Comentario de Lampadia al artículo “Vitrina verde (COP 20)” de Diego de La Torre
Optar por ser un país verde y “crear nuevas industrias con bajas huellas de carbono y bajas huellas hídricas”, como lo plantea de La Torre en el artículo que adjuntamos líneas abajo, es un poco complicado.
Esta propuesta implicaría que el Perú privilegie o evite actividades económicas que no cumplan ese requisito, para lo cual “alguien” tendría que fijar las cotas correspondientes. ¿Quién tendría esa capacidad? ¿El Estado? ¿Con qué criterio? ¿Sin considerar mecanismos de remediación o compensación? Y la pregunta más importante, ¿cómo se harían los balances entre las metas ambientales y las necesidades productivas para crear empleo, ingresos individuales e ingresos fiscales para invertir en educación, salud, etc.?
Por otro lado, como comentamos en el artículo de Martin Wolf del Financial Times, publicado en Lampadia (“Una solución al problema climático – Arruinaría a los inversores”), lamentablemente, casi el 100% de los ingentes fondos usados en los temas del calentamiento global se dedicaron a sustentar los cálculos de sus eventuales efectos y muy poco para buscar nuevas tecnologías que permitan que el CO2 pueda recuperarse de la atmósfera, masiva y económicamente. Si no se desarrolla esa tecnología, condenaríamos al África a quedarse sin electricidad (inaceptable), pues solo pueden generar electricidad, económicamente, con sus reservas de carbón. Ya alguien propuso hace unos años, expulsar el CO2 de la atmósfera al espacio exterior. Pero esto fue obviamente descartado, pues estaríamos perdiendo un material que después haría falta.
Además, siendo realistas, EEUU no va a dejar de desarrollar su riqueza basada en el shale gas para que la reindustrialización los ayude a mejorar los indicadores de desigualdad o China no va a dejar de usar carbón, por más gas que le pueda comprar a Rusia.
A nuestro entender, la humanidad tendría que promover la inversión necesaria para limpiar la utilización de los hidrocarburos. Esa sería la mejor combinación, la más realista y de mayores beneficios para todos. Ojalá el Perú haga una propuesta de ese estilo en el próximo COP 20 y no cometamos el papelón del presidente de Ecuador Correa, que quiso que el mundo le pagara por no explotar su petróleo, para que después de la dura prueba de la realidad, tener que recular sin expresar la menor vergüenza.
El ser humano se diferencia del resto de la naturaleza por su capacidad de crear tecnología. Tal vez sería útil comentarle a de La Torre, una de las frases que publicó Luis Arbulú en su último libro (La negociación oculta), en el que cita a Henry Ford: “Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido”.
Volviendo a Martin Wolf, al final de su sesudo artículo, nos abre una ventana de esperanza en “la magia del mercado y las innovaciones tecnológicas”. Ojalá enfoquemos nuestros esfuerzos adecuadamente y consigamos resultados más pronto que tarde. Los más pobres, los africanos, necesitan electricidad, que es una suerte de línea divisoria entre la Edad Media y el Mundo Moderno. Reiteramos, se necesita más inversión y más investigación para conseguir la tecnología que permita producir energía limpia con carbón y/o reciclarlo al subsuelo, una vez producido el CO2. Lampadia
Artículo de Diego de La Torre:
Vitrina verde (COP 20)
Por Diego de La Torre, Presidente del Pacto Mundial en el Perú
(El Comercio – Portafolio, 26 de agosto del 2014)
Los ojos del mundo estarán puestos en el Perú a finales de año con motivo de la cumbre del cambio climático. Es un evento muy importante para el futuro del mundo. Como nos comentaba Sir David King, representante especial del Reino Unido sobre este tema, es muy importante la COP 20 en Lima dado que es el momento para crear el ambiente y el consenso para lograr un acuerdo que reemplace al protocolo de Kyoto para la COP 21 en París. Para Sir David, lograr este acuerdo es “el reto diplomático más importante del mundo, de todos los tiempos”.
En el 2005, ya la academia de ciencias de los EE.UU. y centros científicos de 10 países declararon: “El conocimiento sobre el cambio climático es suficientemente claro para justificar que las naciones del mundo tomen decisiones pronto”. Kyoto se firmó en 1997 con las mejores intenciones, pero la realidad es que sin la participación de los EE.UU., China e India, no se podrán reducir las emisiones globales de CO2 de manera significativa. Por ejemplo, en el periodo 1990-2004, las emisiones de China e India se incrementaron 67% y 88%, respectivamente, frente a incrementos de 19% en EE.UU. y 6% en Europa.
Las emisiones de China han sobrepasado a las de EE.UU. y es ahora el mayor productor de CO2. Sin embargo, en términos per cápita, EE.UU. emite cuatro veces más que China. Para que al planeta no le dé una fiebre de 42 grados y muera (metafóricamente), la emisión per cápita mundial de CO2 debe reducirse a dos toneladas por persona al año. Actualmente EE.UU. emite 16 y Perú 5. Gran reto para los líderes mundiales lograr este nuevo acuerdo de reducción obligatoria de emisiones.
Voluntariamente, el Reino Unido ha decidido reducir sus emisiones en 80% para el 2050. Incluso el duro Vladimir Putin ha anunciado que pronto se emitirá un decreto en donde Rusia se compromete a reducir sus emisiones en 27% para el 2020 comparado con sus emisiones de 1990. Soy optimista sobre el futuro. Nuestro prestigioso Torre Tagle, fortalecido por una estupenda labor en el tema de La Haya, sabrá promover el diálogo sobre estos temas de trascendencia planetaria. Es hora de que nuestro país, propulsor de la Alianza del Pacífico, haga sentir su liderazgo en este tema en la región y en el mundo. Tenemos magníficos ejemplos de ciudadanía verde rentable en la comunidad empresarial formal peruana. Pensemos en grande. Nuestros inventarios industriales son todavía relativamente pequeños, por lo que podemos crear nuevas industrias con bajas huellas de carbono y bajas huellas hídricas. Nuestra comunidad empresarial formal está comprometida con esta transición inexorable hacia una economía baja en carbono. No podemos decir lo mismo de los empresarios informales a quienes tenemos que formalizar si es que pretendemos ser un país confiable, que aspira a ser parte de la OECD.
Posicionemos al Perú y a nuestras empresas en la vanguardia de este nuevo modelo de crecimiento que se inserta armoniosa en el tejido social y ambiental. La COP 20 es una gran oportunidad para lograrlo, de la misma manera que lo hicimos, en lo que se refiere al libre comercio, democracia y sensatez macroeconómica, con el exitoso APEC y la cumbre Unión Europea-América Latina. Bienvenida COP 20, vitrina de un Perú verde, serio y camino al primer mundo.






