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Los vicios éticos y científicos del ensayo clínico de las vacunas Sinopharm en Perú

Los vicios éticos y científicos del ensayo clínico de las vacunas Sinopharm en Perú

ENTREVISTA AL DR. ERNESTO BUSTAMANTE
EXJEFE DEL INSTITUTO NACIONAL DE SALUD (INS) Y CANDIDATO AL CONGRESO POR FUERZA POPULAR.

La Gaceta de la Iberosfera
Rodrigo Saldarriaga

03 abril 2021

Fotos: EuropaPress

Ernesto Bustamante, exjefe del Instituto Nacional de Salud (INS) y PhD en bioquímica y biología celular y molecular por la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkinsha sido desde que estalló la pandemia del covid-19 en marzo de 2020, una de las voces más críticas desde la comunidad científica sobre las medidas implementadas por el gobierno del expresidente Martín Vizcarra –destituido por el Congreso en noviembre del año pasado– y su sucesor, Francisco Sagasti.

Bustamante advirtió sobre el uso de pruebas rápidas –procedentes de China– para diagnosticar casos activos, ganándose los ataques de políticos e incluso médicos que las defendían hasta que sus falencias fueron demostradas con la gran cantidad de falsos positivos y negativos que arrojaban al no detectar con precisión el nuevo virus.

Desde que el gobierno peruano anunció la compra de vacunas al laboratorio chino Sinopharm, Bustamante también fue crítico con su limitada eficacia -79% según el propio laboratorio- frente a otras ofertas de firmas más reconocidas como Pfizer y Moderna, además de la falta de transparencia del estudio clínico.

Las preocupaciones de Bustamante, quien postula al Congreso con el número 3 de Fuerza Popular, parecen haber acertado. Así se demostró con la inoculación clandestina de altos funcionarios –incluidos el expresidente Vizcarra y las titulares de Salud y Relaciones Exteriores de la administración Sagasti–, la publicación del estudio preliminar del ensayo clínico de la Universidad Peruana Cayetano Heredia que advertía de la baja eficacia de las vacunas y la demanda de amparo que alista la Defensoría del Pueblo contra el Estado de parte de 175 profesionales de la salud y voluntarios de la vacuna china Sinopharm que dicen no haber recibido la segunda dosis que les correspondía.

El médico y candidato conversó con La Gaceta de la Iberosfera sobre los retos que enfrenta el país de cara a la pandemia.

Desde que estalló la pandemia del covid-19 en marzo del año pasado usted ha sido, desde la comunidad científica peruana, uno de los principales críticos de las políticas implementadas por el Estado para enfrentar la crisis sanitaria. ¿Cuáles han sido los principales desaciertos que han tenido los gobiernos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti?

La lista es larga. El principal desacierto ha sido no saber escuchar a todos aquellos que tenían una voz autorizada en el tema. Uno de los primeros puntos en polémica fue, precisamente, la decisión de hacer diagnóstico temprano de infectados utilizando las llamadas pruebas rápidas. Esa fue una decisión, que, para mí, marcó la primera etapa de la lucha contra el covid-19 en el Perú, porque fue una decisión totalmente equivocada, y cuya persistencia en el error llevó, en mi opinión, a que miles de personas murieran, y que posiblemente no hubieran muerto si se hubiese aplicado otro sistema para definir quienes estaban infectados o no. Otro error que se cometió fue no haber hecho un rastreo de contactos e identificación temprana de infectados con el uso de pruebas moleculares, aduciéndose que no había máquinas, que no había personal, que no había laboratorios; todo esto era una media verdad, y yo creo que había una intencionalidad de comprar pruebas rápidas quizás motivada por corrupción. Ahora podría decirlo, ya en retrospectiva, que no era por falta de conocimiento, que era lo que yo en un principio pensaba y por eso me sorprendía que muchos de los responsables no entendieran las diferencias entre las pruebas rápidas y moleculares. Conforme fue avanzando la pandemia, la cuarentena total, de más de cien días para Lima Metropolitana y de más tiempo para otras regiones, fue otro error. El resultado de la cuarentena es que nos ha sumido en la pobreza, en el desempleo, en la quiebra de empresas de manera innecesaria e inútil, porque esa cuarentena debió haberse aprovechado para fortalecer el sistema sanitario y preparar una detección temprana de infectados con la finalidad de reducir la transmisión viral. Simplemente se hizo cuarentena por hacer, no se hizo cuarentena para lograr algo particular, no se definieron objetivos, no hubo una métrica de resultados finales. Los resultados terminaron siendo catastróficos, terminamos siendo el país con la mayor mortalidad por millón de habitantes en el planeta, y eso resume el fracaso del gobierno durante las dos olas. La segunda ola también ha estado marcada por la repetición del mismo fracaso, las pruebas rápidas se han venido usando hasta febrero, y eso es un crimen, porque para setiembre de 2020 ya era de conocimiento público que se habían equivocado al usar las pruebas rápidas, pero siguieron gastando el stock que tenían, y lo que es peor, siguieron adquiriendo más pruebas rápidas, lo que hace suponer que era un tema de corrupción y no falta de conocimiento. Y ahora con la segunda ola, el tema se ha agravado porque tenemos una variante más contagiosa, por lo que es más transmisible, y no hay vacunas. Entonces a esto se le agrega el problema de la incomprensible actitud frente a no comprar vacunas, que creo también tiene que ver con corrupción.

En una entrevista que le hicimos en La Gaceta de la Iberosfera en diciembre de 2020, usted mencionó que le preocupaba la falta de transparencia que podría darse en la compra de las vacunas del laboratorio chino Sinopharm, además de la poca eficacia que estas tendrían. Tras las recientes revelaciones de la prensa, parecería que sus preocupación inicial y constantes cuestionamientos han resultado acertados.

No es que yo sea brujo, tampoco adivino o pitoniso, lo que pasa es que las cartas están sobre la mesa y solo había que contar los ases y las reinas para darse cuenta que la lectura es clara. Pero hay quienes no quieren leer, no quieren llamar las cosas por su nombre. Era claro que la vacuna que había llegado en diciembre a ‘la mesa de intenciones’ del Gobierno era la vacuna Sinopharm, que carecía entonces –como hoy– de estudios en fase 3 publicados en alguna revista científica internacional. Entonces, claro, no había razón para no sospechar de una falta de eficacia. Todas las demás vacunas, incluyendo la rusa, tienen publicaciones en revistas de primer nivel. Solo esta Sinopharm y la Sinovac tienen publicaciones de fase 3. Entonces estamos en esa situación.

¿Usted cree que el ensayo clínico de Sinopharm en el Perú, tras descubrirse la vacunación clandestina de altos funcionarios, investigadores y sus allegados, está viciado?

Está viciado científica y éticamente. Éticamente, porque en la ética de la investigación existe un principio fundamental, que es el principio de equipoise o equilibrio de pesos. ¿Qué significa esto? Significa que yo puedo administrarle un medicamento o una vacuna a alguien si y a otro no, solo si tengo la certeza de que hay una duda cierta de que en realidad no sé si el medicamento es eficaz o no. Si tengo esta duda cierta, hay lo que se llama el equipoise, el peso equilibrado de la duda. Entonces, ahí sí es ético darle a alguien un medicamento candidato, y a su vecino darle un placebo; de otra manera, no se puede hacer un estudio de ese tipo. Si yo tengo el convencimiento o la sospecha calificada de que el medicamento que estoy probando realmente funciona, no se debe probar con placebo, lo que se hace es probar contra otro medicamento candidato. Por ejemplo, si yo tengo una ampicilina nueva, y quiero saber que tan buena es, tomo a mil personas, todas con infección severa, y a quinientas les doy la ampicilina que estoy probando y a quinientas les doy agua destilada. Eso no se puede hacer, no es ético, porque yo ya sé que la ampicilina funciona, que yo no puedo dejar de darle algo que ayude a esos otros quinientos pacientes, y darle solamente agua destilada. Eso ya ni se hace con animales de investigación. Hay quienes no consideran ético hacer esos experimentos con animales, imagínese con humanos. Eso se habrá hecho en la época del doctor Josef Mengele. Cuando se dan estos experimentos como el que pongo de ejemplo, a uno se le da la ampicilina que yo creo que es mejor o funciona, o le doy la ampicilina clásica u otro antibiótico y luego comparo. Pero jamás placebo. Esto no ocurrió con el estudio clínico de [la Universidad] Cayetano Heredia, patrocinadora del estudio de Sinopharm. ¿Por qué? Porque esa vacuna, cuya eficacia estaba siendo comprobada en el propio estudio, justamente fue administrada a los investigadores, a los parientes de los investigadores, al presidente de la República, a sus ministros, viceministros, a 470 personas que no debieron recibirla porque no eran sujetos del estudio, eran personas accesorias, eso no se hace nunca. Si uno lo hace, es porque se sabe que la vacuna funciona, o se tiene evidencia que la vacuna funciona, y si sé que la vacuna funciona no hay equipoise, significa que se está dando placebo a alguien a propósito, y eso va contra toda ética y es más bien criminal. Por otro lado, tenemos el hecho de que la vacuna que se administró a los voluntarios, incluía una vacuna que aparentemente no servía. No solamente había una duda potencial cierta sobre si la vacuna era eficaz o no, sino había una que no funcionaba, y era la de Wuhan. Tanto sabían que no funcionaba, que cuando en diciembre tuvieron que poner la orden de compra para traer ese millón de vacunas, se cuidaron de traer la de Beijing y no la de Wuhan. ¿Y por qué? No creo que sea porque son adivinos. Lo lógico habría sido comprar mitad y mitad, pero compraron solo la de Beijing, y esa orden de compra se puso en diciembre y se ejecutó en enero, mucho antes de que se revelara el informe preliminar de Cayetano Heredia. Ellos sabían, eso no es ético. En ese momento se debió romper el ciego y decir: acá tenemos gente que ha recibido placebo y gente que ha recibido una vacuna, como he dicho en otras oportunidades, equivalente a agua destilada, es una vacuna que no sirve, que es la de Wuhan, y otra que es la de Beijing, que ha demostrado ser marginal, precaria. Esas son las dos razones fundamentales para decir que el estudio no es ético. Hay muchas otras razones de menor categoría, por ejemplo, que había doce investigadores chinos de Sinopharm trabajando durante todo el estudio, y eso es algo que no es aceptable. Si yo contrato con Sinopharm, evalúo un producto de Sinopharm, y voy a tener gente de Sinopharm en mi equipo de investigación, eso, nuevamente, no es ético, va a haber inducción, va a haber acciones que no corresponden. Como ente evaluador, no se puede tener al evaluado incluido en el equipo, es como si un profesor para tomar un examen invita a los estudiantes a hacer las preguntas y calificarlo. Eso no se puede hacer.

Ernesto Bustamante junto al Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (EE.UU.) Créditos: Archivo Personal.

¿Y científicamente?

Científicamente no vale porque el estudio ha sido viciado de origen cuando la gente empezó a introducir otro tipo de vacunas. Una de las reglas es que la vacuna no puede salir del centro de estudio, en este caso, de Cayetano Heredia. Y las vacunas han salido, prueba de ello es que se fueron a la casa de la exministra Mazzetti, a Palacio de Gobierno para vacunar al presidente Vizcarra. Esto no se hace, las vacunas tienen que quedarse en el lugar de administración, porque tienen que tener un cuidado de cadena de frío, de control de identidad. Hay protocolos que se deben seguir. Cuando uno no cumple esos protocolos conforme a regla, el estudio se vicia por definición. Las reglas existen por algo, porque se está tratando con futuros medicamentos o futuras vacunas de uso general. Es un estudio en serio que tiene implicancias para la sociedad y que está regulado por el Estado a través del Instituto Nacional de Salud. En mi opinión, un estudio viciado éticamente y científicamente, no puede tener otro camino que el de su cancelación, y las dos entidades capaces de cancelar son Cayetano Heredia como patrocinador, o el Instituto Nacional de Salud como ente regulador. Ahora, el que hayan pedido romper el ciego ya de por si es una decisión escondida de anular el proyecto, porque cuando uno rompe el ciego significa que ya sabes quien tuvo la vacuna y quien el placebo, ya terminó el estudio.

¿Se refiere a cuando rompieron el ciego en el caso de la voluntaria fallecida?

