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“BELLO DURMIENTE”

“BELLO DURMIENTE”

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor Spencer Stuart
Para Lampadia

Es un derroche de amor, el suelo mío y es que es el hijo del sol, el Perú mío. Es un gigante al que arrullan sus anhelos. Bello durmiente que sueña frente al cielo. Este, su sueño, comparten tres amadas. Desnuda costa, ilusionada. Exuberante, la selva apasionada y una tímida sierra enamorada.

¡Te amo, PERÚ!

Estos versos que son parte de la letra de la genial canción ¨Bello Durmiente¨ de Chabuca Granda, grafican poéticamente lo espectacular que es nuestro país. Rico en recursos y bellezas naturales. Mientras que su título nos recuerda que estamos adormilados y no aprovechamos las enormes riquezas que poseemos a lo largo y ancho de nuestras tres regiones, costa, sierra y selva, a las que le agregaría el extenso y acaudalado mar.

Chabuca nos evoca lo mismo que hace mas de siglo y medio expresó Antonio Raimondi en su famosa frase, ¨El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro¨. Ambos nos llaman la atención por no ser capaces de unirnos y aprovechar las extraordinarias riquezas que poseemos como país, en favor de todos los peruanos. Esta realidad es la lamentable historia de nuestra vida republicana, que en unos meses mas cumplirá dos siglos de existencia.

Pero Chabuca y Raimondi no descubrieron nada nuevo ya que todos los peruanos sabemos perfectamente que esto es cierto y que, en mayor o menor medida es culpa de nosotros mismos.

Somos nosotros los que elegimos a gobernantes de mediocres para abajo, éstos a su vez generan las absurdas e irresponsables normas y la burocracia que son causa directa de la nefasta corrupción y de todo tipo de delitos, que no son sancionados debidamente por una ¨flexible¨ justicia y una reinante impunidad al servicio de la corrupción. Si a estos males les sumamos el tremendo deterioro de la ética y la falta de valores a todo nivel, mas la cada vez peor educación de nuestra niñez y juventud, tenemos el círculo vicioso perfecto.

Dado este terrible y desolador escenario nos preguntamos: ¿Existe alguna forma de despertar al Bello Durmiente? La respuesta obvia sería no, pero si hacemos un tremendo esfuerzo de optimismo, podríamos al menos soñar que si la hay.

De hecho, siempre hay soluciones posibles para los problemas, así estos sean gigantes. En este caso también la hay, pero está claro que su implementación sería tremendamente complicada. Esto debido a que este enorme problema esta enquistado en nuestro país. Es nuestro modus vivendi. Sin embargo, siguiendo un terco y fantasioso optimismo, veamos que se podría hacer.

Toda solución a un problema grande comienza por un análisis y reconocimiento de las causas y de los que las generaron (los culpables). Luego del mea culpa se debe sancionar adecuadamente, hacer un franco propósito de enmienda y generar las medidas de control y los candados para que no vuelva a suceder. Luego se acuerda y firma un nuevo compromiso con todas las partes involucradas y finalmente se procede a la implementación del nuevo plan (Basado en un Análisis FORD del Perú, tal como lo comentamos en artículos pasados publicados en Lampadia).

Hago énfasis en el tema del reconocimiento (mea culpa) y de las sanciones (castigos), porque la ausencia de estos elementos es la causa principal del fracaso y el caos, mientras que su firme presencia es la principal causa del éxito.

En el caso que nos ocupa, las causas las conocemos perfectamente y fueron descritas en un párrafo anterior. En cuanto a los culpables, todos sabemos quienes son los ¨activos¨, pero nunca consideramos a los ¨pasivos¨.

Culpables no son solo los que delinquen conscientemente como los corruptos, los traficantes de influencias, los funcionarios públicos irresponsables, los que negocian con su poder, los que roban o lucran con bienes públicos, los que toman decisiones públicas en provecho propio, etc. Estos son en su gran mayoría funcionarios o servidores públicos, pero también hay algunos empresarios. Ellos son los ¨culpables activos¨.

Pero también son culpables los que permiten que esto suceda y los que se dedican solo a criticar y siguen egoístamente con sus actividades lucrativas sin importarles el resto. Estos son los ¨culpables pasivos¨ y todos nosotros, en alguna medida lo somos por estar dormidos y no hacer nada al respecto.

Hace solo unos días Michael Porter, profesor emérito de la Universidad de Harvard y consultor experto en competitividad de los estados, dictó una conferencia virtual para ejecutivos y empresarios del foro Perú Sostenible 2020. Porter que conoce bien al Perú, sostuvo que la marcha de un gobierno, así como su éxito o fracaso, no es sólo tarea del Estado sino de una combinación Estado-Empresa. También afirmó que esto que él llama ¨Valor Compartido¨, es una clara característica de los países que vienen consiguiendo mayor bienestar y crecimiento en el mundo.

Porter argumentó que la Empresa puede satisfacer necesidades sociales muchísimo mejor que el gobierno, pues tiene mejores capacidades estratégicas y mayor talento. Aseveró que creer que la empresa se dedica solo a sus negocios y que el estado hace todo lo demás, es una visión muy simplista e ineficiente. Su consejo es que dado los problemas por los que atraviesa actualmente el país, es absolutamente necesario que el empresariado de una vez por todas se involucre y aporte sus competencias para complementar el trabajo del estado.

Esto, que mas que un consejo fue una llamada de atención, es una clara alusión a uno de los grupos mas relevantes de los ¨culpables pasivos¨: el empresariado. Pero el consejo no fue sólo para las empresas, lo fue también para el gobierno, para que sea este quien genere la nueva relación Estado-Empresa y también para la población en general, para que de una u otra forma participe en la solución.

Hay muchas cosas por hacer y el camino es muy largo y difícil, pero si no damos los primeros pasos cada uno desde sus respectivas trincheras, nuestro bello y rico país seguirá durmiendo y seguiremos siendo un mendigo sentado en un banco de oro. Podemos empezar eligiendo a mejores gobernantes en las próximas elecciones. Para esto debemos informarnos adecuadamente exigiendo a las autoridades electorales que sean muy estrictos en el filtro de candidatos y a estos demandarles que presenten detalladamente sus planes y los equipos técnicos que los acompañaran. Por su parte las empresas deben hacer propósito de enmienda e iniciar una participación mucho mas efectiva, a través de gremios profesionales y mucho mas activos en el desarrollo del valor compartido Estado-Empresa.

¡Propiciemos el despertar del Bello Durmiente, aunque sea pasito a paso!  Lampadia




Reactivar con sentido de urgencia supone agilidad administrativa

Reactivar con sentido de urgencia supone agilidad administrativa

Víctor Gobitz
Presidente del IIMP
Para
Lampadia

Distintas entidades con solvencia en tópicos económicos, como el propio Ministerio de Economía y Finanzas, el Consejo Fiscal y el Banco Central de Reserva coinciden en que en este año 2020, experimentaremos la mayor caída del PBI de nuestros últimos 100 años; y recuperar el nivel de producción de bienes y servicios, en términos previos a la pandemia nos tomará, no menos de 3 años. Esta información en términos sencillos significa una crisis de desempleo sin precedentes.

Ante ello, deberíamos cuestionarnos acerca del curso de acción que podríamos adoptar para promover y agilizar las inversiones públicas y privadas; pero, sin variar, es decir, manteniendo las mismas regulaciones y estándares laborales, ambientales y tributarias.

La respuesta está en la agilidad administrativa, entendida por la adopción de una absoluta predictibilidad en los plazos de pronunciamiento u observación.

Esta predictibilidad administrativa férrea se conseguiría con la aplicación de la norma del silencio administrativo positivo; que a la fecha solo se aplica por excepción. La Autoridad tendría un plazo perentorio para pronunciarse y la entidad que promueve la inversión podría cautelar al Estado a través de una caución, lo cual le permitiría a la Autoridad, de manera ex-post; revisar y perfeccionar, pero no detener una inversión.

Este concepto que podría parecer innovador, no es tal; a la fecha la emplean las personas naturales y las empresas privadas para el pago anual del Impuesto a la Renta; pues mediante una Declaración Jurada proceden al pago respectivo y luego la Autoridad, en este caso particular la SUNAT, tiene hasta 4 años para fiscalizar, observar y eventualmente sancionar al contribuyente; si a su criterio, el cálculo del impuesto erró por defecto.

Lo cierto es que ante esta crisis sanitaria, social y económica excepcional y sin precedentes; tenemos que plantear soluciones audaces para atender de manera sostenible (léase sin subsidios), a nuestra población más vulnerable, lo cual supone generar empleo a través de inversiones públicas y privadas. Aún estamos a tiempo. Lampadia




“El Perú es mucho más grande que sus problemas”

“El Perú es mucho más grande que sus problemas”

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

El titulo es una frase de Jorge Basadre que vale la pena analizar ya que es aplicable a la situación que estamos viviendo. En ella posiblemente quiso poner paños fríos a alguna situación de crisis que vivía el Perú en esos momentos, tema que lamentablemente ha sido recurrente en los doscientos años de nuestra vida republicana.

En ella encontramos dos claros mensajes. Uno de frustración por estar en crisis recorriendo nuevamente un camino lleno de obstáculos. El otro de optimismo patriótico sugiriendo que siempre de alguna lo lograremos superar. Lo triste del caso, es que los obstáculos que generan estas crisis son originados por nosotros mismos: Los peruanos.

Hace un par de semanas publiqué dos artículos sobre un Análisis FORD del Perú que elaboré con la colaboración de los lectores a través de las redes digitales. En él se concluyó que el Perú tiene enormes fortalezas naturales, pero que éstas no son aprovechadas por causa de sus grandes y frustrantes debilidades. Dada esta contundente conclusión, quise entender porque nos sucede esto y por qué no somos capaces de superarlo. Para hacerlo era necesario definir y analizar tanto al Perú, como a los peruanos.

Muchos autores, académicos, políticos y periodistas han intentado hacerlo ¨patentado¨ frases, algunas de las cuales han trascendido hasta hoy. Recientemente el periodista y escritor Renato Cisneros presentó una lista de las mas célebres la cual me ayudó para este breve análisis.   

En la lista hay frases muy críticas o basadas en algún complejo y otras muy creativas y acertadas. Lo curioso (o lamentable) es qué a pesar de los años transcurridos, la mayoría siguen siendo perfectamente vigentes. Este hecho evidencia uno de los problemas centrales de nuestro país: No aprovechamos nuestras enormes fortalezas porque no somos capaces de superar nuestras debilidades. ¡Parece que no nos gustara ir ganando y que preferimos ir perdiendo! ¿Por qué?

