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(In)Maduros países de A. L., son cómplices del chavismo

(In)Maduros países de A. L., son cómplices del chavismo

Como un homenaje de Lampadia al sufrido y abandonado pueblo venezolano, reproducimos a continuación lo más resaltante de las emocionadas palabras que Mario Vargas Llosa dirigió a Mitzy Capriles de Ledezma (esposa del Alcalde de Caracas, Antonio Ledezma -injustamente detenido por Maduro-) y a Lilian Tintori de López (esposa del opositor democrático Leopoldo López -recluido en la “tumba” desde hace un año por la satrapía chavista-).

Estas se dieron en el evento de la Fundación Internacional para la Libertad, “América Latina: Desafíos y Oportunidades” el 26 de marzo 2015 en la Universidad de Lima. Todos los peruanos de buena voluntad debemos hacerlas nuestras y mostrar nuestro apoyo al pueblo venezolano.

Mario Vargas Llosa

“En Venezuela hay una merma constante y sistemática de la Libertad”.

El régimen chavista a encarcelado a Antonio Ledezma y Leopoldo López, “cuyo único delito es el amor a la Libertad”.

La corrupción e ineptitud del gobierno han hecho que este país tenga la más alta inflación en el mundo, esté económicamente arruinado, la violencia criminal y política se confunden y hacen que el pueblo viva en inseguridad, con una tremenda represión que crece con la impopularidad del régimen, agregó.

“Que vergüenza que en A.L. pocos países levanten la voz. Qué mal nos estamos portando con Venezuela que nos ha ayudando tanto. Ningún país, cuando fue democrático,  ha apoyado tanto a los defensores de la libertad”.

“¿Cómo podemos aceptar que gobiernos que han nacido en la democracia se nieguen a condenar a Venezuela  y encima la lleven al abismo? ¡Pido perdón por esa inconducta!, cuando no una secreta complicidad”.

“Lamento que el Presidente Humala y Nadine Heredia no hayan recibido” a las esposas de Ledezma y López. Condeno esa conducta”.

“Los pueblos no piensan lo mismo que esos gobiernos cómplices. La solidaridad es el verdadero sentimiento de los pueblos latinoamericanos”.

“Movilicemos todas las conciencias”. A Antonio Ledezma y a Leopoldo López, “los vamos a sacar de las cárceles. Tenemos que impedir que la Venezuela de Simón Bolívar, de Rómulo Gallegos y de Uslar Pietri, sucumba ante el horror totalitario”.

Mitzy Capriles de Ledezma

“Venezuela no necesita mas palmaditas en la espalda. Reclama solidaridad con su presente y futuro. Solidaridad con su democracia”.

Maduro solo tiene encarcelados sus cuerpos pues sus ideas recorren mas que nunca los pueblos. Estamos en el lado correcto de la historia. Mantendremos el espíritu de Lucha.

Lilian Tintori de López

“En Venezuela hay 63 presos políticos, solo por protestar, por decir lo que piensan. En verdad solo que dan 62, uno tuvo que  suicidarse. 43 muertes, 3,000 detenciones arbitrarias, una escasez preocupante, no conseguimos medicina ni leche para nuestros hijos. Estamos en crisis económica,  social, política, y prácticamente en una crisis humanitaria”.

“Cada venezolano representa en el mundo la voz de todos aquellos que no pueden hablar porque están perseguidos o presos. La voz de esa Libertad que vamos a conseguir”.

“Venimos de un sistema que ha fracasado. Cada 20 minutos muere un venezolano. El 85% de los venezolanos quiere un cambio. Esta es una lucha moral, espiritual”.

Tenemos que prevenir lo prevenible. Acá debería estar María Corina Machado, pero no la dejan salir”. (Machado estuvo el año pasado en el mismo evento, después que se le retiró de la Cámara de diputados. En Lampadia propusimos que la nombráramos: “Diputada honoraria de Latinoamérica”).

Leopoldo López se entrego para quitarle la mascara a Maduro. “Para que el mundo sepa quién es”.

Hace pocos días Andrés Pastrana, Sebastián Piñera y Felipe Calderón, los dignos ex Presidentes de Colombia, Chile y México, fueron a visitar a Leopoldo a la cárcel. “No los dejaron entrar”.

Maduro viola los derechos humanos protegido por la ONU, la OEA y la Unasur, agregó. “No se puede tapar el sol con un dedo”. (Ver en Lampadia: Otro Papelón de UNASUR.

Pronunciarse (Presidente): “No es injerencia”.  “No se puede tapar el sol con un dedo”. Lampadia




Mares de infelicidad

Mares de infelicidad

La lógica de Hugo Chávez obedecía a una combinación de poder y delirio: quería ser el heredero histórico de Castro. Y quería demostrarle al mundo que el socialismo cubano, el original, el fidelista, sí podía funcionar

Por Enrique Krauze. Escritor y director de Letras Libres

(El País, 23 de Febrero de 2015)

Nunca dejará de sorprender el daño que el poder absoluto, concentrado en una persona, puede causar en la vida de los pueblos. Pero aún más misteriosa es la incapacidad de muchos pueblos para ver de frente el fenómeno, comprenderlo y evitarlo. Es el triste caso de un sector del pueblo venezolano, ciego al desmantelamiento de su propio país perpetrado por Hugo Chávez y su Gobierno en beneficio del régimen dictatorial más longevo del mundo actual: el de los hermanos Castro.

En su trato con Venezuela, la lógica de Fidel siempre fue económica y geopolítica. El petróleo venezolano estuvo en su mira desde el triunfo de la Revolución. El 24 de enero de 1959, en un ríspido encuentro en Caracas, Rómulo Betancourt se negó a regalárselo. Como respuesta, a mediados de los sesenta Venezuela recibió las primeras incursiones guerrilleras de América Latina: planeadas, instrumentadas y vigiladas personalmente por Castro. Tras el fracaso de esas expediciones, Castro tardó en rehacer sus relaciones diplomáticas con Venezuela. Y de pronto —tras el derrumbe de la URSS— la providencia le otorgó un anacrónico y fervoroso admirador: Hugo Chávez.

Durante su estancia en Cuba, Chávez quedó seducido por Castro: “Las generaciones se han acostumbrado a que Fidel lo hace todo —dijo en una entrevista—. Sin Fidel no pareciera que hubiese rumbo. Es como el todo”. Chávez también querría ser “como el todo”. Y para demostrarlo, cuando llegó al poder hizo realidad el sueño de Fidel: le regaló el petróleo venezolano, y mucho más.

La lógica de Chávez obedecía a una combinación de poder y delirio: quería ser el heredero histórico de Castro. A cualquier coste. Y quería demostrarle al mundo (aun al propio Fidel) que el socialismo cubano, el original, el fidelista, sí podía funcionar. “Fidel es para mí un padre, un compañero, un maestro de la estrategia perfecta”, declaró Chávez. Pero necesitaba más, necesitaba que Castro lo ungiera como sucesor. Quizá iba en camino de serlo, pero se le atravesó la muerte.

En términos simbólicos, el pacto se selló en una conferencia en la Universidad de La Habana en 1999 cuando Hugo Chávez fustigó a quienes venían “a pedirle a Cuba el camino de la falsa democracia” y profetizó: “Venezuela va hacia el mismo mar hacia donde va el pueblo cubano, mar de felicidad, de verdadera justicia social, de paz”. Quince años después, puede afirmarse que la emulación ha sido exitosa: Venezuela se parece cada vez más a Cuba.

Emular a Cuba políticamente fue una decisión imperdonable, que Chávez instrumentó cuidadosamente. Para apartar a Venezuela de la “falsa democracia” supeditó, de manera personal y patrimonial, a todos los poderes formales: legislativo, judicial, fiscal, electoral. Paralelamente, confiscó buena parte de la televisión, la radio y la prensa. El Gobierno de Maduro siguió la pauta con mayor crudeza: confiscó el resto de la televisión, bloqueó la venta de papel a los pocos diarios independientes que quedaban, reprimió manifestaciones de oposición, acosó y apresó a líderes y mató estudiantes. Hace unas semanas, habilitó al Ejército a disparar contra manifestantes. Y en estos días, en un acto abiertamente dictatorial, ha arrestado al valeroso alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.