No, eso no es romper el ciego. El ciego no es que no se conozca, de hecho, lo conocen dos personas, que son el químico farmacéutico, encargado de cuidar las bondades del producto, y un estadístico. Si yo quiero saber que se le dio al paciente identificado con nombre y número tal, esas dos personas mencionadas tienen en conjunto la llave de esta, digamos, caja fuerte, abren y miran solo ese ciego, el ciego de ese paciente. Eso no es romper el ciego, es decir que recibió ese paciente. Claro, es romper el ciego para ese paciente, pero no es romper el ciego para todo el estudio. Lo que se está pidiendo ahora es romper el ciego para todo el estudio, que es hacer lo mismo que se hizo con uno, pero con los 12 mil voluntarios. Con eso terminaría el estudio, en efecto lo da por cancelado, porque ya no hay más estudio.

Pero se insiste en que se deba permitir que concluya el estudio, que todavía tiene para varias semanas.

Dijeron que por lo menos ocho semanas, pero eso suena a las promesas de cuando van a llegar las vacunas. Hay que entender que aquí hay dinero de por medio. Cayetano Heredia debe haber recibido por lo menos 10 millones doscientos mil dólares por encima de la mesa. Digo que por encima de la mesa porque eso lo conoce Cancillería. Recordemos que Cayetano Heredia y Sinopharm son privados, ellos pueden tener acuerdos paralelos, y los honorarios se pagan de otro modo, pagos en bancos extranjeros. Diez millones doscientos mil dólares para Cayetano Heredia es mucha plata. Cayetano Heredia no es una universidad rica, tiene problemas financieros. A lo mejor en el contrato de Sinopharm y Cayetano, debe haber penalidades, que se castiga a la universidad si se rompe el ciego antes de tiempo, si se aborta el proyecto, y a lo mejor, Cayetano sería pasible de un juicio por daños y perjuicios por parte de Sinopharm. Para evitar ese juicio, es probable que se esté esperando esas ocho semanas. Creo que esas semanas de espera tienen que ver más con el consejo de sus abogados antes que consejos de sus científicos, y eso sería inaceptable porque estamos hablando de un estudio científico que no se puede supeditar a las responsabilidades legales que uno debe haber asumido. Si uno incurrió en situaciones de anormalidad legal, tiene que asumir las consecuencias.

¿Por qué cree usted que ha renunciado la doctora Coralith García, quien asumió la conducción de los ensayos clínicos en reemplazo del doctor Germán Málaga tras ser suspendido por la vacunación irregular de Vizcarra y otros funcionarios?

No conozco personalmente a la doctora Coralith García, pero tengo buenas referencias de ella. Es muy probable que ella haya encontrado que tenía que firmar documentos que la harían asumir responsabilidades que no le corresponden. Es la única explicación que yo veo para retirarse de la dirección de un estudio, porque vamos a suponer que el estudio demuestra que la vacuna no es eficaz, y si esto es lo que demuestras, pues es una data científica fría, no hay nada emocional en la interpretación de los datos. A lo mejor, ella no quiere verse involucrada en una polémica con el Gobierno, como la que yo tuve hace unas semanas, en la que me acusaron de desinformador, un peligro para la salud pública, para la democracia y hasta de traidor a la Patria por interpretar el estudio preliminar de Cayetano Heredia sobre la eficacia de la vacuna Sinopharm en un programa de televisión. A lo mejor la doctora Coralith García no quiere verse expuesta a eso, o talvez tiene alguna razón que la obligaría a meterse en problemas legales por meses o años. Lo que no sabe es que ya los tiene pues la están citando a comisiones del Congreso porque ha sido testigo del estudio, y su versión es necesaria de conocer. Es lamentable que una investigadora de calidad como ella esté involucrada en estos menesteres. Le va a quitar mucho de su valioso tiempo.

Hay muchos médicos y científicos peruanos que han tomado una posición bastante sospechosa de no querer cuestionar las decisiones del Gobierno para enfrentar la crisis sanitaria.

Ocurrió cuando cuestioné el uso de las pruebas rápidas, exactamente hace un año. Me salieron al frente muchos distinguidos profesionales a criticarme, que ponía en riesgo la lucha contra la pandemia, otros decían que lo que yo decía no era verdad, y lo mismo ocurre ahora. Se ha descubierto que muchos de estos tenían intereses adicionales, que además eran asesores o tenían parientes trabajando en proyectos o aspiraban a trabajar con el Gobierno, entonces esos intereses personales los pusieron encima de la conciencia profesional. Entendí el rechazo de los políticos, pero no de los investigadores. Los científicos estamos formados para criticar y ser criticados profesionalmente. Yo lo hago como revisor y editor de revistas internacionales. Yo hice la crítica de un estudio de interés nacional. Imagínese que llegamos a julio y se descubre que las vacunas no eran buenas, y yo levanto la mano y digo: esto yo lo sabía desde marzo. Eso no va conmigo. Si yo sé algo que es una cosa privada y no trasciende más allá, no tengo porque decirla, pero esto no era nada privado, es la interpretación de una data que es pública, hecha sobre muestras tomadas a voluntarios dentro de un estudio clínico supervisado por una entidad del Estado como es el INS.

¿Usted cree que se puedan reducir en los cuatro meses siguientes las brechas de infraestructura, equipamiento o recursos humanos como ha dicho el ministro Ugarte?

Ojalá. Yo conozco a Óscar Ugarte, somos amigos. No sé si esas buenas intenciones estén complementadas con apoyo y tiempo. Estamos en año electoral, y apenas se elijan a las nuevas autoridades, el gobierno actual pierde un poco de poder, y los funcionarios ya no trabajan igual. No sé si sea tan fácil para Óscar Ugarte hacerlo, ojalá. Yo quiero lo mejor para mi país.

Ernesto Bustamente junto al Dr. Paul Rothman, recibiendo el premio “Samuel P. Asper Award for Achievement in Advancing International Medical Education”. Créditos: Archivo Personal.

En un escenario sin vacunas, camas UCI, oxigeno medicinal y falta de pruebas moleculares, ¿cuáles son las recomendaciones que usted sugiere para prevenir el contagio, y en caso que este se diera, para prevenir los cuadros más severos, entendiendo que la variante brasileña es mucho más contagiosa?

Primero, se debe instalar un sistema de vigilancia genómica para evaluar como va mutando el virus. Hay personal calificado en el Perú para eso. En caso de haber salido positivo en una prueba molecular, es importante, tenga o no síntomas, aislarse de los integrantes de su familia para no contagiarlos. Es necesario observar la temperatura, síntomas en general como tos seca, dolor de cabeza, conseguir un pulsioxímetro para medirse la saturación de oxígeno tres veces por día para ver si hay un deterioro y es necesario administrar oxígeno, hacerse una tomografía de tórax para tener una línea de base y saber el estado de los pulmones. La hipoxemia que causa el covid-19 es silenciosa. La prevención debería ser una vacuna bien puesta, pero no tenemos los peruanos eso todavía. Lo que si podemos hacer es usar doble mascarilla, mantener la distancia social y sobre todo evitar aglomeraciones.

Y sobre las aglomeraciones, ¿usted está de acuerdo con la recomendación de suspender las elecciones generales del 11 abril debido al alza de casos?

No veo ninguna razón para postergar las elecciones. Necesitamos un nuevo gobierno, porque este ha perdido credibilidad, no tiene personas calificadas, está manchado por los recientes casos de corrupción. ¿Cómo tenemos un nuevo gobierno? A través de elecciones libres. Postergar las elecciones no nos garantiza menos contagios. No hay ninguna garantía que en las cuatro semanas que algunos vaticinan que debemos esperar, habrá menos o más contagios. El protocolo de bioseguridad de la Onpe [Oficina Nacional de Procesos Electorales] es muy bueno. Parte de solucionar esta crisis es votar por un nuevo gobierno. Lampadia




Más cuarentenas

Más cuarentenas

Alex Kaiser, de la Fundación para el Progreso de Chile, nos alerta sobre el error de persistir en establecer cuarentenas que hacen mucho daño a la propia salud mental y física de las personas, más allá de los daños económicos.

Compartimos este artículo para llamar la atención al gobierno peruano que ha desarrollado una vocación por políticas oscuras y equívocas para combatir la pandemia.

Cuarentena, salud y libertad

Axel Kaiser
Fundación para el Progreso – Chile
Publicado en El Mercurio, 26.03.2021

Señor Director:

La columna de Cristián Warnken (ayer) toca el aspecto esencial de lo que la tradición liberal clásica ha defendido históricamente, a saber, que es la libertad lo que hace que nuestra vida tenga sentido, entre otras, por las razones que él señala. Vivir aterrados y encerrados, en verdaderas dictaduras sanitarias por el riesgo de contagiarse un virus de letalidad moderada, habla de una disposición alarmante de la ciudadanía y la clase política a sacrificar lo que hace que la vida misma tenga sentido.

Lo cierto es que el virus no afecta a todos por igual y en nada a los niños; por tanto, la mayor parte de la población podría y debería llevar una vida relativamente normal.

Hay cada vez más evidencia de que las cuarentenas causan más daño a la salud mental y física de las personas —sin mencionar la economía— que el mismo virus. Peor aún, cada vez más estudios indican que el contagio del virus no se deja afectar por las cuarentenas de manera sostenible, algo que se refleja en el caso de Nueva Zelandia, considerado modelo de cuarentena el año pasado y que hoy enfrenta un escenario de colapso en su sistema de salud (NZ Herald, 25.03.2021). Algo similar se podría decir de Alemania.

Así las cosas, toda la política de cuarentenas ha sido no solo inútil, sino contraproducente y tremendamente destructiva desde el punto de vista humano. Más voces debieran sumarse a restaurar el sentido común abogando por esquemas de protección focalizada en lugar de una represión generalizada e infundada de nuestras libertades. Lampadia




El plan perverso

El plan perverso

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Quién asuma la presidencia el 28 de julio tendrá que reconstruir el país no solo por los daños a la economía, al empleo y a los ingresos ocasionados el excesivo cierre de la economía en la primera cuarentena, sino, peor aún, por los daños ocasionados por el Congreso de la República a la capacidad misma de reconstruir el país y recuperar el crecimiento.

Al déficit fiscal de 10% del PBI que tuvimos el 2020, que solo puede ser reducido con crecimiento económico acelerado y reducción de gasto público, debemos agregar ahora el déficit estructural generado por leyes que incrementan el gasto permanente del Estado en cerca del 6% del PBI y que reducen la recaudación al afectar motores y mecanismos de crecimiento.  

El daño ocasionado por el Congreso es más grave que el producido por la pandemia, porque sus efectos no son coyunturales, sino estructurales, permanentes. Afectan la capacidad misma de recuperación.

Y dependerá de quién llegue a la presidencia para ver si los agrava o intenta buscar una coalición para desmontar las leyes aprobadas y relanzar la economía del país allanando el camino a la iniciativa privada.

Pareciera que se hubiese cumplido un plan perverso, diseñado por un enemigo del país. De hecho, en marzo del año pasado, ya con la cuarentena decretada, un grupo de inteligencia expuso ante un pequeño auditorio de empresarios la existencia de un plan con aproximadamente las siguientes etapas:

  1. Alargar la cuarentena lo máximo posible para que la crisis económica sea más severa
  2. Presionar para que el gobierno tome todas las decisiones y lleve adelante las acciones por sí mismo, sin coordinar ni depender de otras instituciones (FF.AA., empresariales, religiosas, etc.)
  3. Que el congreso apruebe leyes que perturben las reglas de juego establecidas para afectar inversión y generar mayor inestabilidad económica y financiera
  4. Utilizar micro blogeros en las redes para introducir ideas y fake news que afecten más a la población
  5. Ganar las próximas elecciones

Esa presentación existió. Y aunque hubiese sido producto de una imaginación febril, no cabe duda que, con plan o sin plan, las sucesivas etapas se han cumplido. Salvo la última. Hasta ahora. Lampadia




¿Las cuarentenas son más buenas que malas?

¿Las cuarentenas son más buenas que malas?

Interesante debate producido en El Mercurio de Chile a raíz de una publicación de Axel Kaiser sobre la inconveniencia de las cuarentenas.

