador sistema de vigilancia.  Si sabe, por ejemplo, que hice clic en un enlace de Fox News en lugar de un enlace de CNN, eso puede enseñarle algo sobre mis puntos de vista políticos y tal vez incluso mi personalidad.  Pero si puede controlar lo que sucede con la temperatura de mi cuerpo, la presión arterial y la frecuencia cardíaca mientras veo el video clip, puede aprender qué me hace reír, qué me hace llorar y qué me pone realmente, muy enojado.

Es crucial recordar que la ira, la alegría, el aburrimiento y el amor son fenómenos biológicos al igual que la fiebre y la tos.  La misma tecnología que identifica la tos también podría identificar las risas.  Si las corporaciones y los gobiernos comienzan a recolectar nuestros datos biométricos en masa, pueden llegar a conocernos mucho mejor que nosotros mismos, y no solo pueden predecir nuestros sentimientos, sino también manipularlos y vendernos lo que quieran, ya sea un producto o un político.  El monitoreo biométrico haría que las tácticas de piratería de datos de Cambridge Analytica parecieran algo de la Edad de Piedra.  Imagine a Corea del Norte en 2030, cuando cada ciudadano tiene que usar un brazalete biométrico las 24 horas del día.  Si escuchas un discurso del Gran Líder y el brazalete recoge los signos reveladores de ira, estás listo.

Podría, por supuesto, defender la vigilancia biométrica como una medida temporal tomada durante un estado de emergencia.  Se iría una vez que termine la emergencia.  Pero las medidas temporales tienen el desagradable hábito de sobrevivir a las emergencias, especialmente porque siempre hay una nueva emergencia al acecho en el horizonte.  Mi país de origen, Israel, por ejemplo, declaró un estado de emergencia durante su Guerra de Independencia de 1948, lo que justificó una serie de medidas temporales, desde la censura de la prensa y la confiscación de tierras hasta regulaciones especiales para hacer budines (no es broma).  La Guerra de la Independencia se ganó hace mucho tiempo, pero Israel nunca declaró que la emergencia había terminado y no había abolido muchas de las medidas “temporales” de 1948 (el decreto de pudín de emergencia fue abolida misericordiosamente en 2011).

Incluso cuando las infecciones por coronavirus se reducen a cero, algunos gobiernos hambrientos de datos podrían argumentar que necesitan mantener los sistemas de vigilancia biométrica en su lugar porque temen una segunda ola de coronavirus, o porque hay una nueva cepa de Ébola en África central, o porque…  ¿entiendes la idea?  Se ha librado una gran batalla en los últimos años por nuestra privacidad.  La crisis del coronavirus podría ser el punto de inflexión de la batalla.  Para cuando las personas tienen la opción de elegir entre privacidad y salud, generalmente elegirán la salud.

La policía de jabón

Pedirle a la gente que elija entre privacidad y salud es, de hecho, la raíz del problema.  Porque esta es una elección falsa.  Podemos y debemos disfrutar tanto de la privacidad como de la salud.  Podemos elegir proteger nuestra salud y detener la epidemia de coronavirus no instituyendo regímenes de vigilancia totalitaria, sino empoderando a los ciudadanos.  En las últimas semanas, Corea del Sur, Taiwán y Singapur organizaron algunos de los esfuerzos más exitosos para contener la epidemia de coronavirus.  Si bien estos países han utilizado algunas aplicaciones de seguimiento, se han basado mucho más en pruebas exhaustivas, en informes honestos y en la cooperación voluntaria de un público bien informado.

El monitoreo centralizado y los castigos severos no son la única forma de hacer que las personas cumplan con pautas beneficiosas.  Cuando a las personas se les informan los hechos científicos, y cuando las personas confían en las autoridades públicas para contarles estos hechos, los ciudadanos pueden hacer lo correcto incluso sin un Gran Hermano que vigile sobre sus hombros.  Una población motivada y bien informada suele ser mucho más poderosa y efectiva que una población ignorante y vigilada.

