Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
La crisis del nuevo Jorge Chávez, advertida por esta columna en más de un artículo, ha puesto en evidencia, una vez más, la incapacidad del Estado para proteger los intereses ciudadanos. El concesionario del Aeropuerto ha confirmado, para deslindar su responsabilidad, que la decisión de no utilizar el antiguo terminal de este aeropuerto, “le pertenece al MTC, al Ministerio de Transportes y Comunicaciones”.
Ahí está el principal responsable de esta crisis.
Obviamente no el único, ya que si le sumamos a esta absurda decisión de cerrar un terminal operativo y en uso para embutir a millones de viajeros en un nuevo hangar sin accesos suficientes y adecuados, sin gasolina suficiente para los aviones, con goteras, con fallas operativas, de dudosa estética, con tarifas más costosas y con un rosario de inconvenientes que miles de pasajeros han reportado en redes sociales y ante algunos medios de comunicación, la responsabilidad se amplía y llega al constructor, al operador y por supuesto, también al regulador, que vio que todo esto estaba sucediendo.
CORPAC, la empresa estatal a cargo del tráfico aéreo nacional, como siempre, no faltó para poner su cuota de incapacidad y agravar esta crisis. Hace menos de 24 horas, interrumpió las comunicaciones entre este aeropuerto y los terminales de Pucallpa, Cusco y Ayacucho por “un mantenimiento programado de las baterías de respaldo del sistema de comunicaciones”, dicho de otro modo, por una negligencia programada con anticipación.
El problema está en que los burócratas nunca responden. Toman estas decisiones y no les pasa nada, se van al Banco Mundial de consultores, se cambian de cartera, se vuelven directores en otras entidades estatales o los ascienden a Ministros de Economía.
Toman malas decisiones, dilapidan la infraestructura nacional, comprometen recursos estatales en usos indebidos, no hacen las obras de infraestructura obvias como el acceso a este nuevo aeropuerto y no les pasa nada. Se van al sector privado y se convierten en asesores, directores o CEOs. Sus malas decisiones no tienen precio en su carrera. Al contrario, parece que se adoptaron para asegurar alianzas y nuevos puestos en la burocracia mundial o en el sector privado, tan ávido de rodearse de quienes les faciliten el camino.
También hay responsabilidad en el sector turismo, que ha visto impávido cómo se afecta la ya deteriorada competitividad de nuestro destino turístico. Mincetur no ha dicho esta boca es mía frente a lo obvio que iba a suceder. Con un autismo institucional nos ha seguido hablando de sus campañas de promoción como si los pasajeros nacionales fueran a llegar por arte de magia a los destinos promocionados y no tuvieran que pasar por el vía crucis del nuevo Jorge Chávez.
URGE declarar en emergencia el transporte aéreo nacional. No solo el Jorge Chávez en Lima, sino a nivel nacional, donde CORPAC es incapaz de proveer de aire acondicionado, baños, internet y servicios elementales a los pasajeros. Hay que salvar el antiguo terminal de la voracidad mercantilista que ya debe estar negociando un mal uso del mismo. Si esto no es prioridad de los pocos congresistas que queden despiertos en un Parlamento adormecido por el cuoteo y la repartija, debería ser prioridad de quienes aspiren a enderezar los destinos del Estado a partir del 2026. Al Ejecutivo, responsable de esta crisis, resulta iluso pedirle que reaccione, ha premiado como Ministro de Economía al principal responsable de esta crisis.
Lampadia