Esto estaba sucediendo nuevamente justo antes de la pandemia. El periodo entre 1995 y 2015 fue de claro crecimiento sostenido, modernización, reducción de la pobreza, crecimiento de la clase media y solidificación de nuestra macroeconomía. Todo iba ¨viento en popa¨ y parecía que por fin estábamos encaminados en la senda del desarrollo. Sin embargo, nos acordamos de nuestro complejo y comenzamos a hacer lo posible para retroceder. Así nos encontró la pandemia para darnos el puntillazo.

Esta es la frustrante realidad del Perú y de los peruanos, que fue claramente sintetizada por el geógrafo ítalo-peruano Antonio Raimondi en su famosa frase ¨El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro¨. Esta metáfora describe claramente el triste hecho de tener enormes fortalezas y riquezas naturales (el banco de oro), que no son aprovechadas por los peruanos (el mendigo). Esta realidad resaltada por Raimondi a mediados del siglo XIX sigue siendo absolutamente vigente hoy, tal como se concluyó en el Análisis FORD del Perú (Lampadia 9-ente7-20 y 7-8-20).

Esto sucede a pesar qué TODOS sabemos qué si estas oportunidades fueran aprovechadas, dentro de un adecuado marco legal, económico, social y ambiental, la frase de Raimondi ya no sería vigente, porque quien estaría sentado en el banco de oro no sería un mendigo.

¿Entonces por qué permitimos que suceda esto? Tal vez la respuesta nos la puede dar ¨el perro del hortelano¨, que aparentemente es peruano.

En el Análisis FORD también se observó algo muy interesante. Mientras que el país (Perú) aporta las enormes fortalezas, son las personas (los peruanos) los que generan las debilidades. Corrupción, burocracia, informalidad, inestabilidad jurídica, política, social y falta de infraestructura. Sin embargo, no podemos generalizar y decir que estas son generadas por los peruanos, pero si podemos afirmar que lo son por un grupo minoritario de malos peruanos, quienes se aprovechan de la impunidad.

Esta nefasta situación es muy bien descrita por la periodista y diplomática peruana Carmen Mac Evoy en su frase ¨El Perú no es corrupto, hay corruptos a los que les dimos el poder¨.

A pesar qué estas debilidades son producto de las malas prácticas de un grupo minoritario de malos peruanos, no podemos dejar de reconocer que el resto, que somos la gran mayoría, también tenemos parte de la culpa, porque permitimos que esto suceda. Esta es una de las características negativas del peruano: LA INDOLENCIA.

¡No sólo es culpable el que comete el crimen; también lo es el que permite que se cometa!

Pero no todo es negativo. Los peruanos, tienen importantes cualidades positivas que se deben resaltar. Entre ellas la gran capacidad para el trabajo duro, la enorme creatividad, la resiliencia y el espíritu emprendedor, para mencionar las más relevantes. En base a ellas se consiguió el importante crecimiento de la clase media y la disminución de la pobreza en el periodo 1995-2015. La primera pasó de ser el 27% a mas del 45% y la segunda se redujo por primera vez en la historia al 20%.

Sin embargo, a pesar de ser cualidades muy positivas, todas son de corte personal, lo que genera otra característica negativa del peruano: EL INDIVIDUALISMO. Esta peculiaridad es positiva para la persona, pero negativa para el país porque es opuesta a la unidad y a la solidaridad y por consiguiente hace muy difícil el consenso y cualquier tipo de acción colectiva para impulsar proyectos o cambios sociales.

Para graficar este hecho veamos el deporte en el Perú. Tenemos campeones mundiales, olímpicos y panamericanos en tiro, artes marciales, squash, bádminton, surf, vela y maratón, todos deportes individuales. Sin embargo, en los deportes colectivos no tenemos ningún equipo campeón olímpico o mundial. Tenemos éxito en lo individual, pero no en lo colectivo. El individualismo es causa de la pobreza de los partidos políticos y también del populismo irresponsable.

Otra cosa que distingue al Perú es que su población es variopinta por excelencia. Este tema genera diferencias extremas, desunión, desconfianza y sentimientos encontrados muy profundos. Es además la causa de otra característica negativa del peruano: LA FALTA DE IDENTIDAD.

Esto está graficado en varias frases célebres como ¨El Perú es todas las sangres¨ de José María Arguedas. ¨En el Perú el que no tiene de inga tiene de mandinga¨, que se le atribuye a Ricardo Palma. ¨El Perú es un país acomplejado¨ de María Rostworowski. ¨El Perú es un país que no tiene una identidad, porque las tiene todas¨ de Mario Vargas Llosa, entre otras.

A estas tres particularidades negativas de los peruanos se le suma una cuarta, que también viene de tiempo atrás: LA INDISCIPLINA. Esta mala práctica sin duda se debe a la cada vez mas deteriorada administración del orden público y la justicia, debido a la corrupción e impunidad. Si no hay castigo efectivo, no hay posibilidad de reducir la indisciplina y mas bien la incentiva. En este frente también hay varias frases célebres que aplican muy bien, entre ellas ¨El Perú es un burdel¨ de Pablo Macera y ¨El Perú es un país de muchas leyes, pero sin Ley¨ de Alfredo Bryce Echenique.

En resumen, estas cuatro características negativas de los peruanos: Indolencia, falta de Identidad, Individualidad e Indisciplina, son las verdaderas causas por las cuales un grupo minoritario de malos peruanos, amparándose en a impunidad, generan las grandes debilidades que no han permitido el desarrollo de nuestro país en doscientos años de vida republicana. ¡Entonces el problema no es el Perú, es de los peruanos y por lo tanto somos los únicos que podemos solucionarlo!

No seamos indolentes y participemos con valentía. Dejemos las diferencias de lado y busquemos la unidad. El tema no es entre izquierda y derecha, es entre una mayoría de buenos peruanos y una minoría de malos peruanos.

¡Recuperemos nuestra identidad y el orgullo de ser peruanos! Lampadia




Populismo y clientelismo

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por IIG – Infraestructura institucionalidad y Gestión, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre populismo y clientelismo en el Congreso.

Participa como invitada María Alejandra Campos, politóloga, con Gonzalo Prialé y Jaime de Althaus.

Las opiniones vertidas en este programa no necesariamente representan la opinión institucional de IIG sobre los temas tratados.




Las implicancias de la desglobalización

Las implicancias de la desglobalización

A continuación compartimos un reciente artículo escrito por el notable economista Kenneth Rogoff (Project Syndicate) en el que se dilucidan con mayor prospectiva qué implicancias comerciales y financieras tendría para los países desarrollados como en vías desarrollo avanzar hacia un mundo más desglobalizado.

Como venimos advirtiendo en anteriores oportunidades, este proceso se ha venido acelerando conforme sigue escalando el conflicto comercial y tecnológico de China EEUU (ver Lampadia: Se amplifican tensiones entre China y EEUU), y se ha seguido exacerbando recientemente por la crisis del covid 19 (ver Lampadia: La globalización sigue perdiendo fuerza).

Destaca la reflexión que hace Rogoff en relación a los países pequeños y en vías desarrollo como el nuestro. Advierte: Para las economías más pequeñas y los países en desarrollo que no pueden alcanzar la masa crítica en muchos sectores y que a menudo carecen de recursos naturales, un colapso en el comercio revertiría muchas décadas de crecimiento.”

Asimismo agrega: “Hoy, los países pequeños que carecen de una alianza económica estrecha con un gran estado o unión enfrentan grandes riesgos económicos.”

De estas cortas frases se puede extraer que el Perú, al ser un país con abundantes recursos naturales – principalmente, minería polimetálica – y con variadas interconexiones económicas tanto con el mundo occidental como asiático –  posible gracias una larga de tradición de TLC y el respeto de los contratos de inversión extranjera –  ostenta una ventaja frente a otros países de similar tamaño y nivel de desarrollo de cara a esta crisis.

Ello no solo debe llamarnos la atención a cuidar esta institucionalidad, que en los últimos días ha estado bajo asalto con propuestas populistas desde el Congreso como con la suspensión del pago de peajes y el control de precios de diversos bienes, sino que también deben buscarse mecanismos para ahondar en ella. El camino para paliar el impacto de esta crisis de desglobalización, como reafirmamos, es liberalizar aún más nuestros mercados y atraer mayor capital de largo plazo del mundo. Ello solo se logrará retomando nuestras grandes inversiones mineras y de infraestructura en el menor plazo posible para así constituirnos como un país atractivo para los inversionistas en un contexto en donde la integración global se sigue desmoronando tal cual lo hace una torre de naipes cuyas bases ahora se han vuelto en contra de ella. No podemos seguir perdiendo el tiempo. Lampadia

La desglobalización dañará el crecimiento en todas partes

Kenneth Rogoff
Project Syndicate
3 de junio, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Incluso si EEUU se hace de la vista gorda ante los efectos de la desglobalización en el resto del mundo, debe recordar que la abundante demanda actual de activos en dólares depende en gran medida del vasto sistema comercial y financiero que algunos políticos estadounidenses pretenden reducir. Si la desglobalización va demasiado lejos, ningún país se salvará.

La economía mundial pospandémica parece será una economía mucho menos globalizada, con líderes políticos y públicos que rechazan la apertura de una manera diferente a todo lo visto desde las guerras arancelarias y las devaluaciones competitivas de la década de 1930. Y el subproducto no será solo un crecimiento más lento, sino una caída significativa de los ingresos nacionales para todos, pero quizás más en las economías más grandes y diversificadas.

En su libro profético de 2001 The End of Globalization, el historiador económico de Princeton Harold James mostró cómo una era anterior de integración económica y financiera global colapsó bajo las presiones de eventos inesperados durante la Gran Depresión de la década de 1930, que culminó en la Segunda Guerra Mundial. Hoy, la pandemia del COVID-19 parece estar acelerando otro retiro de la globalización.

La retirada actual comenzó con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 en EEUU, lo que llevó a guerras arancelarias entre EEUU y China. Es probable que la pandemia tenga un impacto negativo a largo plazo aún mayor en el comercio, en parte porque los gobiernos reconocen cada vez más que necesitan considerar la capacidad de salud pública como un imperativo de seguridad nacional.

El riesgo hoy de un debilitamiento excesivo al estilo de la década de 1930 en la desglobalización es enorme, particularmente si la relación entre EEUU y China continúa fracasando. Y es una locura pensar que una retirada caótica e impulsada por la crisis de la globalización no introducirá más, y mucho más graves, problemas.

