Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
Somos ricos porque tenemos una geografía generosa, muchos recursos y una población trabajadora y creativa
Pero somos pobres porque no aprovechamos lo que tenemos, jugamos a la política y dejamos que la corrupción se señoree en la sociedad
Tres revoluciones para convertir nuestra riqueza en prosperidad:

- La gran alianza Estado-Sector Privado
Romper el divorcio entre el Estado y el sector privado.
Un divorcio que estuvo latente desde la revolución socialista de Velasco con sus militares y ayudas civiles, pero que explotó con fuerza en el gobierno de Humala-Lerner.
Y a pesar de haber tenido a PPK-Zavala en el camino, seguimos profundizando las brechas entre los distintos estamentos del Estado, desde el municipio más pequeño a los ministerios.
- Desatar una revolución productiva, de infraestructuras y un shock desregulatorio
Nuestro potencial productivo es inmenso, en minería, agroexportación, pesca, energía, forestería y turismo, entre otros, pero para desarrollarlo tenemos que salir al frente de quienes por ignorancia, ideología o simple interés político vienen frenando todos nuestro proyectos.
Igualmente, tenemos un gran potencial para desarrollar infraestructuras sociales y económicas, que puede mejorar sustancialmente la vida de los peruanos.
También es esencial cortar los cables regulatorios que impiden las inversiones y malogran los emprendimientos productivos. Los alcaldes, a lo largo y ancho del país, deben cambiar de libreto, dejando de oponerse a todos los proyectos y convertirse en promotores de la inversión. Pensemos en como crear incentivos que ayuden en esta transformación.
- Desarrollar una gesta por la integridad y la meritocracia
El Perú no puede seguir sojuzgado por el crimen organizado, el narcotráfico, la minería y tala ilegales, ni por el delito de aquellos peruanos empobrecidos por la falta de trabajo.
Debemos emprender una gesta por la integridad, en el Estado y en el sector privado.
Y por último, pero no por menos, instalemos en el Estado, procesos que afirmen la meritocracia en todos los procesos decisorios entre la burocracia, el ciudadano y las empresas.
A los que solo restan y dividen, enseñémosles a sumar y multiplicar.
Los peruanos queremos crecer y prosperar.
Queremos tener a nuestros hijos con nosotros.
Queremos gozar de nuestras riquezas, tradiciones y relaciones.
Queremos ser ciudadanos del mundo desde el Perú.
Aprovechemos las reflexiones del CADE 2025.
Preparémonos para evaluar, juzgar y votar por gobiernos que respondan a esas tres revoluciones.
Lampadia