La emulación social de Cuba partió de un consejo de Fidel a su obediente pupilo: a partir de 2003 Chávez instituyó las misiones de atención médica, educativa, alimentación, vivienda, que por un tiempo, con personal cubano, aportaron una mejora social en la vida de muchos venezolanos. Para Cuba el acuerdo fue casi milagroso: anualmente Venezuela le ha aportado el doble que la URSS en tiempos de la Guerra Fría (arriba de 10.000 millones de dólares). Pero para Venezuela el costo político y económico ha sido inadmisible, absolutamente irracional.

El acuerdo ha constado de tres partes, todas beneficiosas para el régimen de Cuba. La primera es la exportación de servicios (40.000 personas, médicos sobre todo, también maestros, instructores deportivos y otras profesiones). Del monto anual recibido de 5.600 millones de dólares, el Estado se queda con más del 95% y canaliza el resto al personal “exportado”. El segundo componente (que en 2010 llegó a 2.700 millones de dólares) es la exportación subsidiada de petróleo: más de 100.000 barriles diarios a precios y condiciones preferenciales (gracias a las cuales Cuba refina parte del petróleo y hasta lo reexporta). El tercer elemento ha sido la inversión directa de Venezuela en 76 proyectos, alrededor de 1.300 millones de dólares.

El arreglo con Cuba ha sido solo un renglón de los muchos que constituyen el dispendio del régimen chavista, quizá el mayor de la historia petrolera del mundo. Pero en 2008, con el precio del barril a 145 dólares (y expectativas de alcanzar los 250), el apoyo a Cuba parecía una gota en el mar de la felicidad. En esos mismos años, en un acto de machismo revolucionario y mediático, Chávez aceleró su política de expropiaciones y estatizaciones. Curiosamente, nunca lo perturbó el hecho de que Raúl Castro comenzara a introducir reformas económicas inversas al modelo que Chávez imponía a su país. Y nunca vio que los caprichos de su política económica (y la corrupción asociada a ella) minarían directamente la justicia social que se proponía instituir.

El petróleo no llegó a 250 dólares el barril sino que bajó de 50. Ahora abastecerse de alimentos es la principal angustia del venezolano. La escasez de comida, medicinas y equipo médico es alarmante. Las colas en los supermercados son largas y tortuosas. El Ejército apresa a quien se atreve a sustraer un pollo. El Gobierno insiste en que se trata de una “guerra económica de la derecha”, por tanto mantiene firme su política de control cambiario que propicia el mercado negro, donde una nueva casta de vendedores ambulantes (con información privilegiada) compran productos regulados a precios insignificantes y los revenden a capricho.

Por su “verdadera democracia”, por la crisis económica de sus servicios sociales, por la estatización de su economía y su mercado negro, Venezuela se parece cada vez más a Cuba. Con una diferencia mayor: Nicolás Maduro no tiene una Venezuela alternativa a quien pedir un subsidio.

Hace unas semanas, tras su gira continental en busca de apoyos económicos, Maduro declaró: “Dios proveerá”. A lo cual “Dios” (por la pluma del genial humorista Laureano Márquez) en una carta pública dirigida a Mi pequeña y hermosa criatura, respondió diciéndole: “Yo ya proveí’: tierras fértiles, llanos ganaderos, selvas para cultivar cacao y café, ríos caudalosos y navegables, playas turísticas y mucho más:

En el subsuelo les puse las reservas petroleras más grandes del planeta. Tienen también, oro, aluminio, bauxita, diamantes. Como si lo anterior fuese poco, les acabo de enviar 15 años de la bonanza petrolera más grande que ha conocido la historia de la humanidad. Multiplica, bebé: dos millones y medio de barriles diarios x 100 dólares x 30 días x 12 meses x 15 años”.

Al propio “Dios” omnisciente le parecía incomprensible que los chavistas hubiesen convertido a Venezuela en una ruina. Por eso rubricó su carta de modo terminante: “Lo siento, hijo, tengo que decirte que tu petición a las finanzas celestiales también ha fracasado”.

“El mar de la felicidad”, aquella imagen lírica de Chávez, suena más cruel confrontada con el atropello a los derechos humanos, el encarcelamiento bárbaro de Leopoldo López, el arbitrario arresto de Ledezma, el acoso a María Corina Machado, la polarización ideológica y la pesadumbre general de la vida en Venezuela. Pero están a la vista las elecciones parlamentarias. Ojalá la mayoría del bravo pueblo venezolano vea de frente el daño que el poder personal absoluto de Hugo Chávez y su obediente séquito ha hecho a su país. Ojalá comprenda el costo exorbitante del acuerdo con Cuba. Ojalá vote con tal claridad que el cambio comience a ser irreversible.

Pero la protesta ante los atropellos no puede esperar. Mario Vargas Llosa ha señalado la dolorosa condición histórica de Venezuela: el país que liberó a buena parte de la América hispana sufre ahora el abandono de sus “países hermanos”. Tiene razón. Mientras Maduro ahoga la libertad, la OEA duerme la siesta. Si no despierta ahora, no despertará jamás.




A la juventud venezolana en su día

A la juventud venezolana en su día

“Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios”

Publicado por Pedro F. Carmona Estanga 

Jueves, 12 de febrero de 2015 

Desde la distancia

Pedro Carmona Estanga: Mi sitio de reflexión desde la distancia, el tiempo y el exilio, sobre la realidad de Venezuela y otros tópicos de interés internacional.

Dedico estas reflexiones, a manera de íntimo desahogo desde la distancia, a la juventud venezolana en su día, fecha que marca además el primer aniversario de las jornadas de protesta de 2014, desencadenantes de otra expresión de brutal represión oficialista, causante de 43 muertos, cientos de heridos, miles de detenidos y torturados, de los cuales algunos permanecen aún privados de la libertad en condiciones violatorias de los más elementales derechos humanos. Es bueno recordar el célebre origen del Día de la Juventud que hoy se celebra, remontándonos al 12 de febrero de 1814, fecha en que se libró la memorable Batalla de La Victoria, crucial en la Guerra de la Independencia, cuando el General José Félix Ribas debió armar a unos mil estudiantes de colegios y seminarios de la ciudad, de Caracas y de poblados vecinos que no habían tocado un arma en su vida, contra el poderoso ejército de Boves. A esos adolescentes, Ribas los arengó con estas palabras:

“Soldados: Lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que será memorable, no podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer! ¡Viva la República!

Relata la historia que al caer la tarde, tras una feroz resistencia juvenil patriota y cuando la batalla no estaba aún decidida, recibieron refuerzos de 220 soldados de caballería a cargo de Vicente Campo Elías, con lo cual pudo romperse el cerco realista. Horas después, Morales y los suyos huían perseguidos por la caballería republicana, marcando el fracaso del intento realista de cortar las comunicaciones entre Caracas y Valencia. Bolívar concedió por ello a Ribas el título de “Vencedor de los Tiranos”. Hoy, los jóvenes venezolanos han asumido como suya la lucha contra la dictadura que oprime a la nación, defendiendo con gallardía un futuro que legítimamente les pertenece. El reciente triunfo opositor en las elecciones en la Universidad Central de Venezuela es una muestra más de que el régimen no logra doblegar a las universidades, aunque trata de asfixiarlas por la vía presupuestaria para quebrar su determinación de ser libres.

