“Salarios bajos y alza de precios serian principales motivos de protesta”, tituló La República el 28 de marzo. Cualquiera que haya pasado la prueba Pisa entendería que una supuesta “ola” de protestas sacude al país y que estas se deberían a que los sueldos están bajos y a que los precios están subiendo. Como todo ciudadano informado sabe, nada de eso está ocurriendo. Luego en el gorro de la nota señalan: “Percepción: Encuesta nacional de GFK muestra que 49% piensa que se podrían registrar reclamos por sueldos, 47% por el incremento de precios, 28% para demandar seguridad ciudadana y 22% por temas vinculados a salud. Además, 65% dice que apoyaría que se proteste por cualquiera de estas razones”. Nuevamente se quiere dejar la impresión de que las marchas y manifestaciones son representativas de la voluntad ciudadana. Como veremos luego, ambas cosas son falsas.
Lo cierto es que la pregunta está induciendo las respuestas. El propio columnista de La República, Mirko Lauer, así lo comprende. En su columna del 29 de marzo: “La pregunta que se les hace es hipotética –“¿Por qué motivo podrían darse?”–, pero las respuestas inevitablemente están ancladas en la experiencia. Lo sorprendente es que las principales protestas de estos tiempos no corresponden a esa percepción. Un ejemplo fresco es que las movilizaciones de los mineros no son por más ingresos, sino por defender un buen negocio. Una protesta que va a contrapelo de la estadística de la Defensoría del Pueblo: en febrero pasado 64% de los conflictos sociales en curso eran socio ambientales, y solo 4% laborales”. Como sostiene Lauer, los salarios han subido (todavía existen algunos salarios bajos), y la inflación es sumamente baja.
Por otro lado, en la misma fecha de la encuesta mencionada, Ipsos muestra que solo el 8% de los peruanos admite haber participado en una manifestación política en los últimos cinco años, y solo el 2%, en una violenta. Como se puede ver, muy poca gente ha protestado por temas políticos en los últimos cincos años.
Lo que realmente está sucediendo es que los temas salariales e inflacionarios dejaron hace tiempo de ser un problema para los peruanos. Como señalamos en Lampadia, (Las nuevas demandas de los peruanos), “una encuesta de Ipsos publicada por El Comercio revela al nuevo Perú, al preguntar: ´Tras la sentencia dada por la Corte de la Haya, ¿cuál cree que debería ser el tema prioritario para el actual gobierno?´ El 26% de la población indica, ´mejorar la calidad de la educación, 22% mejorar la seguridad ciudadana, 20% fomentar el crecimiento económico, 16% combatir la corrupción, y 7%, mejorar el sistema de salud”.
Estos datos demuestran que la agenda de los peruanos ha cambiado significativamente. “Tan solo unos años atrás, los temas prioritarios eran: empleo, sueldos, aumento de precios y pobreza. Asuntos básicos para la subsistencia. Hoy en cambio, lo que preocupa son mejoras en los servicios sociales: educación, seguridad, salud. Y, claro seguir fomentando el crecimiento económico y evitar la corrupción”.
Tales exigencias reflejan la transformación del país. Hoy somos un país emergente y sin complejos, de ingresos medios altos, con una nueva y mayoritaria clase media aspirante que reclama la intervención del Estado solo en los temas de su competencia: educación, seguridad y salud. Reflejemos correctamente la realidad. Lampadia