Incluso los EEUU, con su economía altamente diversificada, tecnología líder mundial y una fuerte base de recursos naturales, podrían sufrir una disminución significativa en el PBI real como resultado de la desglobalización. Para las economías más pequeñas y los países en desarrollo que no pueden alcanzar la masa crítica en muchos sectores y que a menudo carecen de recursos naturales, un colapso en el comercio revertiría muchas décadas de crecimiento. Y eso es antes de considerar el impacto duradero de las medidas de distanciamiento social y cuarentena.

El fallecido economista Alberto Alesina, una figura destacada en el campo de la economía política, argumentó que para un país bien gobernado en la era de la globalización, lo pequeño puede ser hermoso. Pero hoy, los países pequeños que carecen de una alianza económica estrecha con un gran estado o unión enfrentan grandes riesgos económicos.

Es cierto que la globalización ha alimentado las desigualdades económicas entre los aproximadamente mil millones de personas que viven en economías avanzadas. La competencia comercial ha afectado a los trabajadores de bajos salarios en algunos sectores, incluso mientras hace que los productos sean menos costosos para todos. Podría decirse que la globalización financiera ha tenido un efecto aún mayor al aumentar las ganancias de las corporaciones multinacionales y ofrecer nuevos instrumentos de inversión extranjera de alto rendimiento para los ricos, especialmente desde 1980.

En su éxito de ventas Capital in the Twenty-First Century del 2014, Thomas Piketty citó las crecientes desigualdades de ingresos y riqueza como evidencia de que el capitalismo ha fracasado. ¿Pero a quién le ha fallado? Fuera de las economías avanzadas, el capitalismo global ha sacado a miles de millones de personas de la pobreza desesperada. Seguramente, por lo tanto, un exceso en la desglobalización corre el riesgo de dañar a muchas más personas de las que ayuda.

Sin duda, es necesario ajustar el modelo actual de globalización, particularmente fortaleciendo en gran medida la red de seguridad social en las economías avanzadas y, en la medida de lo posible, también en los mercados emergentes. Pero construir resiliencia no significa derribar todo el sistema y comenzar de nuevo.

EEUU tiene más que perder de la desglobalización de lo que algunos de sus políticos, tanto de derecha como de izquierda, parecen darse cuenta. Para empezar, el sistema de comercio global es parte de un pacto por el cual EEUU se convierte en la hegemonía en un mundo donde la mayoría de los países, incluida China, tienen interés en hacer que el orden internacional funcione.

Además de sus ramificaciones políticas, la desglobalización también plantea riesgos económicos para EEUU. En particular, muchos de los factores benignos que hoy permiten que el gobierno de EEUU y las corporaciones estadounidenses pidan prestado mucho más que cualquier otro país probablemente estén vinculados al papel del dólar en el centro del sistema. Y una amplia gama de modelos económicos muestran que a medida que aumentan los aranceles y las fricciones comerciales, la globalización financiera disminuye al menos proporcionalmente. Esto no solo implica una fuerte caída en las ganancias de las multinacionales y en la riqueza del mercado de valores (que probablemente está bien para algunos), sino que también podría significar una caída significativa en la demanda externa de deuda de los EEUU.

Eso difícilmente sería ideal en un momento en que EEUU necesita un préstamo masivo para preservar la estabilidad social, económica y política. Así como la globalización ha sido un motor importante de la baja inflación y las tasas de interés actuales, cambiar el proceso a la inversa podría eventualmente empujar los precios y las tasas en la otra dirección, especialmente dado lo que parece ser un shock de oferta adverso duradero por parte de COVID-19.

Huelga decir que hay otras batallas por delante que requieren cooperación internacional, y no menos importante el cambio climático. Será aún más difícil motivar a las economías en desarrollo a controlar sus emisiones de dióxido de carbono si un colapso comercial global socava el incentivo común más fuerte que tienen los países para mantener la paz y la prosperidad mundiales.

Por último, aunque no por ello menos importante, el COVID-19 hasta ahora ha afectado más a Europa y a los EEUU que a la mayoría de los países de bajos ingresos, todavía existe un gran riesgo de una tragedia humanitaria en África y otras regiones más pobres. ¿Es realmente el momento adecuado para socavar la capacidad de estos países de valerse por sí mismos?

Incluso si Estados Unidos hace la vista gorda a los efectos de la desglobalización en el resto del mundo, debe recordar que la abundante demanda actual de activos en dólares depende en gran medida del vasto sistema comercial y financiero que algunos políticos estadounidenses pretenden reducir. Si la desglobalización va demasiado lejos, ningún país se salvará. Lampadia

Kenneth Rogoff, profesor de Economía y Políticas Públicas en la Universidad de Harvard y ganador del Premio Deutsche Bank 2011 en Economía Financiera, fue el economista jefe del Fondo Monetario Internacional de 2001 a 2003. Es coautor de This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly y autor de The Curse of Cash.




La deuda global en tiempos de coronavirus

La deuda global en tiempos de coronavirus

Una de las inevitables consecuencias de los agresivos paquetes de rescate económico que están siendo implementados en el mundo occidental para paliar el impacto de la crisis del covid 19, es el déficit fiscal y el sobreendeudamiento de los Estados, una preocupación que varios economistas ya se encuentran incorporando en sus análisis prospectivos de mediano y largo plazo por las fuertes implicancias que podría tener sobre las economías en un mundo post pandemia.

En línea con estos análisis, compartimos un reciente artículo publicado por The Economist que da cuenta de algunas líneas de política económica que podrían ir explorando los gobiernos para ir amortizando estas cuantiosas deudas ante posibles escenarios que podrían desatarse una vez superada la presente crisis, a resaltar, incrementos en los precios y/o de las tasas de interés internacionales.

Una opción interesante de las sugeridas es la de evaluar ampliar los rangos de las metas de inflación de los bancos centrales para incentivar el crecimiento de manera de hacer más sostenible el repago futuro de estas deudas. Ello no requerirá la fijación de incrementos de impuestos que introducirían innecesarias distorsiones en los mercados justamente en una situación en la que más respiro debe darse a los agentes para generar más producción y así más ingresos fiscales al estado.

Si bien las reflexiones que hace The Economist están hechas a la luz de lo que está sucediendo en el mundo desarrollado, también aplicarían al Perú puesto que da una lección que cualquier gobierno debe tener en cuenta: la capacidad de la política fiscal está restringida a un presupuesto y a una deuda que, si bien puede estar justificada por la emergencia, debe pensarse en hacerse sostenible de manera que no se asfixie a los contribuyentes en el tiempo. Un país como el Perú que cuenta con un bajo ratio deuda/PBI en relación a sus pares de la región, no debe descuidar esta ostentosa posición pues es esta misma característica la que le permitirá –a través de una buena calificación crediticia – acoger más inversiones para así apuntalar su crecimiento una vez superada la pandemia. Lampadia

Finanzas del gobierno
Después de la enfermedad, la deuda

Para hacer frente al costoso legado de la pandemia, los gobiernos deberán encontrar el camino correcto entre el estímulo y la moderación

The Economist
23 de abril, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

A los líderes nacionales les gusta hablar de la lucha contra covid-19 como una guerra. Principalmente es una forma de hablar, pero en un aspecto tienen razón. El endeudamiento público en el mundo rico se elevará a niveles vistos por última vez en medio de los escombros y el humo de 1945. A medida que la economía cae en ruinas, los gobiernos están emitiendo millones de cheques a hogares y empresas para ayudarlos a sobrevivir los bloqueos. Al mismo tiempo, con las fábricas, tiendas y oficinas cerradas, los ingresos fiscales están colapsando. Mucho después de que los barrios del covid-19 se hayan vaciado, los países vivirán con las consecuencias.

Se está desarrollando un deterioro asombroso en las finanzas públicas. El gobierno de EEUU tendrá un déficit del 15% del PBI este año, una cifra que aumentará si se necesita más estímulo. En todo el mundo rico, el FMI dice que la deuda pública bruta aumentará de US$ 6 trillones a US$ 66 trillones a fines de este año, o del 105% del PBI al 122%, un aumento mayor que el observado en cualquier año durante el período de la crisis financiera global. Si los bloqueos duran más, la carga será mayor. Gestionar tales deudas colosales será una carga para las sociedades occidentales en las próximas décadas.

Pocos temas en economía atraen más alarmismo que los préstamos del gobierno. El reloj de la deuda nacional cerca de Times Square en Nueva York ha advertido sobre el inminente Armagedón fiscal desde 1989. De hecho, la deuda pública de un país no es como el saldo de la tarjeta de crédito de un hogar. Cuando la deuda nacional es propiedad de sus ciudadanos, un país se debe dinero a sí mismo. La deuda puede ser alta, pero lo que importa es el costo del servicio y, siempre y cuando las tasas de interés sean bajas, esto sigue siendo barato. En 2019, EEUU gastó 1.8% del PBI en intereses de deuda, menos de lo que hizo hace 20 años. En 2019, la deuda pública bruta de Japón ya era casi el 240% del PBI, pero había pocas señales de que no pudiera sostenerse. En los países que imprimen su propio dinero, los bancos centrales pueden mantener bajas las tasas de interés comprando bonos, como lo han hecho en las últimas semanas en una escala sin precedentes (la Reserva Federal ha comprado más bonos del Tesoro en cinco semanas que los emitidos, en línea, en el año a marzo). Justo ahora no hay riesgo de inflación, particularmente porque los precios del petróleo se han derrumbado. La mayoría de los economistas se preocupan menos de que los gobiernos pidan prestado imprudentemente, que de que sean demasiado tímidos debido al temor irracional de aumentar la deuda pública. El apoyo fiscal inadecuado hoy en día corre el riesgo de empujar a la economía a una espiral de declive.

Sin embargo, aunque gastar libremente ahora para evitar una depresión más profunda es el único camino sensato, los préstamos desmesurados durante años eventualmente amenazarán con problemas. EEUU tiene fuertes defensas contra una crisis de deuda abierta, porque el dólar es la moneda de reserva mundial y los extranjeros quieren poseer sus bonos. Pero otros países ricos no tienen ese lujo. La enorme deuda de Italia y la membresía de la zona euro lo condenan a vivir con la amenaza perenne de un pánico financiero si el BCE deja de comprar sus bonos.

La buena noticia es que los mercados financieros sugieren que las tasas se mantendrán cómodamente bajas durante décadas. Pero aún se desconoce mucho sobre el virus y sus efectos que, ahora de todos los tiempos, los inversores no pueden ver claramente muy lejos en el futuro. A algunos economistas les preocupa que una vez que el virus disminuya, podría comenzar una espiral de precios y tasas de interés a medida que una explosión de la demanda choca contra las cadenas de suministro que han sido destruidas por la pandemia.