Trasladándonos de nuevo al duro presente, es triste constatar cómo Venezuela sigue avanzando de manera indetenible hacia el abismo, ante la perplejidad del mundo y el sufrimiento de sus ciudadanos. Valga al respecto comentar que tras una pasada entrega en este Blog que titulé “La destrucción de Venezuela: hazaña histórica”, un detractor envió un comentario atribuyendo dicha situación a los errores del 11 de abril de 2002, por haber dispuesto la disolución de los poderes, y no llamar a elecciones. A él, y a quienes compartan esa visión, les invito a releer en este Blog el ya agotado libro “Mi Testimonio ante la Historia”, así como dos artículos, uno titulado “Reflexiones a nueve años del 11 de abril de 2002”, y otro: “Diez años después”, en los cuales traté de responder a dudas sobre esos complejos momentos, reafirmando que el propósito único de la provisionalidad era llamar al pueblo, depositario del poder constituyente originario, a elecciones limpias para relegitimar los poderes públicos, mediante comicios parlamentarios en 90 días, y presidenciales en 180 días, bajo la supervisión de la OEA, y sin que yo pudiese aspirar a cargos de elección popular. Tampoco hay que olvidar que el Decreto inicial en 2012 fue rectificado el 13A para entregar en manos de la Asamblea Nacional el destino de la provisionalidad. Pero la división militar, las pugnas por el mando, el error de quienes rechazaron la posible salida de Chávez al exterior considerando que debía ser juzgado, o de aquéllos que se rasgaron las vestiduras en defensa de una legalidad inexistente, además de errores u omisiones propios de un “tsunami” político, condujeron a mi renuncia a la encomienda recibida y al retorno de Chávez al poder, de la mano de oficiales leales como Raúl Baduel, hoy maltratado, como también su hijo, bajo la férreas manos del régimen.

Así, en abril de 2002, tras la crisis y la renuncia de Chávez, se intentó mediante el llamado a comicios transparentes, evitar el afianzamiento de un modelo absolutista inspirado en ideologías foráneas, ya evidenciado mediante la conculcación de la independencia de las otras ramas del Poder Público, la demolición del sistema republicano de gobierno, la entrega progresiva de soberanía a la dictadura cubana, y el costoso afán de exportar la revolución a la región, con los recursos de todos los venezolanos. Desde entonces era nítida la alianza con el Foro de Sao Paulo y otros movimientos de la extrema izquierda mundial, así como el plan de destrucción del aparato productivo privado, inaugurado con los 48 Decretos-Leyes dictados en noviembre de 2001, primera etapa de la implantación de un Estado absolutista, dueño y señor de la vida de los venezolanos. De aquéllos polvos vinieron estos lodos, dice la sabia conseja.

Los resultados son harto conocidos nacional e internacionalmente, pues se ha reemplazado el Estado de Derecho por el pensamiento único, un sistema inconstitucional que eliminó la alternabilidad democrática, criminaliza a la disidencia, implantó la hegemonía informativa del Estado para generar un “blackout”, y ha regalado inconmensurables recursos a otras naciones a cambio de un apoyo cómplice al régimen, amén de la abyecta sumisión al Ejecutivo de los demás poderes, como lo demuestra el hecho de que las Altas Cortes en 16 años de régimen chavista, jamás han fallado en contra del gobierno.

El fracaso del gobierno de Maduro no debe conducir a que se oculte la realidad de que la destrucción de la nación fue obra de Chávez entre 1999 y 2012. Pero Maduro, impreparado y obcecado con el castrocomunismo al cual se debe, sin conocimiento de economía o gerencia, ha profundizado la crisis a un nivel extremo, hasta el punto de que luce inconcebible que ello sea el resultado de simple torpeza, sino de un siniestro plan de pauperización de la nación para someterla, justificándolo en fantasmagóricas conspiraciones y enemigos externos, para implantar el poder omnímodo, represivo, corrupto e ineficiente del Estado.

Los últimos meses han llevado al país al delirio: jamás los venezolanos imaginaron niveles tales de inseguridad, penurias y ruina económica. Es triste constatar que los bonos venezolanos son ya calificados como “bonos basura” (CCC), en tanto que la revista The Economist afirma que Venezuela muestra la peor conducción económica del planeta. Por algo el ex Presidente Andrés Pastrana tras su digna visita a Venezuela, declaró que el país se encuentra al borde de una tragedia humanitaria. Lo más grave es que no existe disposición alguna del oficialismo de rectificar para enfrentar la crisis y la anomia prevalecientes, mientras se profundiza la hipoteca ante China, y se adoptan decisiones cambiarias o económicas de alcance limitado o erróneo.

La impopularidad del régimen alcanzó niveles históricos, pero se amenaza con armas letales a quienes osen manifestar, se persigue a las empresas privadas remanentes, se siembra el terror, se tortura a los presos políticos y criminaliza a la disidencia, se aísla a la nación con poquísimas comunicaciones aéreas, escasean las divisas, y se intenta negar la crisis y ocultar las colas, pesadilla de los venezolanos, pues en lugar de dedicar su tiempo al trabajo productivo, deben emplearlo en humillantes colas para obtener lo indispensable.

De otra parte, siguen aflorando denuncias de corrupción que involucran a personeros del régimen hasta en carteles de narcotráfico, forma además de respaldo financiero indirecto a las FARC. Surgen además nuevos testigos sobre el presunto engaño al mundo con la fecha de fallecimiento de Chávez, la cual al decir del Capitán Salazar ocurrió el 30 de diciembre de 2012, y no en marzo de 2013, conduciendo a fraudes, falsificación de firmas y designaciones ilegítimas como la de Jaua como Canciller, y la sucesión misma de Chávez.

Los caminos están ahora envueltos en una espesa bruma e incertidumbre. Ante la solicitud de auxilio del régimen a Unasur y a la CELAC, la comunidad internacional debe alzarse por encima de conveniencias ideológicas o económicas, para denunciar la peor crisis de Venezuela desde su existencia como nación independiente, como lo han hecho ilustres ex Presidentes como Pastrana, Piñera, Calderón, Arias, Toledo, Lagos, Quiroga y Hurtado.   

Solidaridad con Venezuela, con sus presos políticos, y rechazo a la dictadura. Honor en fin a los jóvenes venezolanos en el Día de la Juventud, por sus ideales de lucha, junto a un llamado a la unidad opositora. Por encima de intereses o visiones particulares o grupales, están la libertad y los valores e intereses indeclinables de la sociedad venezolana. Que Dios ilumine a la nueva generación de venezolanos que, de la mano de las mayorías nacionales, tiene ante sí el reto devolver la libertad a Venezuela, emulando ese 14 de abril de 1814.  




El harakiri

El harakiri

Por Mario Vargas Llosa

La Tercera de Chile, 08 de febrero de 2015

El harakiri es una noble tradición japonesa en la que militares, políticos, empresarios y a veces escritores (como Yukio Mishima), avergonzados por fracasos o acciones que, creían, los deshonraban, se despanzurraban en una ceremonia sangrienta. En estos tiempos, en que la idea del honor se ha devaluado a mínimos, los caballeros nipones ya no se suicidan. Pero el ritual de la inmolación se mantiene en el mundo y es ahora colectivo: lo practican los países que, presa de un desvarío pasajero o prolongado, deciden empobrecerse, barbarizarse, corromperse, o todas esas cosas a la vez.

América Latina abunda en semejantes ejemplos trágicos. El más notable es el de Argentina, que hace tres cuartos de siglo era un país del primer mundo, próspero, culto, abierto, con un sistema educativo modélico y que, de pronto, presa de la fiebre peronista, decidió retroceder y arruinarse, una larga agonía que, apoyada por sucesivos golpes militares y una heroica perseverancia en el error de sus electores, continúa todavía. Esperemos que algún día los dioses o el azar devuelvan la sensatez y la lucidez a la tierra de Sarmiento y de Borges.

Otro caso emblemático del harakiri político es el de Venezuela. Tenía una democracia imperfecta, cierto, pero real, con prensa libre, elecciones genuinas, partidos políticos diversos, y, mal que mal, el país progresaba. Abundaban la corrupción y el despilfarro, por desgracia, y esto llevó a una mayoría de venezolanos a descreer de la democracia y confiar su suerte a un caudillo mesiánico: el comandante Hugo Chávez. Hasta en ocho oportunidades tuvieron la posibilidad de enmendar su error y no lo hicieron, votando una y otra vez por un régimen que los llevaba al precipicio. Hoy pagan cara su ceguera. La dictadura es una realidad asfixiante, ha clausurado estaciones de televisión, radios y periódicos, llenado las cárceles de disidentes, multiplicado la corrupción a extremos vertiginosos -uno de los principales dirigentes militares del régimen dirige el narcotráfico, la única industria que florece en un país donde la economía se ha desfondado y la pobreza triplicado- y donde las instituciones, desde los jueces hasta el Consejo Nacional Electoral, son sirvientes del poder. Aunque hay una significativa mayoría de venezolanos que quiere volver a la libertad, no será fácil: el gobierno de Maduro ha demostrado que, aunque inepto para todo lo demás, a la hora de fraguar elecciones y de encarcelar, torturar y asesinar opositores no le tiembla la mano.

