Por Jorge Delgado, Presidente de la Asociación de Instituciones de Microfinanzas del Perú
El Comercio, 11 de febrero de 2022
Las micro y pequeñas empresas representan el 95% de las empresas peruanas y emplean a más de la cuarta parte de la Población Económicamente Activa (PEA) del Perú. Por tanto, cualquier decisión del Gobierno que afecte a las mypes afecta directamente a un importante porcentaje de peruanos y peruanas que encargaron la conducción del país a quien reside en Palacio de Gobierno.
No parece que el presidente Castillo lo entienda o tenga claridad sobre esto. Desde el inicio de su gestión, se ha caracterizado por generar un clima de desconfianza, incertidumbre y falta de rumbo que desincentiva a los empresarios emprendedores a invertir su trabajo y capital en el país.
A los micro y pequeños empresarios que los agremiados de Asomif atienden, se les hace más cuesta arriba apostar por nuestra Patria si el Gobierno no traza una ruta clara de visión y crecimiento sostenible.
En vez de promover reglas predecibles que prioricen y fomenten la inversión y oportunidades para nuevos emprendimientos, únicamente ven un país donde solo pueden convocar a funcionarios con cuestionamientos éticos, morales y profesionales.
Una verdadera revolución, como la que prometió el presidente en campaña sería aquella que genere las condiciones y oportunidades para que las pymes inviertan, se desarrollen y crezcan. Y, con ellas, gran parte del Perú. Lo que tenemos hasta el momento, lamentablemente, en cambio, es una clara agenda y receta para la involución de nuestro querido país, en perjuicio de todos los peruanos.