Perú 21, 30 de noviembre de 2015
Cada vez más, vemos mejores iniciativas del sector privado y de la sociedad civil vinculadas al progreso social y a la mejora de la calidad de vida de las personas. Sin embargo, si bien estas iniciativas pueden ser muy interesantes, no sabemos si el esfuerzo que ellas implican está generando el impacto social adecuado, acorde con este esfuerzo. ¿De verdad se está transformando al país con proyectos aislados? Pues sí. Con estas iniciativas a nivel micro, ya nos queda claro que un cambio positivo es posible. Como diría Galeano, “actuar sobre la realidad, y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”. Pero, ¿cómo hacer que estos esfuerzos sean replicables y que su alcance escale a nivel nacional?
La replicabilidad es un criterio muy importante que se suele tomar en cuenta para determinar si un proyecto puede ser visto como una buena práctica. Pero la escalabilidad, o la capacidad de elevar el alcance del proyecto a una escala mayor, también lo debería ser. No se trata de multiplicar el esfuerzo en distintas zonas del país reproduciendo la iniciativa de manera aislada, sino que se debe pensar en construir una red articulada que permita que estos esfuerzos estén lo suficientemente organizados como para generar un impacto mucho mayor que si se estuviera trabajando de manera solitaria.
Pensar así es apostar por diseñar e implementar políticas públicas desde el sector privado. Pero, para lograrlo, se debe involucrar a todos los actores estratégicos del desarrollo, que se encuentran en todos los niveles de gobierno como en las mismas comunidades, con las organizaciones sociales de base, en las universidades, escuelas yONG. De esta manera, las alianzas multisectoriales se presentan como un enfoque útil que permite organizar mejor las estrategias, minimizar los esfuerzos, así como multiplicar exponencialmente el impacto deseado, en beneficio de nuestros conciudadanos.