Considere, por ejemplo, lavarse las manos con jabón.  Este ha sido uno de los mayores avances en la higiene humana.  Esta simple acción salva millones de vidas cada año.  Si bien lo damos por sentado, solo en el siglo XIX los científicos descubrieron la importancia de lavarse las manos con jabón.  Anteriormente, incluso los médicos y enfermeras procedían de una operación quirúrgica a la siguiente sin lavarse las manos.  Hoy, miles de millones de personas se lavan las manos todos los días, no porque le tengan miedo a la policía del jabón, sino porque entienden los hechos.  Me lavo las manos con jabón porque he oído hablar de virus y bacterias, entiendo que estos pequeños organismos causan enfermedades y sé que el jabón puede eliminarlos.

Pero para lograr ese nivel de cumplimiento y cooperación, necesita confianza.  La gente necesita confiar en la ciencia, confiar en las autoridades públicas y confiar en los medios de comunicación.  En los últimos años, los políticos irresponsables han socavado deliberadamente la confianza en la ciencia, en las autoridades públicas y en los medios de comunicación.  Ahora, estos mismos políticos irresponsables podrían verse tentados a tomar el camino al autoritarismo, argumentando que simplemente no se puede confiar en que el público haga lo correcto.

Normalmente, la confianza que se ha erosionado durante años no se puede reconstruir de la noche a la mañana.  Pero estos no son tiempos normales.  En un momento de crisis, las mentes también pueden cambiar rápidamente.  Puede tener discusiones amargas con sus hermanos durante años, pero cuando ocurre alguna emergencia, de repente descubre un depósito oculto de confianza y amistad, y se apresura a ayudarse mutuamente.  En lugar de construir un régimen de vigilancia, no es demasiado tarde para reconstruir la confianza de las personas en la ciencia, las autoridades públicas y los medios de comunicación.  Definitivamente deberíamos hacer uso de las nuevas tecnologías también, pero estas tecnologías deberían empoderar a los ciudadanos.  Estoy totalmente a favor de controlar la temperatura de mi cuerpo y mi presión arterial, pero esos datos no deberían usarse para crear un gobierno todopoderoso.  Más bien, esos datos deberían permitirme tomar decisiones personales más informadas y también responsabilizar al gobierno por sus decisiones.

Si pudiera rastrear mi propia condición médica las 24 horas del día, aprendería no solo si me he convertido en un peligro para la salud de otras personas, sino también qué hábitos contribuyen a mi salud.  Y si pudiera acceder y analizar estadísticas confiables sobre la propagación del coronavirus, podría juzgar si el gobierno me está diciendo la verdad y si está adoptando las políticas adecuadas para combatir la epidemia.  Siempre que la gente hable de vigilancia, recuerde que la misma tecnología de vigilancia generalmente puede ser utilizada no solo por los gobiernos para monitorear a las personas, sino también por las personas para monitorear a los gobiernos.

La epidemia de coronavirus es, por lo tanto, una prueba importante de ciudadanía.  En los días venideros, cada uno de nosotros debería optar por confiar en los datos científicos y los expertos en atención médica sobre las teorías de conspiración infundadas y los políticos egoístas.  Si no tomamos la decisión correcta, podríamos encontrarnos renunciando a nuestras libertades más preciadas, pensando que esta es la única forma de salvaguardar nuestra salud.

Necesitamos un plan global

La segunda opción importante que enfrentamos es entre el aislamiento nacionalista y la solidaridad global.  Tanto la epidemia como la crisis económica resultante son problemas mundiales.  Solo se pueden resolver de manera efectiva mediante la cooperación global.