Kaiser y muchos estudios internacionales abogan más bien por promover políticas de protección focalizadas.

Algo que hemos reclamado en el Perú, donde se hace más importante, dado el volumen de gente que vive de su trabajo diario y no tiene condiciones mínimas para mantener un encierro.

Hay que hacer pruebas moleculares masivas, decenas de miles por día, cercar al virus y ayudar a los afectados directamente. Por supuesto con el apoyo de la sociedad civil, de los empresarios y de las iglesias.

En todo caso, lo más urgente ahora, es comprar todas las vacunas que se pueda. Como dice Antonio Pratto, miembro del ‘Comando Vacuna’, hay que convocar expertos en negociaciones internacionales del sector privado y visitar a todos los laboratorios que producen vacunas de calidad, para comprar todo lo que se pueda, aunque sea en lotes pequeños.

Basta de encierros inútiles con los cuales el gobierno deja de hacer lo importante y urgente.

Debate de cartas: Axel Kaiser vs cuarentenas

Fundación para el Progreso – Chile
15.03.2021

El pasado jueves 11 de marzo, Axel Kaiser, Presidente del Directorio FPP, publicó una carta en El Mercurio llamada “Irracionalidad: la otra pandemia” respondiendo a un lector llamado Kurt Reichard su carta llamada “Burocracia: la otra pandemia”. Luego de eso, una seguidilla de respuestas a Kaiser, generaron debate sobre qué tanta evidencia existe en torno a que las cuarentenas tengan un beneficio mayor en la salud de las personas del mal que provocan.

¿Las cuarentenas son más buenas que malas? Lee aquí el interesante debate de cartas al Director del Diario El Mercurio:

Kurt Reichard B: “Burocracia: la otra pandemia”

Publicada en El mercurio, 10.03.2021

El marzo del año pasado (2020), mi señora fue internada por coronavirus. Mientras permanecía en la clínica, la Seremi fue a controlarla en nuestro domicilio, donde obviamente no estaba.

Procedió entonces a cursas una infracción por no encontrarse cumpliendo la cuarentena en su domicilio. Por supuesto, oportunamente respondí la citación, informando que ella estaba internada en una clínica; ergo, junto con luchar por su vida, cumplía la cuarentena. Esto lo expliqué también a la PDI.

Pues bien, la semana pasada, 11 meses después de los hechos, me llega una sentencia del sumario sanitario, firmada por doña Daniela Zavando, Seremi Minsal de la RM, condenando a mi señora a pagar 50 UTM (algo más de 2,5 millones) por no respetar la cuarentena. En dicha resolución rechazan los descargos, porque dicen que no acredité representación de mi señora, quien, postrada en cama, no tuvo la diligencia de defenderse ella ni de concurrir a una notaría a darme poder.

En un último y delicado detalle, dan cinco días para apelar, los que vencieron hace 11 meses, ¡plop!

tengo 70 años y estaba agradecido del Gobierno por haberme vacunado. Me duró 5 días el agradecimiento.

Axel Kaiser: “Irracionalidad: la otra pandemia”

Publicada el El Mercurio, 11.03.2021

Señor Director:

La carta del lector Kurt Reichard, el día de ayer, viene a confirmar lo que ha sido el común denominador de buena parte de la política para combatir la pandemia: la irracionalidad. Hasta hoy no contamos con evidencia concluyente que demuestre que las cuarentenas cumplieron su propósito de disminuir el total de muertes y contagios, ni de que las barreras sanitarias regionales hayan conseguido su propósito. No contamos con evidencia de que el costo en términos de salud pública creado por la histeria mediática y estas políticas sea menor que el beneficio. Es más, la evidencia indica que será mayor y el mejor ejemplo es el daño gigantesco que se ha hecho a los niños con el cierre de escuelas, en circunstancias de que hace tiempo sabemos que estas no son focos de contagio. A ello se suma la destrucción de nuestras libertades, al punto de que ancianos y familias completas fueron puestos en calabozos por caminar al aire libre sin riesgo alguno de contagio cuando había cuarentena.

Otro ejemplo es la cuarentena obligatoria para quienes ingresan a Chile a pesar de contar con PCR negativo. Esto no solo es cuestionable porque en Chile todos los días entran cientos de personas ilegales sin control sanitario alguno, sino porque estudios señalan que la probabilidad de contagiarse en un avión es de uno en 4.300 o uno en 7.700 si no hay nadie en el asiento contiguo. Así las cosas, el problema no es solo la burocracia, sino la irracionalidad con que se ha enfrentado esta crisis, virus que por cierto ha infectado también el tratamiento de diversos temas de la vida colectiva y contra el que parece no haber vacuna posible.

.Pedro Gazmuri Schleyer: “Bien común”

Publicada en El Mercurio, 12.03.2021

Señor Director:

En su edición de ayer, se publica una carta del señor Axel Kaiser en que afirma que no existe evidencia concluyente que demuestre que las cuarentenas cumplieron su propósito de disminuir el total de muertes y contagios, ni de que las barreras sanitarias regionales hayan conseguido su propósito. Ambas afirmaciones son falsas; existe ya abundante información que demuestra que ambas medidas tuvieron un efecto positivo en disminuir los contagios y las muertes.

En esa carta del señor Kaiser, como en otras de su autoría, prima al parecer el sesgo ideológico de establecer la libertad como un bien absoluto; hay un bien superior, que es el bien común, en particular la salud y la vida de los chilenos, especialmente de los más desposeídos, que han sido las víctimas prioritarias de esta pandemia.

Axel Kaiser: “Efecto de cuarentenas”

Publicada en El Mercurio, 13.03.2021

Señor Director:

En carta de ayer, un lector refuta mi afirmación de que no contamos con evidencia concluyente sobre que las cuarentenas y barreras sanitarias han reducido significativamente muertes y contagios en el país.

Lamentablemente, el lector, que de paso descalifica la libertad personal como ‘pura ideología’, no cita los estudios que avalan su postura, limitándose a expresiones que nos informan más sobre su estado de ánimo -seguramente afectado por las cuarentenas- que sobre la realidad. Pero estamos aquí para ayudarle. En diciembre de 2020 el American Institute for Economic Research compiló una lista de 24 estudios realizados por diversos expertos en distintos países concluyendo que las cuarentenas no servían al propósito que se planteaban. Puede consultarlos en la web de la institución. Este mes, la revista Nature y la OMS han publicado un nuevo estudio, realizado en 87 regiones del mundo, en el que señalan: ‘En conclusión, usando esta metodología y los datos actuales, en 98% de las comparaciones usando 87 regiones diferentes del mundo no encontramos evidencia de que el número de muertes / millón se reduzca al quedarse en casa’.

Otros estudios obtienen resultados similares, aunque hay una discusión en esta materia. En todo caso, la evidencia más relevante a la que me referí en mi primera carta y que es la decisiva a la hora de evaluar las medidas adoptadas es aquella que indique que, ponderando diversos factores, el costo total de todas las políticas de cuarentena fue menor que el beneficio. En el ambiente de irracionalidad imperante hoy -de la que la carta del lector es fiel reflejo- no sorprendería que demandar esa evidencia se considere una expectativa ‘puramente ideológica’.

Ivan Marinovic V: “Efecto de cuarentenas I”

Publicada en El Mercurio, 14.03.2021

Señor Director:

Pedro Gazmuri dice poseer evidencia que justifica las medidas tomadas por el gobierno chileno para evitar los contagios y reducir el número de muertes. Su evidencia sería tan incontrovertible que incluso le daría derecho a calificar las opiniones de Axel Kaiser como ‘pura ideología’ (menos mal no lo llamó fascista).

Vivo en California y acá nunca nos han prohibido salir a tomar aire libre, hacer deporte, o pasear con nuestros niños. ¿Podría Gazmuri revelar la evidencia que indique que esto fue un error de política?

Me parece triste la falta de aprecio por la libertad que parece dominar a muchos chilenos.

Pedro Gazmuri Schleyer: “Efecto de cuarentenas II”

Publicada en El Mercurio, 14.03.2021

Señor Director:

Axel Kaiser contesta una carta mía en la que refuto su afirmación de que las cuarentenas y cordones sanitarios no han tenido ningún efecto sobre la pandemia de covid-19 en Chile. Cita dos estudios: uno del American Institute for Economic Research y otro publicado en la revista Nature. El mencionado instituto es una reconocida organización empresarial dedicada al lobby para favorecer los intereses del comercio norteamericano; si uno revisa sus documentos, hay un propósito evidente de detener cualquier medida que afecte la actividad económica.

El artículo de la revista Nature aparece con una nota explícita de los editores, indicando que hay científicos renombrados que están refutando la información contenida en dicho artículo. Además, hay otros artículos de Nature, que no están siendo cuestionados por nadie, que contienen abundante información a favor de las cuarentenas.

Puedo agregar además información, a nivel internacional y nacional, que argumenta en sentido contrario de lo mencionado por Axel Kaiser:

– Un estudio internacional de Barbara Nussbaumer et al (2020) contiene el análisis de 29 estudios, en el que sí se demuestra el efecto de reducción de los contagios de las cuarentenas.

– Un estudio de los investigadores Dandekar y Barbastathis, de MIT, que llega a la misma conclusión.

– A nivel nacional, el Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile ha desarrollado abundantes estudios cuantitativos que demuestran que las cuarentenas tienen el efecto deseado.

– El profesor Jorge Marshall, experto en estadística aplicada de la PUC, ha publicado un artículo en que hace un análisis empírico de la evolución de la pandemia en 10 comunas diversas de la Región Metropolitana, en que también demuestra lo mismo.

Sería bueno que el señor Kaiser se acercara a dialogar con los expertos del Centro de Modelamiento Matemático de la U. de Chile, o de Espacio Público, liderado por el profesor Eduardo Engel, o de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, o del Colegio Médico, o de la Sociedad Nacional de Epidemiología; todos grupos de expertos que han ofrecido argumentos de sobra para recomendar la cuarentena.

En cualquier caso, nuestra discusión se zanjará en pocas semanas, al ver los resultados de estas cuarentenas sobre el número de contagiados.

Axel Kaiser: “Efecto de cuarentenas”

Publicada en El Mercurio, 15.03.2021

Señor Director:

Aunque es un avance que el lector Pedro Gazmuri cite estudios, ninguno de ellos permite afirmar lo que él cree, a saber, que el beneficio de las cuarentenas en términos de salud pública —muertos y patologías— es mayor que el costo. Mucho menos que son preferibles considerando además el daño económico y social que producen. Ni siquiera permiten concluir que las cuarentenas han sido más efectivas en reducir muertes por covid que lo que habría sido una alternativa de protección focalizada sin cuarentena.

Pero, además, el lector no leyó bien mi carta anterior. Si lo hubiera hecho, sabría que no cité dos estudios que refutan las cuarentenas, como afirmó, sino 25. Ninguno de ellos fue realizado por el American Institute for Economic Research, como sostuvo descalificando de paso a la institución de manera falaz. Lo que hizo el AIER fue compilar 24 estudios elaborados en diversos países del mundo por expertos independientes. En cuanto al estudio de Nature, la nota del editor solo señala que hay una discusión sobre sus conclusiones, algo esperable, que no lo invalida y que yo mismo mencioné en mi carta anterior.

El lector puede consultar además los trabajos de Jay Bhattacharya (Stanford), John Ioannidis (Stanford), del premio Nobel y biofísico Michael Levitt, las publicaciones de Martin Kulldorff (Harvard), Sunepta Gupta (Oxford) y la Great Barrington Declaration, firmada por 13.732 académicos y científicos del rubro médico de todo el mundo, además de 41.637 profesionales de la salud, todos rechazando las cuarentenas y promoviendo políticas de protección focalizada. También puede revisar un estudio de Galetovic y Núñez publicado por el CEP en noviembre del año pasado, que concluye que ‘no hay evidencia de que sea necesario cerrar la economía’ para controlar la enfermedad agregando que, en cambio, ‘hay evidencia abrumadora de que se debe proteger a las personas mayores de 65 años y aquellos que padecen de ciertas enfermedades’. El mismo estudio concluye que ‘mantener medidas estrictas de confinamiento no parece sostenible ni necesario’.