El harakiri no es una especialidad tercermundista, también la civilizada Europa lo practica, de tanto en tanto. Hitler y Mussolini llegaron al poder por vías legales y buen número de países centroeuropeos se echaron en brazos de Stalin sin mayores remilgos. El caso más reciente parece ser el de Grecia, que, en elecciones libres, acaba de llevar al poder -con el 36% de los votos- a Syriza, un partido demagógico y populista de extrema izquierda que se ha aliado para gobernar con una pequeña organización de derecha ultranacionalista y antieuropea. Syriza prometió a los griegos una revolución y el paraíso. En el catastrófico estado en el que se encuentra el país que fue cuna de la democracia y de la cultura occidental tal vez sea comprensible esta catarsis sombría del electorado griego. Pero, en vez de superar las plagas que los asolan, estas podrían recrudecer ahora si el nuevo gobierno se empeña en poner en práctica lo que ofreció a sus electores.

Aquellas plagas son una deuda pública vertiginosa de 317 mil millones de euros con la Unión Europea y el sistema financiero internacional que rescataron a Grecia de la quiebra y que equivale al 175% del producto interior bruto. Desde el inicio de la crisis el PIB de Grecia ha caído un 25% y la tasa de desempleo ha llegado casi al 26%. Esto significa el colapso de los servicios públicos, una caída atroz de los niveles de vida y un crecimiento canceroso de la pobreza. Si uno escucha a los dirigentes de Syriza y a su inspirado líder -el nuevo Primer ministro Alexis Tsipras- esta situación no se debe a la ineptitud y a la corrupción desenfrenada de los gobiernos griegos a lo largo de varias décadas, que, con irresponsabilidad delirante, llegaron a presentar balances e informes económicos fraguados a la Unión Europea para disimular sus entuertos, sino a las medidas de austeridad impuestas por los organismos internacionales y Europa a Grecia para rescatarla de la indefensión a que las malas políticas la habían conducido.

Syriza proponía acabar con la austeridad y con las privatizaciones, renegociar el pago de la deuda a condición de que hubiera una “quita” (o condonación) importante de ella, y reactivar la economía, el empleo y los servicios con inversiones públicas sostenidas. Un milagro equivalente al de curar a un enfermo terminal haciéndole correr maratones.

De este modo, el pueblo griego recuperaría una “soberanía” que, al parecer, Europa en general, la troika y el gobierno de la señora Merkel en particular, le habrían arrebatado.

Lo mejor que podría pasar es que estas bravatas de la campaña electoral fueran archivadas ahora que Syriza ya tiene responsabilidades de gobierno y, como hizo François Hollande en Francia, reconozca que prometió cosas mentirosas e imposibles y rectifique su programa con espíritu pragmático, lo cual, sin duda, provocará una decepción terrible entre sus ingenuos electores. Si no lo hace, Grecia se enfrenta a la bancarrota, a salir del euro y de la Unión Europea y a hundirse en el subdesarrollo. Hay síntomas contradictorios y no está claro aún si el nuevo gobierno griego dará marcha atrás. Acaba de proponer, en vez de la condonación, una fórmula picaresca y tramposa, consistente en convertir su deuda en dos clases de bonos, unos reales, que se irían pagando a medida que creciera su economía, y otros fantasmas, que se irían renovando a lo largo de la eternidad. Francia e Italia, víctimas también de graves problemas económicos, han manifestado no ver con malos ojos semejante propuesta. Ella no prosperará, sin duda, porque no todos los países europeos han perdido todavía el sentido de la realidad.

En primer lugar, y con mucha razón, varios miembros de la Unión Europea, además de Alemania, han recordado a Grecia que no aceptan “quitas”, ni explícitas ni disimuladas, y que los países deben cumplir sus compromisos. Quienes han sido más severos al respecto han sido Portugal, España e Irlanda, que, después de grandes sacrificios, están saliendo de la crisis luego de cumplir escrupulosamente con sus obligaciones.

Grecia debe a España 26 mil millones de euros. La recuperación española ha costado sangre, sudor y lágrimas. ¿Por qué tendrían los españoles que pagar de sus bolsillos las malas políticas de los gobiernos griegos, además de estar pagando ya por las de los suyos?

Alemania no es la culpable de que buen número de países de la Europa comunitaria tengan su economía hecha una ruina. Alemania ha tenido gobiernos prudentes y competentes, austeros y honrados y, por eso, mientras otros países se desbarataban, ella crecía y se fortalecía. Y no hay que olvidar que Alemania debió absorber y resucitar a un cadáver -la Alemania comunista- a costa, también, de formidables esfuerzos, sin quejarse, ni pedir ayuda a nadie, sólo mediante el empeño y estoicismo de sus ciudadanos. Por otra parte, el gobierno alemán de la señora Merkel es un europeísta decidido y la mejor prueba de ello es la manera generosa y constante en que apoya, con sus recursos y sus iniciativas, la construcción europea. Sólo la proliferación de los estereotipos y mitos ideológicos explica ese fenómeno de transferencia freudiana que lleva a Grecia (no es el único) a culpar al más eficiente país de la Unión Europea de los desastres que provocaron los políticos a los que durante tantos años el pueblo griego envió al gobierno con sus votos y que lo han dejado en la pavorosa condición en que se encuentra.




“Los demócratas hemos dejado sola a Venezuela”

“Los demócratas hemos dejado sola a Venezuela”

Andrés Pastrana, Sebastián Piñera y Felipe Calderón se unen a la oposición a Maduro en un foro sobre la democracia

Por Alfredo Meza

(El País (España), 26 de Enero de 2015)

Después de la frustrada visita al líder opositor venezolano Leopoldo López este domingo en la cárcel militar de Ramo Verde, Andrés Pastrana, presidente de Colombia entre 1998 y 2002, subió al vehículo que lo llevaría de regreso a Caracas junto a Sebastián Piñera, expresidente de Chile, y a la opositora venezolana María Corina Machado. Pastrana y Piñera estaban en Venezuela para participar este lunes en el foro Poder ciudadano y la democracia de hoy, organizado por Machado. Cuando transitaban por la vieja autopista Francisco Fajardo, cerca de la Universidad Central de Venezuela, la opositora venezolana le pidió al chófer que cambiara de ruta para mostrarle a los exdirigentes una larga cola de personas ante un supermercado. Según la oposición al régimen, un símbolo de la política errónea de Maduro y de los desabastecimientos que sufre el país en productos básicos; según el Gobierno, la representación de un “golpe económico” que intenta derrocar su mandato. Era la una y media de la tarde.

Pastrana, que antes de llegar al máximo cargo en su país se desempeñaba como periodista, preguntó a un niño de siete años en la inmensa fila formada fuera del hipermercado estatal Abastos Bicentenario. Había llegado a las siete de la mañana y esperaba comprar pollo. “Él estaba triste porque se había acabado”, recuerda el exgobernante. “Esas son las cosas que a uno lo impactan de un país tan rico como Venezuela. Yo conocí una Venezuela distinta”.

Fue la segunda impresión que se llevó Pastrana ese día. La primera le había sucedido incluso mucho antes de llegar a la antesala del penal que aloja a López desde hace casi un año (preso por los disturbios sociales de principios del año pasado). Junto a Sebastián Piñera, Pastrana había intentado acompañar a los familiares a la visita del domingo, pero un cordón de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana les impidió el paso por órdenes del vicepresidente Jorge Arreaza. “Lo más impactante de esa negativa fue comprobar que López es un preso político. No se trataba de solicitar una entrevista a través de la cancillería, sino comprobar que a un ciudadano común y corriente se le impide visitar a un preso”.