En primer lugar, para vencer al virus, necesitamos compartir información a nivel mundial.  Esa es la gran ventaja de los humanos sobre los virus.  Un coronavirus en China y un coronavirus en los Estados Unidos no pueden intercambiar consejos sobre cómo infectar a los humanos.  Pero China puede enseñar a los Estados Unidos muchas lecciones valiosas sobre el coronavirus y cómo tratarlo.  Lo que un médico italiano descubre en Milán a primera hora de la mañana bien podría salvar vidas en Teherán al anochecer.  Cuando el gobierno del Reino Unido duda entre varias políticas, puede recibir consejos de los coreanos que ya se han enfrentado a un dilema similar hace un mes.  Pero para que esto suceda, necesitamos un espíritu de cooperación y confianza global.

En los próximos días, cada uno de nosotros debería optar por confiar en los datos científicos y los expertos en atención médica en lugar de teorías de conspiración infundadas y políticos egoístas.

Los países deberían estar dispuestos a compartir información abiertamente y buscar consejo humildemente y deberían poder confiar en los datos y las percepciones que reciben.  También necesitamos un esfuerzo global para producir y distribuir equipos médicos, especialmente kits de prueba y máquinas respiratorias.  En lugar de que cada país intente hacerlo localmente y atesore cualquier equipo que pueda obtener, un esfuerzo global coordinado podría acelerar en gran medida la producción y garantizar que el equipo que salva vidas se distribuya de manera más justa.  Así como los países nacionalizan industrias clave durante una guerra, la guerra humana contra el coronavirus puede requerir que “humanicemos” las líneas de producción cruciales.  Un país rico con pocos casos de coronavirus debería estar dispuesto a enviar equipos preciosos a un país más pobre con muchos casos, confiando en que, si posteriormente necesita ayuda, otros países acudirán en su ayuda.

Podríamos considerar un esfuerzo global similar para agrupar al personal médico.  Los países menos afectados actualmente podrían enviar personal médico a las regiones más afectadas del mundo, tanto para ayudarlos en su momento de necesidad como para obtener una valiosa experiencia.  Si más tarde en el foco de los cambios epidémicos, la ayuda podría comenzar a fluir en la dirección opuesta.

La cooperación global también es vital en el frente económico.  Dada la naturaleza global de la economía y de las cadenas de suministro, si cada gobierno hace lo suyo sin tener en cuenta a los demás, el resultado será un caos y una crisis cada vez más profunda.  Necesitamos un plan de acción global, y lo necesitamos rápido.

Otro requisito es llegar a un acuerdo global sobre viajes.  Suspender todos los viajes internacionales durante meses causará enormes dificultades y obstaculizará la guerra contra el coronavirus.  Los países deben cooperar para permitir que al menos un goteo de viajeros esenciales continúe cruzando fronteras: científicos, médicos, periodistas, políticos, empresarios.  Esto puede hacerse alcanzando un acuerdo global sobre la preselección de los viajeros por su país de origen.  Si sabe que solo los viajeros cuidadosamente seleccionados fueron permitidos en un avión, estaría más dispuesto a aceptarlos en su país.

Desafortunadamente, en la actualidad los países apenas hacen nada de esto.  Una parálisis colectiva se ha apoderado de la comunidad internacional.  Parece que no hay adultos en la habitación.  Uno esperaría ver hace unas semanas una reunión de emergencia de líderes mundiales para elaborar un plan de acción común.  Los líderes del G7 lograron organizar una videoconferencia solo esta semana, y no resultó en ningún plan de este tipo.

En crisis mundiales anteriores, como la crisis financiera de 2008 y la epidemia de ébola de 2014, Estados Unidos asumió el papel de líder mundial.  Pero la actual administración estadounidense ha abdicado del trabajo del líder.  Ha dejado muy claro que le importa mucho más la grandeza de Estados Unidos que el futuro de la humanidad.

