Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
¿Cuántas décadas hace, si alguna vez sucedió, que el Perú no se expresa en una gran alianza política, en una alianza entre el Estado y la sociedad civil, con los emprendedores y empresarios?
Aprismo contra antiaprismo, militares contra civiles, populismo contra las minorías conservadoras, fujimorismo contra el anti-fujimorismo, caviares contra liberales. Siempre el Estado capturado por el fraccionalismo.
Ya es hora de romper el chanchito y de sacar las monedas que muestran lo mismo en ambas caras, el escudo del Perú, con la vicuña, el árbol de la quina y la cornucopia de la abundancia, que algunos no dejan que reparta sus dones.
¿Qué necesitamos hacer para romper el chanchito?
>>> Cortar la politización de nuestra vida
>>> Guardar las ideologías en un cajón
>>> Tener una visión desarrollista
Tal como hicieron los países exitosos del Asia.
Cómo Japón, Taiwán y Corea del Sur.
En Hispanoamérica y por supuesto en el Perú, siempre hemos dado demasiado espacio a las ideologías y hemos dejado de apostar por el desarrollo.
Apostar por el desarrollo implica privilegiar la inversión, el crecimiento de la economía, la educación y la capacitación laboral.
Así lo comentó Norman Loayza del Banco Mundial en Cade24:
“Es vital que Perú retome la obsesión por el crecimiento económico.
Asia tiene obsesión por el crecimiento económico.
Cuando uno le pregunta al empresario o al formulador de políticas públicas, ¿cuál es la prioridad para el país?, no dudan en responder que es el crecimiento económico.
No divagan, no se van por las 15 prioridades que el país debe tener.
En contraste en Latinoamérica no encuentro esa obsesión, esa ambición por el crecimiento; nos conformamos con la mediocridad del 2% a 3%, después de haber crecido por algún tiempo de manera buena y lo añoramos como si fuera el tiempo pasado, el tiempo glorioso.
Asimismo, Loayza sostuvo que el sector privado puede ser nuevamente el motor del crecimiento económico en Perú.
Y el gobierno puede y debe apoyar generando un entorno empresarial favorable a la innovación y a la competencia, proveyendo regulaciones de calidad y servicios públicos”.
Más claro el agua, pero no queremos entender. Nos la pasamos poniendo apellidos a los objetivos, relativizando todo y confundiendo a nuestros ciudadanos.
Estamos entrando a un nuevo proceso electoral que está llamado a ser restaurador del camino del desarrollo. Meditemos antes de reaccionar, no adjetivemos las propuestas de desarrollo.
Ahora no podemos fallar.
Debemos tener claras las prioridades.
Somos los ciudadanos los que debemos reaccionar.
No lo van a hacer los políticos.
Es hora de que los ciudadanos y las empresas optemos por una visión desarrollista y que obliguemos al Estado a plegarse a ella.
Transmitamos a nuestros ciudadanos el mensaje de la ‘TIERRA PROMETIDA’.
¡El futuro de éxito está en nuestras manos!
¡Acción Ahora!!!
Lampadia