Por último, la discusión no se zanjará viendo la evolución de la pandemia en las semanas que vienen. Dado que el virus no tiene crecimiento exponencial ininterrumpido, sino ciclos, haya o no cuarentena, la tasa de contagios tenderá a caer luego de alcanzar su máximo. El lector podrá creer que eso avala las cuarentenas, pero, una vez más, estará equivocado.




Cuarentena mortal

Cuarentena mortal

CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia

Un estudio efectuado en 12 ciudades del mundo con altos niveles de informalidad, ha demostrado que los más golpeados en el planeta por la brutal e ineficaz cuarentena que impuso el Gobierno de Martín Vizcarra, han sido los informales limeños. (Fernando Vivas, “Lima, la peor de todas”, “El Comercio 24/2/21).

La cuarentena feroz y larguísima que decretó Vizcarra, con el aplauso incondicional de la coalición que lo respaldaba, fue un fracaso total, porque no evitó la expansión del virus –el Perú tuvo el más alto índice de mortalidad del mundo- y arrojó al hambre y la miseria a millones de personas.

Peor aún, el Gobierno de Francisco Sagasti insiste con las recetas que han demostrado manifiestamente su fracaso.

El estudio que cita Vivas se realizó entre informales en ciudades como Accra, Bangkok, Dakar, Dar Es Salaam, Delhi y México, entre otras.

En Lima “el 63% dice haber experimentado hambre en su hogar. Esa cifra es la mayor de las 12 poblaciones (le siguen, bastante lejos, Delhi y Dakar, con 35%). Antes, hablábamos de anemia y desnutrición, ahora hablamos de hambre.”

Las cifras específicas lo explican: “Los ambulantes ganaban en promedio S/46, y luego de la pandemia, S/7. Las trabajadoras del hogar cayeron de S/52 a S/12; los canillitas de S/36 a S/16 y los recicladores de S/42 a S/4. Esa pérdida, para remate, le quita al informal el mínimo capital que necesita para comprar su mercadería.”

Y Vivas concluye “Qué poco humanos fuimos condenándolos al hambre cuando su actividad ni siquiera está entre las más contagiosas. Y seguimos relegándolos.”

En realidad, que poco humanos fueron Vizcarra y sus cómplices para aplicar una política que se sabía estaba destinada al fracaso.

No soy epidemiólogo ni experto, pero era obvio que eso iba a suceder si seguía con un confinamiento estricto. A dos semanas de iniciado, cuando el Gobierno anunció su continuación, escribí: “La pregunta es si se podrá detener su propagación con la prórroga de la cuarentena. Lamentablemente todo indica que no. (…) El coronavirus ya se ha diseminado en muchos lugares del país y con los precarios recursos del sistema de salud peruano no es posible detenerlo.”

“Por eso quizá lo más adecuado sea una solución intermedia, manteniendo todas las medidas de aislamiento social posibles que ya se están aplicando sin paralizar la economía. Por ejemplo, prohibir las aglomeraciones, partidos de fútbol, conciertos, etc. En suma, en las condiciones concretas del Perú, prolongar la cuarentena no detendrá al virus porque faltan las otras armas para frenarlo (rastreo de contactos, pruebas masivas, etc.).”

“Y no se trata, como erróneamente dicen algunos, de privilegiar la economía y las empresas sobre la salud. En el Perú, con dos tercios de población informal, no hay manera de que millones de personas, precisamente las de menores recursos, sobrevivan con el país paralizado.” (“Una estrategia intermedia”, “El Comercio”, 28 de marzo 2020).

Parafraseando a Vivas, que poco humanos son Sagasti y sus cómplices condenando al hambre a millones de peruanos. Lampadia




El costo oculto de la tecnología

El costo oculto de la tecnología

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

La pandemia ha revelado algunas de las debilidades que tiene el mundo en que vivimos. Ha quedado evidenciado que no estamos preparados para enfrentar eficaz y ordenadamente un evento global de esta naturaleza. La actuación de la OMS ha sido decepcionante y comprueba una vez mas la ineficacia de estos organismos internacionales.

Desde el punto de vista tecnológico, la pandemia ha develado dos cosas muy importantes.

  • Una positiva: La rapidez de los científicos para desarrollar millones de vacunas, en menos de un año.
  • Otra negativa: La sospecha que el virus pueda haber sido creado en un laboratorio con fines nada éticos. Sobre esto último hay muchas conjeturas, pero nada comprobado. Sin embargo, la posibilidad de que pueda haber ocurrido es científicamente factible.

Esta dicotomía no es novedad en el frente tecnológico, ya que siempre se ha sabido que los grandes desarrollos científicos, a pesar de conseguir logros extraordinarios para la humanidad, también la dejan muy expuesta a altos riesgos.

Un claro ejemplo de esto ha sido el desarrollo de la energía nuclear. Este emprendimiento científico se concibió con fines técnicos positivos, ya que su generación es muy limpia, constante, mas barata y casi inagotable.

Sin embargo, a mediados de los años 40 durante la 2da guerra mundial, se utilizó para crear el arma mas letal de la historia: La bomba atómica, que se uso con resultados atroces en Hiroshima y Nagasaki.

A partir de ese momento, la humanidad fue consciente del riesgo al que estaría sometida en adelante, debido a la existencia de esta nueva tecnología. Para mitigar estos riesgos existen convenios mundiales para su control, así como organizaciones internacionales que se supone deben velar por la seguridad del mundo, pero que como hemos visto, no son muy eficaces.

La Tercera Revolución Industrial se inició en 1969, el año en que el hombre piso la luna. Desde esa fecha hasta fines del siglo XX nos sumergimos en la tecnología y la automatización. También se cambió lo analógico por lo digital y se inició el uso del internet y la telefonía celular. Todo comenzó a cambiar para mejor y el mundo se comenzó a globalizar rápidamente.

Sin embargo, a comienzos del siglo XXI la tecnología se desbocó y comenzó a crecer a una velocidad exponencial envés de lineal. Todo se aceleró de una manera exagerada, lo cual no nos ha permitido ¨digerir¨ algunos de estos cambios disruptivos en los cuales ya estamos inmersos. 

Este hecho ha marcado nuestro ingreso a la llamada Cuarta Revolución Industrial. La era de la virtualización e interconexión a grandes velocidades y entre dispositivos. La Inteligencia Artificial (AI), el Internet de las Cosas (IOT), la Robótica, la Nanotecnología, la Híper-conectividad, las comunicaciones 5G, la impresión 3D, la nube, la computación cuántica y el uso de Big Data, son algunos de estos avances verdaderamente disruptivos, que caracterizan a esta nueva etapa.

Estamos en el umbral de un periodo fascinante pero enigmático, donde la tecnología será el centro de todo, permitiendo un desarrollo veloz y potente en casi todos los frentes. Sin embargo, al igual que en el caso de la energía atómica, todas estas ventajas para la humanidad conllevan grandes riesgos si fueran manipuladas sin las debidas consideraciones éticas.

Veamos tres ejemplos actuales.

En salud, la genética molecular, la robótica, la Inteligencia artificial y la biotecnología están consiguiendo logros espectaculares en la medicina. La longevidad y la calidad de vida se han incrementado significativamente. Por otro lado, los procedimientos curativos son cada vez menos invasivos y mucho mas efectivos.

Ni que decir de los tremendos avances relacionados a la genética molecular, donde no solo se ha conseguido mapear el 100% del genoma humano, sino que ya se ha logrado hacerle ediciones utilizando el CRISPR CAS9 (Premio Nobel de Química 2020). ¡De película!

Todo esto es muy positivo, sin embargo, esta misma tecnología podría ser utilizada negativamente en contra de la humanidad, si cae en manos carentes de ética. El desarrollo in vitro de virus u otros organismos malignos con fines comerciales o destructivos, la modificación genética “a gusto del cliente” y las armas bacteriológicas son algunos ejemplos de esta posibilidad.

El segundo ejemplo son los avances tecnológicos en el frente industrial. La nanotecnología (miniaturización), el súper audio y video, la robotización de fábricas y almacenes, el transporte automatizado (drones y automóviles sin conductor), el reconocimiento facial, el internet de las cosas y las semillas transgénicas, son algunas de las nuevas tecnologías que son y serán sumamente ventajosas para las diferentes industrias.

Sin embargo, en malas manos se convierten en instrumentos muy poderosos para el espionaje político y militar, la intrusión a la privacidad personal, el fraude financiero, el robo de identidad y también para temas bélicos y terroristas. Además, obviamente serán generadoras de desempleo masivo.

El tercer ejemplo es uno mas cercano ya que lo vivimos a diario: las comunicaciones. Aquí el cambio ha sido verdaderamente disruptivo y veloz, a través del internet, la digitalización, la telefonía celular, los dispositivos inteligentes y las redes sociales.

El Internet ingreso a nuestras vidas a comienzos de la década de los 90, casi al mismo tiempo que la telefonía celular. Esta potente combinación fue lo que originó el gigantesco cambio de las comunicaciones. Hasta aquí todo era relativamente positivo hasta que aparecieron las redes sociales, los foros de internet y las mensajerías instantáneas y complicaron el tema.

Estas plataformas fueron complementadas y potenciadas con la aparición del Smartphone y la Tablet, así como por la transmisión inalámbrica a través del Wifi y 4G/5G. Con todas estas tecnologías las comunicaciones se han digitalizado y globalizado totalmente, a través de un pequeño dispositivo que se ha convertido en un apéndice de nuestros cuerpos.

Lo que se viene en este campo es también de película, ya que los dispositivos se miniaturizaran y se insertaran en el cuerpo subcutáneamente. ¿Se imaginan? No tendremos que cargar el celular, ni preocuparnos de que se pierda o nos lo roben. ¡Serán parte de nuestro cuerpo y las comunicaciones serán parte de nuestra memoria!

Como en los casos anteriores la transformación de las comunicaciones tiene muchas ventajas para la humanidad, pero también le genera muchos problemas debido a la falta de ética en su uso.

Algunos son inofensivos y se pueden manejar, como el tema diario de la ¨sobredosis de información¨, en su mayoría invasiva, inútil, inoportuna y repetitiva, que felizmente tiene un antídoto muy eficaz: ¨DELETE¨.

Sin embargo, lo que si es verdaderamente pernicioso son las tristemente célebres ¨Fake News¨. Esto si puede hacer mucho daño a la humanidad y de hecho ya lo viene haciendo. Mentir descaradamente o publicar medias verdades tendenciosamente es ahora muy común. Nadie se preocupa por verificar o indagar sobre las fuentes y lanzan los mensajes sin ningún remordimiento. Esto ha exacerbado varias de las taras humanas como la mentira compulsiva, la agresividad verbal, la intolerancia y la polarización, entre otras.

Desprestigiar personas, organizaciones y marcas comerciales; crear conflictos de todo tipo; manipular a personas y hasta influenciar elecciones, son algunas de las muchas cosas negativas a las que el mundo está expuesto con este nuevo formato de comunicaciones que ignora a la ética.

En resumen, los grandes avances tecnológicos que sin duda benefician significativamente a la humanidad, tienen un alto costo oculto que incluye entre otras cosas, un mayor riesgo de vida, pérdida de la privacidad, desempleo masivo, fraude electrónico y comunicaciones descontroladas.

Los organismos internacionales están analizando formas para intentar regular el tema de alguna manera. Sin embargo, las posibilidades de que esto tenga éxito son muy limitadas, dada su ineficacia demostrada en casos como el de la pandemia.

Felizmente también existen organismos privados de muy alto nivel, como el ¨Future of Humanity Institute¨ de la Universidad de Oxford y otros similares, que están dedicados a buscar soluciones para mitigar de alguna manera estos riesgos para la humanidad.

El tema es que si no se encuentran e implementan medidas éticas para contrarrestar estos riesgos y dado el avance exponencial de la tecnología, la humanidad podría encontrarse en un par de décadas ante la tremenda disyuntiva de un escenario tipo ¨Terminator¨ o de conseguir la inmortalidad. Lampadia




Les hace falta Sartre

Les hace falta Sartre

 

A propósito de las cuarentenas y el confinamiento

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

“El hombre está condenado a la libertad”.
“Somos absolutamente libres, pero también tenemos una responsabilidad absoluta sobre nosotros y sobre el mundo”.
Jean Paul Sartre

La ligereza con la cual nuestros gobernantes, muchos políticos y sobre todo los líderes de izquierda avalan las medidas de cuarentena, confinamiento, prohibición de trabajo, prohibiciones de comercio y restricciones a las libertades a causa de la Pandemia, me han llevado a buscar, fuera de nuestros casilleros habituales de ideas libertarias o de razones prácticas de sanidad o economía, argumentos para lograr que entendamos las limitaciones, por no decir los errores de estas medidas. Esta vez los errores filosóficos.

