Por: Augusto Baertl
Gestión, 20 de octubre de 2021
En la política no existen las coincidencias. El 3 de octubre se cumplió un año más del golpe de Estado realizado por juan velasco alvarado contra Fernando Belaúnde,ypedrocastilloescogióesafechaparacomunicar el lanzamiento de lo que él mismo denominó “la segunda Reforma Agraria”. Aunque acotó que no busca expropiar tierras ni afectar derechos, las alarmas se prendieron nuevamente en la población, y no es para menos.
La dictadura militar de velasco promovió la Reforma Agraria y, con ella, el sector sufrió graves daños que nos tomó décadas recuperar. Ese periodo se caracterizó, entre otros profundos problemas, por el retroceso tecnológico y la cada vez más escasa producción agropecuaria, lo que generó un grave desempleo. En suma, la Reforma Agraria pauperizó el campo.
Sin embargo, con esa declaración vinieron también algunos anuncios como el de orientar las políticas públicas en favor de la agricultura familiar, capacitar a los productores y lograr la tecnificación e industrialización del agro nacional, siendo el objetivo supremo buscar la inclusión social de más de 2 millones de productores agrícolas. No puedo estar más de acuerdo con estas propuestas y, estoy seguro, lamayoríadel sector agrario y agroexportador lo está. El problema está en despertar fantasmascomo la reforma Agraria, cuyos resultados lograron justamente todo lo contrario de lo que se busca alcanzar.
En la última década la agroexportación se ha triplicado pasando de US$ 3,000 a casi 9,000 millones de dólares, generando con ello millones de empleos formales. Esto se logró, en gran parte, gracias a la apuesta de la inversión privada en el Perú. Pese a ello existen aún muchas tareas pendientes que realizar en beneficio del sector, de todos los trabajadores agrarios y del país.
¿Por qué no utilizar a la agroexportación como una palanca para generar mayor inclusión social y económica? Los empresarios agroexportadores venimos trabajando ya en esa línea. Los agricultores de la sierra por ejemplo ya vienen incorporándose a la agroindustria. Hoy Ica se ha vuelto un lugar de capacitación, aprendizaje y generación de cadenas productivas en una escala importante. Falta, sin embargo, una mayor coordinación entre el gobierno y la empresa privada para que el impacto y beneficio sea mayor.
Otro tema realmente importante es la falta de acceso al recurso hídrico. En la actualidad los proyectos de Chavimochic tercera etapa, el sistema de afianzamiento hídrico delvalledeica, así como Majes–siguas siguen sin avanzar. Urge que el gobiernodestrabeestos3proyectos para así permitir que la inversión privada los ejecute.
Trabajemos juntos, el Estado, la empresa privada y la sociedad civil para generar el empleo digno que nuestro sector necesita. Mejoremos aúnmáslacalidaddevidade los agricultores peruanos, a través de uno de los motores más importantes que tenemos: la agroindustria.
Los empresarios aún no hemos sido llamados al debate. Generemos consensos, busquemos alianzas y dialoguemos. Trabajemos juntos para impulsar las verdaderas reformas que el país y su agroindustria necesitan.