Por lo tanto, los gobiernos tendrán que recorrer un camino traicionero entre el estímulo de hoy y la prudencia de mañana. El éxito no está garantizado. Después de la segunda guerra mundial, los países redujeron sus deudas en el transcurso de décadas, pero solo mediante el uso de una combinación mandona de altos impuestos sobre el capital, la represión financiera (que obliga a los inversores nacionales a mantener la deuda a tasas de interés artificialmente bajas) y la inflación, lo que erosiona el valor real de las deudas a lo largo del tiempo. Un baby boom y los niveles de educación en rápido aumento facilitaron a las economías salir de la deuda. Japón no ha enfrentado una crisis del mercado de bonos desde la década de 1990, pero su relación deuda / PBI ha seguido aumentando. Después de la crisis financiera en 2007-09, algunos países europeos optaron por recortes presupuestarios para reducir las deudas, con resultados mixtos y una gran reacción política.

La política de reducción del déficit será tóxica. La pandemia aumentará los pedidos de gastos generosos, no de ajuste del cinturón, especialmente en servicios médicos. El envejecimiento de la población significa que habrá una creciente demanda de pensiones y gastos de salud en las décadas de 2030 y 2040. Será más costoso mantener los servicios públicos, y mucho menos mejorarlos. Los políticos que recorten los beneficios para los pensionados serán castigados por legiones de votantes mayores. Habrá menos efectivo extra para combatir futuras crisis, como el cambio climático o incluso otra pandemia.

Ante esta realidad desalentadora, los gobiernos de los países ricos cometerán un gran error si sucumben a las preocupaciones prematuras y excesivas sobre los presupuestos. Mientras están en medio de la pandemia, la retirada del apoyo de emergencia sería contraproducente.

Una inflación moderadamente más alta ayudaría, al impulsar la tasa de crecimiento nominal de la economía. Cuando esto excede la tasa de interés, las deudas existentes se reducen en relación con el PBI con el tiempo. Lamentablemente, los bancos centrales han superado recientemente sus objetivos de inflación. En los últimos diez años, el déficit acumulado en EEUU y la zona euro ha sido de aproximadamente 5-6%. Los bancos centrales deberían comprometerse a compensar el déficit con la inflación de recuperación en el futuro. Esto aliviaría la carga de la deuda sin romper las promesas pasadas de alcanzar los objetivos de inflación.

Y los gobiernos deberían prepararse para el sombrío negocio de equilibrar los presupuestos más adelante en la década. Bien hecho, esto sería más justo y más eficiente que mantener bajas las tasas y permitir que la inflación se reduzca, lo que transferiría la riqueza de manera regresiva y arbitraria, por ejemplo, reduciendo las deudas de empresas y propietarios de viviendas apalancadas de manera imprudente. Es mejor aumentar los impuestos sobre la tierra, la herencia, las emisiones de carbono y, en EEUU, el consumo, y al menos tratar de recortar el gasto en personas mayores.

Servicio de deuda nacional

Quizás las tasas de interés realmente se mantendrán bajas mientras el crecimiento se recupera y la inflación aumenta ligeramente, lo que alivia la carga de la deuda. Lo más probable es que vivir con altas deudas sea un trabajo angustioso y agotador. Hacer que los presupuestos se sumen parece ser un desafío decisivo para el mundo post-covid, uno que los políticos de hoy ni siquiera han comenzado a enfrentar. Lampadia




El Perú tendrá la oportunidad de crecer con una reactivación eficiente

El Perú tendrá la oportunidad de crecer con una reactivación eficiente

Por: Sergio Bolívar, Catedrático en Comunicación, Reputación y Negociación de la UPC, consultor en Reputación y Marketing, Gerente General de la consultora estratégica Andina Consultando SAC.
Para Lampadia

En estos momentos difíciles el Perú goza de una buena reputación internacional al haber sido reconocido por la BBC News Mundo, como el país mejor preparado de América Latina para afrontar la crisis, según el artículo que publicó el 31 de marzo pasado. El equivalente a 12% del Producto Bruto Interno (PIB), que son 90 mil millones de soles, se destinarán a la contención y reactivación, lo que representa la medida más impactante de la región a favor sostener la economía y nos posiciona como líderes en estos términos, muy por encima de Chile (5% del PBI) e inclusive estamos destinando más puntos porcentuales del PBI que EEUU (10%).

Esto significa que vamos en serio a contener la crisis y a ‘poner la carne en el asador’ con recursos importantes para el impulso monetario – fiscal, similar a lo aplicado por los países europeos más audaces, tal como sucede en Alemania con 20% del PBI, Inglaterra 15%, Francia 14% y Dinamarca 12%.

El Perú puede hacerlo gracias al buen colchón de ahorros generado durante tres décadas de disciplina fiscal, un bajo endeudamiento externo y por los ingresos que se tuvo durante del boom minero. Y si nos faltara recursos, tenemos la capacidad de generar un crédito con el Fondo Monetario Internacional, cuyo directorio nos elogió en enero pasado al decir que “…Habiendo tomado nota de los sólidos márgenes de maniobra para la aplicación de políticas y la larga trayectoria de políticas económicas prudentes, los directores indicaron que las autoridades estarían en una sólida posición para mitigar el impacto potencial de cualquier riesgo externo e interno para la economía peruana”.

Si podemos estar seguros de algo, es que la situación es temporal. El año entrante será exitoso si somos eficientes en la reactivación, y lo hacemos lo antes posible de forma progresiva. Entonces, el esperado rebote del 2021, del cual nos hablan los economistas más reconocidos, se convertirá en una realidad.

Sacar adelante la reactivación implica gastar los recursos con racionalidad y realismo económico, pero también conformar una organización con talento estratégico que se encuentre comprometida a conducir la reactivación, dedicada 24/7 a la tarea y con visión institucional para retomar el camino de la inversión que genera crecimiento reduciendo la pobreza.

Esta organización tendría el encargo estratégico de promover la reactivación e imagen del Perú en el mundo. Aunque hoy parezca apresurado hablar de la reactivación, debemos aprovechar que acabamos de ganar un activo reputacional con el paquete agresivo de medidas. Esta imagen-país debe ser gestionada técnicamente a favor de captar nuevas inversiones, promover los proyectos clave destinados a la exportación y a la pronta recuperación del turismo interno -una prioridad debido a la situación internacional de la pandemia-. Esto tendrá la virtud de mantener alta la confianza de los peruanos. Por ello, cuanto antes nos preparemos, cuando sea el momento de actuar, llegaremos más rápido y eficientemente a la reactivación.

Algunas entidades reconocidas llevan años de experiencia dedicadas a la promoción de sus países. Hoy éstas actúan para mitigar el impacto del virus y avanzar en la reactivación económica. Entre los ejemplos tenemos:

  • El IDA de Irlanda (Agencia de Desarrollo de las Inversiones) está desarrollando programas conjuntos con las agencias de investigación e innovación del gobierno para dar respuesta rápida al manejo de la pandemia con tecnología y en colaboración con todos los centros farmacéuticos, químicos y biotecnología del país.
  • KOTRA de Corea del Sur (Agencia de Promoción del Comercio e Inversión Coreana) viene realizando coordinaciones con agencias de otros países para compartir su experiencia y datos clínicos importantes sobre la pandemia con países como Dinamarca, avanzando en el apoyo del suministro de equipos de prueba y dispositivos médicos. También busca firmar nuevos tratados comerciales con países emergentes del sureste y centro asiático, como Uzbekistan, a fin de reducir su fuerte dependencia comercial con China y USA.
  • La semana pasada, Enterprise Singapur ha iniciado conversaciones con Australia para firmar acuerdos en temas de inteligencia artificial (IA) e innovación de datos. El objetivo es reforzar el intercambio en campos actualmente estratégicos, como la ciberseguridad, la facturación electrónica y la seguridad alimentaria.

¿Cómo debe trabajar una organización promotora de la reactivación?

La buena reputación es el activo más importante que el Perú debe mantener en este momento de crisis. El enfoque interno debe ser siempre mantener el impulso hacia el éxito, aún en los momentos más complejos en lo social y lo económico. Por esta razón, debemos mirar hacia adelante y plantear el esfuerzo promotor en todo momento, inclusive antes de la reactivación.

Lo primero de la actividad promotora de la reactivación es que tenga sentido la estrategia y el planeamiento como consecuencia. La institución promotora debe tener la misión de dar la imagen hacia la recuperación y anticiparse a los cambios de manera proactiva. Esta función estratégica en la estructura actual del Gobierno no existe y se cuenta únicamente con entidades que operan cada una por su lado dentro de las carteras ministeriales. Estas vienen cumpliendo un rol operativo que no responde a la actual necesidad de la reactivación.

¿Suena sencillo? Quizá no, porque implica reforma y reestructuración de las organizaciones promotoras. Se necesita aterrizar los componentes y funciones básicas que presento a continuación:

1. Comunicación estratégica para la imagen de la reactivación del Perú.

Esta es la función principal de la institución. Todo lo que hacemos bien, como las medidas económicas, las medidas de contención y sobre todo la velocidad frente a los demás de la región, está sumando en favor de la próxima reactivación. Darlo a conocer de forma sistemática en el frente interno y externo ayuda a generar un clima favorable. Obtener 3 notas similares a la antes mencionada de la BBC, en otras cadenas noticiosas equiparables, ayuda mucho. Se debe contar con discursos y elementos promocionales listos para el alineamiento a favor de la imagen institucional. Todo hecho comunicable debe responder a la percepción deseada, es decir convertir al Perú en el país mejor preparado para afrontar la crisis de la región y que está dedicando un programa de reactivación consistente.

2. Dar soporte a las nuevas oportunidades de exportación.

Con una visión holística de nuestros productos debemos dar oportunidad de impulso a las alternativas de marca-país exitosos. Por ejemplo, en el sector agro-exportador, que representa el 12% de nuestro PBI, tenemos características para posicionarnos como los mejores productores mundiales por la calidad y seguridad sanitaria de nuestros productos. Arequipa tiene la mayor productividad por hectárea del mundo en palta y quinua, lo mismo sucede en la Libertad con el arándano, el espárrago y la alcachofa. Esta situación se replica con muchas otras provincias en diversos productos exportables.

