Entrevista a José Ignacio Beteta
Por Manuel Valencia
Expreso, 10 de mayo de 2018
–¿Qué factores están vinculados a la prevalencia de la obesidad a nivel mundial?
Se trata de diversos factores vinculados a nuestro estilo de vida: alimentación, actividad física, metabolismo, entre otros. La tendencia es grave. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la prevalencia de obesidad a nivel mundial se incrementó en más del doble entre 1980 y 2014. A finales de dicho año, más de 1,900 millones de adultos tenían sobrepeso y 600 millones eran obesos.
–¿Estas cifras son realmente graves?
Tan grave es este problema que en los países desarrollados las enfermedades vinculadas a la obesidad utilizan entre el 2 % y el 9 % de los presupuestos de salud pública para hacer frente a ello.
–Y en Perú, ¿cómo se presenta el panorama en torno al tema de obesidad?
En el Perú, según el INEI, el 35.5 % de los peruanos mayores de 15 años tienen sobrepeso y el 18.3 % sufre de obesidad. Pero es importante notar que la obesidad no se debe a que solo comas galletas o papitas, el enfoque de las Advertencias Nutricionales “alto en” sodio, azúcar o grasas saturadas permite evitar alimentos con una alta concentración de aquellos nutrientes.
–¿Qué se hace frente a ello?
En esta línea, desde el año 1997 están disponibles las “Directrices para el uso de declaraciones nutricionales y saludables” de la FAO. Ahí se definen los niveles que permiten indicar cuándo un alimento tiene una baja concentración de dichos nutrientes, es decir azúcar, sodio y grasas. Estos umbrales sirven para elegir productos que en efectos sí son sanos, si es que en nuestra ley se incorporasen dichos umbrales y además una advertencia “bajo en”.
–Si el objetivo de la ley es orientar al consumidor para que cambie sus hábitos de consumo hacia productos más saludables, entonces se requiere más información, no solo de lo que potencialmente es negativo sino también lo que nos puede significar beneficioso.
Es correcto y, en ese sentido, el semáforo es la opción más informativa de acuerdo a diferentes estudios de neuromarketing que se han hecho en Perú y en otras partes del mundo. Ello explica que en la mayoría de países del mundo se vienen aplicando este sistema.
–Se ha cuestionado que el semáforo en algún momento puede indicar tres colores a la vez, porque el producto puede reportar ser alto en azúcar, medio en grasas y bajo en sodio…
Cuando estamos en la calle, si encontramos un semáforo así, nuestra reacción lógica es parar y eso está bien, porque lo que finalmente se quiere es que el consumidor preste un poco más de atención al etiquetado y no se limite al semáforo sino también recurrir a la tabla nutricional, se informe sobre los valores diarios y las raciones o porciones recomendadas. Recordemos que en el semáforo también existe la opción de la advertencia el rojo y el amarillo, nos indican eso, pero es más potente porque con el verde tenemos el panorama completo sobre el contenido de nutrientes.
–¿Algún otro beneficio de este semáforo?
Con el semáforo todos los productos envasados serían etiquetados, a diferencia del octógono donde solo los que tienen contenidos altos de azúcar, sodio y grasas llevarán la advertencia. Si, por último, se sigue pensando que el sistema aprobado en el Congreso es muy complejo, simplifiquemos a opciones de dos colores, un rojo y un verde, de tal manera que el consumidor puede encontrar opciones de “bajo en” en el mercado.
LAS EMPRESAS EVADEN PONER ADVERTENCIAS
–¿Y qué pasa actualmente en el país en torno a las advertencias para reducir los niveles de azúcar, grasa o sodio?
La verdad son fácilmente evadibles por las empresas, basta que reduzcan unos pocos gramos de azúcar, por ejemplo, para evitar la advertencia, pero ello no quiere decir que son saludables.
Los niveles por cada nutriente están definidos como una cantidad fija. Si en 100 gramos de un alimento sólido hay más de 5 gramos de azúcar el alimento debe llevar una advertencia de “alto en azúcar”. Sin embargo, esto puede ser evadible para ciertos alimentos.