Por la situación económica y a dos años de culminar el periodo de gobierno, esperaba un mensaje sobre cómo enfrentar el corto plazo y, en especial, el rumbo hacia delante; ello por cuanto este era el mensaje trascendente, pues el próximo será de despedida. Empero, no hubo un hilo conductor que explicara esto y sí un listado de temas, algunos importantes como educación y salud, desconectados y con data excesiva e innecesaria.
El problema central que tiene el país es el crecimiento con ritmo decreciente que enfrentamos desde el 2011 y que se ha agudizado este año; no es un aspecto coyuntural por causas externas, como algunos lo quieren presentar. Como tal era indispensable explicar lo sustantivo de cómo revertirlo en el corto plazo y qué agenda se prioriza para garantizar un crecimiento alto de manera sostenida. Esto cobra mayor importancia para un gobierno que utiliza como distintivo la búsqueda de la inclusión y la reducción de la pobreza y, además, cuando estudios realizados por instituciones serias, como el Banco Mundial, determinan que la significativa caída de la pobreza en el Perú lo explica en más del 80% el crecimiento económico y en menos del 20% los programas sociales.
En ese contexto sorprendió que buena parte del mensaje se abocara al incremento de recursos para los existentes programas sociales y anunciar la creación de nuevos, algunos peculiares como el programa “Bienvenidos”, que repartirá ropa y pañales para los recién nacidos. Estos programas, si bien necesarios mientras exista pobreza pues dan alivio, no resuelven el problema de manera irreversible como sí lo hace el crecimiento vía la generación de empleo e incremento de ingresos, pues al final la pobreza es un problema de ingresos, además de adecuada educación y salud. Preocupa la significativa asignación de recursos públicos que esto determina, en un escenario de altas filtraciones y burocracia que los administran, con lo cual su impacto es menor del esperado.
Un activo importante del país y que ha servido de sustento para el crecimiento logrado es la estabilidad económica como resultado de una política económica que con ligeras variantes aplicamos desde hace 24 años. Se debe preservar y siempre recordar pues permite afirmar la confianza de los agentes económicos nacionales e internacionales. Era necesario hacerlo en el mensaje, en especial a la luz de los millones en gasto público corriente y de capital que se anunciaron y que conducirá a un déficit de al menos 1% en el 2015. El motor del crecimiento es el sector privado, por tanto lo aconsejable no era agobiar a la audiencia con cifras millonarias de gasto público, más aún cuando por problemas de gestión no se cumplen los presupuestos de inversión, sino anunciar las acciones que permitan que se concreten los múltiples proyectos privados. Como tal, lo central del mensaje debió estar en la agenda en pro del incremento en productividad- competitividad, que hace más rentables y atractivas las inversiones y permite crecimiento alto y sostenido.
No hubo un desarrollo explícito sobre este tema. Solo se rescata, importante por cierto, lo referente al capital humano, en especial educación, así como la búsqueda del cierre de la brecha de infraestructura, sin precisar la estrategia, solo vía listado de proyectos. Preocupa en la ligera mención al Plan Nacional de Diversificación Productiva que el Estado identificará sectores con mayor potencial para apoyarlos, una política discrecional inadecuada y, además, asumiendo un rol que no le corresponde en una economía social de mercado.