(*) Proverbio popular noruego
Alfredo Miró Quesada Howard
Para Lampadia
Si bien el tema de las lluvias y los huaicos son hoy la notica del día, cada año el tema del frío es una noticia recurrente y triste en nuestro país, del que no logramos desprendernos. Sin embargo, este factor no es un limitante en otras latitudes, es más, es un elemento a favor del turismo en muchos países del mundo, inclusive en nuestros vecinos más cercanos.
Desde la antigüedad el ser humano ha querido descubrir y transitar por los más remotos confines del mundo. Es en ese afán que ha atravesado los más calurosos desiertos, las selvas más húmedas y virulentas y las más frías montañas, mesetas y altiplanos. Es así, que ha sido constante su preocupación sobre el cómo cubrirse y defenderse de las condiciones más extremas de los climas.
Con el advenimiento de las épocas modernas y el incremento del tiempo libre y –por consiguiente– el surgimiento de las actividades recreativas de exteriores y de varios deportes extremos, la actividad de diseño de ropa deportiva sumamente eficiente al intemperismo ha requerido de muchas horas de investigaciones y pruebas, llegándose a productos verdaderamente innovadores.
Ante esta realidad, las interrogantes de cómo vestirse y qué ponerse para las condiciones de frío extremo, han sido resueltas con mucha variedad y eficiencia y –con algo de creatividad– muchas veces a costos bajos, sobre todo, en la ropa que se usa en las capas interiores de la vestimenta, donde podemos prescindir de la estética frente a lo práctico y factible de la solución.
En el caso del calzado, también se ha investigado mucho y se dispone en la actualidad de una gran variedad de calzado con buenas propiedades térmicas y de impermeabilidad, cuya manufactura puede hacerse artesanalmente con los materiales y formas apropiados.
Esta tecnología para ropa y calzado térmicos la tenemos en el Perú desde hace varias décadas. Muchos deportistas nacionales y extranjeros adquieren su ropa y calzado en el mercado peruano.
Ante las olas de frío intenso (heladas) que se están produciendo cada año en las partes altas de nuestro país –habría que estudiar el impacto del cambio climático en este fenómeno– una idea interesante es convocar al gremio empresarial, y las empresas, para formar, en conjunto con las empresas fabricantes de ropa deportiva y de exteriores, y fabricar (el diseño está disponible) prendas interiores y calzado a costos razonables, que hagan más eficiente el aislamiento térmico.
Esto no requiere de investigación ni tecnología sofisticada, ni del apoyo en diseño. Solamente de la compra de algunas telas aislantes – otras se producen internamente– y polares de diferentes grosores y cueros, que disponemos en el mercado interno. A grandes escalas, estos materiales pueden ser adquiridos o fabricados a bajo costo. Lo que se requiere, adicionalmente, es de una campaña educativa sobre la forma más eficiente de vestirse, cubrirse cabeza, manos y calzarse, para evitar el enfriamiento.
Esta propuesta no requiere, repetimos, de nueva tecnología, sino de organización, promoción, de campañas de educación y de la empresa privada, pero, estamos seguros, es más práctica y eficiente que las campañas de recolección de ropa usada, que año a año, son difundidas por las iglesias, por los medios de comunicación, por los ministerios y por las instituciones públicas. Ropa que, mucha de ella, resulta inútil y en mal estado de conservación.
La fabricación podría estar en manos de las empresas organizadas en el Emporio de Gamarra. Los estándares de calidad y normas serían establecidos por la Sociedad Nacional de Industrias, y verificadas, para cada fabricante, por alguna de las entidades verificadora privadas (de las varias que hay en el mercado).
Impuesta esta verificación al fabricante, el Ministerio de Industrias le otorgaría el sello, “Frío Perú”, que tendría una vigencia de 20 años, renovable cada 4 años, que le permitiría, al fabricante, programar sus inversiones a mediano y largo plazo.
Este sello lo exoneraría de todo tributo durante esa vigencia.
Las empresas privadas de los diversos sectores, industriales, mineras, agrícolas, etc., comprarían los kits (bolsas), al fabricante, y los transportarían y entregarían a los beneficiarios dentro del marco de sus programas de apoyo a la comunidades alto andinas y de los valles costeros y de la selva. De esta forma, la fabricación, transporte y distribución estaría garantizada.
Estas ideas, unidas a un trabajo similar que podría realizarse diseñando y fabricando kits (bolsas) con alimentos calóricos, para niños y adultos mayores, con la acción directa de la empresa para su fabricación y distribución, unidas al trabajo de las universidades en la investigación y difusión de “casas térmicas”, harían que el “frío en el Perú” (heladas y friaje), no sólo comiencen a ser un tema superado, sino un factor que juegue a nuestro favor promoviendo el turismo y paralelamente mejorando nuestra calidad de vida. Lampadia