Jean Paul Sartre, filósofo francés, padre del existencialismo, autor del Ser y la Nada, que en el otoño de su vida buscó compatibilizar el comunismo con sus ideas a través de su Crítica a la Razón Dialéctica”, hizo de la libertad y de su consecuente responsabilidad, el centro de su pensamiento filosófico. Nos dijo que el ser humano está “condenado a ser libre” y que “el hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia (…) el hombre no es otra cosa que lo que él se hace[i]

Para Sartre el hombre, “en cada momento debe elegirse a sí mismo para dar sentido a sus acciones. Su libertad es ilimitada, es una libertad que lo único que no puede es decidir no ser libre[ii]

Sartre, que vivió la ocupación Nazi, vio el estalinismo, el colonialismo y la revolución maoísta, tuvo un compromiso con la “libertad” que lo llevó a enfrentar el racismo norteamericano, condenar la represión colonial en Argelia, repudiar las invasiones soviéticas a Hungría o Checoslovaquia y arengar a los estudiantes franceses en 1968. Un compromiso con la libertad que nuestra izquierda chola, peruana, no tiene, por sus hipotecas con el padrinazgo castro chavista.

Tal vez si nuestros políticos de izquierda (y sus consultores, asesores y funcionarios que nos gobiernan, que están muy bien remunerados y que no dejan de cobrar en las cuarentenas) hubieran leído a Sartre, entenderían que:

  • sus medidas van en contra de la existencia humana
  • sus protocolos van en contra de la característica central del individuo que es la libertad
  • sus decretos se oponen a rasgos existenciales del ser humano
  •  las multas, las “retenciones” o las amenazas lo único que no puede hacer es “decidir que no seamos libres”

En lugar de negar la libertad, producto de la típica fatal arrogancia planificadora de todo tipo de izquierdismo controlista que denunciara Hayek hace muchas décadas y que advertimos para esta crisis en Víctimas de una Fatal Arrogancia (Lampadia 03.04.2020), debimos trabajar en la “responsabilidad” que el ejercicio de esa libertad genera. Debimos permitir que el ciudadano libre trabaje, lleve el pan a sus familias, tome los riesgos que su necesidad le imponga y en lugar de proscribir o impedir, que no es posible hacerlo y no ha resultado, cuidar la responsabilidad del ciudadano frente a terceros, haciendo probablemente lo contrario de lo que han hechos estos dos últimos gobiernos cuyo estrepitoso fracaso sanitario y económico no requiere una letra más de explicación.

Allí estaba y sigue estando el meollo del asunto, no en negar la existencia humana y su característica esencial: la libertad.

Como los que nos gobiernan, los asesoran y los apoyan no le creen a Hayek, por ser liberal, recordémosle a Sartre, uno de los suyos, a ver si así entienden porque vamos tan mal, pese a sus medidas que van a cumplir 1 año. Lampadia

[i] Extraido del discurso “ El existencialismo es humanismo”.

[ii] FOUCALT Y DERRIDA. Pensamiento francés contemporáneo. Miguel Morey, 2015. Pg. 18




Los cambios que necesita el Perú

Los cambios que necesita el Perú

La pandemia dejó al descubierto las brechas estructurales del Perú y de muchos otros países latinoamericanos. Por un lado, nuestro precario sistema de salud pública, junto a la terrible gestión de Vizcarra y de sus ministros de salud Víctor Zamora y Pilar Mazzetti – que subsiste en el gabinete Sagasti – no solo no permitieron una adecuada respuesta a la crisis sanitaria, sino que nos posicionó como el peor país en muertos por la covid-19 (ver Lampadia: Perú encabeza exceso de muertes por millón).

La debilidad de la salud pública en el Perú, se presenta a pesar que durante los últimos 20 años, el presupuesto público de salud creció un 7% anual en términos reales.

Asimismo, la destructiva cuarentena que impuso el gobierno en marzo del año pasado – que además no tomó en cuenta las altas tasas de informalidad y la baja bancarización de la población – nos sometió a la peor crisis económica de nuestra historia republicana y la peor caída económica del mundo, a pesar de los subsidios al ingreso dirigidos a los hogares más vulnerables.

En este contexto diversas voces se han alzado desde el ámbito político – no solo en nuestro país sino en toda nuestra región – sobre la necesidad de un “nuevo contrato social” que permita generar las condiciones para que más personas puedan acceder a servicios públicos de calidad y cuenten con un mínimo nivel adecuado de vida (ver artículo de The Economist a continuación).

Al respecto, si bien coincidimos con que deben realizarse reformas, consideramos que estas no deben pasar por retroceder en lo avanzado. Los pedidos de la izquierda en nuestro país por ejemplo se empecinan en forjar desde cero una nueva Constitución que le otorgue mayores funciones al Estado. Pero es justamente el Estado, como ya explicamos, el que no ha estado a la altura de las necesidades de gestión. Su incapacidad generó una calamidad con la pandemia, exacerbando la crisis con su mal manejo y generando la tragedia de la que aún somos parte. Además ha sido su complejo de “Superman”, lo que ha hecho nula su cooperación con el sector privado, no solo en el tema sanitario, sino también en otros ámbitos que hubieran gestado mejores servicios públicos desde antes de la pandemia, como son los mecanismos de inversión de cofinanciamiento privado (ver Lampadia: Lecciones para impulsar la inversión pública). El impulso de estos esquemas de inversión, que se han venido menguando con el tiempo como porcentaje de la inversión pública (ver gráfico líneas abajo), no sólo hubieran generado mejores hospitales y postas médicas con mejor equipamiento, sino mayor empleo de calidad.

Fuente: SIAF-MEF,BCRP y Proinversión, 2020. Elaboración CPC

Como dice Carlos Oliva, el tema es mejorar la eficiencia del Estado. No es darle más responsabilidades. Ni siquiera con lo que está en la Constitución puede, entonces como le quieres dar una mayor preponderancia en el capítulo económico. Donde miremos, lo que es responsabilidad del Estado, no lo estamos cumpliendo. Por lo tanto, el análisis para mejorar tendría que ser al revés. Pásale a otros lo que no puedes hacer. Ver en Lampadia: Cambiar la Constitución no resuelve nada.

Es necesario pues que ad portas de las elecciones reflexionemos sobre las propuestas de los candidatos cuya bandera se alza en agigantar el Estado, pues ya sabemos de qué pie cojean. No volvamos a caer en esta trampa populista de nuevo, como caímos en los años 70-80, la cual nos estancó por 30 años. Será, por el contrario, el camino de la reducción y la racionalización del Estado, así como la cooperación con los privados y la sociedad civil, lo que realmente nos hará tener mejores prospectos en los años venideros. Lampadia

América Latina necesita un nuevo contrato social

Pero debe ser realista

The Economist
6 de febrero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

En la ciudad de México y Lima, los pacientes con covid-19 vuelven a ser rechazados en hospitales sin camas de sobra, mientras que en Manaus, en el norte de Brasil, una nueva variante del virus está matando a cien personas al día. La recesión de la pandemia empujó a 33 millones de latinoamericanos por debajo de la línea de pobreza de 5,50 dólares al día el año pasado, según el Banco Mundial. Los gobiernos de la región están luchando por alinear las vacunas. Por tanto, puede parecer un momento extraño hablar de un nuevo contrato social: una abstracción.

Sin embargo, el término se ha convertido en un mantra en América Latina. Tanto el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como la OCDE, un grupo de países principalmente ricos, están trabajando en importantes informes relacionados con el tema. Esto se debe a que la pandemia ha dejado al descubierto fragilidades de larga data. Los planes de salud y protección social de la región están fragmentados y son desiguales. Sus economías se han estancado durante los últimos seis años, en gran parte debido a la baja productividad. Los sistemas políticos están desacreditados. Los ciudadanos están enojados. La gente siente que las democracias latinoamericanas no pueden seguir así. La pregunta es cuánto y con qué rapidez pueden cambiar.

Para algunos de la izquierda, un nuevo contrato social ofrece un espejismo de convertir América Latina en Escandinavia con un chasquido de dedos de un burócrata internacional. Otros piensan en una nueva constitución. En Chile, en abril se elegirá una asamblea para redactar una; es probable que exija más prestaciones sociales estatales. La izquierda en Perú también quiere una nueva constitución, para darle un mayor papel económico al estado. Algunas personas de la derecha temen un deslizamiento hacia el socialismo.

Algunos países de América Latina, como Uruguay y Costa Rica, tienen estados de bienestar de base amplia. En otros, se han superado los regímenes de seguridad social contributiva de Bismarck, establecidos a mediados del siglo XX. En promedio, la mitad de la población trabaja en la economía informal y está fuera de estos esquemas. Los gobiernos han ofrecido algunos beneficios no contributivos a estas personas, creando incentivos para permanecer informales. Las ideas más sensatas para un nuevo contrato social enfatizan tres cosas: crear un piso de protección social universal; aumentar los impuestos para pagar esto; y aumentar la participación de los ciudadanos en la política de manera que fortalezca la democracia representativa.

La pandemia ha puesto de relieve el problema de la informalidad, con trabajadores que violan los cierres para ganarse la vida diaria. Los reformadores sostienen que todos los latinoamericanos, cualquiera que sea su situación en el mercado laboral, deberían ser elegibles para el seguro de desempleo financiado por los contribuyentes y las pensiones básicas de jubilación e invalidez. Eso significaría reservar financiación contributiva para seguros complementarios y planes de pensiones. Esto alentaría el empleo formal con menores costos de nómina. Los planes de transferencias de efectivo condicionadas pueden ofrecer un ingreso mínimo para los ciudadanos más pobres.

Estos cambios costarían anualmente alrededor del 3% del PBI, estima Luis Felipe López-Calva, jefe del PNUD para América Latina. Cree que esto podría pagarse en parte aumentando los impuestos a la propiedad, que recaudan solo alrededor del 0.5% del PBI en América Latina, en comparación con alrededor del 3% en Europa.

El dinero será especialmente escaso durante los próximos años y hay muchas necesidades urgentes. Estos incluyen, inmediatamente, implementar programas de vacunación y hacer que las escuelas vuelvan a funcionar. Muchos países necesitan gastar más en infraestructura de transporte y educación. Los gobiernos están acumulando deudas que tendrán que pagar. Los reformadores proponen un plan mediante el cual nuevas medidas de protección social e impuestos y otras reformas entran en vigor, digamos, en tres años.

Habrá resistencia. Tomemos a Colombia. “La clase media alta dice ‘basta’”, dice Sergio Clavijo, un economista colombiano. Señala que la tasa máxima del impuesto sobre la renta ha aumentado constantemente (hasta el 39%) y que los colombianos acomodados pagan un impuesto sobre el patrimonio. Aboga por cerrar las lagunas a través de las cuales los ricos evitan impuestos y ampliar la base impositiva (solo 1 millón de colombianos paga impuestos sobre la renta). Ambos pasos tomarán tiempo.

Con legislaturas y partidos políticos en descrédito en muchos países, se necesita un debate público más amplio para establecer prioridades, que reúna a políticos, empresarios, sindicatos y otros grupos sociales y cívicos. Uno de esos ejercicios comenzará pronto en Panamá. “Si no reunimos a la gente para discutir el camino a seguir, la alternativa es muy caótica, probablemente con mucho descontento”, dice López-Calva. “Esto no es fácil. Pero es la mejor manera de capear la tormenta”. Lampadia




EL VERDADERO “OLÓN”

EL VERDADERO “OLÓN”

Rafael Venegas, Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

Los políticos guiados por ideologías socialistas son muy efectivos haciendo oposición a todo y demandando soluciones populistas sin sustento económico. Sin embargo, en las pocas oportunidades que han ganado una elección y han tenido que gobernar, han sido un tremendo fracaso debido a su incapacidad y a una total falta de experiencia y conocimientos para gestionar.

