Uri Landman
Para Lampadia
Uno de los grupos de comediantes más famosos de los Estados Unidos, activo desde los años 20 hasta los 70, fue “Los Tres Chiflados”. El equipo original estaba conformado por los hermanos Moe, Shemp Howard y Larry Fine. Se caracterizaron por desarrollar un humor absurdo y de comedia física. Durante su vida artística, realizaron 190 cortometrajes para Columbia Pictures. Además de los tres integrantes principales, a lo largo del tiempo, también participaron Curly Howard, Joe Besser y Joe DeRita, siendo Moe y Larry los miembros fijos del equipo durante más de 50 años.
Con la participación de los “Tres Chiflados Peruanos” (sin intención de ofender a los originales) y al estilo de una comedia de humor negro, la semana pasada se realizó la 52 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Lima, durante la cual, su secretario general Luis Almagro, elogió a Castillo por su gestión de la agricultura del país.
Es una burla a los agricultores peruanos, que un cuestionado personaje como Almagro, elogie a un gobierno que no ha sido capaz, en tres ocasiones, de concretar la compra de fertilizantes para la campaña agrícola 2022-2023, condenando al país a tener una baja productividad y precios más altos para los alimentos en los próximos meses.
Almagro no solamente ha demostrado una ignorancia absoluta de la realidad peruana, sino que ha quedado patente su sesgo político izquierdista, al defender y apoyar al corrupto gobierno de Castillo.
Lo anterior, no nos debe sorprender pues Almagro ha declarado abiertamente ser admirador del dictador Hugo Chávez al destacar su “admiración por esa personalidad extraordinaria…siempre de paz y diálogo, de espíritu constructivo y mejor entendimiento político entre países”.
Fue también Almagro quien afirmó que era “discriminatorio” que no dejen participar a Evo Morales en su cuarta reelección, a pesar de haber perdido un plebiscito mediante el cual quiso habilitar su participación, al estar prohibido constitucionalmente.
El gobierno actual, como todo régimen comunista inepto y corrupto, necesita el apoyo de funcionarios públicos sin principios ni valores. Es aquí donde entran en escena los “Tres Chiflados Peruanos”.
El canciller César Landa, quien regresó a la cancillería después del breve paso de Miguel Ángel Rodríguez, ha sido un acérrimo defensor del discurso que pronunció Castillo en las Naciones Unidas el mes pasado, en el cual entre otros disparates, anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la inexistente República Árabe Saharaui Democrática (poniéndonos en difícil situación con Marruecos); el apoyo al reclamo argentino de soberanía en las Malvinas (enfrentándonos con nuestro socio comercial Inglaterra) y anunciando la apertura de una representación peruana en Palestina (antagonizando con nuestro socio en temas de tecnología y agroindustria, Israel). Todo lo anterior como parte de un discurso en el cual se victimiza, acusando a la oposición de golpista y desestabilizadora.
El segundo personaje digno de mención, es Rodríguez Cuadros quien renunció irrevocablemente a su cargo como representante del Perú ante la ONU, para luego retirar su renuncia cuando fue repuesto el canciller Landa. ¿Será tal vez que Rodríguez Cuadros no quería perder su jugoso sueldo de más de treinta mil dólares mensuales como representante del Perú ante la ONU? No me sorprendería en lo más mínimo. Recordemos cuando Rodríguez Cuadros fue designado representante del Perú ante los Organismos Internacionales en Ginebra y alquiló a nombre del estado peruano, una modesta casita por la cual todos los peruanos teníamos que pagar la obscena suma de treinta y cinco mil dólares mensuales de alquiler. Tal fue la indignación generada por dicho despilfarro de dinero, que Rodríguez Cuadros fue removido de su puesto.
El último personaje que completa el trío de los “Tres Chiflados Peruanos” es Harold Forsyth. Él también retiró su renuncia irrevocable al cargo de representante del Perú ante la OEA, cuando fue repuesto el canciller Landa en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Quisiera recordarle a Forsyth que él no trabaja para Castillo, ni es Castillo quién le paga su jugoso sueldo. Él trabaja para el Perú y somos todos los peruanos quienes le pagamos su sueldo de funcionario público. Es su deber, entre otros, responder a la prensa cuando así lo amerita.
Ante la consulta de un periodista de Willax sobre el discurso en la ONU de Castillo, donde se le preguntó: “¿Quién le elabora los discursos en el extranjero dónde se victimiza?”, el diplomático Forsyth perdió los papeles y le contestó groseramente al periodista “Eso podemos preguntarle al señor que esta allá, Simón Bolívar”, refiriéndose a la estatua del libertador frente al Congreso del Perú. El diplomático Forsyth tendría que aprender a ser más diplomático.
Como vemos, los regímenes corruptos siempre encontrarán personas sin escrúpulos ni valores que estén dispuestos a ser parte de ellos, con tal de tener sus cinco minutos de gloria y por supuesto recibir un jugoso sueldo. Estos personajes tratan de darle la legitimidad que el pueblo les niega ante su ineptitud y corrupción.
Pero “Los tres Chiflados” no son los únicos. Castillo ha nombrado como ministros de estado a personas sin ningún tipo de capacidad o experiencia en la función pública. Siento vergüenza ajena cuando escucho las declaraciones de algunos de ellos como el ministro de justicia Félix Chero o al ministro de trabajo Alejandro Salas que, en lugar de dedicarse a facilitar la creación de puestos de trabajo formales, fungen las veces de lustra botas de Castillo.
Termino mi artículo usando una frase de Moe Howard de “Los Tres Chiflados”, que más bien se la podríamos atribuir a Castillo:
“Encontrar amistades con tu mismo desorden mental…no tiene precio”.
Lampadia