3. Impulsar las alianzas y acuerdos internacionales.

La estrategia debe estar enfocada a potenciar el Perú en términos de transporte con los países asiáticos como Corea y Taiwán que están pasando de la respuesta a la crisis hacia la recuperación. El puerto de Chancay, que estará listo en plazo de 2 a 3 años, tendrá un impacto muy grande en la cadena logística y permitirá ser un hub portuario de embarque para nuevas industrias de abastecimiento en la costa peruana del norte. Este proyecto y próximos proyectos vinculados al agua y la minería (Majes-Siguas, Tía María, etc.) se complementan con alianzas internacionales para el abastecimiento regional, dotación de productos y materia prima.

4. Crear nuevas oportunidades de negocios y nuevas áreas de acción.

El Perú debe dar soporte a las pequeñas y medianas empresas que lideran la expansión en sectores de servicios con tecnologías de comercio electrónico, canales on-line en sus niveles de servicio y nuevos canales para ofrecerlos al exterior con facilidad en la adaptación de los contenidos culturales de sus destinos. Actualmente, esta función la realizan el PRODUCE y las CITES (Centros de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica) que deben replantearse para que cumplan directrices de alineamiento estratégico.

5. Dar información real y de interés para mercado.

La institución debe contar con el respaldo de investigadores de las principales universidades peruanas y del extranjero, que conduzcan estudios de mercado en lo interno y externo. Esta función permitirá nuevos desarrollos y oportunidades para la innovación de productos o servicios exportables. Por ejemplo, es una necesidad latente en el sector salud contar con virólogos y expertos científicos para la investigación de nuevos métodos de protección sanitaria y seguridad, así como muchos otros proyectos.

6. Proveer soporte para el fortalecimiento de la infraestructura y competitividad.

La institución debe impulsar la inversión en obras en infraestructura de salud, transporte, educación y saneamiento con participación de firmas especializadas del sector privado, liderando soluciones viables con mecanismos de integridad en la relación del Estado con la empresa privada. Es necesario el impulso de la obra pública para la reconstrucción de las zonas afectadas por fenómenos naturales del país y rehabilitar a sectores como la construcción siempre que cumplan con las condiciones de buenas prácticas. También se necesita fortalecer la institucionalidad de los organismos reguladores para impulsar la eficiencia en establecer las condiciones de mercado que permitan la competitividad sin destruir a las empresas.

Conclusiones

En este momento poco sabemos acerca de cuál será el impacto real de la crisis del coronavirus en nuestra economía. Algunas estimaciones de las entidades más prudentes indican que el crecimiento se reducirá hasta 4%. Pero, ¿se puede adivinar cuanto nos va costar salir de la crisis? Eso parece magia.

Vivimos hoy un tiempo de contención de la epidemia para reducir la propagación y evitar que nuestros hospitales colapsen por la insuficiente infraestructura de salud. También para ganar tiempo a fin de que el problema no nos desborde por la falta de médicos, camas y respiradores.

Perú también debe evitar que las empresas quiebren para lo cual debe estar preparado a reactivar la economía lo antes posible con precisión quirúrgica. La fórmula de reactivación pasa por construir unas bases de reputación-país que permitan el despegue el año 2021. Se debe iniciar la promoción y planeamiento estratégico paralelamente a la contención de la crisis.

Un organismo encargado de la promoción de la reactivación funciona siempre que se pueda fortalecer su rol estratégico, dotarlo de autoridad, independencia en su rol técnico e incorporándolo en el ápice del paraguas. El objetivo debe ser cambiar el desorden actual de organizaciones dispersas y subyacentes a los ministerios como PRODUCE, MINCETUR, MINAGRI y otros tantos, así como Promperú y Proinversión.

La crisis terminará antes si percibimos que habrá reactivación de la economía el 2021. Está en nuestras manos avanzar hacia el camino de construir esa nueva realidad con crecimiento y desarrollo continuo del Perú. Lampadia




Puede ser compatible con cuidados frente al coronavirus

Puede ser compatible con cuidados frente al coronavirus

Dr. Ing. Raúl Delgado Sayán
Para
Lampadia

La súbita parada de 4 semanas -que van hasta la fecha- de todo el Sector Construcción, afecta no solo al País sino a empresas de construcción, empleados, profesionales, técnicos, obreros; proveedores de equipamiento, de materiales e insumos en general con todo su entorno; a subcontratistas especializados; a empresas de Ingeniería y Supervisión de Obras y su entorno, que de improviso -todas ellas- han tenido que suspender sus actividades y en menos de 24 horas movilizarse a sus hogares. Muchos de ellos se encontraban en campamentos de obras en el interior del Perú y han tenido muy poco tiempo para dejar todo en las obras a buen recaudo compatible con una prolongada y no programada paralización de actividades.

El reinicio de las actividades constructivas, cuando ello se disponga, no será rápido ni automático, porque requerirá de una re movilización y recomenzar contactos con todos los proveedores, subcontratistas y demás que participan en la obra. La construcción es una actividad muy sensible a los costos, puesto que los componentes claves que son:  materiales, equipos y mano de obra; son determinados en base a análisis de costos unitarios muy precisos siendo que el resultado de ellos está íntegramente incorporado físicamente en las mismas obras y por lo tanto los Contratistas solo perciben ingresos para solventar sus costos de administración y operaciones por los llamados  costos indirectos que son:  los gastos generales y la utilidad, y ambos sumados representan alrededor del 25% del presupuesto total de la obra sin IGV. En este sentido, si no hay obra no hay valorizaciones, y por lo tanto no hay ingresos para solventar sus planillas ni los costos operativos y de administración. Es un Sector que necesita por tanto créditos directos e indirectos para sus operaciones porque los pagos corresponden al reconocimiento posterior de los avances de partidas de obras ya ejecutadas. 

A raíz de la repercusión mundial del Covid 19 y la conmoción mundial de esta Pandemia y la caída de las Bolsas en el mundo y en el Perú, es previsible que las inversiones en el Sector Privado se posterguen y en contrapeso solo queda por tanto que el Sector Público realmente se reactive e incremente sustancialmente sus actividades, destrabando de inmediato todo lo trabado y colocando velocidad de crucero a las obras públicas que forman parte del conjunto de 52 proyectos del ya aprobado Plan Nacional de Infraestructura y las obras de impacto logístico y social de la Reconstrucción; entre otras. 

Parafraseando en los términos clínicos aplicable al momento actual que viven todos los que conforman el Sector Construcción, se puede afirmar que la actividad se encuentra en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos); por lo que requiere urgentemente el oxígeno de la liquidez inmediata y el crédito a bajas tasas de interés y en plazos razonablespara no interrumpir su larga cadena de pagos, y menos aún generar un cuantioso desempleo al ser una actividad de gran empleo directo e indirecto. No es un problema solo económico sino también es un problema social.

En la actualidad y frente a esta pandemia que vive el mundo y el país, la actividad constructora en general se encuentra totalmente paralizada. No ha habido tiempo de hacer un análisis más puntual del costo/beneficio, no solo económico sino también sanitario de parar o no determinadas obras importantes de infraestructura. Un ejemplo típico de ello son las carreteras en zonas apartadas, que son muy intensivas en maquinarias pesadas de construcción y bajas en concentración de mano de obra;  que por lo demás tienen meticulosamente bien controlados y resguardados a sus trabajadores en cómodos campamentos, incluso con tópicos médicos y   bien llevados por empresas formales de construcción con protocolos de seguridad en el trabajo particularmente exigentes y a los cuales se les pudo perfectamente adicionar aquellos de sanidad para este tipo de virus con rápida detección y evacuación de ser necesario.

Otro caso similar y a modo de ejemplo, pudieron ser las tan demoradas y urgentes obras del Aeropuerto Jorge Chávez o las también muy intensivas obras en equipos pesados de Construcción e incluso subterráneos como la Línea 2 del Metro. Aún estando estas dos últimas en la ciudad y dada su envergadura, se pudo explorar la posibilidad durante este aislamiento de proveer hospedaje y alimentación a sus trabajadores cerca de las Obras con transporte directo en cada cambio de jornada. Hubiera sido probablemente más seguro para la salud de ellos y más económico versus una suspensión total de actividades por tiempo prolongado e indeterminado.

Esperemos que en el tiempo que media hasta el 12 de abril, fecha señalada por el ejecutivo para levantar el Estado de Emergencia por el Covid 19, permita evaluar esta posibilidad para no dilatar más el reinicio de estas tan necesarias obras para el país,permita operar a las empresas del sector con el apoyo antes expresado por parte del Estado y del Sistema Financiero.

De otro lado, para el Sector en este 2020, probablemente tendremos números en negativo respecto al año anterior, que son difíciles de predecir ahora porque aún no se conoce la fecha real del reinicio de las obras. Aún si en la hipótesis actual se bajará la bandera a cuadros el 12 de abril, los contratistas tendrían que iniciar la movilización y puesta a punto para reiniciar las obras, con el perjuicio de que al estar parados y haber detenido hasta nuevo aviso órdenes de compra en giro a proveedores y subcontratistas, deban reiniciarlas nuevamente   y eso va a ser determinante en la reprogramación de sus actividades.

Además, tendrán que experimentar una falta grave de liquidez en los meses de mayo y junio -porque al no haber trabajado y avanzado obras en la mitad de marzo y probablemente todo abril de manera efectiva, no tendrán que valorizar y cobrar para recibir liquidez en mayo y junio. Además, que mucho esfuerzo también se va a distraer en largas discusiones para reprogramar las obras y los reconocimientos por el tiempo de paralización, aun cuando estos sí están incluidos en la normatividad vigente.

Por otra parte, es importante y necesario dejar en claro que la ingeniería y la construcción si son actividades esenciales para el país. Basta solo para expresar su importancia no solo su significado de manera directa e indirecta en el PBI y PEA (empleo formal); sino que ella atraviesa transversalmente todos los otros sectores de producción y servicios básicos. No se puede crecer en ningún otro sector si antes no se invierte y para invertir hay que construir.

Además, el rol de la Ingeniería y Construcción Nacional va a ser muy importante en el post Coronavirus. Incluso es muy posible que en todos los meses que queda del año 2020, van a existir muy serias restricciones de todos los países hacia cierres prolongados de fronteras y restricciones por cuarentenas al personal que provenga del extranjero, por temor a nuevas olas de contagios, por lo menos hasta que existan vacunas de comprobado éxito y difusión masiva. No olvidemos que el Coronavirus fue importado y que llegó por vía aérea.