Esta administración ha abandonado incluso a sus aliados más cercanos.  Cuando prohibió todos los viajes desde la UE, no se molestó en darle a la UE ni siquiera un aviso previo, y mucho menos consultar con la UE sobre esa drástica medida.  Escandalizó a Alemania al ofrecer supuestamente mil millones de dólares a una compañía farmacéutica alemana para comprar los derechos de monopolio de una nueva vacuna Covid-19.  Incluso si la administración actual eventualmente cambia de táctica y presenta un plan de acción global, pocos seguirían a un líder que nunca se responsabiliza, que nunca admite errores y que rutinariamente se atribuye todo el crédito a sí mismo mientras deja toda la culpa a los demás.

Si el vacío dejado por los EE. UU. No lo llenan otros países, no solo será mucho más difícil detener la epidemia actual, sino que su legado continuará envenenando las relaciones internacionales en los próximos años.  Sin embargo, cada crisis es también una oportunidad.  Debemos esperar que la epidemia actual ayude a la humanidad a darse cuenta del grave peligro que representa la desunión global.

La humanidad necesita tomar una decisión.  ¿Recorreremos el camino de la desunión, o adoptaremos el camino de la solidaridad global?  Si elegimos la desunión, esto no solo prolongará la crisis, sino que probablemente dará lugar a catástrofes aún peores en el futuro.  Si elegimos la solidaridad global, será una victoria no solo contra el coronavirus sino contra todas las futuras epidemias y crisis que podrían asaltar a la humanidad en el siglo XXI.

Yuval Noah Harari es autor de “Sapiens”, “Homo Deus” y “21 lecciones para el siglo XXI”
Copyright ©  Yuval Noah Harari, 2020
Derechos de autor The Financial Times Limited.




La importancia (y cruel falta) de un enfoque local

La importancia (y cruel falta) de un enfoque local

David Belaunde Matossian
Para Lampadia

El gráfico de la semana ilustra lo que ya sabíamos, pero que siempre es útil visualizar de manera sintética. Enfocando el análisis sobre nuestra capital, lo que comenzó como un fenómeno de la Lima tradicional se ha desplazado hacia los distritos más densamente poblados (San Juan de Lurigancho por ejemplo cuenta con más de 1.1 millones de personas, comparado con los 80 mil de Miraflores) – algo que indica también el “potencial” que aún tiene la enfermedad.

Ya comenté anteriormente la ineficacia relativa de la cuarentena en el Perú si consideramos la velocidad de impacto que ha tenido en metrópolis como Nueva York, y el rol de factores estructurales en ese resultado. La pregunta es: ¿el gobierno no los conocía? ¿No conoce los patrones de consumo? ¿No podía anticipar el hecho de que – como lo hemos mencionado antes – las restricciones más fuertes generan aglomeración en horas “libres”?

La impresión que genera la acción gubernamental es que es la “correcta” a grandes rasgos – o por lo menos en línea con recomendaciones de la OMS – pero a nivel local siempre termina siendo inadecuada: no aprovecha las oportunidades que ofrece la baja densidad y mayor presencia del retail moderno en una parte de la ciudad, ni genera esquemas que permitan verdaderamente cumplir con las medidas en zonas más densas y con mayor comercio tradicional. Y, en general, no parece entender muy bien los aspectos comportamentales.

Tratando de cubrir esa brecha, el Gobierno ha convocado a un equipo de sociólogos y psicólogos que le permitan entender más el “factor humano”. No solo debió haberse hecho esto antes, sino que es insuficiente. Lo que realmente se necesitaba era involucrar a las autoridades locales – no tanto como entes ejecutores, para lo cual muchas veces son supremamente ineficaces, sino trabajar con ellos en la elaboración de medidas – y así beneficiarse de su mayor familiaridad con las situaciones particulares de cada zona urbana.

El alcalde de Lima no fue parte de la elaboración del corpus de decisiones que hoy gobiernan las condiciones de vida de los limeños. Se entiende que existen reservas sobre las capacidades de muchas autoridades locales, pero… ¿la Municipalidad Metropolitana de Lima?

No confundamos el problema de la mala descentralización – y la manera como a veces se permite que intereses políticos en las regiones perjudiquen al país, como en el caso de Tía María – con el imperativo de permitir una mejor la representatividad y tomar en cuenta realidades locales en la toma de decisiones.

