Por: Ángela Flores
Perú21
En 2020, el COVI_d-19 interrumpió servicios esenciales en Perú y el mundo. Se pusieron en evidencia falencias de los sistemas de salud, presentando un gran desafío para el futuro. Impactando colateralmente en las metas del Esquema Regular de Vacunación, cuyo objetivo es prevenir enfermedades infecciosas prevenibles.
Según el Minsa, hasta antes de la pandemia el Perú mantenía coberturas superiores al 90%. Pero el confinamiento, miedo al contagio y priorización en atención al COVID, afectó la continuidad de las campañas.
Si bien a fines del 2020 se retomaron las jornadas de vacunación en niños, adolescentes, gestantes y adultos mayores, los datos del periodo del Minsa señalan que hubo dificultad para llegar a las metas. Debian vacunarse no menos de 506 mil niños menores de 1 año contra la poliomielitis, solo se inmunizaron 361 mil (71.4%). Esta baja cobertura se repite en otras enfermedades como la fiebre amarilla, donde se alcanzó 45.6% del objetivo y la SPR (sarampión, papera y rubéola), se vacunaron a 289 mil niños, 52.2% de la meta trazada.
El reto es cumplir con el calendario. No lograrlo supone un riesgo de salud pública, sobre todo de niños que corren el riesgo de contraer enfermedades prevenibles. Un ejemplo sucedió a inicios de abril, cuando la oficina de la Defensoría del Pueblo en Loreto demandó al Gobierno Regional adoptar medidas necesarias para solucionar el problema de desabastecimiento de vacunas IPV, aplicadas a niños menores de 5 años para prevenir la poliomielitis y la dTpa (difteria, tos convulsiva y tos ferina) para madres gestantes, situación que vulnera el acceso efectivo y su derecho a la salud.
Conforme a datos brindados por la OMS, desde el año pasado al menos 80 millones de niños menores de un año corren el riesgo de contraer enfermedades prevenibles, debido al retraso o paralización de los programas de inmunización por la pandemia de la COVID-19.
Las vacunas son una de las mayores innovaciones científicas de todos los tiempos Permiten vislumbrar el fin de la poliomielitis y ayudaron a erradicar la viruela. Solo en los últimos 30 años, la mortalidad infantil disminuyó en más de 50%, gracias en gran parte a las vacunas. Por ello, el trabajo articulado entre sector público, privado, sociedad civil y academia es fundamental para implementar alternativas que aseguren la mayor cobertura, en especia entre las personas más vulnerables.
Reforzar medidas en prevención, fortalecimiento logístico a brigadas de vacunación, digitalización de camés de vacunación ya desplegados en COVID, puede ser aplicados también a las demás enfermedades prevenibles. Estas son oportunidades con un sentido de urgencia por parte de nuestras oportunidades, siempre con el compromiso activo del sector privado y la sociedad civil para lograr programas de vacunación efectivos y prevenir los riesgos de brotes de otras enfermedades.