Para el hemisferio sur este cuidado tendrá que ser aún mayor, porque se avecina la temporada del frío y la humedad. Felizmente el Perú, al igual que los médicos también tiene muy buenos ingenieros en todas las especialidades, que han sido autores directos de la construcción de más del 88% de todo el patrimonio nacional existente que se estima en más de un millón de millones de dólares (un billón en nuestro sistema y un trillón en el sistema de USA).

Hagamos votos porque los encargados de las carteras que tengan que ver más directamente con el Sector Construcción y con el apoyo de los delegados del Sector Salud, puedan dialogar a este respecto con las Empresas que están trabajando estos proyectos importantes para acordar un plan que permita el reinicio de esta esencial actividad lo más pronto posible, con protocolos de sanidad  seguros para el personal que labore en estas obras  y que estos protocolos sean conducidos por las Empresas respectivas de Construcción  con la máxima exigencia para que el Perú avance. Sin Construcción no hay desarrollo y sin desarrollo no puede implementarse la infraestructura que mejore la salud; saneamiento, educación y mejoramiento logístico que mejore la calidad de vida de la población. Lampadia




¿Cómo estar preparados en la crisis?

Compartimos el diálogo sobre la crisis del coronavirus, entre Francisco Tudela, Pablo Bustamante y Román Cendoya.

GUÍA:

Introducción:
0:00 – 4:16

Pablo Bustamante
4:16 – 13:34

Francisco Tudela
13:34 – 26:29

Roman Cendoya
26:29 – 35:27

Preguntas y respuestas
35:27 – 1:06:49

Lampadia

 




Pensando en el Perú del siglo XXI

Pensando en el Perú del siglo XXI

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Después de casi medio siglo desarrollándome en la industria Mineroenergética, he querido revisar la historia económica e imaginar el futuro para nuestras nuevas generaciones.

El mundo está cambiando rápidamente y pocos jóvenes se sienten atraídos por las ciencias de la tierra, poniendo al Perú en riesgo de no aprovechar sus potencialidades. Soy un firme creyente de que nuestra principal fortaleza es el potencial geológico de nuestro país, el que debemos poner en valor para que, fruto de esto, podamos dar el salto económico que requerimos.

Nuestra industria minera, además de brindarnos divisas e impuestos, es el llamado a generar oportunidades de trabajo digno; pues no son sólo los aproximadamente 210,000 puestos de trabajo directo y los 1.2 millones de puestos de trabajo indirecto, es también quien a partir de nuestros desafíos puede y debe plantear a nuestros profesionales y estudiantes universitarios, los retos que darán los cientos de miles de oportunidades de trabajo en ciencia, tecnología e innovación.

Con eso en mente, el Perumin del año 2019 se enfocó en esa tarea; convocó estudiantes, profesionales jóvenes, promovió Hackatones y eventos de Tecnología de información, comunicación, automatización y robótica, con gran éxito. Promovió iniciativas de proyectos sostenibles con “Perumin Inspira” e incorporó al evento, además de geólogos, mineros y metalurgistas, a profesionales y conferencistas de profesiones diferentes a estas. Entre estos conferencistas estuvo Andrew McAfee, profesor de MIT.

Coincidentemente el señor McAfee estaba publicando su libro “More from less”, el que acabo de leer y cuyas ideas, jalonada de sus datos, me estoy permitiendo tomar de manera resumida para beneficio de quienes aún no lo hayan leído y ver de aprovecharlas.

La historia del mundo tuvo un primer gran cambio con la mecanización e industrialización, aumentando radicalmente nuestra productividad al reemplazar la fuerza del músculo humano y animal, por la fuerza de los equipos de motor a vapor y después combustión interna y la posterior incorporación del uso de la energía eléctrica y uso de la ciencia, que produjo fertilizantes sintetizando el amonio. Estos avances permitieron una mejor nutrición, mejora de la calidad de agua consumida y manejo de desagües. Esto, a su vez, permitió un gran salto en la expectativa de vida de 29 años en 1770 a 60 años dos siglos después y multiplicó la riqueza medida en términos de ingreso per cápita por 5 a 6 veces en Europa y Latinoamérica, entre 1870 y 1970.

Para ese entonces (siglo XX), el crecimiento económico estaba directamente ligado al consumo de recursos naturales y de energía, convirtiéndose estos en los limitantes al mayor crecimiento. El gran cambio se inicia con la incorporación de la ciencia, el invento de nuevas herramientas y equipos, así como el uso de tecnología. Esto introdujo un elemento contraintuitivo y no previsto, pues se optimizó el uso de los recursos tales como agua, fertilizantes, pesticidas y extensión de campo agrícola para, reduciendo su consumo producir mucho más.

Otro tanto ocurrió con la demanda de metales, madera y otros, pues, independientemente del reciclaje de estos (47% del aluminio, 33% del cobre, 68% del plomo y 49% del hierro y acero consumido en USA es reciclado), se inició un proceso de “desmaterialización” de la economía, al consumir cada vez menos de ellos por; reducción del peso usado para los productos finales, uso más eficiente del parque de grandes activos aplicando sistemas de información (ferrocarriles, barcos y camiones) o simplemente dejar de usarlos al desplazar por ejemplo; linternas, radios, cámaras fotográficas, cámaras de vídeo, teléfonos y máquinas de escribir, entre otros, reemplazados todos por un solo aparato, el “smartphone” en el que se incorporan, con mucho menos recursos materiales, todos los productos sustituidos juntos.

En lo agrícola, en USA, entre 1982 y 2015 más de 18 millones de hectáreas fueron “devueltas a la naturaleza” convirtiéndose en bosques y parques, con 35% de crecimiento de producción en ese lapso. Productos vegetales genéticamente modificados han logrado productos agrícolas de mejor calidad, más resistentes a plagas, que demandan menos agua y más productivos, con la consecuente reducción de uso de tierras señalada. Asimismo, en 2015 se produjo 78% más leche que en 1950, con 41% menos del número de vacas.

En otra línea, el peso de las latas de aluminio para cerveza o gaseosas se ha reducido de 85 gr en 1996 a 12.75 gr en 2011, una reducción de 85% del peso. En lo energético, 1 kg de Uranio para la generación de energía reemplaza 2 a 3 millones de veces la energía de la misma masa de carbón o petróleo.

En los 70’s los que seguían las teorías de Malthus (hoy los post-extractivistas), vivían/viven bajo el concepto que se agotarán los recursos naturales en pocas décadas, sin embargo, hoy se verifica que las reservas disponibles son mucho mayores y el consumo de estas se va reduciendo en términos relativos, por la desmaterialización de la economía que mencionamos.

El siglo XXI se sustenta en innovación tecnológica. La innovación es la combinación y re- combinación de cosas existentes. Es altamente descentralizada, no coordina y por lo tanto genera sorpresas imprevistas. Por lo anterior, impulsar que nuestros estudiantes y profesionales jóvenes se introduzcan y trabajen en ese ecosistema, es una receta muy efectiva para el país.

Para la economía del siglo XXI, el sistema de patentes y el respeto a este es fundamental, con ello, tecnología y capitalismo se retroalimentan y hacen gente más próspera. Según Pinker la cultura occidental se caracteriza por 4 valores: razón, ciencia, humanismo y progreso. Y la combinación de progreso tecnológico y capitalismo nos lleva a obtener más con menos.

Hay tres críticas válidas al capitalismo: Es egoísta, porque la ganancia es un incentivo poderoso. Es amoral. Es desigual. Pero hay tres críticas inválidas: Fomenta el “favoritismo”, lo que va contra la competencia. Es anárquica, lo que es contrario a la aplicación de la ley y protección de derechos. Es opresor, contrario al mejoramiento de toda la población, lo cual es demostrado.

Otra crítica al capitalismo es la externalidad negativa de la polución. Se creó para eso un mercado para la polución, pero se requiere que el gobierno responsable de controlar no sea débil ni corrupto y eso es lo más difícil.  En términos de contaminación es importante hacer notar por ejemplo que; USA con 25% de la economía mundial genera solo 1% de los plásticos que van por los ríos al mar, mientras China que aporta 15% del PBI mundial contribuye con el 28% de los desechos plásticos. De otro lado, globalmente la generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provienen 20% de la industria, 6% de los edificios, 14% del transporte, 24% de la agricultura y 25% de la generación eléctrica y calefacción.

Debemos indicar que el cambio de generación eléctrica de carbón a gas, ha permitido reducir la emisión de GEI.

La contaminación con residuos nitrosos de los fertilizantes no absorbidos por las plantas es la causa más importante de contaminación, después de la acidificación de los océanos y los desechos plásticos.

El mundo ha evolucionado a lo largo de su historia en función del comportamiento de sus instituciones. De ahí la importancia de saber que, las Instituciones son en realidad “las reglas de juego”, por eso se resalta que la gran diferencia entre las distintas sociedades no está dada por sus constituciones, leyes y normas, sino por el comportamiento del sistema judicial, las burocracias y si son o no altamente corruptas.

Un elemento diferenciador entre países ricos y pobres es el distinto tratamiento en la aplicación de las reglas; los países ricos las aplican drásticamente, en cambio, los países pobres, a quienes no les falta leyes, lamentablemente no las respetan. Sus funcionarios son corruptos y las élites esperan tratamiento especial a base de coimas u otros.

El mundo ha mejorado dramáticamente en los últimos 50 años; la población en extrema pobreza declinó en 60%, a pesar que la población creció drásticamente desde 1970. La población que consume el estándar de 2500 calorías día y tiene acceso a agua potable asciende al 90%, más de la mitad de la población tiene alcantarillado, más del 75% de los adolescentes atiende al colegio, la expectativa de vida en el mundo ha pasado de 45 años en 1950 a cerca de 70 en 2015 y mejorando por regiones. En ninguna región del mundo la tasa de mortalidad infantil es hoy superior al promedio mundial de 1998.  Obviamente subsiste desigualdad en el mundo, pero se va ajustando la brecha.

La tecnología ha gestado un gran milagro y es que está produciendo gran diversidad de bienes de alta calidad con un consumo cada vez menor de recursos naturales, energía y mano de obra y generando la mencionada desmaterialización de la economía. Pero también creando una nueva brecha entre los que asimilan esa modernidad y los que no, pues los niveles de competitividad, eficiencia y costos, destruyen las posibilidades de competir de los segundos.

¿Quién mayor de 50 años de edad en el Perú, no recuerda las épocas de imposibilidad de acceso a una línea telefónica y el altísimo costo de compra en el mercado de segunda o coimeando en la compañía de teléfonos para conseguir una en años?; hoy tienes una línea telefónica en minutos. O las colas para obtener un auto de una de las 4 marcas disponibles para los peruanos, con todas las limitaciones de calidad; hoy adquieres con facilidades de crédito el auto que quieras, con entrega inmediata. Las dificultades para obtener “leche ENCI”, azúcar o aceite racionados por el Estado, o arroz de ECASA. No quiero referirme a otros productos, variedades y calidades respecto a lo que hoy se puede obtener.

