Por: Juan Klingenberger Lomellini, Ex superintendente de Banca Y Seguros
Gestión, 7 de diciembre de 2020
Entre las nuevas costumbres que la pandemia del covid-19 ha forjado en la mayoría de los peruanos está el uso de nuevas tecnologías para realizar transacciones comerciales. Por ejemplo, este años se ha incrementado notablemente el uso del sistema de pagos digitales.
Para adaptarse a esta situación e interactuar con sus clientes, las entidades financieras se han visto obligadas a adquirir nuevos equipos y tecnologías, rediseñar sus procedimientos y actualizar los conocimientos de su personal. Esto lo han logrado con mayores aportes de capital.
Aquellas entidades que no puedan afrontar este cambio se verán obligadas a fusionarse con otras similares para sobrevivir. Así, quedará perfilado un sistema financiero más sólido y solvente para afrontar la actual y futuras crisis.
Esta situación puede aplicarse a diversos negocios e industrias de todos los ámbitos y actividades. Sin embargo, en el caso de los depositantes de las entidades financieras que deban fusionarse tendrán la seguridad de que sus ahorros no se perderán, porque la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) cuenta con el marco legal y las herramientas para resguardarlos. Esto es un mandato constitucional.
Es primordial que los depositantes tengan la seguridad de que no perderán sus ahorros, porque la SBS cuenta con la experiencia adquirida a través de 89 años como superviros de sistema financiero. En las situaciones de crisis que se han presentado en últimos años, los ahorritas no han perdido su dinero por el cierre de alguna entidad financiera.
Y esto también es el resultado de que esta institución cuenta con un personal profesional y con experiencia para tomar medidas a tiempo. Dicho personal, formado en el diario trabajo de supervisión, es uno de los pilares que sustenta su rápida reacción en la búsqueda de soluciones para entidades financieras que ya no pueden responder ante sus ahorristas.
Entre estas soluciones, la SBS procura llevar a cabo rápidamente la fusión de las entidades débiles con otras más fuertes, lo que significa un menor costo en términos de recursos para el Fondo de Seguro de Depósitos.
Per todo esto pondría en alto riesgo si se insiste en la ley que pretende que las soluciones diseñadas por la SBS pasen por la aprobación del Indecopi, institución que, por su naturaleza, no está concebida para actuar con rapidez ante una crisis que pueda generar una entidad financiera débil. Una resolución tomada a destiempo corre el peligro de propagarse rápidamente a otras, convirtiéndose así en una inminente crisis sistémica por falta de confianza del público.
De estos hechos se conoce la crisis del 2008, que golpeó a los sistemas financieros de las grandes economías. En dicha crisis los supervisores de los sistemas financieros actuaron rápidamente, coordinando acciones con los tesoros públicos y la banda central para minimizar los temores de los ahorristas.
La prontitud en la respuesta ante una entidad financiera en una situación de crisis es clave y fundamental para que la confianza de los ahorristas no se pierda. Recuperarla toma mucho tiempo.
Por ello, esta confianza se logra solo con un SBS con la total autonomía en sus funciones. Esta es una atribución que tienen todos los organismos supervisores financieros del mundo.
Menoscabar dicha autonomía resultaría en peligrsas demoras para resolver la crisis de una entidad financiera, con la consecuente creciente desconfianza del ahorrista peruano.
No traten de reparar algo que ha venido funcionando bien durante 89 años: la supervisión del sistema financiero por la SBS y la confianza del público que deposita sus ahorros en sus entidades.