Lampadia




Estado y capitalismo poco inclusivos impiden dar batalla al coronavirus

Estado y capitalismo poco inclusivos impiden dar batalla al coronavirus

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Es notorio como las debilidades que nos impiden dar respuestas más eficientes a la pandemia tienen todas que ver con la falta de inclusión social, legal y financiera de las mayorías. No tenemos un Estado ni un capitalismo inclusivos.

Los bonos no llegan a todos

Veamos, por ejemplo, el reparto de los bonos. Luego de más de tres semanas, solo se ha podido alcanzar a los 2/3 de los beneficiarios, provocando además aglomeraciones y colas inmensas en los bancos. Lo que se delata allí es la falta de inclusión financiera -no más de un 40% cuentas o tarjetas de crédito o débito- y de difusión de la billetera electrónica (BIM), para que los pagos se puedan hacer por celular.

Más profundamente aun, lo que se delata es la falta de inclusión económica, legal. Es decir, la informalidad. Hay mucha gente que no es detectada y queda fuera de los padrones de ayuda. La informalidad es exclusión de la legalidad, invisibilidad. Y esto se debe a una legalidad o formalidad demasiado onerosa y engorrosa que la baja productividad de los informales no puede solventar. Incluso formales mas productivos no pueden pagar la cantidad de gente y recursos que necesitan para cumplir con todas las regulaciones laborales, municipales y sectoriales. El sistema es excluyente.

Entonces tiene que colocarse en la agenda nacional la necesidad imperiosa de reducir el costo de la formalidad para hacerla incluyente. Eso significa aplicar Análisis de Impacto regulatorio (RIA) a todas las normas existentes y por venir de los sectores clave de la economía, y reducir los trámites de manera drástica mediante análisis de calidad regulatoria (ACR) efectivos y tupas estandarizados para las licencias de construcción y funcionamiento en los municipios. También para acelerar la recuperación pasada la cuarentena.

Cuarentena es inviable en sectores populares

La propia cuarentena es inviable cuando la mayoría vive en el día a día, un 35% carece de refrigeradora y muchos viven hacinados en viviendas de una sola habitación. Es indispensable, como diría Hernando de Soto, reconocer derechos económicos. Porque esas familias, pese a su precariedad, tienen capital, pero no está titulado o el título no se usa. Se necesita un movimiento de pinzas, que incluya el fortalecimiento de los derechos de propiedad y políticas de inclusión financiera, para impulsar esos sectores. La repartición del bono debería permitir abrir cuentas a todos en los bancos. 

Se requiere que las microempresas se puedan formalizar y crecer. Eso demanda también una reforma tributaria que elimine los regímenes especiales para ir a uno solo gradual y progresivo que elimine los saltos mortales que desalientan el crecimiento formal. Es decir, un sistema tributario inclusivo y promotor. Y lo mismo en el campo laboral.

Empresas no se pueden adaptar debido a reglas laborales

Pues para que las microempresas se puedan formalizar y crecer, y para que las formales puedan dar más empleo formal, necesitamos también reglas laborales mucho más flexibles. Y la gran limitación de la estrategia económica para enfrentar el coronavirus consiste en que las empresas formales no se pueden adaptar a la situación debido a la rigidez de las normas laborales. Corren el riesgo, entonces, de quebrar. La flexibilidad laboral es indispensable no para despedir, sino, al contrario, para no perder empleos. Si no la hay, mueren Sansón y los filisteos. Sin empresa, no hay empleo. Es algo que el gobierno no entiende. Y su falta de entendimiento está causando un daño irreparable a la economía y al empleo.