¿Recuerdan el irrisorio caso del proyecto de remodelación de la playa La Herradura, en el que la alcaldesa Villarán culpo a un “olón” de su prontísima destrucción? Ridícula explicación para una triste gestión.

Pues bien, ahora si estamos ante la presencia de un verdadero “olón” debido a la pobrísima gestión del gobierno en el manejo de la pandemia. Esto se ha dado debido a la necedad de los funcionarios públicos, que han preferido la improvisación antes de considerar el apoyo de expertos y de recursos del sector privado. Típica actitud estatista de la ideología actual en el poder.

En marzo del año pasado el Covid-19 nos sorprendió, como también al resto del mundo. Sin embargo, el Perú gracias a la incapacidad y falta de gestión del gobierno, tuvo el tristemente célebre ‘honor’ de ubicarse como el líder mundial en número de muertes en relación con su población, así como tener la caída mas grande del mundo en PBI. ¡Todo un record!

Esto podría explicarse porque nos agarró desprevenidos, pero la verdad es que hubo razones de mucho mayor peso. Entre ellas, la lamentable situación en que se encontraba la salud pública, a pesar de que su presupuesto se ha multiplicado por casi siete veces en los últimos 20 años. Es decir, si había recursos, pero inexplicablemente la ejecución era sólo parcial, además se invirtió mal y peor aún, se malversó a través de una enquistada corrupción.

A esto se le deben sumar las pésimas decisiones que se tomaron, como la implementación de una cuarentena radical y sin estrategia que no solo falló rotundamente en el frente de salud, sino que afectó fuertemente a nuestra economía.

En el Perú mas del 70% de la economía es informal y por ende no se puede aplicar una cuarentena radical, como la que se intentó aplicar erróneamente. Se debió diseñar e implementar una estrategia ad-hoc para esta realidad.

También está el tema de la mezquindad frente a la oferta de apoyo del sector privado, la inhumana corrupción en la logística del equipamiento y suministros, la falta de firmeza para el control de muchedumbres que no acataban las normas, el fallido método de pruebas rápidas, el despelote en el pago de bonos y la incapacidad para negociar la compra de las vacunas.

El resultado de esta suma de errores del gobierno fue la terrible ‘primera ola’ que ha ocasionado mas de 80 mil muertes de peruanos (el % mas alto a nivel mundial con relación a la población). Algunos de estos casos fueron causados directamente por el virus, pero muchos otros se han debido a la pésima y terca gestión de los funcionarios públicos responsables, que sin duda merecen una ejemplar sanción.

“CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCADA”

El Covid-19 fue caracterizado por la OMS como pandemia a inicios de marzo del 2020. Sin embargo, la enfermedad y los contagios se habían iniciado en China en los últimos meses del 2019 y en enero del 2020 ya se había propagado a varios países de Europa. El primer caso en el Perú se dio recién el 6 de marzo, por lo tanto el Perú tenía como ventaja el poder aprovechar de las experiencias de los países que nos llevaban la delantera.

Sin embargo, no supimos aprovecharla y como siempre quisimos ‘inventar la pólvora’ a nuestra manera, lo que nos llevó al tremendo fracaso de la primera ola que comentamos líneas arriba.

En agosto la curva de la primera ola comenzó a ceder y la administración de manera triunfalista e irresponsable no tuvo mejor idea que frenar las inversiones de nuevas unidades UCI y comenzar a desmantelar la infraestructura de emergencia que con mucho esfuerzo había llegado a 1800 camas en agosto. Según la OMS el índice recomendado es de 10 camas UCI por cada 100,000 habitantes. Perú debería tener mínimo 3,200.

Esta pésima decisión se tomó a pesar de que los países en que la pandemia estaba mas avanzada daban muy claras señales que se iniciaba una segunda ola de contagios y que esta sería mas fuerte, ya que conllevaría mutaciones del virus y nuevas cepas provenientes de diferentes países.

La historia también nos indicaba que las pandemias generalmente recrudecen con mayor fuerza luego de una primera ola. Esto sucedió hace poco mas de un siglo en el caso de la pandemia de la gripe española. En este caso luego de una primera ola en la que murieron miles de personas, vino una segunda mucho peor en donde murieron millones de personas (“El jinete pálido” de Laura Spinney).

A esta irresponsable medida se suma otra pésima decisión que sin duda es la principal causa de la generación de la segunda ola de contagios. No se enfrentó con responsabilidad, inteligencia y firmeza, tres claros focos de contagio que se tuvieron en las últimas semanas del año 2020:

  1. Las protestas callejeras y los cierres de carreteras, donde participaron muchedumbres entre protestantes, vándalos y perjudicados. Estos infames eventos duraron varios días, ya que las fuerzas del orden fueron inhabilitadas de ejercer su autoridad con firmeza ante claros delitos contra el orden público, como se hace en cualquier parte del mundo. Solo se les permitió hacerlo con ¨guantes de seda¨.
    ¡Gran error!
  2. Las muchedumbres en los grandes mercados informales haciendo compras navideñas las dos semanas previas a las fiestas. Tremendos focos de infección ante la pasividad de la autoridad.
    ¡Gran error!
  3. Las reuniones familiares y fiestas clandestinas que irresponsablemente se llevaron a cabo, a pesar de las débiles demandas del gobierno. ¡Gran error!

Cero perspicacia, cero estrategia, cero gestión, cero firmeza, cero autoridad. Mucha improvisación, mucha ingenuidad, mucha necedad ideológica, mucha irresponsabilidad. Resultado: El segundo “olón”.

La reacción del gobierno fue tardía como siempre. Recién a mediados de enero se dieron cuenta que, por no tomar las precauciones debidas en estos tres focos, los contagios comenzaron a incrementarse fuertemente y el oxigeno y las camas UCI volvieron a faltar. Otra vez el via-crucis y otra vez las muertes indebidas.

Fue entonces que tuvieron la brillante idea de volver a aplicar una cuarentena, como si no se hubieran enterado del infame fracaso que significó su implementación el año pasado. Ante fuertes protestas cedieron en algunos temas, convirtiendo la medida en un mamarracho que no servirá para nada como el primero y que además nos costará mas de S/ 2,500 millones en bonos adicionales.

En resumen, se debió ser mas perspicaz y aprender de lo que sucedía en los países mas adelantados en el proceso. No se debió actuar de manera triunfalista y frenar la inversión en equipos de emergencia. Vizcarra ofreció 5 mil camas para el 2021 y no tenemos ni 2 mil. Debimos seguir hasta cumplir el índice recomendado por la OMS (3,200 camas UCI).

Por último, sabiendo que era inminente una segunda ola, se debió actuar con autoridad y firmeza para evitar los tres grandes focos de contagio de diciembre. Si los principios ideológicos no les permitían ordenar a las fuerzas del orden que actuaran con la firmeza y autoridad debida, hubieran implementado la cuarentena en diciembre para evitar estos tremendos focos de contagio y no en febrero cuando el ¨olón¨ ya está encima nuestro.

Señores gobernantes de turno no sigan siendo irresponsables, improvisados y necios. Actúen con inteligencia y patriotismo y permitan que profesionales expertos y empresas del sector privado participen, con su experiencia y sus recursos, para el bien del país y de los peruanos.

Sean mas amplios y prácticos en el plan de vacunación nacional. Permitan que las empresas se encarguen de la vacunación de sus empleados y sus familias. Permitan que los laboratorios, las compañías de seguros, las clínicas privadas, etc. vacunen a sus clientes. De esta manera, el estado tendrá mas disponibilidad y recursos para atender a los mas necesitados.

Permitan que expertos en planeamiento y organización se encarguen de diseñar e implementar los procesos mas rápidos y eficientes para vacunar a la mayor cantidad de público, en el menor tiempo posible. De esta manera se podrá lograr la ansiada inmunidad lo mas pronto posible y ustedes podrán borrar en alguna medida su hasta ahora nefasta gestión.

¡Háganlo por el Perú y por los peruanos!




Peor que antes

Peor que antes

CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia

Era difícil imaginar que pudiéramos caer más después del desastroso gobierno de Martín Vizcarra, pero Francisco Sagasti nos ha demostrado que sí nos podemos seguir despeñando por el abismo. La absurda cuarentena total que ha impuesto en Lima y varias regiones, y semi inmovilización en el resto del país tendrá efectos devastadores.

El punto es que esa medida no evitará la propagación del virus, como ocurrió el año pasado. Desde mediados de marzo, cuando la pandemia recién se iniciaba, se impuso la durísima cuarentena, aplaudida frenéticamente por la coalición vizcarrista, que arruinó la economía y arrojó al desempleo a millones de personas. El resultado fue que el Perú tuvo la mayor proporción de muertos por habitante en el mundo. Es decir, el peor de los escenarios.

Lo razonable era antes y es ahora, tomar medidas intermedias, impidiendo las aglomeraciones –y no propiciándolas como hizo Vizcarra y hace ahora Sagasti-, difundiendo medidas preventivas y mejorando la precaria situación de los establecimientos de salud del Estado.

Porque en un país con 70% de informalidad (que ahora debe ser más) es imposible establecer una cuarentena rígida que funcione adecuadamente.

La nueva cuarentena será un golpe demoledor para la maltrecha economía, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas y, por supuesto, para los millones de peruanos que viven al día. Muchos de los pequeños negocios que habían sobrevivido a duras penas y otros que se crearon en los últimos meses sufrirán un garrotazo mortal.

Mientras tanto, los ineptos que gobiernan son incapaces de traer las vacunas de China. Se han visto obligados a aceptar esta vez la ayuda de la empresa privada para traerlas, pero siguen resistiendo en otros ámbitos la participación privada.

La ideología izquierdista y estatista es aún más fuerte que sus propias necesidades políticas, porque es obvio que su desempeño mejoraría si accedieran a recibir la colaboración que se les ofrece.

Y, por supuesto, no es casualidad que todos los políticos izquierdistas clamen por una cuarentena total e indefinida.

Finalmente, si con Sagasti seguimos cayendo al abismo, es claro que si cualquiera de los varios candidatos izquierdistas triunfa en las elecciones, sumirá al Perú en una catástrofe de proporciones inimaginables. Ollanta Humala y Martín Vizcarra gobernaron un país todavía boyante, con una economía en crecimiento y lo dejaron peor de lo que lo encontraron. Esta vez, con una situación precaria, una economía en crisis, millones de desempleados y millones en pobreza extrema, déficit fiscal y deuda creciendo, no cabe duda que aplicarían las políticas populistas que ya están anunciando y nos hundirían en un hueco negro.

Hay que impedirlo. Lampadia




Propuesta para Aliviar el Problema del Desempleo

Propuesta para Aliviar el Problema del Desempleo

Jorge Baca Campodónico
Para Lampadia

El colapso del sector informal, el cierre de empresas y la desaparición de más de 7 millones de empleos, generados por la prolongada cuarentena, configuran un escenario que más se asemeja a la depresión económica de 1929 que a las recesiones de 1998 o de 2008.  El gobierno se equivoca al pensar que las políticas monetarias y fiscales anticíclicas, por más significativas que sean, serán suficientes para salir de la recesión en la que nos encontramos. Hemos entrado a un “agujero negro” que nos viene arrastrando a una depresión económica de imprevisibles consecuencias.

La reducción del empleo reduce el menor nivel de ingresos y, por ende, la demanda de los consumidores, lo que se traduce en menores ventas para las empresas. Tanto consumidores como empresas encuentran crecientes dificultades para pagar sus préstamos, obligando a los bancos a reducir su intermediación. La caída de la demanda agregada generará una nueva ola de cierre de empresas o despidos de trabajadores formales, iniciándose de esta manera un círculo vicioso, que como un agujero negro nos podría arrastrar a una depresión económica si no se toman las medidas correctivas a tiempo.

A diferencia de países desarrollados, el Perú no cuenta con un seguro de desempleo. Los programas Reactiva, los bonos distribuidos a raíz de esta crisis por el gobierno, juntamente con la liberación parcial de CTS y fondos individuales en las AFPs, son esquemas temporales y no cubren, ni por asomo, el ingreso mensual que percibían estos trabajadores antes de quedar desempleados. Este menor ingreso, juntamente con los menores ingresos por exportaciones y menor nivel de inversión del sector privado generará una caída en la demanda agregada que será similar a la caída inicial de la producción generada por la cuarentena.