Este par de episodios le permiten suponer que en su país, así como en el resto de América Latina, hay poca conciencia acerca de la verdadera situación de Venezuela y de las condiciones en las que se hace oposición. “Yo siempre he dicho que los demócratas del continente hemos dejado sola a Venezuela”, dice Pastrana a este periódico. Y mientras afirma eso se prepara para criticar al Gobierno de su país, que se mantiene, según su criterio, al margen o no ha querido expresar sus diferencias con las decisiones de Maduro. “Me ha llamado la atención cómo se persigue en este país a mis compatriotas. Y frente a eso no hay respuesta”.

Pastrana ha sido muy crítico con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y con la canciller María Ángela Holguín en todos los frentes y no solo con la situación venezolana. Hasta el momento le ha parecido que las conversaciones de paz que se adelantan con la guerrilla de las FARC en La Habana le han dado a ese grupo privilegios inaceptables.

El Gobierno de Nicolás Maduro no le ha dado precisamente una bienvenida cordial a Pastrana. “Nosotros hemos venido a compartir con la oposición nuestras opiniones sobre la democracia y no entendemos por qué ha reaccionado de esta manera”, explica el expresidente. La de Maduro, dice, es una actitud muy distinta de la Chávez, con quien polemizó y mucho durante su gestión.

Los muros y la libertad

El expresidente mexicano Felipe Calderón completó la terna de exgobernantes que asistieron al foro Poder ciudadano y la democracia de hoy, organizado por Corina Machado. Calderón envió un emotivo mensaje a Leopoldo López y en general a todos los venezolanos contrarios al régimen. Tanto en su intervención como en las conclusiones quiso remarcar una idea: “No te rindas, querida Venezuela, porque sabemos que la libertad vendrá. Y al mundo le digo que no siga construyendo muros como el que hoy aíslan a este país y Cuba. Sigamos atentos a lo que aquí ocurre”.

El expresidente costarricense Oscar Arias envió un comunicado en el que no fue menos crítico que sus colegas. En referencia al desabastecimiento, afirmó que el de Venezuela “es un Gobierno corrupto, ineficiente y obsesionado con ocultar su fracaso”.




Venezuela se queda sola

Venezuela se queda sola

El régimen chavista ha perdido influencia política en la región

Por: Alfredo Meza (Caracas)

(El País, 18 de Diciembre de 2014)

En su primera reacción el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha querido subrayar “la valentía” del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al reanudar de lleno las relaciones diplomáticas entre ese país y Cuba, y lo ha calificado “como el gesto más importante de su presidencia”. El gobernante venezolano, quien asiste en Argentina a la cumbre del Mercosur, puso el acento en la liberación de los tres cubanos presos en Miami por espionaje que han sido liberados como parte de las negociaciones. “Ya están en su tierra, libres, dignos, es una victoria de la moral, de la ética de la resistencia, de la lealtad a los valores, es una victoria de Fidel, del pueblo cubano”, ha manifestado.

Maduro ha elogiado a Obama como nunca antes y rescató el pasaje del discurso en el cual el gobernante estadounidense señala el fracaso del embargo como política para aislar al régimen cubano. “Pareciera una rectificación histórica lograda, de acuerdo a lo que están diciendo, con la ayuda del papa Francisco, nuestro Papa”, dijo. Ha sido apenas un alto en las tensas relaciones que mantienen ambos países desde 2001, cuando el entonces presidente Hugo Chávez criticó la guerra iniciada por Washington en Afganistán tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York.

La noticia se produce en medio de una cruzada que ha iniciado Maduro para tratar de convertir en una agresión a la Nación el anuncio de sanciones del Senado estadounidense a 56 altos funcionarios del régimen de Caracas, aún pendiente de la sanción del Ejecutivo de ese país para convertirse en ley. Las respuestas a esa moción de la bancada republicana han sido variadas: desde un acuerdo de rechazo aprobado por la mayoría chavista en la Asamblea Nacional hasta la quema de las visas de turista (https://www.youtube.com/watch?v=gkl-71VxjJA) propuesta en la televisora oficial por Iris Varela, ministra de Asuntos Penitenciarios.

Con el fin del embargo aún pendiente, Venezuela comienza a quedar como el único ariete del discurso antiimperialista en América. Cuba ha terminado de dar un paso definitivo hacia el progresivo regreso de la democracia, lo que supone un cambio en el escenario internacional de impredecibles consecuencias. La Habana ha advertido los riesgos de depender en exclusiva de las veleidades de la economía venezolana, cuyo flujo de ingresos depende de los precios del petróleo. Con la más reciente caída de la cotización del crudo parecía más perentoria la necesidad de cortar la total dependencia del dinero venezolano.

Con esa capitulación del régimen de La Habana también queda la interrogante de si se mantendrá en el tiempo el apoyo político cubano a la estrategia internacional de Venezuela, habida cuenta de las más recientes expresiones del gobierno de Caracas hacia Washington. Apenas el lunes Maduro, recordando las versiones más procaces de Hugo Chávez, había dicho: “agarren sus visas y métanselas por donde les quepan, yanquis insolentes”. “Ahora se abre un importante ejercicio de compresión de las consecuencias del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre esos países”, afirmó en su cuenta de Twitter el politólogo chavista Nicmer Evans al conocer la noticia.

La analista Elsa Cardozo advierte retrocesos en el discurso antiimperalista venezolano. Desde Estados Unidos, recuerda, proviene principalmente el flujo de recursos que mantiene a flote a la economía venezolana y debe cuidar esas relaciones. “No es tan sencillo que siga asumiendo la estrategia imperialista internacional. Venezuela ha perdido mucha influencia política y económica a pesar de que recientemente se hizo de un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o del acuerdo de entregar petróleo subsidiado a los países del Caribe cambio de apoyo a sus iniciativas. Proyecta una crisis económica y política y mucha conflictividad”, agrega.

Cardozo apela al pragmatismo que en situaciones similares a la actual ha aplicado el chavismo. Una vez superadas podía retomar su discurso antiestadounidense porque Cuba seguía a su lado, acompañándolo con un apoyo casi paternal. Esta vez todo luce distinto. ¿Habrá consultado este paso Castro con su par Maduro cuando este acudió a la cumbre del ALBA en La Habana el fin de semana pasado?




“Bloque del ALBA ha fracasado”

“Bloque del ALBA ha fracasado”

Entrevista a José María Aznar

Por Francisco Flores e Iván Slocovich

(Correo, 17 de Diciembre del 2014)

El expresidente del gobierno español José María Aznar estuvo en Lima y en entrevista a Correo criticó duramente al régimen venezolano de Nicolás Maduro y destacó la importancia de la Alianza del Pacífico.
Ver la entrevista completa en Lampadia: http://www.lampadia.com/archivos/Aznar_C_Bloque_del_ALBA_ha_fracasado.pdf




Caída del precio del petróleo y abuso político agudiza la crisis

Caída del precio del petróleo y abuso político agudiza la crisis

“Tenemos un bloqueo financiero contra Venezuela para impedirnos acceder a financiamiento que necesitamos para superar parte de la merma del ingreso petrolero (…). Las empresas calificadoras de riesgo han puesto el riesgo país como el más alto del mundo. Tenemos más riesgo país que países que están en guerra”, se quejaba el presidente Venezolano, Nicolás Maduro.

Lo que no entiende o esconde Maduro en esas declaraciones es que la responsabilidad de esa situación es enteramente suya y de Hugo Chávez. Utilizando la vieja argucia de culpar de todos sus males a los supuestos “enemigos” del pueblo venezolano, esconde su incompetencia y el despropósito del socialismo.

Venezuela empleó el nacionalismo y la prédica de una supuesta justicia social para instaurar: el autismo económico, el acoso a la inversión nacional y extranjera, la estatización de las empresas, control de precios, el aumento de las trabas burocráticas,  la cooptación política a través de programas sociales y para financiar un descabellado intervencionismo en la región. Además, financió con soltura a regímenes que seguían sus mismos lineamientos (Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Argentina) y a su patrón político, Cuba. Este “sistema” en realidad estaba sustentado en una sola cosa: la exportación de petróleo que durante más de una década tuvo un precio espectacular. (Ver en Lampadia (L): Argentina y Venezuela, populismo económico y corrupción)

Venezuela es hoy, gracias a Chávez, absolutamente dependiente del petróleo: el 96 por ciento de sus exportaciones vienen de esta industria extractiva y casi todo lo que consumen se importa.

