En el Perú hay muchas cosas a medias y algunas que no hemos iniciado. Entre los grandes retos del país están con claridad los vinculados a nuestras precarias instituciones, la necesidad de una revolución educativa, una mejora sustancial en la salud, mejoramiento y multiplicación de las infraestructuras y un mayor desarrollo tecnológico.
Sin embargo, un país pobre como el Perú necesitará, sin lugar a dudas, recursos económicos muy importantes para cerrar dichas brechas. Además, no tenemos mucho tiempo para hacerlo pues estamos entrando a una nueva revolución industrial que nos exige nivelar el piso de los peruanos, especialmente el de los más pobres, con el nivel de vida de las poblaciones de los países más desarrollados.
El Perú, país bendito por la calidad de su gente y de sus múltiples recursos naturales, tiene como enfrentar los retos del desarrollo, pero eso pasa por aprovechar nuestros recursos, por ponerlos en valor y por no esperar a que pierdan contenido económico. Entre los recursos naturales del país, los recursos mineros encierran un potencial especialmente importante, no solo por su aporte directo al crecimiento de la economía y de los recursos fiscales, sino también por su capacidad de dinamizar el conjunto de la economía, dados sus profundos encadenamientos intersectoriales y el espacio de diversificación que puede crear.