Por: Miguel Henrique Otero
Presidente editor del diario «El Nacional» de Venezuela
El Comercio, 14 de octubre de 2023
El punto de partida de cualquier análisis de la atroz acción de la agrupación terrorista Hamas en contra de miles de familias en Israel, el 7 de octubre, parte de esto: su objetivo declarado es la eliminación de Israel. No solo destruirlo; también establecer, en su lugar, un Estado islámico. Este es el marco mental, el pensamiento guía. Explica la ferocidad. No quiere vencer militarmente, sino erradicar al que ha declarado su enemigo.
El ataque, entre otras cosas, tiene un carácter simbólico: se produjo un día después de la fecha en la que se cumplieron 50 años del inicio de la Guerra de YomKipur –6 de octubre de 1973–, que terminó con la victoria aplastante de Israel sobre varios países. Por lo tanto, se trata, también, de una venganza. Para Hamas, el conflicto es irresoluble, como no sea con la destrucción total de Israel y el pueblo judío. No aceptan ello de otras posiciones de palestinos, sostiene: hay que desaparecer a Israel del mapa. Otra solución final. Otra erradicación.
Iniciado a las 6:30 a.m. del 7 de octubre del 2023, el ataque tiene características inéditas. Hablo de la sorpresiva operación táctica que hicieron unidades terroristas, que ingresaron al territorio de Israel por unos 25 puntos a ejecutar una matanza. Familias indefensas fueron masacradas sin escapatoria. No se produjo un enfrentamiento militar, sino, en rigor, un conjunto de ataques terroristas contra civiles, realizados de forma simultánea en hogares, calles y parques. Los relatos de lo ocurrido van más allá de lo sangriento. Fueron actuaciones monstruosas. No surgidas al calor de los hechos, sino cuidadosamente planificadas. Estos hechos constituyen una declaración de guerra. Hamas planificó durante años esta acción que significó, por un lado, acopiar cohetes y aumentar las bases de lanzamiento. Sin embargo, lo más revelador es el diseño de una avanzada en el territorio de Israel que, además de mostrar la vulnerabilidad de su sistema militar, le permitiera entrar, matar a discreción, secuestrar y regresara sus refugios en el territorio de Gaza con sus presas, trofeos dedos categorías: secuestrados y asesinados. Siempre indefensos.
Lo dicho hasta aquí supone un método: usar a civiles indefensos como presas de una caza sin riesgo, matarlos o secuestrar los. Pero del uso de personas como materia desechable por Hamas –criatura engendrada por Al Qaeda– no escapan los más de 2,1 millones de palestinos que viven en la franja de Gaza, limitado espacio de unos 360 km cuadrados. Son también rehenes de Hamas.
Desde el 2007, año en que se hicieron con el poder, Hamas se ha dedicado a disolver las fronteras entre civiles y paramilitares. Se cuentan por miles los lugares donde se ocultan armas y terroristas; donde planifican atentados; donde se inculca el odio a Israel y a Occidente a los niños. De este modo, diluyéndose en el entramado social de un espacio densa mente poblado, los terroristas levantan la bandera de los derechos humanos de esos habitantes palestinos de Gaza para ocultar se, usarlos como escudo, organizar un expediente que denuncia a Israel como violador de los derechos humanos.
Hamas, desde su propia psicopatía política y militar, tiene una conexión con el Hitlerismo. Funda su acción en un odio incalculable e irreversible. Hay que insistir en esto: la guerra de Hamas contra Israel no es una guerra territorial. Es una guerra de ex terminación. La amenaza que representa Hamas ya ha sido escenificada: consiste en evitar la confrontación con el ejército israelí y ejecutar, atroz y sumariamente, a personas de cualquier edad y condición.
Frente a esa realidad, todas las propuestas de diálogo y acuerdos de convivencia son inviables. Eso podría venir después. En la circunstancia actual, ante un enemigo que actúa para ejecutar un programa de ex terminación del pueblo y la nación judía, Israel no tiene alternativa: debe actuar militarmente y neutralizar a Hamas hasta en sus raíces, porque lo que está en juego es la continuidad de la nación. Su existencia, su futuro.