La débil salud Pública

Por supuesto, la salud Pública ha mostrado su gran falencia en esta batalla. Sin un buen servicio público de Salud, no hay inclusión social. Es mucho mejor que lo que teníamos hace 30 años, cuando colapsó por completo, pero es claramente insuficiente y corrupto. Se requiere poner en agenda el tema de la reforma de la salud, que no es sencillo porque implica un sistema de pagos por resultados, rendimientos y jornada laboral de los médicos que sin duda afectará el statu quo. El acuerdo no será fácil. 

La pésima gestión del agua

La otra gran limitación para una lucha efectiva contra la propagación del virus, es que más de 6 millones de peruanos carecen de agua potable en sus casas y una cantidad aun mayor la tiene de manera intermitente. Entonces el lavado de manos con jabón, pieza vital, es impracticable o esporádico. Esto pone de relieve la necesidad de abordar de una vez por todas la reforma y concesión de las empresas municipales de saneamiento, que adolecen de una gestión paupérrima y son saco roto en el que se pierden los 5 mil millones anuales que gasta el Estado en programas de agua y desagüe. Aquí también se requiere tomar decisiones que pueden encontrar resistencia, pero hay que hacerlo.

Razón vs. populismo

Todas estas son decisiones lógicas, racionales, que deben ser gestionadas políticamente, acordadas, lo que se puede complicar en un año electoral. Pues mientras las soluciones técnicas para lograr un Estado y un capitalismo más inclusivos que nos permitan salir rápidamente de la crisis y estar preparados para eventos futuros apuntan en una dirección, las ofertas electorales en un contexto de angustia social pueden apuntar en el sentido contrario, agravando, mediante propuestas populistas o autoritarias, los males que queremos remediar.

Por eso es importante ir planteando los temas que deberían ocupar la agenda nacional ya desde este momento. Lampadia




El boom de la interacción digital

El boom de la interacción digital

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

La cuarentena ha obligado a familias, empresas, artistas, políticos, estudiantes, maestros, autoridades y funcionarios a interactuar de manera digital, mediante teléfonos móviles, computadoras y tabletas que permiten acceder a las ya utilizadas redes sociales como el Facebook, Twitter, Instagram, YouTube o Snapchat, Messenger, WhatsApp, Signal, Skype, Jitsi, ooVoo o Houseparty, así como a las plataformas de videoconferencia más amplias como Zoom meeting,  Google Hangouts Meet, Blackboard o GoToMeeting, entre otras, muchas de ellas con versiones libres de pago.

Muchas empresas, organizaciones, profesionales y familias globales con miembros en una y otra parte del mundo, ya estaban acostumbrados a estas formas de interacción y sólo han mantenido su forma de comunicación y trabajo. Las que no lo estaban, han migrado rápidamente y hoy día, obligados por las circunstancias, interactúan de esta manera. Para entender la importancia de esto, algunos datos relevantes del informe de Hootsuite, difundido por algunos medios de comunicación:

  • 100% de incremento en video llamadas y mensajes de voz de WhatsApp y 70% en Facebook
  • 43% de incremento en el consumo de noticias en directo.
  • 42% de incremento en el consumo de películas y series.[i]

Este informe, también muestra un dato sumamente relevante: se estima que el tiempo dedicado a trabajar a disminuido en un 34%. Este último dato, puesto en nuestro contexto, donde hay menor acceso a internet, menor acceso a dispositivos electrónicos y menor experiencia como usuarios, que hace aún más difícil el teletrabajo, trabajo remoto o home office, es inevitablemente mayor y se convierte en una obvia señal de alarma que hay que oír y frente a la cual debemos actuar.

Tenemos entonces, que, mientras las familias, empresas, organizaciones, profesionales y autoridades interactúan de manera digital, el tiempo dedicado a trabajar ha disminuido ostensiblemente, sea porque hay actividades que no pueden efectuarse de manera remota o digital o sea porque no tenemos las condiciones de acceso (dispositivos, acceso a internet y experiencia de usuario) necesarias para seguir trabajando en forma remota.

