Por: Mariella Balbi
Expreso, 28 de Enero del 2023
Tal fue la amenaza pública del expremier Aníbal Torres, y se cumplió. Detrás de los muertos está Movadef, órgano de fachada de Sendero Luminoso, como lo identificó la Dircote. Por ello sorprende que el primer ministro, Alberto Otárola no mencionara al grupo subversivo en recientes declaraciones. Sí informó sobre el financiamiento de la barbarie: el narcotráfico y la minería ilegal. Pero estos no coordinaron el ataque a seis aeropuertos simultáneamente, ni son quienes impulsan las marchas y extorsionan a pobladores del interior para participar en los desmanes.
Hay un plan bien pensado para provocar esta violencia. Se fraguó en el gobierno de Pedro Castillo. Su gasto público fue cero. Desmanteló la inteligencia. No enfrentó los conflictos sociales, dejándolos prosperar en el corredor minero del sur donde se quemaron dos minas. No hubo sanciones. Como antaño, el terrorismo busca el colapso del aparato productivo y la infraestructura. Las pérdidas ya suman $800 millones. En el pasado extorsionó a las autoridades y a los pobladores como lo vemos hoy. La hechura senderista de la barbarie es clara.
Sus acciones violentas son minimizadas con los muertos que la subversión provoca. Los 55 fallecidos en los desmanes (los lamentamos todos), son la piedra de toque para jaquear al gobierno y buscar la inacción de las fuerzas del orden. Lamentablemente la izquierda progresista, los medios extranjeros y algunos nacionales, los jóvenes que han aspirado la ideología antisistema son comparsa de esta táctica senderista.
El discurso es sibilino, exigen que la Policía no use balas de goma, ni bombas lacrimógenas. En suma, que estemos desprotegidos y el terror pueda imponer una Constituyente ajena a nuestra legislación. La toma de San Marcos por la PNP fue impecable, pero se trató de hacerle un cargamontón al gobierno. La presidenta Boluarte flaqueó y pidió disculpas por romper una puerta. Se inventaron abusos sexuales a los estudiantes. La mayoría de los 200 detenidos tienen más de 30 años y viven en el sur andino, no son alumnos.
Liberaron a todos porque la consigna coordinada de sus abogados fue guardar silencio. Había cinco firmantes del Movadef. El psicosocial terrorista no funcionó. Solo les queda usar a los fallecidos. Y eso asusta al gobierno. Pero Sendero quiere más muertos, son su gasolina. Si se busca tomar un aeropuerto inevitablemente los habrá. Nadie reclama DD.HH. para el policía quemado cruelmente, ni para quienes perdieron la vida en una ambulancia por el bloqueo de las carreteras. Esto no se denuncia en la CIDH. Tampoco que 100 agentes del orden quedarán lisiados por la insania terrorista.
Sendero tiene un ejército de sicarios para la guerra urbana y en las provincias. Gente pagada y digitada. La subversión se impone por el terror, matando, destruyendo. Esa es su arma feroz que paraliza y asusta. Vivimos en zozobra, quebrados económicamente. El control el control de las carreteras, nuestro Talón de Aquiles, es imperativo. También apoyar a la PNP y que Fiscalía abra ya las carpetas fiscales.
Boluarte ha defendido correctamente al país del embate del Foro de Sao Paulo, la canciller es solvente. No hemos cedido al socialismo del siglo XXI. Ante la barbarie se requiere más firmeza. El terror no nos ha ganado la moral. Dilatar lo que se debe hacer, lo que practicaría cualquier país democrático, es contraproducente. Le da aire a la subversión. Pacifiquemos el Perú cuanto antes. Los muertos son del terrorismo.