Apenas a los seis meses de iniciar su segundo mandato presidencial, la confianza en la capacidad de Michel Bachelet se ha deteriorado rápidamente. La encuestadora Plaza Pública Cadem, anunció el 29 de setiembre último que el aumento en los niveles de desaprobación de la Presidenta llegaron al 43% (la aprobación está en 45). El Diario Financiero de Chile sostiene que la desaprobación está relacionada con la sensación de que el país va por mal camino. “Hoy solo un 48% de los consultados creen que Chile va por un buen camino, y un 37% piensa lo contrario, aumentando este último ítem en un 22% en comparación a la primera medición de marzo”.
Bachelet ha sido severamente criticada por emprender una serie de reformas para incrementar el gato en programas sociales, que según la presidenta están diseñados para “reducir la desigualdad”. Aunque para muchos no sea más que una intención populista.
Sin duda, la medida que mayores protestas ha generado ha sido la tributaria. (Ver en Lampadia (L): Resistencias a la reforma tributaria de Bachelet). Las PYMES y el sector empresarial en su conjunto llamaron la atención porque estas normas sería contraproducentes, pues debilitarían sustancialmente el clima de inversión chileno en un momento en que la economía se enfría y crece a sus niveles más bajos en los últimos cuatro años (2.7% el primer cuatrimestre).
A pesar de que la reforma tributaria ha sido vendida como la única forma de obtener los 8,200 millones de dólares que se necesitarían para hacer gratuita la enseñanza (una demanda que tomó las calles durante el primer gobierno de Bachelet), no es muy bien vista entre los chilenos. La encuesta de Plaza Pública Cadem señala que en marzo, al comenzar el debate, la reforma tenía una aprobación del 52%, pero cuando fue promulgada por el Ejecutivo redujo este índice a 42%, al mismo tiempo su desaprobación subió de 24% a 38%.
Ahora, Bachelet ha anunciado que se autorizará a Codelco, la empresa minera estatal, a gastar 23,500 millones de dólares en renovar minas de más de cien años de antigüedad. Esta decisión ha sido tomada porque los ejecutivos advirtieron que la producción podría caer a casi la mitad en los próximos seis años sino se hacen estos trabajos. “El gobierno está tomando una gran apuesta que será importante para Chile y los ingresos fiscales para el país”, dijo Santiago González, ex ministro de Minas y Vice-Canciller de la Universidad Central en Santiago, en una entrevista telefónica. “Si Codelco no hace estas inversiones la producción caerá”, indicó el ex ministro a Bloomberg.
Esta situación es grave, pues el cobre genera el 20% de los ingresos del Gobierno y el 60% de las exportaciones chilenas. Actualmente, el fondo de riqueza soberana que produce el cobre asciende a 23.7 mil millones de dólares. Es decir, prácticamente lo mismo que se gastará en ampliar las minas. De esta forma, el Estado está asumiendo el capital de riesgo, que en realidad debieran asumir los privados.
El problema se agrava dado que “los precios del cobre están cayendo y los costos de Codelco se incrementaron más del doble en cinco años. La compañía, además se está quedando sin mineral rentable para su extracción” asegura Bloomberg.
Una de las ampliaciones se hará en la famosa mina de Chuquicamata (la mina de tajo abierto más grande del mundo). Solo allí se piensa invertir unos 4.7 mil millones dólares por año entre 2014 y 2018 para elevar la producción de a 2 millones de toneladas por año.
Aunque se ha prometido financiar este monto con emisión de bonos, el grueso del dinero saldrá de las arcas de la propia Codelco, lo cual puede poner en riesgo los ingresos que el gobierno chileno precisa para las reformas que prometió en campaña.
Así las cosas el futuro económico de Chile se muestra sombrío: más gastos en inversión y programas sociales pueden hacer trastabillar el crecimiento de esta nación, la cual ha crecido a un ritmo de 5.6% al año durante las últimas 3 décadas. Y todo para satisfacer las ansias populistas de Bachelet. Pobre Chile.