¿Qué hacer en estas circunstancias? Lo que se necesita es una solución similar al “New Deal” de Franklin D. Roosevelt aplicada en EUA, no para cambiar el modelo económico sino para perfeccionarlo eliminando la falla de mercado que se viene dando en el área laboral. De otra manera corremos el riesgo de que la ola de populismo arrase con el modelo económico consagrado en la Constitución de 1993.

El 31 de diciembre de 1933 el economista John Maynard Keynes dirigió una carta abierta a Franklin Roosevelt poco tiempo antes de su primera investidura presidencial y en plena depresión económica, desatada por el desplome de la bolsa americana en 1929. En esa extensa carta de 2,600 palabras, el reconocido economista hizo una lista de recomendaciones de política monetaria, fiscal y cambiaria que reflejan el pensamiento del creador de la escuela “keynesiana” de economía y que años más tarde, en 1936, sería volcado en su libro “Teoría General del Empleo, Interés y el Dinero”.

¿Qué le recomendó Keynes a Roosevelt? “… Usted se enfrenta a una doble tarea, Recuperación y Reforma; recuperación de la depresión y la aprobación de las reformas económicas y sociales que debieron haber sido introducidas hace mucho tiempo. Para la primera, la velocidad y los resultados rápidos son esenciales. Para la segunda, que también puede ser urgente, la prisa será perjudicial. Una solución sabia de largo plazo es más necesaria que el logro inmediato. Será a través de elevar el prestigio de su administración por el éxito en la recuperación de corto plazo, que tendrá la fuerza motriz necesaria para lograr la reforma de largo alcance. Por otro lado, incluso una reforma sabia y necesaria puede, en algunos aspectos, obstaculizar y complicar la recuperación. Porque alterará la confianza del mundo de los negocios y debilitará su motivación, antes de que haya tenido tiempo para la recuperación…”.

Refiriéndose a cómo lograr la recuperación, Keynes escribe: “El objetivo de la recuperación es aumentar la producción nacional y poner a más hombres a trabajar …  el volumen de producción depende de la cantidad de poder adquisitivo…  Por lo tanto, un aumento de la producción no puede ocurrir a menos que se den uno u otro de tres factores. Que las personas sean inducidas a gastar más de sus ingresos existentes; que los empresarios sean inducidos, ya sea por una mayor confianza en las perspectivas o por una tasa de interés más baja, a crear ingresos adicionales en manos de sus empleados, que es lo que sucede cuando se aumenta el capital fijo de un país o se contratan más trabajadores; o que el gobierno cree ingresos corrientes adicionales a través del gasto de dinero prestado o impreso. En los malos momentos no se puede esperar que el primer factor funcione a una escala suficiente. El segundo factor llegará cuando la segunda ola de ataque a la depresión se dé, una vez que la marea haya sido cambiada por los gastos del gobierno. Por lo tanto, sólo a partir del tercer factor podemos esperar el impulso mayor inicial. …  en una depresión económica el gasto gubernamental proveniente de préstamos es el único medio seguro de asegurar rápidamente un aumento de la producción… Es por eso que una guerra siempre ha causado una intensa actividad industrial. En el pasado, la teoría económica ortodoxa ha considerado una guerra como la única excusa legítima para crear empleo a través de gastos gubernamentales. Usted, señor presidente, después de desechar tales grilletes, será libre de utilizar, por el interés en la paz y la prosperidad, la técnica que hasta ahora sólo se ha permitido utilizar para los propósitos de la guerra…”.

¿Siguió Roosevelt los consejos de Keynes? Existe controversia sobre si Roosevelt siguió la receta keynesiana. Lo cierto es que Keynes y Roosevelt se reunieron en mayo de 1934. Roosevelt le dijo a su ministra de trabajo Frances Perkins, “Vi a tu amigo Keynes. Dejó un rollo entero de cuadros y gráficos. Debe ser un matemático más que un economista político”. Por su parte, Keynes repitió su admiración por las acciones que Roosevelt había tomado, pero dijo con cautela que había “supuesto que el presidente era más instruido, económicamente hablando”.

Keynes exageró su posición con afirmaciones como: “Sin dinero no hay economía”, “Se puede enterrar dinero y dejar que los trabajadores suden para encontrarlo”, “Lo importante es que el dinero debe estar disponible sin importar el cómo, o se tendrá disturbios y caos.”

Keynes no entendió las preocupaciones de Roosevelt. Para el presidente, si el dinero no se ganaba como producto del trabajo, no tenía valor. No generaba autoestima, y por lo tanto no podía ayudar a la economía. El presidente decidió que, en lugar de regalar dinero, como lo proponía Keynes, el gobierno directamente crearía puestos de trabajo productivo. Durante su periodo como gobernador de New York (1929 – 1932), previo a su elección como presidente de los EUA, como respuesta al aumento del desempleo, Roosevelt había iniciado el programa “Temporary Emergency Relief Administration” (TERA) para reforestar grandes áreas del estado de New York. Luego, como presidente, basado en su experiencia con el TERA, propuso al Congreso un programa a escala nacional al que denominó Civilian Conservation Corps (CCC).

El CCC fue un programa voluntario de empleo que operó entre 1933 y 1942 y dio trabajo a hombres desempleados y solteros de 17 a 25 años. A lo largo de sus nueve años de funcionamiento, 3 millones de jóvenes participaron en el CCC, obteniendo alojamiento, ropa y alimentos, además de un salario de US$ 30.00 (equivalente a US$ 590.00 a precios de 2019) por mes. El CCC fue el más popular de todos los programas de New Deal. Una encuesta de Gallup del 18 de abril de 1936 preguntó: ¿Estás a favor de los campamentos del CCC?; el 82% de los encuestados dijo que sí, incluyendo el 92% de los demócratas y el 67% de los republicanos.  Un objetivo implícito del CCC fue restaurar la moral de la población en una época en la que el desempleo superaba el 25% y con tasas mucho más altas para los adolescentes con poca educación.

La organización y administración de la CCC fue responsabilidad conjunta de cuatro ministerios: Trabajo, que reclutó a los jóvenes, Ejército, que operaba los campamentos, y Agricultura e Interior, que proponían, organizaban y supervisaban los proyectos de trabajo. Un Consejo Asesor del CCC estaba compuesto por un representante de cada uno de los departamentos supervisores. El general Douglas MacArthur fue puesto a cargo del programa para operar los campamentos y oficiales retirados del ejército estuvieron al mando de los campamentos.

La implementación del programa se produjo con bastante rapidez. Roosevelt presentó la legislación al Congreso el 21 de marzo de 1933 y el Congreso la aprobó, por unanimidad, el 31 de marzo. Roosevelt promulgó la ley el mismo día y emitió una orden ejecutiva el 5 de abril creando la agencia, nombrando a su director y asignando comandantes del Ejército para comenzar la inscripción. El primer trabajador inscrito en el CCC fue seleccionado el 8 de abril y las listas subsiguientes de hombres desempleados fueron suministradas por los organismos estatales y locales de bienestar y socorro, para su inscripción inmediata. El 17 de abril, se estableció el primer campamento, en el Parque Nacional George Washington en Virginia. El 18 de junio se inauguraron los primeros 161 campamentos de control de la erosión del suelo, en Alabama. Para el 1 de julio de 1933 había 1,463 campamentos de trabajo con 250,000 inscritos. 

¿Puede hacerse algo similar en el Perú en las actuales circunstancias? Por lo que se sabe, el gobierno ha propuesto el programa Arranca Perú, pero este programa es una simple reasignación de los presupuestos de mantenimiento de otros programas que se ha ensamblado a la ligera sin ningún tipo de planificación. Las responsabilidades estarán compartidas por una serie de autoridades de todo nivel (gobierno central, mi vivienda, alcaldes, gobernadores, ministerios, etc.) lo que implica una carencia de liderazgo y estructuración del programa.  Por su falta de planificación y estructuración, el programa Arranca Perú va en camino a ser un desastre como lo ha sido la Reconstrucción con Cambios.

Arranca Perú será un botadero de plata que será utilizado por los gobiernos locales para crear trabajo temporal en actividades poco productivas con fines electorales. Y lo peor es que este tipo de programas, por su naturaleza temporal, no nos sacará de la depresión económica a la que vamos encaminados por las continuas medidas populistas del Congreso y el Ejecutivo.

La clave para aplicar un programa similar al propuesto por Roosevelt consiste en reconocer que el principal problema de nuestra economía es la falta de empleo adecuado y su baja productividad. La informalidad es nada menos que desempleo camuflado, un desempleo oculto. Este problema viene antes de la pandemia. El COVID solo ha desnudado un problema estructural, agravado por la falta de flexibilidad laboral, adecuada legislación laboral y la falta de un adecuado sistema de salud y pensiones. El bajo nivel de la deuda pública y el elevado nivel de reservas internacionales está logrando encubrir el problema estructural temporalmente, pero eso será insostenible en el largo plazo.

La solución al problema entonces pasa por la generación de empleo formal productivo en forma masiva e inmediata. La población quiere trabajar, no recibir bonos o subsidios. Esto debe hacerse rápidamente. Los niveles de desempleo son tan elevados que un estallido social puede ocurrir en cualquier momento. Se ha producido una falla de mercado en el área laboral y, para restablecer el equilibrio, se requieren medidas no convencionales.

¿Existe una alternativa al programa Arranca Perú? Si existe. Basta hurgar en el pasado para saber que se hizo en circunstancias similares cuando países tuvieron que enfrentar una depresión económica y elevados niveles de desempleo. Lo que se tiene que hacer es lo que hizo Roosevelt con su programa Civil Conservation Corps durante el New Deal y adaptarlo a las circunstancias peruanas. Un programa estructurado con participación de toda la sociedad.  Por la urgencia de su puesta en marcha se requiere la ayuda de las fuerzas armadas y el apoyo de las universidades, Defensa Civil, iglesias y el sector privado.  Hay que reconocer que una gran parte de las constructoras se encuentran impedidas de contratar con el Estado y por lo tanto no están en condiciones de movilizar la capacidad necesaria para una obra de gran envergadura. En este momento las fuerzas armadas son las únicas que tienen la capacidad organizacional para movilizar un ejército de empleados de 2 millones de personas en el corto plazo.

Un aspecto clave en la implementación de este tipo de propuestas es la adecuada y oportuna planificación de cada una de las reformas para que la propuesta de la agencia de empleo voluntario funcione. El gobierno, desde ya, debería plantear una agenda legislativa para la aprobación de las reformas requeridas para la formación de la agencia de empleo mencionada. Lo importante es poder contar con una infraestructura legal y administrativa consensuada con todos los sectores de la población para que las elecciones que se avecinan sean el sello aprobatorio de la propuesta. De esta manera el nuevo gobierno podría dedicarse de lleno a su implementación.

El marco legal deberá ser acompañado de una reforma tributaria que priorice la generación de empleo formal. Los sectores de mayor absorción de empleo son el sector agrícola y el sector construcción. Para movilizar la creación de empleo formal, el gobierno, al igual que en el New Deal, debe crear una agencia gubernamental que fomente la creación de empleo formal en el ámbito rural y en el ámbito urbano.

Para el caso presente, se propone la creación de La Agencia Civil de Empleo para la Reactivación (ACER), se plantea que se organice tipo servicio militar voluntario por 4 años como se hizo en el New Deal. Las personas en forma voluntaria (de preferencia jóvenes entre 18 y 25) se presentan en su distrito en el que viven y las fuerzas armadas los organiza como si fuera un servicio militar voluntario. Los ubica en un campamento habilitado especialmente para este fin. Si no hay cuartel en el distrito, se hace un campamento provisional al mando de oficiales retirados de las fuerzas armadas.

Los empleados voluntarios vivirían en los campamentos para asegurar su sanidad y contagio contra el COVID. Tendrían salidas programas de visita a sus casas cada 3 meses. Su estadía en los campamentos serviría para entrenarlos en diferentes profesiones y para educarlos e inculcarles disciplina para asegurar su incorporación al mercado laboral formal al término de su contrato.

