El bienaventurado Ministro de Educación y la Comisión de Educación del Congreso participaron en sorpresivo plan para cambiar el Sistema de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE), aprobando (en la comisión congresal) una norma apoyada por el Ejecutivo, sin debate alguno y pidiéndole al pleno que la apruebe en 48 horas.
Desde que un militar tomó a su cargo el tema de la educación en el Congreso, el Perú no de(mora) en mirar hacia atrás, a aquella época en que la dictadura militar imponía sus ideas con la pistola encima de las mesas de diálogo.
Mientras el mundo se transforma con una revolución tecnológica sin precedentes, que abarca de manera especial a la educación, donde los expertos globales declaran que no “sabemos que tipo de profesionales debemos formar para el [incierto] futuro”, mientras el concenso global se inclina por abrir espacio a la innovación y la libertad, multiplicando los caminos de la formación escolar y universitaria; en el Perú, nuestras autoridades se portan más como jefes de cuarteles y pretenden regimentar la educación a su gusto pretendiendo uniformizar los procesos y haciendo cambios entre gallos y media noche.
Uno de los temas que merece mayor debate, participación y reflexión en el mundo de hoy es la educación. Tanto por su importancia para el conjunto de la sociedad como por las incertidumbres del futuro. Pero, parece que en ‘Perulandia’ los gobernantes creen que no necesitan opiniones de nadie, ni debates ni ideas claras para legislar sobre educación.
Como ilustración de este despropósito adjuntamos el comunicado de FIPES (Federación de Instituciones Privadas de Educación Superior).