Lamentablemente en el Perú de hoy tenemos gente que aún está produciendo como en el siglo XIX, con una agricultura de subsistencia sin capacidad de competir por falta de tecnología. Otros productores “Modernos del siglo XX” que están pensando en la diversificación productiva propia de los tiempos en que se dio la revolución industrial a base de la mecanización de hace 50 o 100 años, cuando hoy se compite con líneas de ensamblaje robotizadas y automatizadas. Y lo que debemos es, incorporarnos a la competencia del siglo XXI a base de conocimiento e innovación.

Ciertamente para esto requerimos un gran esfuerzo e inversión inteligente en educación, cosa que no estamos trabajando. Las tecnologías a las que este mundo moderno nos permite acceder, son especialmente aplicables a educación entre otros. Contar con interconexión por fibra óptica en todo el país, software educativo manejado en redes y que hace del profesor un tutor que orienta y acompaña al proceso de educación/instrucción de las materias requeridas, especialmente idiomas del primer mundo. Esto permitiría que nuestros niños y jóvenes cierren la brecha educativa que los separa de los del primer mundo. Inculcar un concepto claro de valores, deberes y derechos, nos permitiría que en un horizonte de 20 a 30 años remontemos el nivel de atraso que mantenemos respecto a los países más desarrollados, pues los trabajadores modernos y bien calificados generan una mayor concentración de riqueza y aumentarán la desigualdad económica. Y aunque todos los segmentos mejoran, la brecha de los que se esfuerzan y acumulan respecto a los que no, se ampliará. Por esto quienes se esfuerzan en educación y trabajo aceptan una “distribución justa” de la riqueza, que no es lo mismo que una distribución igual, que es la demanda de los socialistas.

Estamos en tiempos de gran cambio y mientras en los 70’s el 60% de los individuos en edad laboral consideraba que podía confiar en la gente, eso se ha reducido al 20%.  La fe en los gobiernos ha caído de cerca del 70% en los 60’s a cerca de 19% ahora. Y en lo político, se está observando, por los indicadores mencionados que, en las elecciones, en la mayoría de países observados hay una propensión a la búsqueda de líderes autoritarios. Lo dicho impacta negativamente en la salud de la economía, pues gran parte de los negocios dependen de la credibilidad y reciprocidad.

Por otro lado, debemos resaltar que, los países que han aplicado políticas socialistas han destruido valor, generado gran inflación, pobreza y altísimo nivel de delincuencia, crimen y violencia seguido de altas tasas de homicidios. Los casos están a la vista y el límite lo vemos en Venezuela.

Si observamos el sector moderno del mundo, podemos verificar que el avance tecnológico, aplicado con criterio capitalista en una población vigilante y con un gobierno responsable, permite mejorar las condiciones y expectativas de vida, con más salud, capacidad económica (continuar reduciendo pobreza), reduciendo la contaminación, preservando especies y hábitats, reducir las áreas de cultivo por eficiencia, dosificando agua, fertilizantes, minimizando pesticidas (control exacto de lo requerido), mejores y más resistentes productos con organismos genéticamente modificados. Mejor y más eficiente generación de energía y menor consumo de esta, menor generación de gases de efecto invernadero, reducción de desechos plásticos y vertimiento de residuos nitrosos (proveniente del exceso de fertilizantes) y en consecuencia, menores impactos ambientales.

Todo lo dicho acelerará la DESMATERIALIZACIÓN de la economía, con la consecuente reducción relativa de la demanda de recursos naturales, lo que, como hemos visto viene ocurriendo de manera acelerada. Una lección importante es que el crecimiento económico del siglo XXI no es enemigo del medio ambiente.

Andrew McAfee menciona siete temas que él considera importantes: 1. Reducir la polución, pues polución no debe ser el costo de hacer negocios. 2. Reducir gases de efecto invernadero (GEI). 3. Promover energía nuclear (mínimas emisiones de GEI). 4. Preservar especies y hábitats. 5. Promover organismos genéticamente modificados (aumenta lo positivo y reduce lo negativo). 6. Invertir fondos en investigación básica/inicial. 7. Promover mercados, competencia y trabajo.

Confucio decía: Si tu plan es para un año, siembra arroz. Si tu plan es para diez años, siembra árboles. Si tu plan es para 100 años, educa a los niños.

Nuestra apuesta debe ser esta tercera opción y para ello debemos optimizar urgentemente la puesta en valor de nuestros recursos naturales e invertirlos en educación. No podemos permitir que despistados “intelectuales” detengan el aprovechamiento de estos y atenten contra nuestra competitividad y el desarrollo de las generaciones futuras. Probablemente esta sea una de nuestras últimas oportunidades de remontar el tiempo perdido y llevar a nuestros niños a condiciones de competir en el primer mundo. Lampadia




El papel de la política monetaria no convencional

El papel de la política monetaria no convencional

Como hemos venido discutiendo desde hace algún tiempo (ver Lampadia: ¿Una nueva macroeconomía?, Recesión global en 2020), una posible recesión global a desatarse el presente año no sólo tendría efectos permanentes en el crecimiento potencial de la economía mundial sino que, dado el contexto actual de bajas tasas de interés, constituiría un verdadero desafío para una reactivación vía política monetaria expansiva en el corto plazo.

Si bien esta discusión tiene parte de razón está algo incompleta dado que no ha incorporado en su análisis la existencia y efectividad de las herramientas de política monetaria no convencional que contribuyeron formidablemente a sacar al mundo de la crisis financiera global del 2008. Aquí se encuentran el quantitative easing y el forward guidance, ambas medidas que, a través de su influencia en las tasas de interés de largo plazo ya sea vía compra de deuda pública o cambio en expectativas, pretende reactivar la demanda agregada en el corto plazo.

Para nutrir la discusión acerca de la efectividad de ambas políticas, compartimos a continuación un reciente artículo publicado por The Economist en el que se analizan estos temas a la luz de las condiciones financieras en las cuales se mece el mundo actual. Es importante notar del presente análisis que, si bien estas políticas emprendidas por la FED tuvieron muy buenos resultados en su momento, la evidencia sobre su efectividad en otros contextos no es concluyente. Ello sin tomar en cuenta además el carácter estructural de caída de tasas de interés, que parece experimentar el mundo de manera histórica en el presente siglo y buena parte del anterior. Lampadia

La política monetaria no será suficiente para combatir la próxima recesión

Ben Bernanke, ex jefe de la Fed, es complaciente

The Economist
11 de enero,2020
Traducido y glosado por Lampadia

El mayor desafío que enfrentan los economistas hoy en día es cómo lidiar con las recesiones. La expansión de EEUU es la más larga registrada; una desaceleración en algún momento es inevitable. El temor es que los bancos centrales no tengan suficientes herramientas para luchar contra la próxima recesión. Durante y después de la crisis financiera, respondieron con una mezcla de recortes convencionales de las tasas de interés y, cuando llegaron a su límite, con medidas experimentales, como la compra de bonos (“quantitative easing” o QE) y haciendo promesas sobre políticas futuras (“forward guidance”). El problema es que hoy en día, en todo el mundo rico, las tasas de interés a corto plazo todavía están cerca o por debajo de cero y no se pueden reducir mucho más, privando a los bancos centrales de su palanca principal si se produce una recesión.

No temas, argumenta Ben Bernanke, quien dirigió la FED durante la crisis. En un discurso el 4 de enero, dijo que la lección de la última década es que el QE y el forward guidance pueden proporcionar un estímulo sustancial, equivalente, calcula, a las reducciones de tasas de aproximadamente tres puntos porcentuales. Eso proporciona al menos la mitad de la potencia de fuego que la FED usó típicamente para combatir las recesiones. Mientras los recortes de tasas de interés puedan proporcionar la otra mitad, es decir, si las tasas aún pueden caer de dos a tres puntos porcentuales, la política monetaria mantendrá su potencia. Como resultado, dice Bernanke, hacer una revisión más audaz del conjunto de herramientas “parece prematuro”.

Bernanke tiene razón en que la QE y el forward guidance han sido estimulantes económicos efectivos, aunque juzgar su impacto exacto es complicado. Pero él es demasiado optimista, por tres razones. Primero, entre las grandes economías, solo EEUU parece remotamente cerca de pasar su prueba de potencia de fuego. En la zona euro y Japón, la deuda segura a diez años arroja un rendimiento inferior a cero. Eso sugiere que es poco probable que las tasas a corto plazo aumenten mucho en la década de 2020. También significa que el QE y el forward guidance, que se supone que funcionan reduciendo las tasas de interés a largo plazo, podrían quedarse sin espacio, ya que no pueden caer mucho por debajo de cero. Otros banqueros centrales están haciendo sonar la alarma. Esta semana, Mark Carney, el jefe saliente del Banco de Inglaterra, advirtió que la economía global enfrenta una trampa de liquidez en la que la política monetaria pierde su mordisco.

Bernanke reconoció que Europa y Japón necesitarán un estímulo fiscal, en lugar de solo una política monetaria, para luchar contra una recesión. Pero también dio a entender que todo lo que podría necesitarse es una explosión de gastos o recortes de impuestos, después de lo cual los bancos centrales volverían a tener el control. De hecho, en Japón, décadas de déficit han llevado a la deuda pública a casi el 250% del PBI sin que las tasas de interés suban mucho. En lugar de un impulso único, el mundo rico de baja tasa necesita que la política fiscal sea más activa durante un largo período.

En segundo lugar, incluso EEUU, donde las tasas de interés son más altas, pasa el chequeo de Bernanke solo si entrecierra los ojos. La tasa de interés a corto plazo languidece en 1.5-1.75%, por debajo de su zona de seguridad discutida. Bernanke se consuela del hecho de que los modelos económicos, y los formuladores de políticas de la FED, esperan que las tasas finalmente se asienten a una tasa de interés “natural” más alta. Pero los inversores son más pesimistas. El rendimiento de los bonos a diez años de EEUU es solo del 1.8%. Incluso el rendimiento a 30 años es de solo alrededor del 2.3%.

