Por: Ricardo Labó, Socio líder del área minera y ambiental – LQG Energy and Mining Consulting
Gestión, 29 de abril de 2020
EL APOYO DECIDIDO DEL GOBIERNO Y EL SEGUIMIENTO DE PROTOCOLOS DE SEGURIDAD SON CLAVES PARA EL REINICIO DE LAS OPERACIONES. LA EXPERIENCIA DE PAÍSES MINEROS, COMO CHILE, ES UN EJEMPLO.
¿Es posible realizar minería en el contexto del covid-19? La evidencia indicaría que sí. ¿Están libres de riesgo los trabajadores mineros? No, y nadie puede garantizar ello en ninguna actividad en estos momentos. Sin embargo, siguiendo estrictos protocolos y estándares sanitarios e integrándolos a la cultura de salud y seguridad con que ya cuentan las empresas mineras, el riesgo disminuiría considerablemente.
La prueba estaría en países mineros como Australia, Canadá y Chile, en donde-con el firme respaldo y autorización de sus gobiernos-se ha continuado en gran medida con las actividades mineras. En dichos países, si bien los gobiernos ha establecido diversos protocolos mínimos obligados, las empresas mineras han implementado una serie de medidas voluntarias que les está permitiendo trabajar, minimizando el riesgo de exposición, contagio y transmisión de este virus.
LQG Energy and Mining Consulting realizada desde el Perú el único seguimiento diario disponible de los casos de covid-19 reportados por las minas alrededor del mundo. Al 20 de abril, las empresas mineras que trabajan en Canadá y Chile habían informado sobre un total de 21 casos. En Australia, se registró un solo caso, pero una semana después fue descartado debido a un error del laboratorio que tomó la muestra.
En Canadá, la mayoría de los contagios se dio en una mina subterránea de paladio, donde un trabajador habría contagiado a otros seis, El brote del contagio está contralado y la mina, después de mantener a sus empleados en cuarentena, reiniciaría pronto sus actividades. Los otros dos casos corresponden a personal de oficinas corporativas, los cuales lo habrían adquirido fuera de sus oficinas y en zonas urbanas.
En chile, los casos son distintos, la mayoría corresponde a empleados de contratistas de las empresas mineras y ninguno de los contagios se había generado dentro de las operaciones, sino durante vacaciones fuera de ese país y periodos de descanso.
En el Perú, se ha informado sobre 3 casos directos, uno de ellos en un campamento de exploración, otro es el caso de un contratista y el tercero es el de un persona administrativo, los cuales habrían contraído el virus fuera de sus labores y antes de la cuarentena decretada por el Gobierno.
Desde hace varios años, el compromiso de muchas empresas mineras es “la seguridad es primero”, “La meta es cero accidentes” y “si no es seguro, no lo hagas”, reflejando la importancia de la vida de sus trabajadores. La seguridad en las empresas mineras se ha convertido en un valor y una cultura, lo cual ha requerido de importantes cambios de comportamiento y sobre todo mucha disciplina, en donde se busca que uno cuide de sí mismo, pero también a los demás, generando interdependencia.
Es aquí justamente donde la minería puede aportar en esta coyuntura y como ha mencionado el Gobierno: este virus se vence sobre todo con disciplina. La minería en el Perú está demostrando que puede superar los riesgos que por sí misma tiene: los accidentes fatales han disminuido en un 40% en los últimos 10 años. Y todo ello se ha logrado dentro de un grupo humano muy diverso en cuanto a culturas, estilos de vida, nivel de educación, idiosincrasias, especialidades y, ahora, con un crecimiento en el número de mujeres mineras, lo cual creo que podría ser tal vez un factor que está inyectando más organización, previsión, cuidado y efectividad a esta cultura de seguridad.
Los trabajadores mineros, comparados con el de otras actividades, operan en un ambiente de menor exposición al virus, por ello un menor riesgo de transmisión. Asimismo, es tal vez la actividad económica que en esta coyuntura cumple a la vez y de manera más cercana con dos objetivos esenciales: desarrollarse con el menor riesgo de transmisión y generar un gran impacto económico. Y este movimiento económico es clave para el país pues permite generar nuevamente los recursos que hoy están invirtiendo en salud y transfiriendo a las familias más afectadas, y también para pagar en el futuro las deudas que hoy estamos adquiriendo. Es en parte, por ello, que la actividad minera es esencial.
La clave para disminuir el riesgo de exposición y contagios estaría en establecer un estricto circuito cerrado en donde se monitoree el cumplimiento del aislamiento social por parte de trabajadores en sus casas, el distanciamiento físico durante los traslados hacia y desde los campamentos mineros y en las operaciones mismas. Así mismo, los protocolos deben incluir respuestas rápidas de aislamiento y seguimiento hacia atrás de detectarse algún caso. Todo ello requerirá que las empresas inviertan más recursos económicos e inicialmente sacrifiquen capacidad de producción y posiblemente disminuyan productividad.
El covid-19 representa un reto nuevo y adicional por el que el sector minero está tan acostumbrado a pasar, sumándose así a los técnicos, económicos, ambientales y sociales. Ciertamente, la vida siempre es primero, pero la vida hoy en día no solo depende de evitar contagiarse, sino de tener los recursos para poder (sobre)vivirla. Probablemente, nadie pueda asegurar un cero riesgo de contagio en cualquier actividad y no por ello debemos paralizar la minería (ni tampoco reactivarla sin cuidado alguno). Del mismo modo que no podemos paralizar la atención de salud, pues de ello dependen vidas, ni cortar la actividad agrícola ni de mercados, pues de ellas dependen nuestra alimentación, la minería debe continuar, sobre todo si es que la evidencia disponible hasta ahora indica que los riesgos, con los cuidados necesarios, disminuyen considerablemente.