Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
La corrección de las prácticas monopólicas y sus abusos, que devalúan la economía de mercado, no puede hacerse a dedo. Los monopolios se corrigen generando espacios para la competencia, abogando por ella, abriendo los mercados cerrados a la presencia de otros actores en todo aquello que sea posible.
Lo ocurrido en Urubamba el 5 de septiembre pasado es el ejemplo típico de aquello que no se debe hacer.
Ante el vencimiento de la concesión para el transporte en buses de la ruta que va desde el Pueblo de MachuPicchu a las ruinas, la Municipalidad Provincial de Urubamba ha decidido otorgar a dedo esta ruta a una nueva empresa.
Esto ha originado un grave conflicto en la zona entre los actuales operadores, los que quieren ingresar con la autorización concedida y los actores sociales vinculados a uno y otro bando. El caos y la incertidumbre han vuelto a ensombrecer la gestión del principal destino turístico, otra vez por obra de las autoridades públicas.
El vencimiento de la concesión el 5 de septiembre de 2025 no era una novedad.
Se sabía al inicio de la gestión municipal del actual alcalde de Somos Perú.
No licitar la ruta con la antelación debida ya es una grave responsabilidad.
Haberla entregado a dedo a última hora, es otra responsabilidad.
Generar el caos en la gestión turística de Machupicchu, otro más de los pasivos de Somos Perú.
La corrección del monopolio en la ruta Hiram Bingham que va del pueblo de Aguas Calientes, ahora llamado MachuPicchu Pueblo y la ciudadela de MachuPicchu, ahora llamada Llacta de Machupicchu, exigía medidas concretas, no salidas de última hora.
Este debió o debería ser el camino a seguir:
- Diferenciación entre concesionario de la ruta y operadores de la ruta, para abrir espacio a una competencia razonable y controlada en la operación, sin afectar la seguridad y la adecuada gestión de la ruta.
- Licitación Pública, abierta, transparente y competitiva de la ruta, tanto de concesionario como de operadores.
- Estándares de calidad para el concesionario de la ruta y para los operadores de la ruta.
- Premios en puntaje a los postores que acrediten presencia local, a fin de permitir la participación razonable de los operadores locales y evitar conflictos sociales.
- Incentivos a las estructuras tarifarias competitivas y no solamente buscar la mayor recaudación para la entidad convocante.
- Exigir boletaje electrónico, reservas online, ventas directas a pasajeros y sistemas informatizados de gestión.
Medidas a dedo, paros, protestas, plantones o tomas de vías férreas no corrigen monopolios. Solo generan caos.
En condiciones de gobierno nacional mínimamente razonables una crisis tan absurda como esta no se hubiera permitido.
El modo “flotación sucia” en el que está el gobierno lo hace posible y deja que gobiernos subnacionales no hagan lo que deben hacer o hagan mal lo que les correspondía.
¿Tal vez la nueva crisis despierte a las autoridades de Comercio Exterior, Transportes o Interior y se actúe para corregir este problema?
¿Habrá algún interés en que el caos se mantenga?
Lampadia