Por si fuera poco, han perdido más de un tercio de su producción y otra buena parte la tienen comprometida para servir sus deudas (China) y seguir apoyando a sus patrones cubanos. (Ver en L: El balance de la caída de los precios del petróleo).

Por eso al enterarse que el precio del petróleo descendía hasta bordear los casi 60 dólares, con la mirada y la voz de la derrota, Maduro, advertía que el precio del petróleo podía seguir bajando. “Lo llevamos en 61 dólares hoy (el precio del crudo local) (…) Había subido dos dólares y volvió a bajar a 61, y puede ser que baje un poco más”, reconoció en un acto televisado. La desesperación de Maduro ante esta situación desnuda la farsa del “modelo” económico y social que Hugo Chávez denominara “socialismo del siglo XXI”. El lloriqueo de Maduro pretende exigir que el precio del crudo regrese a por lo menos 100 dólares el barril. Sus intentos por que la OPEP recorte la producción para incentivar un alza fueron infructuosos.

Si bien la caída del precio del petróleo golpeará fuertemente a Venezuela, su  economía ya estaba en crisis antes de esta coyuntura. Muestras de ello eran la acuciante escasez de alimentos y bienes básicos, sus elevadísimas tasas de inflación (una  de las más altas del mundo), su absurdo déficit fiscal (para un país petrolero) y el incremento de su deuda externa.

“La economía de Venezuela se encuentra agonizando”, según The Economist. La inflación interanual en agosto habría sido del 63.4%, aunque el semanario asegura que esta ya alcanza los tres dígitos, el crecimiento del PIB se ha estancado, los bienes básicos escasean, los compromisos de pago de la deuda están a la vuelta de la esquina.

Según el analista venezolano Miguel Ángel Santos “el Banco Central no publica la inflación desde hace ya dos meses. (…) Los alimentos habían subido nada menos que 89% en doce meses. No sabemos aún nada de la balanza de pagos, publicada por última vez en septiembre de 2013. Tampoco del crecimiento, aunque se dice que nuestra actividad económica habría caído en 4%. (…) ha llevado el déficit consolidado del sector público hasta 22% del PIB. Hoy en día un dólar en el mercado paralelo cuesta 25 veces más que el dólar oficial”.

A pesar de la situación económica del país y de la profunda erosión de la imagen de Maduro, The Economist considera difícil que el régimen pierda el poder y mucho menos a manos de la oposición. “La Mesa de la Unidad Democrática es una alianza que se encuentra muy dividida. (…) Muchos de sus simpatizantes se muestran reacios a acudir a las urnas porque no confían en el sistema electoral, porque opinan que está controlado y manipulado por el actual Gobierno [que instaló el voto electrónico]”, concluye el semanario.

Los chavistas parecen cerrar filas y endurecer su posición. Solo así se entiende que haya sido encausada una de las líderes de la oposición, la defenestrada diputa María Corina Machado acusada delirantemente de un intento de asesinato a Maduro. Y que, además, se mantenga en prisión, incomunicado y torturado, a Leopoldo López. (Ver en (L): Idea, Fuerza y Lealtad).

La eventual caída del régimen chavista, afectaría los intereses de Cuba, que sin disparar una bala se hizo del control casi absoluto de Venezuela, la cual ha sido su único sustento en los últimos años, hasta el reciente “regreso” de su antiguo padrino: Rusia.

En paralelo al desastre económico, Venezuela se ha convertido en el país más corrupto del mundo. Chávez y su banda instauraron una dictadura con la que se apoderaron de la caja grande venezolana, PDVSA, y de todas las instituciones del país. Los niveles de corrupción son dantescos y es presumible que los responsables de la catástrofe defiendan  duramente su posición.

Además, Venezuela cuenta con la vergonzosa complicidad de todo Latinoamérica, especialmente de Brasil. No solo no se han cuestionado las prácticas antidemocráticas del chavismo, recientemente se le ha regalado un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU

Ya es hora que los latinoamericanos respaldemos los esfuerzos del pueblo venezolano que exige democracia y bienestar. Lampadia




“En política exterior hay un doble discurso penoso”

“En política exterior hay un doble discurso penoso”

El ex presidente de Uruguay examina el panorama regional y lamenta que nuestros gobiernos no sean más firmes ante Venezuela.

Entrevista a Julio María Sanguinetti

Por Francisco Sanz Gutiérrez

(El Comercio, 16 de Noviembre del 2014)

La Gobernabilidad y la Globalización fue el título de la conferencia magistral que el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti –invitado por el Poder Judicial– dio anteayer en Lima. Aprovechamos su presencia para repasar lo que ocurre en nuestra región. 

¿La gobernabilidad se ha vuelto un asunto más complejo con la globalización de hoy?

El mundo ha tenido un cambio extraordinario. Acabamos de celebrar los 25 años de la caída del Muro de Berlín. Ese 1989 puso fin a los dos siglos más políticos de la historia. Empezó en 1789 con la Toma de la Bastilla. Este fue el triunfo de la democracia sobre el absolutismo y aquel el de la democracia sobre el comunismo. A partir de ahí pensábamos entrar a la paz perpetua de Kant, pero no ha sido así. Debajo de ese mundo bipolar había ido ocurriendo una revolución científica y tecnológica que globalizó el mundo y lo ha vuelto más complejo.

En esa globalización usted tiene una postura crítica frente a las redes sociales.

Las redes sociales son un nuevo actor. La opinión pública se expresa a través de encuestas, pero hoy sobre todo mediante las redes, en las cuales de un modo absolutamente irresponsable todo el mundo habla. Las redes hasta hoy se mostraron notables para destruir, pero muy poco eficaces para construir. Pueden generar una primavera árabe y llevar hasta el otoño, pero el verano nunca llegó porque allí no se construyó nada. Empero, no se trata de enfrentar este fenómeno, sino de asumirlo y tratar de funcionar dentro de él.

¿Cómo observa a nuestra región en el mundo globalizado?

Ahí están los desafíos de nuestra democracia. El personalismo y el cesarismo, por un lado, cuya consecuencia es el populismo y el reeleccionismo. Otro reto grande es el avance de clases medias con expectativas distintas, que no solo demandan satisfacción material.

Hace un par de meses usted publicó un artículo titulado “Vientos de cambio”, a propósito de las elecciones en Brasil, Bolivia y Uruguay. Pero nada cambió, por lo menos en el poder seguirán los mismos.

Es cierto, no hubo esos cambios. En la explicación diría que hay una sociedad relativamente satisfecha, lo cual ayuda a los gobiernos. La década gloriosa del comercio exterior –que está terminando– ha generado esa gran sensación de euforia. En la base de los continuismos está eso. Ahora bien, los dos reclamos principales siguen pendientes: educación, que es más trascendente, y seguridad pública, que es más acuciante. En estas elecciones, diría que la satisfacción del consumo le ganó a la sensación de inseguridad.

Volvamos al personalismo y al populismo. ¿Gozan de buena salud en nuestras urnas, no?

Las etapas de prosperidad económica son el ámbito materno de los populismos. Estos se han nutrido del crecimiento del valor de las materias primas y los minerales favorable a nuestra región en los últimos tiempos. La gente podrá votar por condicionamientos económicos, anestesia social o mecanismos coactivos de presión que ya sabemos adónde conducen.

¿Se refiere a Venezuela?

Los resultados están, por desgracia, a la vista: líderes opositores presos, espacios independientes de radio y televisión que no existen más, diarios que cerraron o que fueron reducidos a su mínima expresión. Entre Chávez y Maduro han organizado un caos pocas veces visto.

¿Cómo catalogar la actitud de los gobiernos de la región frente a lo que pasa allí?

Hacemos himnos a la pluralidad y luego nos volvemos cómplices de crisis como las de Venezuela. En la política exterior de nuestros gobiernos hay un doble discurso que es penoso.

¿Qué le suscita el que Ecuador pueda tener pronto la reelección indefinida?

