León Trahtemberg
Correo, 29 de setiembre de 2017
Recientemente se cuestionó a Idel Vexler por una supuesta intención contrarreformista de las políticas y estrategias del Minedu que encarnaron Jaime Saavedra y Marilú Martens.
Creo que es una interpretación equivocada respecto a planteamientos más bien coincidentes que Idel Vexler exhibió en sus años de viceministro y columnista.
Personalmente, me encantaría verlo convertido en un contrarreformista de esa educación esclavizada a los estándares de desempeño escolar medibles por pruebas censales de matemáticas y comunicación, la Terce o PISA, esos tótems retrógrados de la buena educación internacional. Una contrarreforma que aliente la autonomía escolar eliminando las asfixiantes normas reglamentaristas rígidas, controlistas y sancionadoras. Desistir de ver al Minedu como un súper evaluador de directores y profesores a través de pruebas masivas informatizadas que definen el orden de mérito para escoger un colegio o llenar los limitados cupos de ascenso en la escala magisterial. Desistir de estos currículos segmentados por áreas curriculares que no entienden que los fenómenos naturales o sociales se vacían de significado cuando no son abordados interdisciplinariamente. Empezar a cultivar la ciudadanía en el cotidiano actuar de padres, maestros y alumnos. Superar el complejo de inferioridad del Minedu frente a lo que logran los colegios y maestros en otros países e impulsar la innovación educativa imaginando cada colegio como una unidad de innovación de cuyas experiencias pueden aprender todos los demás.
Creo que el Perú ya merece un equipo ministerial contrarreformista.