Estamos a tiempo de exigir a nuestra derecha que se aparte del leninismo y del mercantilismo
Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
No hay duda de que AL está girando a la derecha. El Perú, curiosamente, lo hizo antes que otros como Ecuador (con Noboa), Brasil (Bolsonaro), Argentina (Milei) o Bolivia (Yanine Añez y ahora la caída del MAS).
Lo hizo el 2016 cuando el 80% de los peruanos votó por la estabilidad constitucional, el modelo económico de mercado y rechazó el socialismo del siglo XXI. Sin embargo, el viraje electoral no basta, si quienes ganan, en el afán de poder que demostraron PPK y Fuerza Popular, le ceden el poder a la izquierda, que no solo tomó el poder, minó el Estado, sino que los mandó a la cárcel y se aseguró sitio para el recambio electoral (Castillo 2021).
Sin embargo, nada garantiza que ese triunfo se pueda producir y que, de producirse, no sea destejido por otros.
Lo primero, que el triunfo de la derecha no se dé en las elecciones del 2026, es algo muy posible si esta va con 5 o más candidaturas que atomizan el voto, si estas se fagocitan unas a otras, hastiando al elector y quedando fuera de la segunda vuelta. RLA ha generado un capital político que lo hace pensar en la posibilidad de estar en segunda vuelta (considerando su capital ya obtenido en 2021), sin embargo ese es también su principal escollo: todos estarán en contra de él y el fuego cercano (para no decir amigo) será el más dañino. La peleas con Philip Butters y el fujimorismo son algunas de las señales de esto. El exceso de candidaturas, otra.
Lo segundo, que el triunfo de la derecha el 2026 sea destejido por otros, puede darse en varios momentos y por varias causas. Aldo Mariátegui lo advierte para el caso Boliviano. (Bolivia: Ojalá esa derecha no sea como Keiko/PPK). El afán de poder y la falta de sustento ideológico hace que las derechas, en el afán de conseguir el poder o mantenerlo, se despinten, pacten con la izquierda y le cedan espacio que las urnas le han negado.
Peor será con nuestra derecha que no es liberal. Es más bruta y achorada que liberal. Es leninista antes que liberal: Salvo el poder, todo es ilusión.
El 2016 y hoy más que nunca, el elector quiere un viaje real a la derecha, donde haya menos Estado al cual robar, donde haya menos trámites para pedir coima, donde haya menos puestos para colocar a las amantes de los políticos, donde haya menos consultorías para pagar favores, donde haya menos aumentos de sueldos para congresistas.
Donde el Estado se concentre en la salud, la educación y la seguridad.
El elector del 2025, como el del 2016, no quiere más dispendio en PetroPerú, no quiere Obras por Impuestos que se hacen a precios exorbitantes, quiere un cambio en esa dirección. Por eso, el otro gran riesgo que tendría un triunfo de derecha el 2026 es el mercantilismo.
Se puede traer a Milei para oírlo. Se puede entrevistar a Axel Kaiser. Se puede destacar a Kast. Pero nuestra derecha no ha leído a Von Misses, no tiene idea de lo que dijo Hayek, no entiende a Friedman y ciertamente no está dispuesta a hacer lo que propusieron en la Argentina Espert o Milei antes de girar la brújula en ese país. Así como el 90 tuvimos una versión chicha del liberalismo con Fujimori, el 2026 podríamos tener una versión merca del liberalismo de Milei el 2026 si dejamos que el mercantilismo también fagocite el viraje a la derecha.
Estamos a tiempo de exigir a nuestra derecha que no sea, ni leninista, ni mercantilista.
Va de obvio que el populismo, otro gran riesgo de nuestra derecha, es tan hediondo como el de Chávez, Evo Morales o Lula Da Silva. Y tan peligroso como el de Bukele. Lampadia