Los distintos cuerpos de las fuerzas armadas cubrirían la logística necesaria proporcionando uniformes, comida y lugar donde pernoctar. Los movilizados reciben un salario mínimo mensual con sus beneficios sociales (Esalud y previsión social ONP), es decir son empleos formales con un régimen laboral especial. Si son universitarios se paga dos salarios mínimos. La duración del contrato de trabajo sería 2 años renovables. Los campamentos serían además centros de formación profesional. Después de sus jornadas laborales, los jóvenes tendrían oportunidad en los campamentos de recibir entrenamiento en múltiples oficios que le permitirían al término de sus contratos ejercer sus habilidades adquiridas.

Los dos millones de personas que llegaría a tener el programa ACER serían incorporadas progresivamente, la idea sería tener un campamento en cada distrito, (dos mil cuarteles de mil personas cada uno) tomando en cuenta la capacidad logística de las fuerzas armadas.

ACER se estructuraría como una corporación independiente con directorio formado por miembros de las Fuerzas Armadas, Sector Privado, Gremios, Universidades, Defensa Civil, y Gobiernos Locales. Tendría dos áreas de actuación: (i) ámbito rural; y (ii) ámbito urbano.

En el ámbito rural las actividades a desarrollarse serían labores de forestación, construcción de reservorios, canales, riego tecnificado, siembra y cosecha de agua. Para su implementación se utilizaría la experiencia ganada con el esquema de Sierra Productiva, que es un programa privado pero que ha sido recogido parcialmente en el programa Haku Wiñay de Foncodes. Consiste en construir micro reservorios familiares para con ellos instalar riego por aspersión o tecnificado en las chacras incluso de minifundistas muy pequeños. En 400 o 500 m2 de pastos que sólo crecen 1 cm y están verdes sólo tres meses al año, se puede pasar a tener pastos cultivados que crecen 1 m y admiten cinco cortes al año. Es decir, se podría lograr incrementos de la productividad superiores al 500%. Esto permitiría que los beneficiados puedan pasar de tener una vaquita famélica que apenas produce unos litros de leche a tener dos o tres de mejor calidad que le permitan tener un mejor nivel de vida, demandar productos manufacturados que reactivarán la economía y estar en condiciones de formalizar sus actividades teniendo acceso al seguro de salud y al sistema de pensiones.

Lo más interesante de este tipo de programas en el ámbito rural, es su potencial de masificación que permitirían transformar la agricultura serrana, a través de un salto de productividad extraordinario que se podría concretar en muy poco tiempo. La ubicación de los campamentos de ACER en cada distrito de la sierra permitiría que el contingente de jóvenes de la misma zona realice las mejoras y de esta forma asegurar que los cambios tecnológicos sean permanentes.

La agencia ACER utilizaría la fuerza laboral de cada campamento para hacer contratos con comunidades, gobiernos locales o propietarios para realizar las obras de reforestación, construcción de reservorios y canales, siembra y cosecha de agua, riego tecnificado más adecuadas a la zona.

En el ámbito urbano, las actividades a desarrollarse serían labores asociadas a la reconstrucción de millones de viviendas precarias en el ámbito urbano, especialmente ciudades grandes, obras de agua y desagüe, postas de salud, escuelas y parques zonales.  Al igual que el ámbito rural, los campamentos se instalarían en los distritos donde se realizarían las obras asegurando de esta manera que el contingente de jóvenes movilizados pertenezca a la misma zona. La participación de Defensa Civil en el directorio de ACER permitiría asegurar que las obras de reconstrucción de las viviendas precarias se hagan de acuerdo con las normas técnicas necesarias para evitar una catástrofe en caso de un terremoto.  

Con una estructura organizacional como la de ACER, se evitarían los interminables procesos de licitación, contratación y ejecución de los proyectos y la corrupción asociada a ellos. Las obras se realizarían con contratos tipo Mi Vivienda para reconstrucción de viviendas precarias con los propietarios de los lotes a ser beneficiados. Las obras de agua y desagüe, postas de salud, escuelas y parques zonales se harían con contratos tipo Mi Vivienda con las autoridades locales de los distritos donde se realizan las obras.

¿Como se financiaría?, con un fondo tipo “Mi Vivienda” que daría préstamos a largo plazo, con bajas tasas de interés, a los agricultores beneficiados con los reservorios o forestación y a los moradores de las viviendas precarias. Con la participación de las fuerzas armadas se tendría no solo fuentes de trabajo sino una fuerza laboral disciplinada, apolítica y que aprendería oficios en los campamentos.

¿Qué se requiere para poner en marcha ACER? Una ley del Congreso que autorice la creación de la agencia civil ACER con su régimen laboral especial. Una reasignación presupuestal de diferentes ministerios encargados de programas similares para financiar las actividades logísticas de las fuerzas armadas para el mantenimiento de los campamentos, maquinaria necesaria para el desempeño de sus funciones y de la fuerza laboral de voluntarios. Los salarios de los jóvenes incorporados saldrían del financiamiento de las obras a ejecutar que serían otorgados como préstamos a los beneficiarios (propietarios de las tierras beneficiadas y lotes precarios a ser reconstruidos). Estos préstamos se otorgarían siguiendo esquemas similares a los de Mi Vivienda, con plazos de 30 años y con tasas de interés muy bajas.

En ambos casos, las agencias gubernamentales generarían puestos de trabajo productivo bajo esquemas similares a “Mi Vivienda” respaldado por los derechos de propiedad de las tierras en el caso de los proyectos rurales y de los lotes de vivienda en el caso de los proyectos urbanos. Lampadia




La respuesta de Suecia al covid 19

La respuesta de Suecia al covid 19

Compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se desmitifican varios rumores sobre la estrategia sanitaria de Suecia para enfrentar el coronavirus, en particular aquellos que enarbolan la supuesta exposición hacia el virus que acometió con su población para generar una suerte de “inmunidad de rebaño”, sin emprender acciones concretas como cuarentenas estrictas o la promoción del uso de mascarillas y/o artículos de prevención.

Como se desprende del análisis de The Economist, en contra de esta creencia, la base de la estrategia sueca se centró más bien en desarrollar “la convivencia con el virus”, sopesando cuidadosamente los costos y beneficios económicos y sanitarios, pero además psicológicos de las cuarentenas generales y focalizadas, algo que muy pocos países han considerado al respecto. Cabe destacar por ejemplo cómo el gobierno ha sido muy enfático con el tema de las escuelas, las cuales nunca cerraron pues entendieron no sólo la baja incidencia del covid en los menores de edad, sino también las pérdidas irremediables de largo plazo que se generan en los niños el cortar la educación presencial, algo que se exacerba en países de bajo nivel de desarrollo como el nuestro (ver Lampadia: El cierre de escuelas puede ser devastador, El perjudicial cierre de las escuelas). Otro tema a destacar es el correspondiente al aislamiento de contagiados, acometidos en tiempos cortos pero suficientes para una recuperación certera sin vulnerar la salud mental de las personas. Ello por supuesto acompañado del seguimiento de contactos, algo que en nuestro país nunca se incorporó y que le ha permitido a Suecia, entre otras cosas, amortiguar la aparición de una segunda ola a diferencia de lo que sucede en buena parte de Europa.

Si bien consideramos que la estrategia de Suecia no ha sido del todo exitosa – a diferencia de Corea del Sur, China o Taiwán por ejemplo que han prácticamente parado en seco el contagio y las muertes sin resentir tanto sus economías – sí rescatamos su idea de no persistir en medidas de corte salomónica ya sea a través de encierros totales o de medidas absurdas como la prohibición expresa de no dejar salir a los ancianos a algún espacio recreativo o hacer deporte (ver Lampadia: Cuarentena abusiva), algo que se ha probado que es insostenible para la salud mental de las personas dada la duración que parece tendrá todavía la pandemia. Y muestra además la absurda dicotomía de salud vs economía que mantuvo el gobierno hasta casi el tercer mes de iniciado el brote, lo cual significó la quiebra de miles de empresas y de desempleados en nuestro país. Grave error que no debemos volver a cometer jamás. Lampadia

Tierra de los sin máscara
Las verdaderas lecciones del enfoque sueco del covid-19

Suecia es considerada campeona de la libertad. De hecho, es el hogar del pragmatismo.

The Economist
10 de octubre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Lo mejor de usar un país pequeño para respaldar su argumento es que es poco probable que sus oponentes sepan lo que realmente está sucediendo allí. Quizás por eso Suecia, con 10.3 millones de habitantes, se ha convertido en un ejemplo muy citado en el debate sobre cómo lidiar con el covid-19. Los suecos amantes de la libertad supuestamente están siguiendo una estrategia de bloqueo liviana sin máscaras que creará inmunidad colectiva sin quebrar la economía. El éxito de Suecia, se dice, es una reprimenda permanente a los aguafiestas de izquierda que aman mandar a la gente y cerrar todo.

Suecia, de hecho, contiene lecciones, pero se trata menos de libertad que de utilizar compensaciones para generar una cohesión social duradera. El país es un modelo extraño para los fanáticos del gobierno pequeño. La última vez que persiguió el individualismo con uñas y dientes rojos, la política social estaba en manos peludas de hombres que iban a trabajar en lanchas. En la actualidad, Suecia es un faro progresista y ocupa el séptimo lugar en la clasificación de gasto social de la OCDE, incluso por delante de Alemania.

Los fanáticos de Suecia tienen razón al señalar que, en la primera fase de la enfermedad, el gobierno tuvo un toque ligero. Aunque prohibió los grupos grandes y emitió muchos consejos de salud, rechazó las cuarentenas generales. Pero ese no fue un enfoque particularmente exitoso. Suecia tiene una tasa de mortalidad de alrededor de 60 por 100,000, diez veces la de Finlandia y Noruega, que sí se encerraron. La libertad de los suecos no perdonó la economía, a pesar de que muchas muertes se produjeron entre personas mayores que ya no trabajaban. La producción solo en el segundo trimestre se contrajo un 8.3%, también peor que en los demás países nórdicos. Una gran cantidad de casos es perjudicial para la economía.

Una réplica es que, a diferencia de Gran Bretaña, Francia y España, Suecia no ha visto una segunda ola. Sin embargo, incluso si se deja de lado el hecho de que los casos en el condado de Estocolmo se cuadriplicaron aproximadamente en septiembre (en términos absolutos, siguen siendo bajos), la nueva estrategia de Suecia para la segunda fase converge con la de Alemania. Contrariamente a algunas afirmaciones, esto no depende de la inmunidad colectiva: Suecia todavía tiene una gran población de personas susceptibles. Más bien, implica pruebas a gran escala y rastreo de contactos para identificar y suprimir los brotes de manera temprana. Esto va acompañado de un mensaje claro y coherente que es sostenible porque da autonomía a las personas. Esos son los componentes básicos de estrategias exitosas contra el covid-19 en todas partes.

La lección de la nueva política sueca no es que sea libertaria, sino que el gobierno sopesa las compensaciones de cada restricción. Por ejemplo, cuando alguien da positivo, toda su familia debe entrar en cuarentena, pero los escolares están exentos porque, según reconoce el gobierno, los beneficios de encerrarlos se ven abrumados por el daño duradero a su educación. Asimismo, la cuarentena dura de cinco a siete días, en comparación con dos semanas en otros lugares. El riesgo de propagar el covid-19 en esa segunda semana es pequeño y se está reduciendo, pero el daño a la salud mental del aislamiento prolongado está aumentando.

Suecia es una sociedad de alta confianza, donde la gente sigue las reglas. Y, sin embargo, su enfoque se basa en la idea de que, como el covid-19 estará aquí durante mucho tiempo, pedir demasiado a la gente reducirá el cumplimiento y, por lo tanto, propagará la enfermedad. Las sociedades de baja confianza pueden necesitar un equilibrio diferente entre coerción y autocontrol, pero también necesitan reglas sostenibles.

¿Y las máscaras? Los fanáticos de Suecia aprovechan las multitudes sin máscaras en Estocolmo como prueba de su libertad. Pero esa no es la base de su política. Los expertos gubernamentales argumentan que la evidencia de que las máscaras ayudan es débil y que sus otras medidas funcionan bien. En esto, Suecia está fuera de sintonía con otros países. Si la enfermedad vuelve allí, es probable que eso cambie. Después de todo, su política se basa en evidencia y pragmatismo, no en principios ciegos. Lampadia