Es la confirmación del bonapartismo del cual le hablaba. Ecuador tiene un gobierno mucho más eficaz que el de Venezuela, pero trata de amordazar a la prensa, lo cual es grave y hasta innecesario. Se ha demostrado que la prensa no tiene poder como para voltear a gobiernos.

¿Y al Perú cómo lo ve?

Pasó su trauma político y ha crecido económicamente. Aprovechó la bonanza, pero tiene los mismos déficits que el resto en educación y seguridad.

Hace un año nos dijo, en una entrevista, que José Mujica era un presidente que hablaba mucho y ejecutaba poco. ¿Lo sigue sosteniendo?

Mujica es un personaje absolutamente singular, sin precedentes en la historia política de Uruguay y sin continuación. No es un gestor, yo diría que ni le gusta el ejercicio del poder. Si uno llega de fuera y lo escucha, diría que es un comentarista que dice frases ocurrentes.

¿Uruguay ha retrocedido con él?

No personalizaría las cosas porque Mujica no es un titular de gobierno propiamente dicho. El país ha crecido económicamente, no hay duda. Pero no es lo único que cuenta.

¿Cuál ha sido su punto más débil?

La crisis educativa. Él mismo ha reconocido que no pudo hacer nada. La última evaluación PISA es la peor que hemos tenido. No estamos estancados, sino yendo para atrás.




Argenzuela

Argenzuela

Comentario de Lampadia:

Magnífica y valiente descripción de los acontecimientos del desastre que lideran la presidenta argentina y el títere cubano que funge de sátrapa en Venezuela, que tiene detrás la experiencia de décadas de maniobras políticas sofisticadas de Cuba.

La semana pasada, en Lampadia (ver: Miraflores adopta esquema de Nueva York con un modelo “ganar-ganar”) felicitamos a la municipalidad de Miraflores por haber copiado una excelente práctica de Nueva York. También hemos elogiado lo que hizo Polonia después del colapso del Imperio Soviético, que copió 80,000 folios de normas europeas para crear una nueva base institucional que probó ser muy exitosa, tanto como la de Japón, en su momento, en el aspecto tecnológico que lo catapultó a ser la segunda economía global.

Decíamos entonces lo bueno que es copiar las buenas prácticas de otros países, nunca nos imaginamos que algunos de nuestros vecinos copiaran las peores. Qué lástima por un país que se sigue degradando desde esa posibilidad de desarrollo que perdió desde el advenimiento del peronismo.  

Por: Diario “La Nación” de Argentina

(El Comercio, 07 de Septiembre del 2014)

Para ser la mejor alumna, hay que seguir las enseñanzas de la maestra. Si la Argentina  aspira a graduarse de Argenzuela, debe aprender de Venezuela a lidiar con la inflación. Y  como los precios son renuentes a los buenos modales, por más cuidados que fueran, la presidenta Cristina Kirchner instruyó al secretario de Comercio, Augusto Costa, a que estudiase la nueva ley venezolana de Precios Justos, “para frenar al capitalismo ladrón, tracalero e inmoral”. Tal vez subyugado por el calificativo “tracalero”, Costa calcó el texto de la norma venezolana, guardando nuestra Constitución en una caja fuerte.

Según el proyecto del gobierno argentino, las empresas se convertirán en concesionarias precarias de sus organizaciones productivas, ya que el secretario Costa tendrá poder para analizar costos, establecer márgenes, fijar precios, obligar a vender a pérdida, intervenir empresas, multar y disponer clausuras, facultad esta última que en un principio  contemplaba hacerlo sin orden judicial alguna, pero que fue excluida del dictamen del Senado.

Hugo Chávez nunca comprendió cómo el kirchnerismo no cooptaba a las Fuerzas Armadas, sobre todo, cuando la inflación, el desabastecimiento y el descontento hacen necesario pergeñar conspiraciones, espiar con inteligencia y controlar a los uniformados. Tardó un poco, pero la sugerencia del pedagogo no cayó en saco roto. Con la designación del general César Milani en el Estado Mayor del Ejército, ambos modelos convergieron en el único punto que los diferenciaba.

Todavía hay distancia entre las dos naciones. El litro de nafta de 95 octanos en Venezuela se regala a menos de dos centavos de dólar, según la cotización oficial de esa moneda contra el bolívar; en la Argentina, en cambio, pese a que, cuando YPF pasó a ser controlada por el Estado, se señaló que uno de los objetivos era que los combustibles fuesen más baratos, el litro de nafta súper promedia el equivalente a 1,40 dólares y solo en lo que va de 2014 ha subido más del 40 por ciento en moneda local.

Hay, por cierto, otras diferencias. En Venezuela, hay rebelión estudiantil y social, con una represión salvaje y un saldo que hasta ahora supera los cuarenta muertos. Los líderes opositores están presos, aunque para el presidente Nicolás Maduro no hay presos políticos, sino políticos presos. La expulsión de la diputada María Corina Machado de la Asamblea Nacional por el presidente del cuerpo, Diosdado Cabello, y el durísimo encarcelamiento del líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, en una prisión militar, muestran la realidad de una dictadura de facto. Por ahora, eso no ocurre en la Argentina, pero no se puede desechar la posibilidad de que una interpretación como las que ya se han hecho de la ley antiterrorista pueda llevar las cosas a una situación no deseable.

Cristina Kirchner ha lanzado una ofensiva sobre el sector privado que su marido no hubiese soñado ni menos aún aconsejado. El ministro de Economía, Axel Kicillof, no hubiera durado un instante en el gabinete del ex presidente. Inspirada en el Plan de Desarrollo Endógeno Bolivariano, la mejor discípula aspira a profundizar el “vivir con lo nuestro”, versión Orinoco, que en Venezuela provocó el cierre de 4.000 empresas, el desabastecimiento completo – desde leche hasta medicamentos– y una brecha cambiaria del 1.200 por ciento.

Por si alguna duda quedara sobre el entusiasmo que despierta en el kirchnerismo ese modelo, hay que recordar que el joven Nicolás Maduro Guerra, que no es otro que el hijo del mismísimo presidente de Venezuela, visitó en los últimos días la Argentina y hasta dio clases sobre las supuestas bondades de la ley de abastecimiento de su país a algunos de los propios legisladores argentinos que pretenden trasplantar aquel plan bolivariano.

Al negarse a cumplir con la sentencia del juez neoyorquino Thomas Griesa, el gobierno argentino ha ido más lejos que la propia Venezuela. Entre su propia gente y Wall Street, nuestro mentor caribeño ha optado por lo segundo, pagándoles a los tenedores de bonos de manera religiosa. Pero con el fuerte cepo cambiario, ha mandado a la quiebra a muchas compañías que necesitaban dólares para importar desde harina hasta papel higiénico. También ha perjudicado a la población, que además de informarse por Twitter sobre los comercios donde puedan encontrarse artículos de primera necesidad, para salir corriendo a buscarlos, ahora deberá registrar sus huellas digitales, como cartas de racionamiento para evitar que las familias compren más del cupo que les será otorgado.

Como en Venezuela, la prensa independiente de la Argentina viene sufriendo persecuciones administrativas y judiciales, además de cepos publicitarios y toda clase de discriminaciones. Para silenciar a la oposición, el chavismo no renovó la concesión del canal 2 (RCTV) y forzó las ventas de medios independientes como Globovisión y Cadena Capriles a grupos afines al poder político. Entre nosotros, el kirchnerismo intentó hacer algo semejante con la ley de medios audiovisuales. Es cierto que aún no se han impuesto aquí las duras multas que sufrieron algunos medios de comunicación y periodistas venezolanos por el simple hecho de difundir la cotización del dólar en el mercado marginal, algo que se encuentra insólitamente prohibido en aquel país. Sin embargo, podemos sospechar con fundamentos que las leyes de abastecimiento y antiterrorismo persiguen claramente igual objetivo.

