EDITORIAL DE LAMPADIA
En momentos delicados para la Patria, invocamos a la población y a la clase dirigente a reaccionar con firmeza, serenidad y ecuanimidad.
No cabe duda que Dina Boluarte, vicepresidenta de Pedro Castillo, no lo olvidemos, nunca tuvo el nivel y el liderazgo necesarios para conducir al país y menos aún para dirigir la lucha contra la inseguridad y la criminalidad, que avanza incontenible. También es cierto que la situación de los transportistas y otros sectores extorsionados era insostenible.
Cuando el ex premier Adrianzen tuvo que salir, ella debió dialogar para designar a un primer ministro de consenso capaz de convocar un gabinete de alto nivel que pudiera enfrentar los problemas. No lo hizo. Se refugió en su círculo más estrecho.
Pero la vacancia presidencial a pocos meses de terminar su gestión ha tenido, para la mayor parte de las bancadas, una motivación básicamente electoral. Quitarse de encima el peso político de haberla sostenido. Ha sido una decisión oportunista.
Y la manera como se aceleró el procedimiento, llevados de las narices por representantes de la izquierda radical, fue penosa.
No cabe duda de que la quinta vacancia presidencial en pocos años afecta seriamente la imagen internacional del Perú y tendrá efectos en la retracción de la inversión.
La irresponsabilidad ha llegado al extremo de ungir como presidente a José Jerí, una persona que no parece calificar tampoco para el cargo.
Sorprendió que Fuerza Popular no votara a favor de su censura, teniendo la posibilidad de elegir como presidente del Senado y, por ende, del país, a José Williams, comando Chavín de Huántar, héroe nacional cuya figura evoca la presidencia del propio Alberto Fujimori.
Solo queda esperar que Jerí sea capaz de convocar a un primer ministro de altas cualidades, que pueda conformar un gabinete de ministros que puedan encaminar sus sectores.
El ministerio del Interior es clave, por supuesto. La conformación de un comando contra la criminalidad que integre al Fiscal de la Nación y a la presidenta del Poder Judicial, es impostergable. Y es de particular importancia continuar y profundizar casi lo único que el gobierno saliente estaba haciendo bien: la lucha contra la minería ilegal y la formalización minera.
El presidente transitorio debería pedir sugerencias no solo a las bancadas que lo han ungido, sino a la sociedad civil, a los gremios empresariales, a la academia.
Tiene que convocar.
Este paso en falso no puede llevarnos al despeñadero, sino a mejorar el país lo que se pueda para entregar al próximo gobierno una situación algo mejor a la existente.
Lampadia