Entrevista a Víctor Gobitz, CEO de Buenaventura
Por: Luciana Tello Ramírez
Gestion, 19 de diciembre de 2018
El panorama de inversión minera del próximo año se puede describir en cuatro olas, cada una menos visible o mediática que la anterior, según el CEO de Buenaventura, Víctor Gobitz.
En la primera, se puede divisar a Quellaveco y Mina Justa, “pero no son los únicos, también se invertirá en ampliaciones”, explica.
Toquepala, Coroccohuayco, Toromocho y Antamina, son algunos ejemplos. Estos tienen menor riesgo financiero, técnico y social; pero el impacto es importante porque maduran en un plazo más corto. Por lo tanto, aportan empleo e Impuesto a la Renta.
La tercera ola muestra que en el actual escenario de precio, “las empresas mineras destinan montos importantes a mejorar su eficiencia, sus sistemas de extracción, renovar equipamiento y cambiar tecnología. Esos procesos de rápida maduración impactan en menores costos y mayor recaudación”.
La última cuarta ola es el tema de exploraciones. Cuando el escenario de precios es moderadamente optimista, “las mineras destinan mayores fondos a exploraciones, más aún de empresas en marcha porque tienen fondos para hacerlo”.
Por eso es que, para Gobitz, todavía no se verá el despegue en la minería junior. Valdría la pena, según el especialista, que el Ministerio de Energía y Minas y su sistema de estadística compartan esa información.
ROLES COMPARTIDOS
Tener responsabilidades en común ayuda a configurar una visión compartida de largo plazo. Para ello, son necesarios los espacios de diálogo.
“Las empresas privadas están participando de estos. Pero, aunque este es el punto de partida, no es suficiente”, señala Gobitz.
Hace falta tomar acción, por ejemplo, en lograr que los trámites sean más ágiles en varios estamentos del Estado.
Además, la reflexión del sector no solo debe provenir del área ambiental o cultural del Estado, “tiene que estar alineada con una visión económica”. Y es ahí donde, según el ejecutivo, todavía nos hace falta ver acciones concretas.
REGLAS DE JUEGO
En ese sentido, se necesita fomentar las exploraciones, las cuales “se han detenido porque, a pesar de su bajo impacto ambiental, les ponemos las mismas reglas de juego que una actividad propiamente minera”, critica el experto.
El proceso es descrito por Gobitz como “muy riguroso” y, por lo tanto, golpearía más a la pequeña que a la gran empresa.
Además del estudio de impacto ambiental, se le solicita la opinión de las comunidades, “desde una visión estricta o puramente ambiental o cultural. Esta puede ser entendida, pero necesitamos una visión más completa”, menciona el gerente de Buenaventura.
De lo contrario, el amplio portafolio de proyectos se va a acortar, advierte Gobitz. El cambio, entonces, se traduciría en políticas del Gobierno, sea central, regional o local. Todos a favor de la inversión minera a largo plazo que genere empleo para crear el círculo virtuoso del desarrollo, enfatiza.
Asimismo, Gobitz espera que, con el cambio de autoridades, “haya un pronunciamiento en el proyecto Tía María ”.
Respecto al mandato, recomienda aprender de la experiencia de Cajamarca que “durante dos periodos escogió a un grupo político que hace campaña política nacional”. Si se trata de rescatar lo positivo. Gobitz “no cree que con el nivel de atención del votante y de las autoridades, haya espacio para actos de corrupción, pues se presta mayor atención al uso de los recursos públicos”.
RIESGO DE CONFLICTO
Otro de los aspectos favorables, desde la visión del CEO, es que las relaciones tienen una tendencia a la madurez. De no mantenerse en esa línea, los proyectos fracasarían. “Y esos abundan en Perú”, sentencia.
“No podemos olvidar que en la zona altoandina tenemos un índice de desarrollo humano bastante menor respecto a las zonas urbanas. Es natural que el poblador tenga altas expectativas cuando en su entorno se desarrolla un proyecto minero”, menciona.
Ejemplo de zonas donde no prima el conflicto social son Madre de Dios o lugares donde se desarrolla la minería informal.
Para terminar, Gobitz recuerda que de 100 proyectos de exploración, uno se convierte en una mina. “Si no comprendemos eso y no simplificamos el proceso, estamos yendo en contra del desarrollo de la industria”, sostiene.
REFORMA DEL CANON
¿Cómo volverse más competitivo a partir de una mejor normatividad?
No se trata de cambiar la fórmula ni de innovar, asegura Gobitz. Se trata de compartir las buenas experiencias, repasarlas y replicarlas. “Este es un tema de relaciones humanas, donde hay expectativas, índices de desarrollo humano distintos y necesidad de cerrar esas brechas”, explica el gerente general de Buenaventura.
Parte de establecer esa visión a 30 años en la minería implica conocer cuál es el perfil del capital humano que se requiere y destinar recursos para formarlo, asegura. En el escenario actual, “tenemos exceso de facultades que forman ingenieros. Más de 26 escuelas. Sin embargo, la actividad minera es una pirámide en la que se requiere solo un número determinado y necesitas otra cifra más importante de técnicos que no hay” enfatiza.
De ello, resalta que apenas hay tres escuelas encargadas de prepararlos para el sector. Entonces, para recuperar al sector de ese desbalance, “se debe desglosar un plan de capacitación de recursos humanos en la visión al 2030”, resume Gobitz.
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