El kirchnerismo sigue el mismo camino, si se recuerda que el titular de la Unidad de Información Financiera, José Sbattella, puntualizó que la cuestionable ley antiterrorista podría ser aplicada contra el periodismo, como ya se quiso hacer en Santiago del Estero, ayer feudo de los Juárez y hoy de los Zamora. En el mismo sentido, la presidenta no dudó en descalificar a la prensa y sugerir que le cabrían las sanciones de la norma antiterrorista, por el simple hecho de haber informado algo tan cierto como que una empresa que se declaró en quiebra había dejado en la calle a 400 trabajadores. Al igual que la venezolana, la sociedad argentina enfrenta divisiones, por los efectos de un discurso político sustentado desde las más altas esferas del Gobierno en la confrontación y en la permanente búsqueda de enemigos internos y externos. Se trata de la peor herencia que nos dejará el kirchnerismo.

Tal como señalamos en anteriores editoriales, intelectuales, artistas y hasta miembros de una misma familia evitan encuentros personales para evitar roces que puedan ser provocados por la simple divergencia entre sus opiniones políticas. A partir de la concepción oficial de que los adversarios son enemigos, se han reflotado odios y resentimientos como nunca se vieron en nuestro país desde la recuperación de la democracia. No es ni más ni menos que algo que viene sucediendo en la Venezuela chavista desde hace mucho tiempo.

La baja calidad institucional y la falta de adecuados órganos de control que permitan limitar la corrupción pública hermana a ambos gobiernos. Es probable que algunos funcionarios kirchneristas vean con cierta envidia los progresos del chavismo para domar completamente al Poder Judicial venezolano. Afortunadamente, la presión de la sociedad argentina y la acción de la Corte Suprema impidieron que se convalidaran los más nefastos aspectos de la reforma judicial que aún hoy sigue queriendo imponer el gobierno de Cristina Kirchner.

El camino hacia la Argenzuela autárquica y endógena será muy duro. Si fuese exitoso, la mayor parte de la población vivirá de recursos públicos y solo una porción reducida se mantendrá en el sector privado. Posiblemente, tejiendo boinas de color rojo, para enviar a nuestro preceptor, en reconocimiento por las valijas recibidas y por tantas enseñanzas aprovechadas por el mejor discípulo en lograr una Argentina minúscula. Una Argenzuela.




Meléndez ensalza el modelo venezolano que reprime estudiantes

Meléndez ensalza el modelo venezolano que reprime estudiantes

En una reciente columna de Perú21, el politólogo Carlos Meléndez compara gruesamente las tasas de pobreza de Chile, Perú y Venezuela para lanzar temerarias afirmaciones sobre las supuestas bondades del modelo chavista. Repasa las cifras del Instituto de Estadísticas de Venezuela publicadas por SEDLAC, las cuales son cuestionables y carecen de confiabilidad. Según estas cifras, la pobreza total en Venezuela alcanzó al 25.4% de la población en el 2012 y la pobreza extrema 7.1% – similares a las cifras del Perú para el mismo año (25.8% y 6% respectivamente). Es a partir de estos datos que Meléndez afirma falazmente que “el modelo económico parece no tener un efecto decisivo en la disminución de la miseria”. Sin embargo, su relativización sobre la idoneidad de nuestro modelo económico en relación al chavismo, no solo desinforma sino que tergiversa la realidad al comparar un modelo como el peruano y el chileno, con una aventura política que compra el favor popular con un asistencialismo desenfrenado para mantener en el poder a una cúpula corrupta.

Reducir la pobreza a punta de asistencialismo y déficit fiscales no es sostenible. Esto lo tienen claro los peruanos que vivieron los años 70 y 80. El chavismo usa exagerados programas clientelistas (las “Misiones”) financiados a partir de la renta petrolera, descuidando los aspectos estructurales que generan bienestar duradero en la población. La deuda pública de Venezuela es de US$100 mil millones, el déficit alcanza al 15% del PBI (en el Perú el superávit fue de 2% y en Chile de 0.7% en el 2012). Sus reservas internacionales han caído a US$20 mil millones el 2013 (en Perú son de US$64 mil millones y en Chile llegan a US$43 mil millones).

Mientras el Perú logró reducir la pobreza sostenidamente desde el 2001, en Venezuela se registraron años en los que la tasa de pobreza se incrementó. Por ejemplo, en el año 2002 la pobreza extrema aumentó más de 8 puntos, pasando de 16.9% a 25% y la total alcanzó al 55% de la población. En el año 2003, nuevamente la pobreza extrema se incrementó casi 5 puntos, alcanzando al 29.8% de la población, al tiempo que la pobreza total escaló hasta alcanzar al 62.1% de los venezolanos. Otro episodio de retroceso lo vivieron en el 2010, cuando la tasa de pobreza oficial que estaba en 31.8% aumentó a 32.5%. Esta volatilidad refleja la debilidad estructural de la economía venezolana, que tarde o temprano, extenderá la pobreza  a todo el país.

Peor aún, el chavismo ha destruido el aparato productivo. A pesar de ser el país con más reservas de petróleo en el mundo, su producción ha caído en 401,000 barriles diarios entre el 2008 y 2013 (pasando de 3,2 millones de barriles diarios a 2,8). Todos los demás sectores han colapsado, al punto de que sus exportaciones de petróleo llegan al 96% del total (un verdadero país primario exportador). Una tradicional nación ganadera y agrícola, hoy importa más de un tercio de los alimentos que consume (en el 2012 la importación de alimentos aumentó en 58%).

Meléndez también olvida que la inflación en Venezuela es la más elevada de la región (y una de las más altas del mundo), y este factor, junto con el nulo crecimiento del producto provocan una caída del salario real. De hecho, según CEPAL, el salario real de un venezolano ha caído 20% en la última década. Esto afecta principalmente a los más pobres. Lamentable que un país con tanto petróleo llegue a un PBI per cápita de solo US$ 12,734 cuando, Arabia Saudita (que se encuentra en un desierto, depende íntegramente del petróleo y tiene una población de similar tamaño) alcanza un PBI de US$22,000 por habitante, casi el doble. Chile, con graves carencias de energía, llega a un per cápita de US$ 15,400. 

Hoy, pocos dudan del fracaso del chavismo. Todos los experimentos similares han sido un fracaso económico y social. ¿Qué pretende Meléndez con este análisis? ¿Querrá acaso que sigamos el modelo venezolano para que nuestra economía sufra lo mismo que hoy padecen ellos? Y lo que es peor, Meléndez no menciona el caos social en el que se encuentra sumido el país del Orinoco, ni critica a su aberrante dictadura. Qué falta de solidaridad con los estudiantes que son sangrientamente reprimidos todos los días por exigir libertad y democracia. Lampadia




“La OTAN es el nuevo enemigo de Maduro y Cristina Fernández”

“La OTAN es el nuevo enemigo de Maduro y Cristina Fernández”

En menos de siete días, los gobernantes de Venezuela y Argentina denuncian la injerencia de dicha alianza militar.

Buenos Aires / Washington [Agencias]. La semana pasada, el régimen de Nicolás Maduro aprovechó una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para acusar a la oposición de intentar simular una “guerra civil” con el fin de propiciar la intervención de la OTAN, la alianza militar que agrupa a los países de Occidente.

Germán Saltrón, agente venezolano del Estado para DD.HH., soltó esta argumentación ante laCIDH: “El objetivo de las protestas es crear un ambiente de guerra civil y solicitar la intervención extranjera de los militares de la OTAN para, de esta forma, terminar con la revolución bolivariana y entregar los mayores recursos petroleros del mundo a Estados Unidos”.

En las islas de la discordia

Ayer la OTAN volvió a sonar en esta parte del hemisferio, específicamente en Argentina, cuyo gobierno es bastante cercano al de Venezuela.

A raíz de los 32 años del inicio del conflicto con el Reino Unido por las islas Malvinas, la presidenta Cristina Fernández disparó: “Las Malvinas constituyen la base militar nuclear de la OTAN en el Atlántico sur, es una verdad que [los ingleses] no pueden seguir ocultando”.

Según Fernández, en el archipiélago hay aviones de combate de quinta generación equipados con poderosos misiles. “Sería bueno que se dedicaran menos a guerrear y que se ocupen de los ingleses y sus problemas de desempleo”, afirmó.

Publicado en El Comercio, 03 de abril de 2014.