Uri Landman
Para Lampadia
Así como Jesús celebró Pascua hace dos mil años con sus discípulos, esta semana, los judíos celebramos la Pascua, donde se recuerda la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto.
Recuerdo la primera vez que me enseñaron en el colegio la historia del Éxodo. Al llegar a casa, le conté a mi padre mi “versión de los hechos”. Le dije: “Papá, hoy me enseñaron en el colegio cómo Moisés logró sacar al pueblo hebreo de Egipto y cómo cruzaron el Mar Rojo.
Moisés reunió un grupo de comandos de élite dentro del pueblo, que en ese momento era esclavo en Egipto y fueron en búsqueda del Faraón al palacio. Después de ingresar al palacio y no encontrarlo, se robaron los planos del pase secreto por el Mar Rojo y lograron apropiarse de los “Hummer” que tenía el Faraón en su sótano. Luego juntaron a todo el pueblo en sus camionetas 4×4 y salieron a toda velocidad camino al paso secreto del Mar Rojo.
Cuando estaban por cruzar el Mar Rojo, se dieron cuenta que habían sido descubiertos por el ejército egipcio. Cuando sus perseguidores se encontraban cerca, utilizando los lanzadores de misiles que se habían robado del palacio del Faraón, les dispararon, destruyendo a la mayoría.
Luego cruzaron el Mar Rojo a toda velocidad y cuando los remanentes del ejército del Faraón se habían adentrado en el mar, detonaron los explosivos que habían colocado, causando una gran ola, que arrasó y ahogó a sus perseguidores. Y de esta manera, Moisés con la ayuda de Dios, pudo liberar al pueblo de la esclavitud en Egipto.”
Mi padre, con la boca abierta me preguntó: “¿Realmente te enseñaron eso en el colegio?” a lo que respondí: “Ay papá, si te cuento lo que realmente me enseñaron: las 10 plagas que mandó Dios a los egipcios, los milagros que hizo Dios a través de Moisés y todo eso, no me lo creerías.”
En la fiesta de Pascua se recuerda la liberación de la esclavitud. Pero nuestros sabios nos enseñan que también en nuestros días, debemos considerar que nosotros mismos, fuimos esclavos en nuestro propio “Egipto” y estamos siendo liberados. Estoy seguro que todos y cada uno de ustedes puede relacionarse con esta enseñanza, para liberarse de aquellos malos hábitos, malos comportamientos o malas compañías que hayamos tenido en el último año.
En vista que esta es una columna de actualidad, más que de filosofía o teología, pensemos que la lucha por la libertad del ser humano, está más vigente que nunca en nuestros días.
Ante tendencias totalitarias como el comunismo, disfrazado con el nombre de Socialismo del siglo XXI, han surgido diversos movimientos en América latina.
Uno de ellos que hemos mencionado en varios artículos, es el partido “La Libertad Avanza” de Javier Milei en Argentina. Milei, presidente de Argentina, se enfrenta a la peor crisis económica que vive su país en los últimos cien años. Dicha crisis, tiene como origen el sistema estatista y controlista que le quitó la libertad económica al pueblo argentino y lo colocó en manos de un grupo de burócratas corruptos, a quien Milei llama “La Casta”, quienes se hacían ricos mientras el pueblo moría de hambre.
En Brasil, el gobierno socialista del corrupto Lula da Silva, está enfrascado en una lucha en contra de la libertad de expresión. El poder judicial (el mismo que limpió a Lula da Silva) ha amenazado a la red X (antes Twitter) que si no cancela determinadas cuentas, que según ellos diseminan noticias falsas, los multará con una pena de 20,000 dólares diarios, además de abrir una investigación penal en contra de sus directivos y amenazarlos con órdenes de arresto en caso no cumplan.
Otro pueblo que vive un éxodo de proporciones bíblicas es el venezolano, en donde millones de ciudadanos han tenido que abandonar su país, a causa de la destrucción del aparato productivo de Venezuela en manos del delincuente Maduro y de sus cómplices.
En nuestro país, la lucha por la libertad tiene más relevancia que nunca. Durante los últimos veinte años, los caviares y los comunistas han restringido nuestros derechos y libertades, con la excusa del “nacionalismo” y “populismo”. Poco a poco nos han quitado nuestras libertades económicas con el cuento de la “redistribución de la riqueza” dándole más poder a un Estado lleno de burócratas corruptos que solamente se interesan por enriquecerse a ellos mismos.
Es un error pensar que no podemos hacer nada ante esta situación. Si bien es cierto que se necesitan líderes que guíen el pueblo, como lo hizo Moisés en Egipto, es más importante todavía que el pueblo luche por su libertad, como si nuestra vida dependiera de ello.
Pero la libertad no debe ser entendida como el derecho a hacer lo que queramos. Recordemos que la liberación de Egipto nos condujo a recibir los Diez Mandamientos en el desierto tiempo después. Y solo con el cumplimiento de las leyes, se puede vivir en sociedad, siendo realmente libres. Lampadia