Aquí está entonces el reto. Debemos crear condiciones para que el boom de interacción digital no se quede en él entretenimiento, la comunicación familiar o en el ámbito empresarial más dinámico. Para empezar a encontrar luz al final de este oscuro y largo túnel del aislamiento social y la parálisis económica, sería necesario hacer que todo el aparato productivo que pueda hacerlo interactúe de manera digital y podamos cambiar la cifra de disminución de tiempo destinado al trabajo. Si los ciudadanos, las empresas y el Estado no trabajamos, la post cuarentena va a ser mucho peor que la crisis del Corona Virus.

Las empresas ya lo están haciendo, por costumbre previa o por necesidad de sobrevivencia. Muchos profesionales y organizaciones también. Muchas entidades públicas vinculadas a la emergencia también y de manera encomiable. ¿Sin embargo, qué sucede con el resto del Estado?

Allí está la parte más compleja pero necesaria de este reto. La digitalización del Estado y su interacción con los ciudadanos. Hay avances, pero la tarea debiera ser más agresiva en esta materia.

  • Se han creado algunas mesas de partes virtuales. Deben extenderse, deben ampliarse, deben generalizarse. Ya no hay justificación para no hacerlo.
  • Existen sistemas de respuesta digital: SUNAT a la casilla de cada contribuyente, Poder Judicial a la casilla electrónica de cada abogado, Ministerio de Trabajo a los solicitantes de la Suspensión Laboral Perfecta, entre otras entidades. Esto debe generalizarse, debe existir un sistema de notificaciones y respuesta electrónica en entidades públicas, regiones, municipalidades y toda entidad estatal. El estado debe responder de manera virtual, debe ahorrar tiempo en mensajería, en papel, en empleados que demoran los trámites y en gastos logísticos.
  • Las audiencias judiciales virtuales eran posibles y ya se utilizaban en audiencias penales, en el sistema de control de la magistratura, en ciertas entidades del Estado. Debemos generalizarlas.  No solamente por la necesidad del Covid, sino por la disminución en costo de transporte, logística y horas hombre que pueden aportar a la productividad del país. El Tribunal Constitucional ha dado un paso importante en esta dirección, nada obsta para que todos los tribunales de justicia y administrativos sigan este camino.
  • El expediente judicial funcionaba en ciertas partes del país y para cierto tipo de litigios. Tendrá que extenderse paulatinamente para que el sistema de administración de justicia vuelva a caminar.
  • Los trámites de licencias, las peticiones de aprobación, las comunicaciones exigidas por el Estado en diversos sectores no pueden quedar en espera de que el Estado reabra. Tienen que seguir funcionando. Deben ser digitales, automáticos, simplificados, de respuesta inmediata o silencio positivo o, en caso que resulten innecesarios, ser suprimidos para que los ciudadanos y las empresas puedan trabajar de manera inmediata, con cargo a fiscalizaciones posteriores.
  • El Sistema de Registros Públicos debe continuar atendiendo. La publicidad registral en primer lugar, pero también las inscripciones de poderes, juntas, directorios y contratos, con las seguridades digitales necesarias. No han reactivación sin publicidad registral y contratos inscritos.
  • Las escuelas públicas. Se hace necesaria la tele educación masiva, en tanto sea posible que nuestros niños de escasos recursos puedan acceder a dispositivos que les permitan ingresar a clases virtuales por internet. Para ello, bien se podría destinar el espacio pagado a los medios a estos fines, en lugar de usarlo en dar cobertura innecesaria a la imagen presidencial.
  • La telemedicina, es otra forma de digitalización de la labor del Estado que debiera ponerse en marcha, no solamente para atender la emergencia y sus síntomas, sino también para atender poblaciones remotas donde es más fácil llevar un teléfono móvil que un médico especialista. Experiencias en los andes ya existen.

El Estado no puede quedarse atrás en el boom de la interacción digital. Su parálisis afecta a todo el país. Grupos de acción inmediata en cada sector público, que no estén en las poblaciones de riesgo, debieran liderar este reto. Lampadia