Los modelos pueden ser correctos (aunque quienes estiman la tasa natural advierten que su trabajo es “altamente impreciso”). Pero una recesión podría golpear antes de que las tasas se hayan recuperado a su nivel natural. Solo mire a Gran Bretaña. Uno de los documentos que cita Bernanke sugiere que la tasa natural de Gran Bretaña es de 3.4%, más de cuatro veces el rendimiento de sus bonos a diez años. Es mucho más probable que el Banco de Inglaterra tenga que luchar contra una recesión en la década de 2020 que elevar las tasas de interés tan alto.

Tercero, y lo más importante, las tasas de interés han estado en declive a largo plazo. Este otoño generalmente se retrata como que comenzó en la década de 1980. Pero una nueva investigación sugiere que es un fenómeno a largo plazo, y que el período de altas tasas alrededor de esa época fue una peculiaridad histórica. Los funcionarios de la FED han pasado años bajando sus estimaciones de dónde se establecerán las tasas. Aunque no es seguro que tales estimaciones continúen cayendo, sería valiente suponer lo contrario. La creencia de que las tasas aumentarán sustancialmente ha arruinado a muchos inversores en los últimos años; en Japón, una apuesta en esa dirección es apodada “la viuda”.

Los gobiernos y los bancos centrales deben rediseñar su caja de herramientas para hacer frente a un mundo de baja tasa. Esto significa encontrar formas de cerrar la brecha cada vez menor entre la política monetaria, establecida por los tecnócratas, y la política fiscal, establecida por los políticos. Incluso podría requerir el uso cuidadoso de una nueva herramienta radical como “helicopter money”, un folleto para el público financiado por las imprentas. En el pasado, Bernanke debatió estas ideas más audaces y se ganó un apodo. ¿Dónde está el “helicóptero Ben” cuando lo necesitas? Lampadia




Las críticas a la responsabilidad limitada

Las críticas a la responsabilidad limitada

La estructura societaria denominada “responsabilidad limitada” se ha constituido desde los tiempos de la Revolución Industrial, como uno de las instituciones impulsoras del crecimiento al alinear los incentivos de los inversionistas de tal forma que se limitan los riesgos, potenciando así la acumulación de capital en las empresas.

Sin embargo, y como hemos comentado anteriormente (ver Lampadia: Formas societarias, propensión a invertir y control de riesgos), existen ciertas críticas académicas hacia esta institución argumentando que su existencia incentiva la comisión de actos que pueden ser en desmedro del consumidor, puesto que los activos personales de los propietarios no estarían en riesgo de liquidarse ante la posible quiebra de una empresa.

En un contexto de creciente calentamiento global y de diversas controversias que involucran muertes en torno grandes empresas (como el reciente caso de Boeing), estas críticas ahora se han potenciado en los últimos años con  líderes políticos que inclusive han solicitado el retorno a la figura de “responsabilidad ilimitada” (ver Lampadia: El plan disruptivo de Warren). Un reciente artículo publicado por Project Syndicate, que compartimos líneas abajo, refleja uno de estos embates.

Al respecto de esta postura, estamos completamente en desacuerdo. En primer lugar, porque estas críticas de la responsabilidad limitada se circunscriben a las empresas grandes, desconociendo  los grandes beneficios que otorgan a las pequeñas y medianas empresas y a sus propietarios. De no existir esta protección, el alto nivel de riesgo al cual están expuestos estos empresarios y sus restricciones de financiamiento producto de su poco patrimonio, desincentivarían cualquiera de sus inversiones limitando su crecimiento y así el de toda la economía.  En países en vías de desarrollo como el Perú en donde el 95% de empresas son MYPEs, la forma de responsabilidad limitada es fundamental para seguir incentivando la inversión y el empleo en ellas.

En segundo lugar, en relación a las críticas de la “responsabilidad limitada” a las grandes empresas, estas tampoco toman en cuenta que el mismo mercado en los últimos años está valorando, y por ende penalizando, aquellas organizaciones cuyos CEO no se encuentran impulsando lo que se denomina como “capitalismo de stakeholders” (ver Lampadia: ¿Qué tipo de capitalismo queremos?). Esto ya se visualiza con especial foco en EEUU con los políticos y la sociedad civil quienes les exigen a las empresas un nuevo rol en la sociedad, de tal manera que genere bienestar social y ambiental en torno a consumidores, proveedores, y todo agente que se vea beneficiado directa e indirectamente de su actividad productiva.

En ese sentido, creemos que en vez de lapidar permanentemente la responsabilidad limitada, se debiera difundir más la implementación de esta nueva corriente de tal forma que el mismo mercado pueda forzar la aparición de buenas prácticas en las grandes empresas. Así, el empresario propendería iniciativas sociales y ambientales de forma orgánica sin desvirtuar sus derechos de propiedad. Lampadia

La responsabilidad limitada está causando un daño ilimitado

Katharina Pistor
Project Syndicate
5 de febrero, 2020 
Glosado por
Lampadia

NUEVA YORK – En un tuit reciente, Olivier Blanchard, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, se preguntaba cómo podemos “tener tanta incertidumbre política y geopolítica y tan poca incertidumbre económica”. Se supone que los mercados miden y atribuyen riesgos; sin embargo, a las acciones de las empresas que contaminan, venden analgésicos adictivos y construyen aviones inseguros les está yendo bien. Lo mismo es válido para las corporaciones que enriquecen abiertamente a los accionistas, directores y funcionarios a costa de sus empleados, a muchos de los cuales les cuesta ganarse la vida y proteger sus planes de pensión. ¿Los mercados están equivocados o las señales de alarma sobre el cambio climático, las tensiones sociales y el descontento político, en realidad, son pistas falsas?

Un análisis más de cerca revela que el problema reside en los mercados. En las condiciones actuales, los mercados simplemente no pueden valorar el riesgo de manera adecuada, porque los participantes del mercado están protegidos de los daños que las corporaciones les infligen a los demás. Esta patología lleva el nombre de “responsabilidad limitada”, pero cuando se trata del riesgo asumido por los accionistas, sería más preciso llamarla “sin responsabilidad”.

Según la normativa legal vigente, los accionistas están protegidos de toda responsabilidad cuando las corporaciones de las que tienen acciones causan daño a los consumidores, a los trabajadores y al medio ambiente. Los accionistas pueden perder dinero en sus participaciones, pero también obtener ganancias cuando e inclusive porque las empresas han causado un daño incalculable contaminando océanos y acuíferos, ocultando los perjuicios que causan los productos que venden o abarrotando la atmósfera de emisiones de gases de tipo invernadero. La propia entidad corporativa podría incurrir en responsabilidad, quizás hasta entrar en quiebra, pero los accionistas pueden salir del naufragio con ganancias en la mano.

Los accionistas han salido indemnes en un caso tras otro –desde la fuga de gas de 1984 en una planta de Union Carbide en Bhopal, India, que mató a miles de personas, hasta las grandes compañías tabacaleras, los fabricantes de asbestos y British Petroleum luego del desastre de Deepwater Horizon-. Desde entonces, los accionistas de Boeing, la empresa responsable de dos accidentes aéreos en los que murieron 346 personas, obtuvieron 43,000 millones de dólares a través de recompras de acciones entre 2013 y 2019 –precisamente el período durante el cual la empresa ignoró patrones de seguridad con la intención de recortar costos-. Mientras tanto, las familias de quienes murieron deben arreglárselas con un fondo de desastres de 50 millones de dólares, que representa apenas 144.500 dólares por víctima.

En otras partes, una demanda legal contra miembros de la familia Sackler, propietaria de Purdue Pharma, una de las compañías en el centro de la epidemia de opioides, está intentando una vez más que los beneficiarios de una mala conducta corporativa asuman sus responsabilidades. Por miedo a la responsabilidad, algunos miembros de la familia, según informes, han vendido sus propiedades en Nueva York y han trasladado su dinero a Suiza. Pero, probablemente, no tengan de qué preocuparse. Como demuestra John H. Matheson de la Facultad de Leyes de la Universidad de Minnesota, las cortes rara vez les permiten a las víctimas de una conducta corporativa nociva “levantar el velo corporativo” que protege a los accionistas de toda responsabilidad.

La justificación manifestada para una responsabilidad limitada es que ésta alienta la inversión –y la toma de riesgo- en corporaciones, lo que conduce a innovaciones económicamente beneficiales. Pero deberíamos reconocer que salvar a los dueños de los perjuicios que causan sus empresas equivale a un enorme subsidio legal. Como sucede con todos los subsidios, los costos y beneficios deberían volver a evaluarse cada tanto. Y, en el caso de la responsabilidad limitada, el hecho de que los mercados no puedan valorar el riesgo de actividades que, se sabe, causan un daño sustancial debería hacernos reflexionar.

Peor aún, este subsidio particular tiene poco sentido económico. Los derechos de propiedad, todo economista sabe, están pensados para aumentar la eficiencia garantizando que los propietarios internalicen los costos asociados con los activos que poseen. Pero la responsabilidad limitada aísla a los inversores de las externalidades creadas por las empresas de las que son dueños: las cabezas ganan –y las colas también.

Mientras que los accionistas puedan beneficiarse con estas externalidades, las defenderán. Y combatirán todo intento de forzar una internalización de los costos, incluido el impuesto al carbono que la Unión Europea está promoviendo actualmente. La regulación vertical, sostienen, es ineficiente, porque los gobiernos no tienen manera de identificar la tasa óptima del impuesto. Pero si ése es el caso, ¿por qué no permitir que los mercados evalúen el riesgo correctamente, eliminando la distorsión que hoy les impide hacerlo?

Las reglas de responsabilidad no se pueden cambiar de la noche a la mañana. Pero los cambios deberían introducirse gradualmente después de un período de transición que ponga a todos en aviso. No hace falta ningún tratado multilateral nuevo ni esfuerzos de armonización complicados. Si sólo un puñado de países adoptaran “estatutos que levanten el velo” y garantizaran que los demandantes pudieran presentarse en sus cortes, los mercados responderían en consecuencia.

Sin duda, los accionistas intentarían eludir responsabilidades trasladando activos a jurisdicciones seguras, y haciendo lobby con sus propios gobiernos para que los protejan con la amenaza de sanciones comerciales contra los países que sí adopten estatutos que levanten el velo. Pero cuanto mayor sea la cantidad de países que adopten estos estatutos, menos exitosas serán estas tácticas de brazo fuerte.

Al final, un subsidio que distorsiona los mercados y les da a los inversores una licencia para causar daño no sólo es ineficiente. Es una amenaza tanto para el sistema de mercado como para el ambiente natural del que todos dependemos para nuestra supervivencia. Lampadia

Katharina Pistor, profesora de Derecho Comparado en la Facultad de Derecho de Columbia, es autora de “The Code of Capital: How the Law Creates Wealth and Inequality”.